Portada de Winter’s Orbit

Aquí os traigo la portada de la primera novela de Everina Maxwell, titulada Winter’s Orbit que se publicará en febrero del año que viene.

Esta es la sinopsis:

While the Iskat Empire has long dominated the system through treaties and political alliances, several planets, including Thea, have begun to chafe under Iskat’s rule. When tragedy befalls Imperial Prince Taam, his Thean widower, Jainan, is rushed into an arranged marriage with Taam’s cousin, the disreputable Kiem, in a bid to keep the rising hostilities between the two worlds under control.

But when it comes to light that Prince Taam’s death may not have been an accident, and that Jainan himself may be a suspect, the unlikely pair must overcome their misgivings and learn to trust one another as they navigate the perils of the Iskat court, try to solve a murder, and prevent an interplanetary war… all while dealing with their growing feelings for each other.

Mi traducción:

El Imperio Iskat ha dominado durante mucho tiempo el sistema gracias a sus alianzas políticas y tratados, pero muchos planetas, incluido Thea, empiezan a sentirse incómodos bajo su orden. Cuando la tragedia se ceba sobre el príncipe imperial Taam, su viudo theano, Jainan, es obligada a casarse con su primo, el irreprochable Kiem, en una apuesta para conseguir mantener bajo control las hostilidades entre ambos mundos.

Pero cuando sale a la luz que el motivo de la muerte del príncipe Taam puede no haber sido accidental y que la propia Jainan es sospechosa, la inesperada pareja deberá superar sus diferencias y aprender a confiar mutuamente para evitar los peligros de la corte Isktat, resolver el asesinato y evitar la guerra interplanetaria… mientras hacen frente a sus inesperados sentimientos.

La portada es de Magdiel Lopez con diseño de Katie Klimowicz.

The Relentless Moon

Mary Robinette Kowal continúa de forma brillante con su serie Lady Astronaut, esta vez cambiando de protagonista y de tono, pero continuando con la interesante ucronía que planteó en The Calculating Stars.

The Relentless Moon se sitúa temporalmente después de los hechos acaecidos en la primera entrega de la serie y transcurre en paralelo con The Fated Sky, pero la autora sabe separar convenientemente ambas narraciones para que se puedan leer de forma independiente.

En esta ocasión la protagonista es Nicole Wargin, astronauta y esposa del gobernador de Texas, estado en el que se encuentra la capital de Estados Unidos tras la caída del meteorito. Me gusta que Kowal haya decidido centrar esta vez la atención en otro personaje, ya que la historia de Elma comenzaba a dar signos de cansancio. Aunque existen particularidades en común entre ambas (ambas son pilotos, se encuentran felizmente casadas…) también hay diferencias importantes. Mientras que York debía luchar con su trastorno de ansiedad Wargin sufre anorexia nerviosa y esto puede poner en peligro su desempeño en la base lunar. La autora trata estos trastornos de manera exquisita, exponiendo los hechos, las posibles motivaciones y las consecuencias, pero sin cargar demasiado las tintas en ello.

Desde el principio, la novela se torna en un juego de espías con envenenamientos y sabotajes, en un clima conspiranoico que recuerda a la Guerra Fría que no tiene lugar en esta línea temporal, pero de la que la trama es claramente deudora. No hay demasiadas personas en la Luna entre astronautas y colonos, por lo que las sospechas desde el principio están bastante centradas en unos cuantos personajes, pero aún así no es fácil descubrir y probar todos los subterfugios que utilizan los infiltrados, poniendo en peligro la misión lunar. La autora maneja de forma muy hábil la creciente tensión y la sensación de peligro, aunque en algunas ocasiones los descubrimientos que llevan a estrechar el cerco que rodea a los culpables se deben más a casualidades que a los méritos del personal.

La labor de documentación que ha llevado a cabo la autora me parece admirable, haciendo accesible la tecnología que se utilizó al principio de la carrera espacial. Me gusta también que haga referencias a los primeros astronautas de nuestra línea temporal y que aparecen en la suya, como Armstrong y Aldrin. En este sentido, la novela tiene esos detalles que convierten la lectura es una pequeña búsqueda de huevos de pascua.

