Cuando supe que Linda Nagata volvía a su universo Nanotech Succession (como The Bohr Maker) pero con una nueva puerta de entrada, el proyecto me gustó. Me pareció original esa “exploración inversa” del espacio, a la contra de la marea colonizadora que en un principio hizo expandirse a la humanidad.
En este sentido, Edges cumple con lo que esperaba. Las ideas de la autora resultan muy interesantes, como las naves biológicas conformadas por distintas especies que trabajan en simbiosis aún siendo máquinas de Von Neumann tipo berserker, o la evolución del concepto “ser humano” cuando el cuerpo es un elemento accesorio e intercambiable. De hecho, uno de los debates más interesantes se entabla cuando conocemos a las distintas “personalidades” que un personaje ha ido creando y afinando para asignarles tareas repetitivas. Son versiones de sí mismo optimizadas para una tarea particular sin capacidad de distracción. Incluso tienen modificada su capacidad de percibir el paso del tiempo. En un arranque de humor, Nagata los llama Apparátchiky es una definición sorprendentemente adecuada.
No obstante, el ritmo de la novela no acompaña a estas ideas. Es obvio que cuando se explora el espacio, con sus distancias gargantuescas, gran parte del tiempo se dedica a no “hacer nada”, pasando por criogenización o directamente almacenando la consciencia. Nagata no consigue que estos periodos de espera desaparezcan totalmente de la novela, aunque usa algunas elipsis y mete alguna trama secundaria de relleno. Por esto, en ocasiones la lectura se vuelve demasiado morosa.
Si conseguimos soslayar este hecho, bien bajo el influjo hipnótico de las ideas de la autora, bien por la curiosidad por saber qué se van a encontrar por el camino, Edges es un buen ejemplo de ciencia ficción dura explicada y atractiva.
Lo que no he sido capaz de juzgar con pleno conocimiento es si el libro se entendería mejor habiendo leído las entregas anteriores. Es una sensación un tanto extraña estar leyendo y pensar que te estás perdiendo referencias. El libro es perfectamente disfrutable de por sí, pero siempre me quedará la duda sobre si sería una experiencia más completa con este bagaje.
Aquí os traigo la reseña de una de las antologías más esperadas del año, que parte de una idea muy interesante y que indudablemente tendrá continuaciones.
Galactic Tourist Industrial Complex de Tobías S. Buckell
Cuando la Tierra es un destino turístico prioritario es normal que la economía planetaria se vuelque en este sentido, dejando a la gran mayoría de la humanidad en una precaria posición. Es un relato algo flojo para comenzar la antología.
Deer Dancer de Kathleen Alcalá
Fantasías postapocalíptica sobre recuperar lo perdido utilizando las tradiciones, no me ha acabado de convencer.
The Virtue of Unfaithful Translations de Minsoo Kang
Estupendo relato reflejando la tradición de las letras asiáticas y la maravillosa labor de los traductores e intérpretes, cuya intervención puede equilibrar la balanza entre la guerra y la paz
Come Home to Atropos de Steven Barnes
Cruel relato sobre el script para un anuncio que vende lo único que puede ofrecer una tierra arrasada por los temporales, un resort para la eutanasia.
The Fine Print de Chinelo Omwualu
Un relato fantástico sobre el cambio de un yugo por otro y el coste de la verdadera libertad. Con aire arábigos pero con un final prometedor.
Unkind of Merche de Alex Jennings
No queda claro en ningún momento la finalidad de este relato, aparte de la amalgama de referencias a la cultura americana actual. Algo inconexo.
Burn the Ships de Alberto Yáñez
Un relato macabro y bastante desagradable sobre la lucha entre invasores e invadidos, con algo de creencia religiosa de por medio. Demasiado duro para mi gusto.
The Freedom of the Shifting Sea de Jayme Goh
Creía que ya pocas cosas me podrían sorprender en la fantasía pero estaba equivocada. Nunca me esperé un relato sobre relaciones lésbicas entre humanas y sirenas centípedas centenarias. Cosas veredes.
Three Variations on a Theme of Imperial Attire de E. Lili Yu
Estoy a favor de los retellings de fábulas y cuentos conocidos, así me gustaba la idea de una nueva aproximación al traje nuevo del emperador de la mano de E. Lili Yu, una autora que me normalmente me gusta. No es el mejor de sus cuentos pero dentro de la tónica general de la antología es bastante destacado.
