Esperaba con mucha ilusión el final de la tetralogía de ciencia ficción de Emma Newman con obras tan destacadas como Before Mars, Planetfall o mi preferida After Atlas.
Al principio de la lectura cuando vi que volvían a aparecer Carl y Travis, dos personajes tan importantes en After Atlas mis expectativas aumentaron, pero fue tan solo un espejismo. Siguiendo la lógica interna de la serie, que va concediendo el protagonismo a distintos personajes y situaciones, Carl y Travis solo son personajes muy secundarios en Atlas Alone. Prácticamente todo el peso de la narración recae sobre Dee en el periplo de Atlas, la nave espacial que ha dejado atrás la Tierra en busca de un nuevo planeta en el que asentarse.
El juego de la autora para conseguir que cada libro sea de lectura independiente cronológicamente se viene abajo en este último volumen, porque parte de la importancia de la trama destripa el final de After Atlas. Era una apuesta muy interesante, pero casi imposible de seguir manteniendo conforme iba aumentando el número de volúmenes de la serie.
Sin embargo, el principal problema con el que me he encontrado en esta novela ha sido la previsibilidad. Los giros de guion que deberían sorprendernos no lo consiguen en absoluto. No me molesta que la mayor parte de la novela se narre desde la inmersión en una realidad virtual u otra, ya que es el futuro al que parecemos estar abocados, pero los detalles escabrosos de estos juegos inmersivos me parecen superfluos y más que añadir carga psicológica al libro se la restan.
Los cuatro libros que conforman esta laxa tetralogía tratan la perspectiva psicológica de los personajes de una forma respetuosa y concienzuda y Atlas Alone no es una excepción. Uno de los pilares fundamentales en torno a los que gira la novela es cómo afrontar la pérdida y seguir adelante, aunque el tratamiento del duelo quizá sea menos acertado que en las otras entregas.
La crítica a los extremismos religiosos es extremadamente dura, rozando el esperpento, porque el hecho de que los “malos” sean tan recalcitrantemente malvados entra en conflicto con las que se supone son sus propias creencias. Pero, viendo lo que los extremismos han conseguido a lo largo de la historia de la Humanidad, lo mismo la autora se queda hasta corta.
La prosa de Emma es tan melodiosa como nos tiene acostumbrados, así que no deja de ser una lástima que esta última entrega de la serie no alcance el nivel de las anteriores.
PD: me indican que no es el último libro de la saga, así que leerá gustosa las siguientes entregas para ver con qué nos sorprende la autora la próxima vez.
Hoy tengo el gran placer de presentar esta entrevista a una autora que me encanta, Emma Newman. Además he contado con la colaboración de @mertonio y @odo para su realización, lo que ha hecho la tarea incluso mejor. Podéis leer la entrevista en inglés aquí.
¿Podrías decirnos si alguna editorial española se ha puesto en contacto contigo para traducir tus libros? ¿Cuál sería tu frase comercial para la serie Split Worlds en España?
Ninguna editorial española se ha puesto en contacto conmigo para traducir la serie Split Worlds. Si pudiera tratar de vendérsela a algún editor español, creo que le diría:
Split Worlds es una serie de fantasía urbana finalizada, repleta de hechiceros locos, hadas malvadas y dinastías familiares luchando por el poder. Explora la libertad personal, la responsabilidad social y la forma en que el patriarcado puede destruir las vidas de hombres y mujeres. También tiene una gárgola parlante y una fuerte protagonista femenina.
Escribes tanto fantasía
como ciencia ficción. ¿Qué género prefieres escribir? ¿Usas una aproximación
diferente para cada uno?
No creo tener preferencia alguna, para mí la narración es lo más importante, más que el género en que se pueda encuadrar la historia. Me gustan cosas distintas de cada uno de esos géneros. En ciencia ficción, me encanta estudiar la tecnología actual y pensar cómo puede desarrollarse en el futuro y cómo esos cambios causarán un impacto en la experiencia humana.
Cuando escribo fantasía (de momento, solo fantasía urbana), me gusta pensar cómo la magia puede influir en las estructuras de poder y el impacto que tendría en la sociedad y en el día a día.