Otro tema que también aparece en el libro y que me parece importante destacar es la valía de los veteranos. A la protagonista se refieren despectivamente como “old hat”, dando a entender que una mujer en la cincuentena ya tiene poco que ofrecer a la misión lunar y no hay nada más alejado de la realidad. Nadie se refiere en estos términos a los astronautas hombres, así que también tenemos presente la discriminación por sexos que ya aparecía en las anteriores novelas. También se tratan temas como el racismo, aunque quizá de una manera menos agresiva que en las novelas anteriores.

A todo esto, ni siquiera he mencionado el brote de polio que tiene lugar en la Luna y que será fundamental para el desarrollo de la novela. Leer términos como cuarentena, brote, tasa de mortalidad… en estos tiempos podría parecer premeditado y oportunista, pero la novela estaba acabada antes de que nos encontráramos en esta situación.

En definitiva, The Relentless Moon me parece una excelente incorporación a la saga y tengo interés por ver con qué nos sorprende la autora en la próxima ocasión.

Interlibrary Loan

Comentaba mi amigo Josep María Oriol que existen bastante prejuicios sobre novelas póstumas, ya que realmente no sabes si el “producto” está terminado o quedó incompleto. Después de leer Interlibrary Loan de Gene Wolfe, creo que es un caso para abogar a favor de estos prejuicios.

Esta novela es la continuación de A Borrowed Man, con su peculiarísimo entorno. La tecnología para clonar personas se utiliza para reproducir a los escritores y almacenarlos en las bibliotecas. Se pueden pedir prestados previo pago de una tarifa algo elevada, pero no tienen derechos como personas por sí mismos. Suena raro y lo es, aunque en otros aspectos el mundo ha avanzado bastante permanece fácilmente reconocible.

En Interlibrary Loan E. A. Smithe, el escritor de novelas de misterio que protagonizó la primera entrega, viaja a otra biblioteca merced a un préstamo interbibliotecario. Como es de esperar, lo sacan de la biblioteca para resolver un misterio, con la particularidad de que en esta biblioteca en particular ya existía una copia de él mismo y estuvo en préstamo en el mismo domicilio al que va ahora.

Y con este interesante principio, se comienza a desarrollar la historia. Pero, por desgracia, resulta bastante confusa y deslavazada. Es cierto que la forma de escribir de Wolfe exige al lector un esfuerzo constante para comprender la trama, pero en este caso me temo que le faltaban revisiones al resultado final. Hay un falso final muy brusco que luego enlaza con una nueva investigación con algunos personajes compartidos con la primera parte que ya digo, da la impresión de no estar pulido del todo.

No puedo recomendar este libro por ese aire de estar ante una obra incompleta, sobre todo proviniendo de un genio como Gene Wolfe. Mucho mejor volver a sus maravillosas obras anteriores.

The House of Styx

The House of Styx es la primera entrega de una nueva serie de Derek Künsken, precuela de las novelas The Quantum Magician y The Quantum Garden, aunque es de lectura totalmente independiente.

En esta novela nos encontramos con una mezcla que en un principio puede parecer bastante dificil de cohesionar. Por una parte tenemos ciencia ficción dura, con las condiciones de vida extremas de Venus y explicaciones sobre la supervivencia en un medio ácido mediante neutralizadores, la importancia de las atmósferas de presión y la temperatura sobre los hábitats de los humanos. Pero por otra parte tenemos la historia de una familia que sobrevive a este durísimo entorno con pocas circunstancias a favor, con un miembro con síndrome de Down y otro que está en un proceso de autoaceptación muy complicado. Pudiera parecer que estos dos aspectos tan alejados tendrían que chocar en algún momento pero Künsken consigue manejarlos de una manera muy correcta.