Blood and Bells de Karin Lowachee
Una historia de clanes y violencia en un entorno distópico donde la búsqueda de la venganza por un crimen puede desequilibrar la tensa paz que se mantiene con las concesiones de todos los grupos implicados. No es demasiado llamativo.
Give Me Your Black Wings Oh Sister de Silvia Moreno-García
Corto relato de terror interesante dentro de la obra de la autora canadiense.
The Shadow We Cast Through Time de Indrapramit Das
Un relato complejo de primer contacto con una civilización alienígena en su propio planeta y de su integración en el folclore propio de la población.
The Robots of Eden de Anil Menon
Excelente relato sobre la diferencia de clases, esta vez articulado sobre la posibilidad de adquirir un “cerebro” que ayuda a controlar las emociones. Pero, ¿es mejor no sentir nada para no sufrir por ello?
Dumb House de Andrea Hairston
Hay una cierta querencia por los relatos surrealistas en la actualidad que no son para nada de mi gusto. En este cuento se mezcla la vigilancia y el big data con las tradiciones vudú, en una mezcolanza que no termina bien.
One Easy Trick de Hiromi Goto
De nuevo nos encontramos ante un relato surrealista, porque en un paseo campestre la protagonista de repente se ve liberada de su grasa abdominal y no voy a seguir hablando sobre la trama porque es absurda.
Harvest de Rebecca Roanhorse
Relato de terror realmente bien trabajado sobre las consecuencias del amor sin medida, con toques de cuento de hadas macabro mezclado con tradiciones de nativos norteamericanos.
Kelsey and the Burdened Breath de Darcie Little Badger
Un buen final para una antología bastante irregular, con una protagonista que recolecta últimos suspiros en la tradición más victoriana que se me ocurre. Sin embargo, no todas las muertes son igualmente tranquilas y algunas almas se aferran al mundo a pesar de todo.
Tenía mucho interés en este antología y reconozco que algunos relatos me han gustado mucho, pero me temo que es demasiado irregular para mí, con algunos cuentos que directamente no entiendo.
Este era sin duda uno de los libros más esperados del año, no solo por una portada arrebatadora, si no por todos los rumores que había alrededor de la publicación de esta primera novela.
Y es que las referencias a autores consagradísimos en la space opera como mi admirado Iain M. Banks no hacían si no aumentar el hype, algo quizás contraproducente para la lectura.
Afortunadamente, A Memory Called Empire es un libro que se mantiene perfectamente por sí mismo, sin necesidad de tantas comparaciones.
El universo en que se sitúa la acción está dominado por un Imperio que ha conquistado un territorio tras otro y que mantiene una tensa paz con otras colonias mineras, en un equilibrio inestable con as colonias mineras que depende mucho de los intereses comerciales y de las ganas de conquista que tenga el emperador de turno. Y sin embargo, hay algo que planea en el horizonte que puede llegar a cambiar la difícil situación de status quo actual.
Esta idea, obviamente, no es original. Y sin embargo, el punto de vista con el que trabaja la autora, dándole voz a la embajadora de una de estas colonias mineras, da la posibilidad de ver el imperio desde la perversa admiración que puede provocar el depredador que te amenaza. Y es que la seguridad que provee el imperio a sus habitantes permite que florezcan las artes, mientras que en los otros territorios bastante tienen con luchar por la supervivencia. Esta fascinación por el lenguaje, por la prosa y los versos más elaborados, se hacen patentes en los aspectos de la vida cotidiana. Por ejemplo, me asombra que la clave de cifrado de los mensajes de gobierno sea el último poema de moda, a pesar de la fragilidad inherente de una cifra basada en la sustitución.
La novedad más importante que nos trae la autora son los imagos, algo semejante a los implantes de antepasados que ya utiliza Aliette de Bodard en su ciclo de Xuya, pero dando un paso más en la integración entre las memorias pasadas y las presentes. La persona a la que se le implanta un imago, se “transforma” en otra, en una mezcla homogénea entre el pasado y el presente que permite avanzar hacia el futuro sin perder el conocimiento ya acumulado. Es una idea fascinante, sobre la que gira toda la novela, desde el punto de vista ajeno a esta costumbre, incomprensible para muchos de los que la conocen por primera vez.