Eres bien conocida como
escritora y también como lectora de audiolibros. ¿Es diferente actuar en tus
propios audiolibros en contraste con los de otros autores?
¡Al narrar mis propios libros no necesito prepararme demasiado! Ya conozco la historia y a los personajes y qué acentos necesito. Me encanta tener la oportunidad de interpretar mi propio trabajo, ya que significa que puedo representar a los personajes tal y como me los imaginé.
Cuando narro libros escritos por otros autores, hay mucho trabajo que hacer antes de pisar el estudio. Leo el libro, tomo notas sobre qué pasa en cada capítulo y apuntes detallados sobre cada personaje. Busco las palabras que no estoy segura de cómo se pronuncian y subrayo los diálogos que necesitan distintos acentos. Si hay personajes que hablan con distintos acentos que no soy capaz de ejecutar, necesito adquirir esa habilidad. Eso puede suponer mucho trabajo.
Me encanta la narración de audiolibros, es un trabajo interesante y desafiante. Es como entrar en el libro. ¡También es agotador!
¿Lees tus frases en voz
alta mientras escribes para hacerte una idea de cómo sonarán en un audiolibro?
Siempre leo mi trabajo en voz alta como una parte fundamental de mi proceso de escritura. Creo que es la mejor manera de suavizar la prosa y “sentir” si el diálogo suena realista. A veces lo que dicen los personajes suena bien en la página, pero cuando lo lees en voz alta… ¡te das cuenta de que nadie habla así en la vida real!
En una newsletter reciente, nos dijiste que estabas pensando autopublicar nuevas historias en la serie Industrial Magic. ¿Qué nos puedes contar sobre esto?
¡Ese es mi intención! Por ahora estoy centrada en producir versiones en audiolibro de las dos primerasnovelas cortas (que fueron publicadas por Tor.com), algo que estoy haciendo en asociación con el estudio de grabación donde realizo la mayor parte de mi trabajo como narradora. Una vez que haya terminado este trabajo, escribiré la siguiente novela corta de la serie y pienso publicarla a finales de año.
He leído con mucho interés los tres libros publicados hasta ahora en la serie Planetfall Universe. Son muy distintos entre sí, pero a la vez comparten ciertas características. ¿Cómo planificaste que la serie se desarrollara así?
¡Para ser sincera, nunca la planeé como una serie! Cuando escribí Planetfall, sabía que iba a ser una novela independiente y no sabía si alguien querría publicarla. Cuando Ace/Roc la compraron, me pidieron una segunda novela. Tenía algunas ideas vagas sobre un bebé dejado atrás por uno de los colonos de Planetfall, y quería explorar cómo era la Tierra que habían dejado atrás.
Planetfall fue un éxito tan rotundo que me compraron otras dos novelas. En ese punto ya tenía la idea un thriller psicológico situado en Marte, y una vez terminado, sabía qué quería explorar en Atlas Alone. Como todos están situados en el mismo universo, tenía sentido que hubiera conexiones entre los libros, compartiendo personajes, y que los acontecimientos importantes crearán consecuencias en todos ellos. Ha sido muy divertido unir los libros en un universo compartido, manteniendo la libertad de las novelas independientes.
Muchos de los personajes en la serie de Planetfall Universe sufren trastornos mentales (ansiedad, depresión…). Me conmovió especialmente la depresión post-natal de Before Mars. ¿Cómo te las arreglas para escribir personalidades complejas con estos problemas?
Es una combinación de tomar cosas de mi experiencia personal e investigar un montón. Me diagnosticaron un trastorno de ansiedad hace muchos años y, aunque no es la misma enfermedad mental que tiene Ren (la protagonista de Planetfall), hay suficiente en común para que pueda hablar de los elementos compartidos con autenticidad. Hay una escena en la que ella tiene un ataque de pánico y mucha gente ha comentado que resulta difícil de leer por lo realista que es, y eso es porque escribí lo que yo misma había experimentado. En cuanto a otros aspectos de la enfermedad de Ren, escribir sobre ellos requiere investigación y empatía. También he sufrido depresión post-natal, así que de nuevo pude basarme en mis propios recuerdos al escribir Before Mars. Fue muy duro, en realidad.