La colonización del inhóspito Venus ha sido llevada a cabo mayoritariamente por exiliados de Québec, lo que le da un toque especialmente florido a sus insultos, quizá lo primero que llama la atención del libro. Este elemento sorprendente tiene la función de situarnos en una escena bastante conocida en la ciencia ficción: la colonización de un mundo hostil, solo que en este caso al hallarnos en el sistema solar además debemos añadir las presiones políticas y económicas de los poderes fácticos que han financiado la colonización. Los habitantes de Venus están fuertemente endeudados con los bancos y por ello gran parte de las maniobras políticas de la Asamblea están destinadas a gestionar esta deuda, ya que minimizarla parece imposible. En contraste con esta zona de Venus están los habitantes de las partes más profundas y peligrosas, que se consideran más libres aunque su vida esté supeditada a los caprichos veleidosos del planeta.

Esta situación política da al autor la posibilidad de crear conflictos por los escasos recursos que se han de repartir entre los miembros de la colonia, manteniendo un equilibrio casi imposible y creando un escenario donde la reutilización de cada fragmento de metal puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. En este sentido, la novela tiene algo de épica.

No me gustaría explayarme más en el argumento, ya que creo que es mejor ir descubriendo sobre la marcha qué les sucede a los habitantes tanto de las partes más elevadas como de las profundidades. The House of Styx es un canto a la adaptabilidad de nuestra especie y la búsqueda de esa última frontera, pero sin olvidar en ningún momento que es lo que nos hace ser humanos. Espero que pronto podramos disfrutar de la siguiente entrega de la serie.

Unconquerable Sun

He de decir que me ha encantado esta space opera de Kate Elliott, que me ha tenido entretenida e intrigada a la par, aunque el comienzo haya sido un poco lioso.

La frase en la que se ha centrado toda promoción de Unconquerable Sun la definía como un retelling de Alejandro Magno con género cambiado en el espacio (un gran triunfo de marketing, poque es una frase demoledora). Y es una muy buena definición, porque aunque solo conozco ligeramente la historia del conquistador, es cierto que se nota ese aire de inspiración griega en la ambientación y esa famosa “camaradería” de los miembros de su séquito. La trasunto de Alejandro es Sun, que lleva toda la vida preparándose para asumir el mando de la república de Chaonia cuando su legendaria madre no esté.

Al principio de la novela nos podemos encontrar un poco perdidos con muchos personajes nuevos y sobre todo con los diversos puntos de vista de la narración, que llevan aparejados cambios de la primera a la tercera persona e incluso en el tiempo verbal. Este recurso requiere un pequeño periodo de adaptación, pero luego se antoja algo natural y fluido. Para conocer a los personajes, no obstante, hace falta un poco más de tiempo y esfuerzo, pero merece la pena. Son distintos y complementarios entre ellos y se convertirán en el alma del libro.

Las intrigas políticas y traiciones están a la orden del día, incluso dentro de la misma familia, porque ¿quién te puede poner mejor la zancadilla que aquel que te conoce desde siempre? Todo esto con una guerra de fondo, con un imperio que ha tenido que retroceder un poco en sus posiciones por el empuje de Chaonia, pero que no está dispuesto a dar su brazo a torcer en una guerra a varias bandas.

El ritmo de la novela, aunque empieza un poco indeciso, toma una velocidad de crucero muy elevada una vez que están desplegadas todas las piezas en el tablero. Y se vuelve definitivamente frenético al final del libro, cuando las apuestas están más altas y empiezan las revelaciones que cimentarán la continuación, porque por desgracia (o por suerte si la autora sigue con este nivel), el libro no es autoconclusivo.

Por si le faltaba algo, la novela está trufada de guiños al lector y huevos de pascua para ir descubriéndolos. Desde tuckerizaciones de otros escritores pasando por referencias futboleras, el libro tiene muchos pequeños detalles que denotan el trabajo y el cariño volcado en su creación. Tener un diminuto dinosaurio como mascota, los personajes con cuatro brazos o la creación de nuevas palabras que quedan como pequeños retos de comprensión para el público del libro son añadidos que aumentan la inmersión en la aventura.

Por favor, leed esta novela. Necesito comentarla con alguien urgentemente.