Otros detalles también son entrañables, como los nombres de los miembros del imperio, consistentes en un número y otro nombre común. El hecho de que aún con esta nomenclatura tan extraña haya hueco para el cariño con motes personalizados aumenta la empatía que el lector siente por unos personajes, que ya de por sí se hacen de querer.
Existe un esfuerzo considerable por parte de la autora para que el lector se acostumbre a la terminología del universo de una forma natural, administrando la información pausadamente y engarzando cada fragmento para dar lugar a un mosaico complejo y hermoso a la vez.
El ritmo de la novela está bastante bien llevado, menos algunos momentos que rebajan la tensión creciente y un final para mí algo precipitado. Pero A Memory Called Empire es una estupenda primera novela, con ideas conocidas pero con nuevas perspectivas y una atención al detalle muy agradable. De las mejores lecturas del año, sin duda. No me extrañaría nada ver el premio Locus a primera novela en las estanterías de Arkady.
Rosewater es una novela compleja, que bebe de muchísimas fuentes pero que aún así consigue conjugar todas estas influencias en un todo coherente y atractivo. También debido a esta multiplicidad de características es difícil de resumir.
La novela está situada en Nigeria, algo que de por sí ya supone un cambio de emplazamiento de lo que ya estamos acostumbrados a algo más exótico (aunque hayamos leído a Nnedi Okorafor, no es un lugar demasiado explorado). La narración está situada en un futuro cercano, pero el mundo es radicalmente diferente en algunos aspectos tras los primeros contactos con alienígenas mientras que en otros la historia sigue su curso aparentemente inalterable. Es un libro que está inextricablemente ligado a su localización geográfica, con las consideraciones religiosas pertinentes en un entorno nigeriano pero también con una dualidad colonialismo-invasión extraterrestre que me ha resultado fascinante.
Tade Thompson nos presenta dos líneas temporales, una situada en el presente del protagonista y otra en el pasado que va dando saltos desgranando sucesos que se atisban en la trama principal pero que no se comprenden en su totalidad hasta que reciben el foco por completo. Este vaivén entre líneas me provoca algunas reservas respecto a la novela porque en ocasiones rompe el ritmo, aunque no se me ocurre de qué otra forma se podría haber articulado el acceso a esta información.
Uno de los pilares fundamentales sobre los que se vertebra la novela es la capacidad telepática del protagonista y de otros personajes, con una explicación “científica” y verosímil hasta cierto punto. Otros aspectos de la novela frisan lo fantástico, pero intentando respetar el aspecto tecnológico de la ciencia futura.
Para mí, la lectura ha resultado apasionante y sugerente. Por si todo esto fuera poco, Rosewater tiene una frase final de esas demoledoras al estilo de Los genocidas que culmina un trabajo excelente.
Rosewater se va a publicar en español como Rosalera de la mano de Runas con traducción de Raúl García Campos.
Tu novela Children of Time ha sido publicada en España como Herederos
del tiempo y en el futuro también veremos por aquí Spiderlight. ¿Qué te
parece ser publicado en nuestro país? ¿Puedes decirnos algo sobre el proceso de
traducción?
Estoy totalmente encantado de que me hayan publicado en España y es especialmente guay ver que Spiderlight está recibiendo bastante atención. Visité España hace unos años para el festival Celsius y me encantó el entusiasmo y la energía de los fans españoles, y estaba deseando que me publicaran en vuestro país desde entonces.
Recientemente has anunciado el comienzo de tu carrera como escritor a
tiempo completo. ¿Cómo podías escribir tanto mientras seguías trabajando como
abogado? ¿Has notado alguna diferencia en la manera en que escribes ahora?
Creo que mi estilo natural de escritura es bastante económico, en el sentido de que no hago varios borradores ni reescribo mucho, si no que hago toda la labor posible de preparación previa antes de escribir. De esta manera, espero usar mi tiempo de forma eficiente. También tengo la suerte de poder escribir hasta bien entrada la noche.
Este año vas a publicar tres libros (que sepamos). …): Cage of Souls , Children of Ruin y Walking to Aldebaaran. (En serio, ¿cuándo inventaste la máquina de viajar en el tiempo?). Quizá el más esperado es la secuela de Children of Time, pero… ¿qué nos puedes decir de los tres?