En After Atlas podemos ver algunos de los problemas que la vigilancia continua y la pérdida de privacidad pueden ocasionar en la sociedad, así como el poder de las megacorporaciones. ¿Tratabas de escribir la novela como una advertencia?
Estaba en mi mente, desde luego, aunque lo que realmente me preocupaba en el momento de desarrollar el mundo de After Atlas era el acuerdo del TTIP (Área de Libre Comercio Trasatlántico), que parecía que iba a firmarse en aquella época. Estaba realmente preocupada por cómo podría dar a las empresas el poder de denunciar a los gobiernos, y en la línea temporal de las novelas de Planetfall Universe, el TTIP fue ratificado y las corporaciones usan ese poder para someter financieramente a los gobiernos de forma que, a todos los efectos, dan un golpe de estado y controlan todos los aspectos de la sociedad, lo que conduce a los “corp-gorbs” de After Atlas.
Afortunadamente, el TTIP no se firmó en el mundo real, pero las cosas han empeorado en otros aspectos desde entonces. Mis novelas son políticas, como siempre lo ha sido la ciencia ficción, y escribir sobre cómo las cosas podrían evolucionar es mi forma de llamar la atención sobre ellas.
Hay gran expectación con tu próxima novela, Atlas Alone. Como el “¿final?” te la serie de Planetfall Universe (por decirlo de alguna manera), ¿qué podemos saber del libro?
No lo veo como el final de la
serie, ya que me gustaría escribir más novelas situadas en ese universo, pero
podría tomarme un pequeño descanso antes de hacerlo.
La protagonista de Atlas Alone es Dee, la mejor amiga de Carlos en After Atlas. Se sitúa seis meses después del final de esa novela. Trata sobre recuperarse de un trauma, los juegos inmersivos y la venganza.
¿Te gusta ir a festivales literarios
como la Worldcon? ¿Qué
prefieres hacer cuando vas?
¡Sí me gusta! He ido a varias
Worldcons y espero con ganas la de este año en Dublín.
Como alguien a quien las
multitudes le causan dificultades, y que es bastante tímida, me cuestan mucho
trabajo, pero merece la pena. Tengo muchos amigos que sólo veo en estos
eventos, así que me encanta aprovechar para ponerme al día, y también con
profesionales de la industria, como mis editores y mi agente.
Me gusta mantenerme activa en ellos si puedo, y siempre me encanta que me pongan en el programa, ya que veo estos eventos como una forma de devolver algo a la comunidad. Siempre que puedo, hago mi taller sobre escritura y ansiedad, que ha ayudado a mucha gente. También es maravilloso encontrarme con gente a la que le gusta mi trabajo.
¿Qué nos puedes contar de tus nuevos proyectos?
He comenzado a escribir de forma regular cuentos situados en el universo de Planetfall para los subscritores de mi newsletter, algo que estoy disfrutando mucho.
Recientemente he comenzado a pintar, y para mi sorpresa, ¡he vendido algunos de mis primeros cuadros! Mi primera exposición será en una convención en Inglaterra y es súper emocionante.
En cuanto a mi próxima novela, bueno, todavía no puedo decir cuál va a ser, porque estoy esperando ciertas noticias. Pero, pase lo que pase, planeo escribir más novelas cortas de la serie Industrial Magic y también estoy preparando una nueva propuesta en YouTube. ¡Voy a estar muy ocupada!
De nuevo, muchas gracias a Emma por ofrecerse a realizar la entrevista a pesar de estar en plena vorágine por la publicación de Atlas Alone. Espero que os haya gustado la entrevista que a mí me parece interesantísima.
Me encantan las historias de viajes en el tiempo. Me gusta como los autores van buscando las soluciones a las posibles paradojas temporales o toman el atajo de las realidades alternativas que colapsan cuando los viajeros las abandonas o alguna de las otras posibilidades que van surgiendo.
Es por eso que cuando supe de la publicación de Permafrost por parte de uno de mis escritores favoritos, supe que tenía que leerla cuanto antes. Además, su escasa longitud la hacía un aperitivo delicioso entre lecturas que me iban a consumir más tiempo.
