Killing Gravity

Últimamente me encuentro con libros que aún siendo correctos no me deslumbran, me parecen convencionales. No sé si será debido a la “Adacción” de la que ya hablé hace un tiempo o a la experiencia lectora, pero no acabo de sorprenderme con según qué libros.

Killing Gravity es un buen ejemplo. Tiene elementos interesantes, una protagonista con un pasado cuando menos intrigante, un escenario espacial atractivo y un desarrollo correcto, pero que me recuerda demasiado a otras obras.

Otro problema que le veo al libro es que no acaba de decidirse entre ser un primer capítulo de una novela más larga o un relato contenido en sí mismo. Tiene comienzo, nudo y desenlace pero como historia individual queda un poco endeble y como primera entrega de una saga se ventila de un plumazo los orígenes del personaje principal. Me temo que juega a abarcar mucho, pero se queda en tierra de nadie.

No obstante, tiene algunos elementos que me gustan. Principalmente, la figura de Seven, ese acompañante “felino” que seguro que dará juego en el futuro y algunos personajes secundarios que pueden llegar a desarrollarse de una forma atractiva.

La prosa es directa y sin concesiones. Las descripciones de los entornos son como instantáneas que nos permiten hacernos una composición de lugar. Por contraste, los combates están narrados con gran crudeza pero con una cualidad casi cinemática, muy visual. Y tiene algunos toques de humor bastante negro que le vienen bien a la narración.

No quiero decir que sea la enésima repetición de la “fugitiva entrenada para ser una asesina perfecta” porque hay otros elementos en la coctelera de Corey J. White como para salirse del camino habitual, pero la narración se tendría que desarrollar más para que veamos la auténtica valía de la saga. Afortunadamente, dentro de poco se publicará Void Black Shadow, la siguiente entrega que nos sacará de dudas.

The Tea Master and the Detective

Tuve la suerte de poder leer The Tea Master and the Detective anticipadamente gracias a la propia autora y es de sobra conocida mi admiración por su obra así que me resulta especialmente difícil hacer una reseña totalmente imparcial. Aún así, espero no escribir cegada por la admiración y valoraré pros y contras.

Con The Tea Master and the Detective Aliette vuelve al universo de Xuya, pero esta vez con un giro distinto. Desarrolla una nueva historia “detectivesca” como en On a Red Station, Drifting pero sigue los pasos de Doyle creando un misterio “holmesiano”, si me permitís la expresión. Los personajes son trasuntos de Watson y Holmes, pero adaptados a su universo de space opera. Son reconocibles pero a la vez son diferentes de los originales. Este movimiento no es fácil, no se trata solo de cambiar el género o que Watson siga siendo veterano de guerra, se trata de que el trauma que arrastra forme parte de la historia, por ejemplo. En este sentido, Aliette ha conseguido imbricar este homenaje con una ambientación futurista en un universo que ya tiene bastante relatos a sus espaldas, sin que se note forzado. Un gran reto, pero uno resuelto de forma elegante y efectiva por la autora.

El misterio en sí no es especialmente complejo, sin llegar a resultar decepcionante. Quizá constreñido por su longitud, la resolución es bastante lineal. Sirve como carta de presentación para los personajes y como oportunidad de lucimiento de sus cualidades deductivas, pero no llega a dejar poso. De Bodard ya hizo gala de sus cualidades como escritora noir en su estupenda trilogía Obsidian and Blood, así que quizá en una extensión mayor hubiéramos podido disfrutar algo más de la investigación.

Lo que más me alegra es el interés de la propia autora en volver a explorar el universo de estos personajes, con una química comprobada y con un escenario consolidado como Xuya para que le sirva de telón de fondo. Espero no equivocarme con esta esperanza.

Gnomon

He invertido mucho tiempo en la lectura de Gnomon, la titánica obra de Nick Harkaway. También he pasado tiempo pensando en la reseña, no porque (como se dijo de Mike Oldfield en su día) en una obra tan larga forzosamente te tiene que gustar una parte, si no porque creo que tiene muchas ideas interesantes.