Children of Ruin es la secuela de Children of Time, y parte del gancho que dejé en el epílogo del libro, con una expedición hacia otro planeta terraformado. Cage of Souls es un libro muy diferente y el resumen que mi editor ha publicado en Amazon quizá sea mejor que cualquier cosa que yo pueda decir, pero es un libro situado en un futuro lejano en el que el mundo está simultáneamente muriendo y creando nueva vida. El héroe es un disidente político en una cárcel localizada en la jungla más hostil y desde este puesto ver cómo el mundo se destruye. Todo eso aderezado con monstruos, duelos y asesinatos. Walking to Aldebaaran es una novela corta sobre un astronauta al que mandan como parte de un equipo a investigar un extraño objeto alienígena en la órbita de Plutón, y que acaba perdido en su interior, desafiando el tiempo y el espacio. Intenta volver a casa pero empieza a comprender que si lo consiguiera, ni él ni su hogar serían los mismos.
Algunos de tus libros tienen versión en audio. Por ejemplo, Guns of the Dawn lo narra la maravillosa Emma Newman. ¿Qué te parece esta forma de leer?
Soy un gran fan de los audiolibros y he tenido la suerte de que todos los seleccionados para interpretar mis obras han hecho un muy buen trabajo. Los audiolibros son una manera estupenda de volver a experimentar libros que he leído en papel por que la voz del narrador añade mucho contexto.
¿Son las arañas tu marchamo como
escritor? Aparecen de muchas formas en varios de tus libros.
Me encantan las arañas, aunque me gustan los artrópodos en general y los pulpos, reptiles… casi todo lo que al resto de la gente no le gusta. Las arañas son una herramienta especialmente útil para escribir porque, de todas las criaturas, quizá son las más odiadas por más gente. Por lo tanto, si necesitas un atajo para crear un extranjero o algo inhumano, las arañas son una apuesta segura.
En Spiderlight tomas las preconcepciones que muchos autores tienen sobre una partida clásica de D&D y las retuerces con la introducción de un comodín. En Redemption’s Bladela historia empieza en un punto inusual: el Malvado Tirano (TM) ya ha sido derrotado y los personajes buscan un propósito para sus vidas. Ambos conceptos distan mucho de lo que uno puede esperar habitualmente del género fantástico. ¿Qué pretendes conseguir introduciendo estos cambios en las historias fantásticas tradicionales?
Bueno, en primer lugar, la forma habitual de contar fantasía épica (el Bien derrota al Mal en una batalla campal) se ha utilizado muchísimo y yo lo que quiero aportar es originalidad. Por lo tanto, amo la fantasía, pero quiero darle mi propio toque. También es cierto que la fantasía tradicional (al menos la ola post-tolkeniana de los ochenta y los noventa) tiene muchas obras que no examinan las implicaciones de los mundos que estaban creando. Caracterizarlo todo como Bueno o Malo implica que el bueno puede dedicarse a destruirlo todo sin sentir remordimiento alguno. Tanto en Spiderlight como en Redemption’s Blade quería deconstruir la tradición del género e incluso desafiarla.
Dogs of Wary Ironcladsson dos obras situadas en un futuro cercano. Ambas presentan al lector posibles problemas relacionados con la tecnología de aplicación militar. Children of Time, sin embargo, está situada en un futuro lejano. La Tierra no es un escenario relevante y el foco se comparte entre un grupo variopinto con los restos de la Humanidad y una nueva especie en su camino evolutivo. ¿Qué tipo de ciencia ficción prefieres escribir?
Honestamente, todo se reduce a que el concepto clave del libro me diga cuál es el escenario correcto. Children of Time solo podía ocurrir en un futuro lejano porque la evolución de las arañas necesitaba tiempo. Dogs of War y Ironclads son sobre el presente. Nuestras actitudes hacia la riqueza y el privilegio, las diferencias de clase y de servicio y el futuro inmediato de la humanidad, así que si las hubiera situado en un futuro muy lejano no hubieran tenido el mismo impacto.
Has escrito libros muy distintos, como el anteriormente mencionado Guns of the Dawn (una mezcla de Pride, Prejudice y Women at War), la trilogía Echoes of the Fall y la impresionante saga Shadows of the Apt (10 novelas y muchos relatos cortos). A este ritmo acabarás escribiendo en cualquier formato sobre cualquier tema de ciencia ficción y fantasía. ¿Cómo es que tu rango es tan amplio?