Lo primero que destaca es su ambientación en Rusia, un escenario algo atípico, ya que por suerte o por desgracia estamos acostumbrados a que TODO pase en Estados Unidos. Se agradece un pequeño cambio de localización geográfica, aunque salvo por algunos detalles, no es que influya especialmente en la trama.
Debido precisamente a las pocas páginas que utiliza Reynolds para Permafrost, es difícil de analizar sin caer en el spoiler, algo que siempre me gusta evitar. Podríamos decir que la “teoría del tiempo” no es especialmente novedosa, pero que su solución para las paradojas es coherente con el entramado que crea.
A veces el autor se pone trampas a sí mismo, como con la mención de un aparato que no tiene sentido hasta que, mucho más adelante en la lectura, descubrimos que es imprescindible para que uno de los viajeros en el tiempo se pueda comunicar. Pero si nos habíamos fijado en este detalle, la “revelación” relacionada con este viajero ya no es tal.
También merece especial atención el escenario preapocalíptico en el que comienza el libro, terriblemente verosímil y la causa de que se preparen estos viajes en el tiempo para buscar una solución en la que no parecen tener mucha confianza pero que es su única posibilidad. Este inicio da el grado de tensión suficiente para desencadenar toda la aventura y justificar muchas acciones moralmente reprochables.
De lo que no cabe duda es de que si te gustan los viajes en el tiempo, Permafrost no te defraudará.
En esta ocasión solo hay obras de ficción en la revista, bastante equilibrada en este aspecto. Los relatos tienen puntos de vista bastante diferenciados, aunque mi preferido sin duda es “The Roost of Ash and Fire”.
Tideline Treasures, or Growing up along the Mile-High Dyke de Jaap Boekestein y Tais Teng
Relato situado en un mundo postapocalíptico con una rígida estructura social que divide a los humanos según la edad que tengan y la tarea que les haya sido encomendada. La búsqueda de material genético de especies extintas para su “resurrección” es el hilo conductor de la historia, pero es algo laxo.
The Roost of Ash and Fire de David Walton
Más que recomendable este relato de una civilización con alienígenas que asemejan pájaros, con un sistema matriarcal fuertemente establecido y con una tecnología desarrollada de una forma orgánica. ¿Cómo se enfrentaría a un suceso catastrófico?
The Lord of Rivers deWanxiang Fengnian
No me ha convencido este relato que mezcla el despertar de una Inteligencia Artificial con la muerte térmica del Universo. Promete más de lo que da.
No Body Enough deDantzel Cherry
Entrañable historia en un mundo donde cada persona está unida a otros avatares para formar una auténtica “persona”. La autora nos da una lección sobre cómo afrontar la pérdida y la depresión.
An Actual Fish deNatalia Theodoridou
No entiendo lo que nos pretende decir esta historia que no merece la pena para nada.
The Peculiar Gravity of Home de Beth Cato
Relato con un toque feminista sobre una colonia lunar y las dificultades de abastecimiento que sufre. Con gatos. Muchos gatos.
The Zest for Life de N.R.M. Roshak
Lo que comienza siendo un relato divertido y una posibilidad de acabar con la plaga del plástico de nuestro días, termina con una moraleja que dará que pensar sobre las adicciones y sus causas. Recomendable.
The Token de Mike Resnick
Un cuento con regusto a ciencia ficción antigua, tanto en el planteamiento como en la resolución e incluso en la escritura. Con un desarrollo parecido a los cuentos de Isaac Asimov sobre los robots pero con más picardía.
To Save a Human deSvyatoslav Loginov
Un buen broche final para la revista. Los humanos han ido evolucionando hacia la conexión permanente a la red en detrimento de su desarrollo físico, pero algunos cuerpos rechazan los chips que se implantan nada más nacer, quedando como apestados. El escenario es una planeta de paso, donde se acumulan los restos de las naves que pasan por allí en su periplo, lo que ha dado lugar a una flora y fauna de lo más peculiar.
Quedé tan fascinada por el relato de Vandana Singh contenido en The Apex Book of World SF 5 que no pude resistirme a comprar la colección de relatos a la que da nombre. La prosa de la autora es embriagadora y fascinante, con ese aire exótico que le da su origen indio aderezado por referencias a esa fascinante cultura.