Lo primero que chocará al lector es la estructura tan extraña escogida por el autor para contar su historia. Recuerda a la utilizada en El Atlas de las Nubes, pero como si a este libro le hubiéramos añadido un triple tirabuzón carpado. La subjetividad de la narración da juego para esto y más, pero aún así no deja de ser una apuesta muy arriesgada de la que no sale necesariamente exitoso siempre.

El argumento subyacente es de rabiosa actualidad. En un futuro Reino Unido post-Brexit la vigilancia y la supervisión por parte del Estado es constante y aceptada, casi unánimamente, con regocijo. La seguridad es mayor si todo está supervisado, ¿pero dónde queda la libertad? La pesadilla de Doctorow y Orwell hecha realidad.

¿Cuál es la minúscula contrapartida de este perfecto y maravilloso sistema? Algunas veces hay que hacer “lecturas mentales” de algunas personas para estabilizar el entramado. Es un procedimiento probado, nunca pasa nada, … hasta que pasa.

Gnomon, no obstante, es mucho más que esto. La inteligencia y el conocimiento de la cultura clásica de Harkaway sale a relucir en más de una ocasión, así como su capacidad para hilar historias interesantes. Pero tiene un problema de fondo, que se aprecia más conforme vas pasando páginas y es que el autor se “recrea” en su propia complejidad. Las cualidades oníricas de algunos de los pasajes y la subjetividad en general le permiten hacer lo que quiere con el libro, saltándose sus propias reglas y creando una sucesión de Deus ex machina que acaba resultando irritante, cuando no directamente agotadora. Creo que se podría haber reducido mucho, MUCHO, el volumen del libro y eso que habríamos salido ganando.

Las múltiples capas que forman Gnomon se relacionan de muy diversas maneras, desde la repetición de palabras claves a las que hay que estar atento a otras un poco más burdas, en las que el autor prácticamente te lleva de la mano hasta el descubrimiento. Hubiera preferido ir uniendo yo los hilos, pero no sé si la ausencia de algunos infodumps hubiera soslayado el problema de la longitud.

La novela hace honor a su nombre como algo que se sale de lo habitual, es una lectura fascinante pero exige un esfuerzo continuado al lector que no muchos estarán dispuestos a entregar.

Binti : The Night Masquerade

Como no hay dos sin tres, tenía que terminar la trilogía de Binti con la lectura de este Binti : The Night Masquerade. Si alguien se esperaba un final pirotécnico se verá desfraudado, porque esta tercera entrega sigue el camino pautado por las anteriores.

Comentaba el otro día con mi amigo @mertonio que hay libros que son más importantes por lo que representan que por el libro en sí. Me temo que las historias de Binti tienen más implicaciones que el interés de la propia narración. Por ejemplo, en esta última entrega ocurren hechos que son extraordinariamente previsibles por lo que la lectura se convierte a ratos en un: “¿a que sé qué pasa ahora?” con 100% de probabilidad de acierto.

En cuanto al significado de The Night Masquerade al que se hace referencia en el título, es muy inocente pensar que una farsa pueda decidir el destino de un pueblo, pero basta con mirar a nuestro alrededor para ver cómo influyen en nuestras decisiones otros elementos igualmente cuestionables.

Y sin embargo, entiendo que se defienda la novella. Esta escrita desde la emoción, esto es innegable, pero también pugna por la normalización de los personajes. Es un alegato pacifista a favor del diálogo entre pueblos, una petición para olvidar rencores tan antiguos que ni siquiera se recuerda el origen y principalmente, una defensa a ultranza del mestizaje como forma de evolución. Si las bacterias intercambian ADN para hacerse más resistentes, ¿por qué no va a hacerlo un ser humano?

Como final de una trilogía me parece incompleto pero como comienzo de una nueva historia creo que sienta bien las bases para una continuación, que espero sea mejor.

Horizonte 6

Me decidí a leer esta novela como parte del proyecto de Disección de novelas del infatigable cuestionable Origen Cuántico. Aunque la tozuda realidad me ha impedido participar en la disección, no por ello he dejado de leer esta recomendable colección de relatos.

Horizonte 6 lo componen cuatro relatos de diferente factura relacionados entre sí por un hilo conductor débil. Aunque se pueden leer por separado, se pierde la visión de conjunto. Mi preferida es la primera, con un componente científico muy acusado, pero que consigue que la lectura no se vuelva árida. De hecho es casi divulgativa, con sus notas a pie de página explicando conceptos sobre recepción de señales astrofísicas.