Architects of Memory

Este libro tenía a priori muchas papeletas para triunfar en el blog: una tripulación que se dedica a la recuperación de recursos valiosos en naves malogradas, corporaciones malvadas que esclavizan a sus recursos humanos mientras buscan una nueva salida y un arma alienígena desconocida que entra en juego. Lo mejor de todo es que ha superado mis expectativas, Architects of Memory puede ser uno de los libros del año.

El hecho de que las naciones hayan sido superadas por las megacorporaciones en la exploración del espacio no es novedoso, como tampoco lo es la “esclavitud” a la que se ven sometidos los pobres que han de trabajar para estas instituciones para pagar su deuda y conseguir la ciudadanía (me viene a la cabeza Autonomous sin tener que irme muy lejos). Pero esta situación está muy bien expuesta por Karen Osborne y resulta muy relevante en la situación actual. Un poco en la línea de McDonald en la trilogía de Luna, hay que pagar por cada uno de los recursos que gastas y resulta casi imposible salir del círculo vicioso entre gasto para subsistir y deuda que va aumentando. Esta agonía constante, esta lucha por salir de un pozo tan profundo que no se vislumbra la salida está muy bien representada tanto por la protagonista Ash como por los otros miembros de la tripulación.

Y sin embargo, Ash tiene algo que la hace especial y que la transforma en un objeto codiciado por varias de estas megacorporaciones. Las luchas sutiles y no tan sutiles por hacerse con el control de este recurso (no importa que sea una persona, no importa que esté enferma) conforman uno de los ejes conductores de la novela. Pero es que hay más, porque entran en escena unos aliens con los que la humanidad se enfrentó en su momento y que a pesar de su increíble superioridad tecnológica se retiraron de la lucha por causas que nunca quedaron claras. Aumentar el escaso conocimiento que se tiene sobre los Vai es el otro eje que hace avanzar la trama, con revelaciones muy interesantes que Karen Osborne nos irá dando a conocer poco a poco, en una forma muy inteligente de controlar la información que llega al lector, racionándola para que siempre queramos seguir leyendo.

No quiero tampoco pasar por alto la condición bisexual de la protagonista, algo que se expone con toda la naturalidad del mundo y que encaja muy bien con el relato. A este respecto, me cuesta más trabajo encontrar ejemplos de una o un protagonista bisexual en la ciencia ficción, seguro que los hay pero ahora mismo no me vienen al cabeza.

No es exactamente una novela de primer contacto pero sí que tiene algunas características de este subgénero, ya que la exploración de cierto artefacto alienígena lleva a tener revelaciones sobre los propios extraterrestres que nadie esperaba al comienzo del libro.

El ritmo de la novela está bastante bien llevado, en ningún momento se hace pesada aunque es cierto que algunas situaciones se resuelven un poco por “la gracia de Dios”. Es un libro muy intenso, ya que toda la acción está condensada en poco tiempo y saber que el reloj está descontando minutos añade incluso más tensión a la historia. Una autora a la que definitivamente hay que seguir.

Mage Against the Machine

Es un poco triste decir que lo mejor de un libro es su título, pero me temo que nos encontramos ante un claro ejemplo.

Mage Against the Machine ha sido definido como Harry Potter mezclado con Terminator, pero más quisiera Shaun Barger haber escrito algo tan ingenioso como el título de la obra en el contenido.

El autor nos expone dos historias separadas, aunque condenadas a encontrarse. Por un lado, un mundo de magos que vive aislado del exterior porque se supone que tras las fronteras y los sellos protectores hay un erial radiactivo provocado por una guerra mundial atómica en 2020 (todavía estamos a tiempo para esto, queda la mitad del año). Por otro lado, tenemos un mundo dominado por las IAs que permite la vida de los humanos por el tenso status quo que causan la presencia de las colonias humanas extraterrestres y sus armas apuntando a la Tierra en caso de genocidio por parte de las máquinas. Podría parecer interesante planteado así, pero la ejecución y sobre todo los personajes dejan mucho que desear.