With Fate Conspire
Si solo las personas con una configuración mental adecuada pudieran consultar el pasado, ¿se podrían llevar a cabo estudios fidedignos con su imprescindible interlocución? En esta historia, con toque feministas y una ambientación muy estudiada, empezamos a conocer el genio de Singh en las distancias cortas.
A Handful of Rice
Un relato escrito en tono de leyenda, relatando la historia de una traición planificada pero también el pasado de los actores implicados en el desafío final. Me encanta el contraste entre la investigación tecnológica y la medicina más clásica y “mágica”.
Peripeteia
Es curiosa la forma en que la autora se “burla” de las verdades absolutas de la ciencia precisamente a través una protagonista física, que crea el Club Anti Navaja de Ocam. No acaba de resultar redondo por la confusión que provoca, pero puede que sea un efecto buscado que yo no he sabido disfrutar.
Lifepod
El hilo conductor de la narración son los pensamientos de un ser que viaja a través del Universo en una cápsula de hibernación, pero que es capaz de contemplar los pensamientos de algunos de sus compañeros de viaje. El contraste entre la distintas memorias, las propias y las ajenas, y el giro final de la trama son atractivos.
Oblivion
Espectacular relato, una historia de venganza, con muchas referencias a una de las obras más conocidas de la cultura india y con un escenario tan espectacular como absorbente.
Somadeva: A Sky River Sutra
Escrito con constantes referencias a las grandes epopeyas de la cultura india (con lo genérico que suena esto) y con cuentos incluidos dentro del propio sutra, me ha resultado un poco complicado seguirle el hilo.
Are you Sannata3159?
Durísimo relato contra la masificación del proceso de tratamiento cárnico, desde un punto de vista de una cultura respetuosa con el sufrimiento animal. Es también una crítica acerada contra la banalización del dolor, pero ha resultado demasiado crudo para mí.
Indra’s Web
Muy buen relato sobre la lucha contra el cambio climático utilizando los recursos más modernos y también los más tradicionales, en una suerte de red que depende de cada nodo para seguir funcionando.
Ruminations in an Alien Tongue
Una historia sobre viajes entre universos alternativos, con la incomodidad constante del ser humano que siempre busca algo distinto a lo que tiene. Con una estructura parecida a los mash-ups tan utilizados por Yoachim, pero con profundas reflexiones sobre el cambio y la permanencia.
Sailing the Antarsa
Meditaciones de una exploradora solitaria que explora una corriente espacial. Me gusta particularmente el contraste entre la materia conocida, cuya presencia es mínima en comparación con la desconocida.
Cry of the Kharchal
Relato fantástico basado en una leyenda local. Quizá me ha gustado algo menos que los demás por la indefinición del propio mito, pero no por ello es menos interesante.
Wake-Rider
Curiosa mezcla de civilizaciones que han caído bajo el yugo del capitalismo extremo en forma de virus en contraste con la quietud y la paz de un naufragio estelar. Me gusta el contraste entre ambos aspectos, aunque quizá lo que más me ha llamado la atención es el proceso de duelo que ha de afrontar un personaje por las muertes que ha provocado, sean intencionadas o no.
Vandana Singh se había reservado una auténtica joya inédita para finalizar su libro. En este relato trata temas tan relevantes como el cambio climático, pero aunándolo con el respeto a las culturas en minoría y en retroceso, como la esquimal. Una maravilla.
Personalmente me gustan más las historias de ciencia ficción que las de fantasía que nos muestra la autora, pero todas son bastante meritorias. La mezcla perfecta entre ciencia y tradición, con sus conocimientos de física y las historias de su infancia. Realmente recomendable, con un tono poético nada desdeñable.
La space opera quizá sea mi subgénero favorito de la ciencia ficción, así que casi nunca dejo pasar la oportunidad de leer algo de este estilo. Creation Machine toma muchísimas referencias de Banks y otros autores famosos de este estilo y esto es precisamente su fortaleza y su debilidad.