Hasta el momento, he permanecido dentro del género y me gustaría expandirme dentro del propio género. No suelo escribir terror (aunque algunas secciones de algunos de mis libros se adentran en ese terreno). En ocasiones he pensado en géneros vecinos como la ficción histórica o el thriller, pero no creo que cambiar de estilos sea tan fácil y sé que necesitaría un periodo de aclimatación antes de intentarlo.
Quizá no sea muy conocido que eres un jugador habitual
de juegos de mesa. ¿Crees que algunas de tus historias podrían servir como base
para el desarrollo de un juego? ¿Qué tipo de juegos son tus favoritos?
¡Me encantaría que un juego de mesa (o cualquier tipo de juego) se basara en mi trabajo! Me definiría como un jugador de eurogames y me gustan los juegos que generan una historia emergente tan solo con la interacción de las reglas y los jugadores.
¿Qué nos puedes decir de tus nuevos proyectos?
Acabo de mandar a mi agente el manuscrito de un libro llamado The Brain Garden (aunque puede que le cambie el nombre cuando sea publicado) que es una gran historia acerca de líneas del tiempo paralelas y evolución y muchas más cosas. También hay una novela cortaque acabo de terminar que es en parte sobre magos y en parte sobre salud mental, algo sobre lo que me interesaba escribir. Todavía no sé cómo llamarla.
Muchas gracias tanto a Elías como a Antonio por su ayuda y sobre todo a Adrian por responder tan rápido.
Creo que es de sobra conocida mi amistad con la autora Cristina Jurado, así que es bastante difícil que mi opinión sobre su libro sea totalmente objetiva. No obstante, intentaré exponer los puntos positivos y los negativos que me he encontrado en la lectura de Bionautas.
Bionautas es una novela de primer contacto entre una raza alienígena y los humanos, pero contado desde el punto de vista del “visitante”. Esta jugada es complicada, porque la premisa de la que pueden partir estas novelas es la imposibilidad de comprender al extraño (véase Solaris o Visión ciega). Cristina juega a que la comunicación es posible, pero es intrínsecamente difícil por las características de ambas especies. Esto lo consigue con un tono desasosegado y alienante en la narración, demostrando la falta de empatía del narrador. Y se hace mucho hincapié en que es el más “sentimental” de los bionautas, casi como una anomalía biológica que le permite relacionarse con los humanos de una manera más estrecha que los demás.
La forma elegida para contar la historia también es muy importante y creo que acertada. Se trata de una narración escrita como un diario hablado, algo que puede llegar a ser intencionadamente confuso por los saltos temporales que pueden ocurrir en cualquier narración no planificada. De nuevo, la autora juega con estos elementos a su disposición para gestionar la información de la que dispondremos, sin revelar demasiado al principio pero dando suficiente como para que el lector especule. De nuevo, un acierto.
Hay otras cosas, sin embargo, que no me han convencido. Creo que al libro le habría hecho falta una revisión más profunda, no solo por algunos fallos de imprenta que he visto, si no por algunas expresiones que no son lógicas. Por ejemplo, el narrador (que no olvidemos es un alien que viene de vivir en el espacio con su especie durante muchísimo tiempo) describe el atardecer como color “butano”. Desde aquí, mis felicitaciones a las campañas publicitarias de Repsol que son capaces de hacer conocidas sus antiguas bombonas de butano hasta en el espacio exterior. También existen algunas repeticiones, como la necesidad de estar arreglando sondas constantemente y cosas así, que entiendo que quizá se podrían haber evitado.
Estos detalles, no obstante, no me han impedido disfrutar de una lectura que me hace reconciliarme con la ciencia ficción española.
Nota: me dicen por el pinganillo que algunas de las erratas ya han sido corregidas en las versiones electrónicas, incluso se han eliminado los “butanautas”. Gracias por el aviso.
Los superhéroes están de moda. Hace ya tiempo que los ingresos por películas superan a los de la venta de los propios tebeos y los temas “superheroicos” están muy presentes en la sociedad, por lo que es normal que la literatura también tenga ejemplos de este tipo. Desde Viciouso la más reciente Vengeful,pasando por Pronto seré invencible o la patria Mundo de Dioses, cada vez hay más novelas que se pueden enmarcar en este género.