En la parte mágica del mundo seguiremos los pasos de Nikolai, un joven mago bastante poderoso pero al que le faltan seis papas en el kilo de madurez. Verlo patrullar con sus zapatillas de deporte basadas en las del siglo XX porque él lo vale (las regulaciones, para los demás, por favor) y en general sus actos infantiles cuando vuelve a su pueblo harían hervir la sangre a la persona más paciente del mundo. “Soy un gran mago pero mi novia me dejó por la estrella del deporte del insitituto y entonces me enrolé por despecho” es una motivación bastante pueril, como es el personaje en sí.

En la parte dominada por las máquinas, tenemos a Jem, miembro de la resistencia con implantes de alta capacidad que utiliza para llevar a cabo misiones de acompañamiento de refugiados, transporte de información sensible… Esta parte podría parecer más interesante, pero el uso y abuso de Barger de la realidad virtual como herramienta de tortura, de formación, de chantaje y de todo lo que se le ocurre, hace que también me haya acabado cansando de esta navaja suiza virtual.

Llega un momento en que Nikolai acaba atravesando el velo, también por cabezonería y entonces descubrirá (¡oh, sorpresa!) que la población lleva engañada desde hace un siglo. Y se aliará con Jem para algo, no sabemos exactamente el qué porque las acciones que llevan a cabo a continuación no es que sea erráticas, es que tienen más variabilidad y azar que jugar a la ruleta. Un despropósito.

Podría seguir hablando sobre los agujeros de la trama o las incongruencias de la historia, pero creo que ya ha quedado bastante claro que el libro es insufrible.

A Beginning at the End

Este libro de Mike Chen es especialmente relevante en los tiempos que corren, ya que habla de un mundo tras una pandemia por un virus respiratorio que se llevó por delante al 85% de la población. Lo que se convierte en algo habitual como es el lavado de manos y la utilización de mascarillas de forma generalizada quizá hubiera llamado la atención en otro momento, pero en la actualidad no puede estar más presente.

La novela es la historia de algunos supervivientes que han de hacer frente a los problemas de una civilización en reconstrucción. La vida no parece especialmente difícil en algunas zonas urbanas, no hay desabastecimiento y nos da la impresión de ser el resultado de un apocalipsis leve, si no fuera por la elevadísima tasa de muerte. Estamos en plena reconstrucción del sistema, pero ya hay una base sólida en la que apoyarse para seguir con el trabajo. El problema principal es afrontar el duelo por los que se perdieron en su momento y también las previsiones para el futuro porque el virus sigue presente y sigue mutando.

Los personajes consiguen hacerse entrañables, porque se muestran como humanos con sus defectos y sus virtudes. Mediante varios flashbacks vamos conociendo imágenes de su pasado que nos ayudan a comprender sus acciones en el presente. Quizá resulta un poco chocante que en este mundo haya una planificadora de bodas y eventos, pero creo que la intención del autor es dar una pátina de cotidianidad a la historia.

La premisa de la que parte Chen parece poco creíble mirando los datos ofrecidos fríamente, pero creo que su intención es difundir el optimismo y la confianza en el ser humano, que a través de la solidaridad es capaz de sobreponerse a los mayores desafíos. Incluso los personajes más dañados por el pasado, que para protegerse han construido una coraza alrededor de sus sentimientos, son capaces de redimirse y afrontar el futuro con un nuevo aire de confianza. Es un mensaje quizá iluso, pero que muestra un camino que se puede seguir, duro pero esperanzador.

Stormblood

Había mucha curiosidad sobre la opera prima de Jeremy Szal. A pesar de tener unos toques de space opera, creo que sería mucho más realista definirla como ciencia ficción militar. En este sentido, hay que decir que las escenas de acción están muy bien narradas, con un estilo cinematográfico que veo perfectamente adaptable a la gran pantalla.

Pero el foco principal de la novela no está en esto, si no en la drogadicción y sus consecuencias. El título Stormblood hace referencia a una tecnología alienígena utilizada por una gran corporación para crear supersoldados, aunque en el libro no salen ni Jean Claude Van Damme ni Dolph Lundgren la referencia es clara. Este componente se mezcla de tal forma con el ADN del portador que se hace prácticamente inseparable del cuerpo infestado. Por supuesto, tiene una horrible contrapartida, volviendo a los sujetos de pruebas adictos a la adrenalina. Me gusta mucho cómo está narrada esta parte, describiendo la lucha interna de un adicto tras pasar por rehabilitación. También entra en una parte menos personal y más conocida quizás, como las redes de distribución y el negocio sucio de los que se benefician de esta necesidad forzada.