Andrew Bannister sitúa la novela en The Spin, un entorno artificial con multitud de mundos y estrellas relativamente cercanos para soslayar el problema de los viajes interplanetarios más rápidos que la luz (si os viene a la cabeza Mundos en el Abismo es normal porque el escenario es similar). No se tiene apenas información de cuándo se creó, aunque se sabe positivamente que es artificial.
Bannister divide en dos el relato. Por una parte tenemos un “patriarcado” poco desarrollado en el centro de The Spin, con unos cuantos planetas conquistados a base de muerte y destrucción para expoliarlos de todos los recursos naturales posibles. Aquí vemos toda una panoplia de intrigas políticas aderezadas con crueldades ilimitadas, muy en la tendencia grimdark de la fantasía actual. Por el otro lado, una rica heredera que para esquivar la influencia de su padre se alista en una guerra destinada al fracaso.
Como podéis observar, el autor nos va presentando muchos de los tropos habituales de la ciencia ficción. Para añadir más materiales a esta amalgama, no podemos olvidarnos de la exoarqueología (como McAuley), las simulaciones virtuales (como Al Robertson), los volcados de memorias para utilizar nuevos cuerpos (como Hamilton)… las referencias son tantas como podamos pensar. Y es esta acumulación de posibilidades la que hace que la estructura de la novela no se soporte por sí misma. Quizá por exceso de ambición o falta de manejo del autor, el libro no acaba de funcionar. Es posible que en las continuaciones consiga enderezar el rumbo y no niego que ha habido momentos muy divertidos durante la lectura, pero esta obra no ha acabado de llenarme.
Kameron Hurley tiene una forma muy visceral de escribir, casi se podría decir que violenta, pero desde luego este estilo le viene como anillo al dedo a God’s War.
Lo más destacable de la novela es la ambientación. El escenario es un planeta colonizado por distintas sectas religiosas en constante guerra. Sus creencias son una adaptación del Islam, pero con percepciones distintas para cada cultura propia. Estas diferencias entre cada estado y las personas que los habitan dan lugar también a conflictos raciales. Todo ello aderezado con modificaciones genéticas que han dado lugar a cambiaformas, magos que controlan los insectos y un tráfico constante de órganos que recuerda a un puesto de casquería en la plaza del pueblo. La tecnología también es biológica y tanto los vehículos como las casas serían el paraíso de un entomólogo. Es un sistema bastante original y atractivo y creo que la autora ha planteado un mundo al que le puede sacar bastante provecho.
En este mundo tan violento seguiremos las peripecias de Nyx, una veterana de guerra que ejerce como cazarrecompensas junto con su equipo. Nyx ha ido al infierno y ha vuelto, y ese cinismo está destilado en cada una de sus acciones. Como personaje es muy atractivo e ir conociendo su pasado es uno de los alicientes de la novela. Da gusto ver a una protagonista femenina tan fuerte.
Por desgracia, la trama principal no acompaña mucho. Las persecuciones y búsquedas avanzan a trompicones y la “intriga” en ningún momento llega a ser tal, si no más bien una excusa para seguir hacia delante con la narración.
Otro aspecto que se podría destacar de God’s War aunque para nada sorprendentes viniendo de la autora, es el tratamiento de la sexualidad de los personajes. Nyx es abiertamente bisexual y esto provoca distintas reacciones entre sus compañeros, desde la indiferencia al rechazo, pero no tiene por qué afectar a su comportamiento. Es un libro que explora las relaciones entre los distintos sexos siguiendo las cortapisas de las religiones imperantes, lo que da lugar a conflictos llamativos.
La space opera es una de mis debilidades y con esta portada no os puede extrañar que le haya echado el ojo a Velocity Weapon, la nueva obra de Megan E. O’Keefe. Se publicará de la mano de Orbit en junio de este año.
La sinopsis:
The last thing Sanda remembers is her gunship breaking up around her as her preserving pod expanded, sealing herself away for salvage-medics to pick up. She expected to awaken in friendly hands, patched up and patched back into a new gunship. Instead, she awakens 230 years later upon an empty enemy smartship, The Light of Berossus or, as he prefers to be called, “Bero”. The war is lost. The star system is dead.
However, Bero may not exactly be telling the whole truth.