Cuando leí They Promised Me the Gun Wasn’t Loaded ni siquiera sabía que se trataba de la segunda entrega de una serie (a veces pasa, se pone una a leer a lo loco y se entera después de las cosas), pero esto no ha sido óbice para disfrutar de la lectura, aunque es posible que me haya perdido referencias. No ha sido importante, pues he disfrutado como pocas veces riendo a mandíbula batiente.
El mundo está poblado por seres superpoderosos de luz (Sparks) y seres malvados de sombra (Darklings) pero no todo es blanco y negro, por supuesto. En un principio pensé que el objetivo de James Alan Gardner, además de ser bastante irreverente, era ignorar todas las leyes de la física cuando no contravenirlas directamente, pero el libro tiene bastante más. Si hace falta, ya vendrá José Manuel Uría a hablarnos sobre la física del universo Gardner y seguro que encuentra alguna forma de justificarlo.
La protagonista, Jools, es una estudiante de biología que ha adquirido recientemente superpoderes junto a sus compañeras de piso debido a… (¡oh, sorpresa!) un accidente en un laboratorio. Parece que todo el libro se reduce a unos conceptos bastante simplistas (luz contra oscuridad, tecnología contra magia, bien contra mal…) pero el autor es capaz de desarrollar una trama bastante alocada con un ritmo envidiable, burlarse de nuestras ideas preconcebidas y de paso, crear una ropa interior de origen orgánico capaz de contener el traje de superhéroe correspondiente y vestir al usuario en menos de dos segundos (eso sí que es tecnología avanzada y lo demás son paparruchas) .
La característica principal del libro es el humor que aparece en muchos de los párrafos especialmente basándose en comparaciones con el mundo animal (al fin y al cabo la protagonista es bióloga) pero también metiéndose con el mundo universitario y, por si no os habíais dado cuenta, con la física.
El ritmo está bien llevado, las referencias a conceptos biológicos se mezclan con las menciones a actores de películas hongkonesas como Iron Monkey, hay incluso algunas pequeñas dosis de reflexión sobre lo que realmente significaría tener este tipo de poder, en una novela equilibrada y principalmente entretenida.
Me he quedado con una muy buena sensación al leerlo y con ganas de coger el primer libro de la serie… y los siguientes también.
Hay novelas que te atrapan con su ritmo y si eres capaz de dejarte llevar, las disfrutas como un paquete de palomitas en su punto de sal. The Stars Now Unclaimed es un buen ejemplo, un libro que quiere jugar a ser space opera y que tiene muchos toques de ciencia ficción militarista aderezado con misteriosos poderes que pueden cambiar el rumbo de la galaxia.
Con los mimbres mencionados anteriormente sería realmente difícil conseguir una novela original, pero Drew Williams tiene otra intención: busca la diversión pura para el lector. ¡Y vaya si la encuentra!
Lo más destacable del libro son las escenas de acción que se encadenan una tras otra. Somos testigos de batallas espaciales, asaltos armados con tecnología obsoleta que se va desmoronando en las manos, ataques a planetas enteros en los que entran en juego defensas orbitales y escaramuzas con pocos integrantes que tiene lugar en EVA. Y todo está narrado de forma divertida, siempre que apretemos el botón de suspensión de la incredulidad. Por que todo, absolutamente todo, lo hace la misma persona. Olvidaos de Lara Croft o Honor Harrington, porque Jane hace que sus hazañas parezcan méritos para conseguir medallas de boy scouts.
Las razas alienígenas que aparecen en el libro son excesivamente antropomórficas y la situación planetaria del último refugio es rocambolesca, pero como ya he mencionado con anterioridad, no tenemos que ponernos escrupulosos con la verosimilitud de la historia, si no simplemente dejarnos llevar y disfrutarla.
Me gustaría también mencionar el humor que destilan algunas de las escenas, simple pero efectivo. El libro tiene un marcado carácter cinematográfico y como tal hay que tomarlo. ¿Quieres algo que te recuerde a Star Wars con mucha acción? Este es tu libro.
Sea of Rust estuvo nominada a los premios Arthur C. Clarke y aunque no terminara ganando, me llamaba la atención su sinopsis. Cuando Borja “por menos de un euro” Bilbao avisó que estaba en oferta, no dudé en hacerme con ella y he tardado muy poco en leerla, lo cual habla mucho en su favor.