En este contexto, conseguimos empatizar con el protagonista y su traumático pasado. Pero Szal carga demasiado las tintas en esta identificación con el personaje, martilleándonos de forma innecesariamente constante con sus motivaciones. La primera, la segunda o incluso la tercera vez que nos cuenta los maltratos de su padre o la crueldad de la guerra ya nos quedan claros, no hace falta volver a contarlo otra vez. Y otra. Y otra.

Las apariciones de los aliens también me parecen muy acertadas, aunque sean escasas, ya que creo que el autor se los está guardando para la siguiente entrega, ya anunciada. Quizá ahí tengamos algo más de visión del universo, que en esta primera entrega se queda casi centrada en un solo asteroide, con pequeñas apariciones de otros mundos en liza.

El autor inclina mucho la balanza hacia las relaciones interpersonales, ya sean familiares o de amistad y creo que esto es un punto a tener en cuenta a la hora de valorar la obra, saliéndose algo del camino establecido en la ciencia ficción militar, como Myke Cole, sin ir más lejos.

Creo que Stormblood es un buen debut, que se podría haber perfilado más pero que da indicios de los buenos momentos que nos puede hacer pasar el autor.

Waste Tide

La ciencia ficción china parece que ha llegado para quedarse, tanto en el panorama anglosajón como en las traducciones al español. Yo leí Waste Tide en inglés, pero está publicada en España con traducción de David Tejera.

Chen Qiufan nos ofrece una obra que da pie a la reflexión, exponiendo con bastante crudeza una situación que es real: la contaminación ha llegado a tales niveles que ya no sabemos si será posible volver atrás. La acción está situada mayoritariamente en una auténtica “isla de basura” Silicon Isle, donde varios clanes controlan la riqueza que se obtiene del reciclaje de los desechos de los países “civilizados”. Pero esta novela es más que eso.

Aunque se puede considerar a Mimi la protagonista de la novela, esta inmigrante que trabaja en el reciclaje está acompañada de un elenco de personajes bastante variopinto y bien definido. Desde el extranjero supuestamente bienintencionado que pretende ayudar con la gestión de los residuos a su intérprete que vuelve a su hogar tras completar los estudios, pasando por los miembros de los distintos clanes anteriormente mencionados, todos están bien definidos y ayudan al desarrollo de las ideas del autor.

Waste Tide es una historia de violencia, entendida como la posibilidad de forzar a otros seres humanos a realizar nuestra voluntad mediante la coacción. Pero también es una historia de esperanza, de lucha contra la desigualdad de clases y de reconciliación con el pasado.

Me llaman la atención algunas de las ideas científicas que el autor utilizar para transmitir su mensaje, como la creación de una zona de transmisión lenta de datos como represalia por una insubordinación o la especulación sobre la posibilidad de crear tantos cambios fisicos a un ritmo tan acelerado que las relaciones humanas cambian para adaptarse a estas modificaciones.

Una cosa que no me ha gustado tanto, o no me ha convencido al menos, son los episodios casi místicos que de vez en cuando aparecen en la narración. Para ser una novela de rabiosa actualidad, me da la impresión de que estos incisos le restan credibilidad a la historia e incluso interrumpen un ritmo que por otra parte estaba bien llevado. Estos cortes no ayudan al tono del libro.

Un detalle que de forma elegante y sutil nos da una idea del racismo embebido en la sociedad china es que un gran problema prácticamente insoslayable para un miembro de los clanes locales sea su incapacidad para hablar en algo que no sea el dialecto más común de la clase baja.

Waste Tide es un ejemplo más de que la ciencia ficción china tiene mucho que ofrecernos. Yo al menos pienso seguir atenta a lo que se vaya publicando.