Mi traducción:
La última cosa que recuerda Sanda es su nave resquebrajándose a su alrededor mientras que la cápsula de supervivencia le protegía a la espera de rescate. Esperaba despertar en manos amigas, curada y de camino a una nueva nave. En cambio, se despierta 230 años después en un navío inteligente enemigo, The Light of Berossus, o como él prefiere que le llamen “Bero”. La guerra se ha perdido. El sistema solar ha muerto.
Pero es posible que Bero no le esté contando toda la verdad.
Sigo con mis lecturas de los nominados a los premios Nébula, y en esta ocasión le tocaba a Kelly Robson con Gods, Monsters and the Lucky Peach.
Me ha costado muchísimo introducirme en la lectura. Hay autores que no te explican nada y te dejan en mitad de la historia para que vayas reconstruyendo la narración con las pistas que te van dando. No estoy en contra de este artificio, pero me parece que Robson ha abusado de este recurso en esta novela corta. La idea es atractiva cuando menos, ya que los protagonistas están en una futura Tierra devastada ecológicamente e intentan llevar a cabo proyectos de terraformación, si me permitís la palabra.
Se habla mucho de gestión de proyectos, de análisis de costes-beneficios y mucha jerga tecnocrática para dotar de consistencia a un entorno que creo que podría haber llegado a resultar interesante, si se hubiera explorado de otra manera.
El mensaje ecologista que la autora nos hace llegar parece bastante claro, las acciones del pasado influyen irremediablemente en el futuro y si no somos capaces de solventar lo anterior, al menos deberemos esforzarnos en el presente para no empeorar más la situación. En este sentido, Robson acierta con el tono, que no es paternalista si no fáctico.
La complicación llega cuando entran en juego los viajes en el tiempo, que una misteriosa organización ofrece para poder obtener datos realistas desde los que extrapolar las necesidades para la restauración del medio ambiente. Parece bastante obvio que si al finalizar el salto atrás en el tiempo la línea creada colapsa, lo que pase en ese escenario no tiene que influir en el futuro.
También resulta muy extraño que los personajes tengan tentáculos o piernas extra u otras modificaciones corporales “por que sí”. Desde un principio me chocaba este hecho y no he sido capaz de entender para qué era necesario este detalle.
No he podido disfrutar con lo que me ofrecía Robson con esta obra y por eso no puedo aconsejarla, pero me gustaría conocer vuestra opinión para poder ver qué he pasado por alto.
Infinite Detail es una novela contada a través de dos líneas temporales una antes y otras después del colapso de las redes de comunicación. En parte es una novela postapocalíptica si consideramos el fin de la civilización tal y como la conocemos como un apocalipsis, pero aunque las condiciones de vida son duras y los fascismos resurgen, no es que la humanidad corra peligro de extinguirse.
Aunque el comienzo de la novela es un tanto místico, con peregrinaciones para visitar a una artista que es capaz de recrear los últimos instantes de los fallecidos, en realidad nos encontramos ante una historia de futuro cercano, tan cercano como nos podamos imaginar. Es una crítica despiadada contra la falta de intimidad y la utilización de los datos de usuarios para alimentar los algoritmos de las Smart Cities. En algunas ocasiones Tim Maughan roza el adoctrinamiento pero estos bordes afilados se pueden esquivar si nos tomamos el libro como un aviso de la situación actual.
Es un escenario terrorífico por lo verosímil que resulta, ya que ahora mismo la economía mundial depende en gran medida de las redes de telecomunicaciones.
El estilo de Maughan es bastante seco y directo, probablemente influido por su labor periodística. Lo que no consigue es que logremos empatizar con los personajes, que parece estar colocados cuasi aleatoriamente para tener los encuentros oportunos que le permitan ir avanzando la trama.
Estamos ante una novela con mensaje, pero que no está acompañada por una narración agradable que haga llegar este mensaje con más facilidad o con unos personajes que nos lleguen a importar que consigan el mismo objetivo. Se acerca más a un ensayo que a una novela, pero no acaba de decidirse por ninguno de los dos caminos y por ello se resiente. Se podría comparar con algunas obras de Cory Doctorow así que si te gusta ese palo, probablemente disfrutes este Infinite Detail.
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