La narración está situada en un mundo donde la humanidad no existe, ha sido aniquilada por las IAs que ellos mismos desarrollaron. Pero este mundo sin humanos dista mucho de ser idílico, porque las inteligencias artificiales han vuelto a caer en los mismos errores del pasado y en algunos nuevos: el egoísmo, la avaricia, la búsqueda de la divinidad y la uniformidad de criterio… En este contexto, seguiremos los pasos de Brittle, un robot modelo “cuidador” que se dedica a expoliar los restos de otros autómatas para negociar con sus partes. En un arranque de antropocentrismo, Cargill denominada a esta práctica “canibalismo”, lo cual nos debería dar una idea de la estrecha relación entre los humanos y las IAs.
Y es que el autor dota de una humanidad tal vez excesiva a los robots supervivientes. A pesar de que la misma definición de sintiente implica que sean capaces de modificar su programación, lo cierto es que la forma de actuar es totalmente humana. Hay dolor, hay empatía, hay sacrificio… lo que no vemos son cálculos fríos para conseguir los objetivos, por ejemplo. A mi entender este es el principal problema de la novela, aunque tiene otras dificultades menores como el tratamiento algo frívolo de la tecnología (ese Wifi que funciona sin necesidad de antenas, satélites ni ningún tipo de infraestructura…) y una coda que le quita algo de fuerza a la historia.
Y, sin embargo, he disfrutado muchísimo con la lectura. Sea of Rust combina capítulos en el presente con otros del pasado que sirven para relatar el arco “histórico” de la narración, para saber cómo se llegó a la situación actual. Pero creo que su principal función es relatar el descenso al infierno de la locura y el olvido, relatado por el propio afectado. Y es que los robots son capaces de perder la razón cuando el funcionamiento de sus piezas deja de ser óptimo. Las opciones que se abren ante ellos son escasas: abrazar la locura o intentar evitarla en una carrera de repuestos sin fin con un stock limitado de recursos. En este punto nos vuelven a mostrar su rostro más humano, con un ansia por la supervivencia que les lleva a efectuar actos reprobables. La civilización reflejada en el espejo deformado de sus antiguos esclavos.
Recomiendo la lectura de Sea of Rust a pesar de los defectos mencionados. Realmente merece la pena.
No tenía muchas referencias sobre esta novela ni sobre el autor, así que claramente nos encontramos ante un caso de “la compré por la portada” de esos que se dan algunas veces. Pero, ¿mereció la pena dejarse llevar por el impulso? Ahora lo veremos.
Adrift es una aventura espacial con un variopinto grupo de viajeros que se encuentran inesperadamente en una situación límite. Mientras están haciendo una pequeña visita turística a una estación espacial en una nave que es poco más que un motor y una cabina, la colonia de la que parten es víctima de un devastador ataque que acaba prácticamente con todos los humanos allí presentes.
Ante esta tesitura, aflora lo peor y lo mejor de la raza humana, personificada en la decena y pico de personas que sobreviven al ataque. En este sentido, la novela es un claro ejemplo de la “literatura de desastres” que tiene su público propio.
La aventura no pretende ser aleccionadora y como tal hay que leerla. Es innegable que alguna de las situaciones por las que pasa el grupo merecen el calificativo de rocambolescas y que la suerte es un factor primordial en el desarrollo de la historia, pero la suerte siempre ha sido determinante para sobrevivir a una catástrofe y el autor no hace si no ahondar en este hecho.
La composición del grupo está muy bien pensada. Pertenecen a un amplio espectro de edades, profesiones, extracción social… Y aunque por supuesto nada es tan simple como pudiera parecer en un principio se les acaba cogiendo cariño. Se intercalan episodios “actuales” con flashbacks y reflexiones sobre el pasado que nos ayudan a entender mejor las motivaciones y las decisiones que tomarán los supervivientes.
La prosa es bastante funcional, con predilección por los diálogos bastante fluidos para hacer avanzar la narración. El comienzo es un poco lento pero luego toma una velocidad de crucero más que adecuada.
Llega un momento en el que el “misterio” del ataque acaba resultando bastante obvio y también me sobra un poco de la moralina final de la novela, pero si se lee como un entretenimiento ligero y con algún que otro toque juvenil, no se acaba defraudado.
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