Los otros relatos tocan temas tan interesantes como la inteligencia artificial y el primer contacto. Curiosamente, el tratamiento de este primer contacto con una civilización alienígena recuerda mucho a la trilogía de Liu Cixin que comenzaba con The Three-Body Problem, pero de una forma mucho más condensada.

También merece destacarse el último relato, donde conoceremos a una especie alienígena muy distinta a los humanos y con un propósito también muy marcado. Me ha encantado la elección de los nombres, totalmente ilegibles pero con unos signos de sumatoria al principio que no sé si tendrán que ver con su participación en la mente colmena, pero que a mí personalmente me resultan muy acertados.

También juega a favor de Horizonte 6 su brevedad, que hace que se pueda leer de una sola sentada.

La prosa, por el contrario, me ha parecido demasiado simplista en comparación con las ideas que se exponían. Es posible que esta impresión sea debida a la comparación con otras obras de otros autores, pero también es cierto que me parece ver cierta evolución dentro de los propios relatos, así que Caryanna será una autora a la que seguir para ver su progresión.

Blackfish City

Aunque Sam J. Miller tiene una considerable producción en formato corto, hace poco que dio el salto a las distancias más largas con la recomendada The Art of Starving. Como quiera que la temática de esta no me llamaba la atención, pero si que cayó en mis manos Blackfish City decidí leer su novela “adulta” en primer lugar.

La ambientación de Blackfish City me recuerda mucho a Osiris, aunque hay que salvar las distancias. Una ciudad polar que utiliza energía geotérmica para seguir viviendo mientras el deshielo ha hecho desaparecer las ciudades costeras, una estrella artificial donde las diferencias económicas son tan acusadas como injustas que conoceremos a través de los ojos de muchos de sus habitantes.

No sé si se llegaría a enmarcar dentro de la ciencia ficción de cambio climático porque esta obra está innegablemente ligada a este subgénero pero su crítica más afilada no va en esa dirección. He leído algunas reseñas que hablan sobre todo de su oposición radical a la especulación inmobiliaria y no puedo negar que la haya en un mundo donde cada vez hay menos tierra habitable. Esto es patente en el alquiler de cubículos donde apenas caben las personas para dormir por la noche comparada con la opulencia de los grandes dueños de superficies, que se pueden permitir incluso tener edificios cerrados al uso para obtener más beneficios.

También juegan un papel importante las personas ligadas a animales, mediante manipulación genética y nanorobótica. Este aspecto me resultaba más interesante, aunque puede haber quedado un poco desperdiciado en la longitud de la novela. Se utiliza principalmente como pretexto para la exclusión del grupo afectado (aunque luego sea importante en la finalización de la obra), pero lo mismo que se ha utilizado este pretexto se podría haber buscado otro. Siempre es bueno dividir y echar la culpa al más débil mientras el verdadero responsable huye con los beneficios. Siempre habrá chivos expiatorios a los que recurrir.

Una de las voces que más nos ayudan a comprender el entorno es una audioguía pirata, supuestamente dirigida a los inmigrantes que llegan a la ciudad, pero que todo el mundo puede oir a través de sus implantes. Esta primera persona narrativa dando voz a la propia ciudad me parece todo un acierto y uno de las aportaciones más destacables de Miller.

Pero permitidme que os diga cuál es la imagen que a mí se me ha quedado clavada en la retina. Una enfermedad mental, que le hace tener recuerdos de otras vidas pasadas, cayendo cada vez más profundamente en el pozo de la locura. Te hace incapaz de seguir el hilo de tus pensamientos.  Y os digo que me ha dejado marcada porque esta enfermedad, llamada breaks por Miller, se supone que solo es transmitible por relaciones sexuales. Las autoridades mienten sobre el tratamiento. ¿Os suena de algo? El miedo de la gente. El rechazo. No sé si la condición sexual de Miller ha influido en el desarrollo de esta novela, pero a mí esta es la parte que me ha dejado más marcada.

No todo es destacable en el libro. El final me parece un poco acelerado y basado en casualidades. En ocasiones carga demasiado las tintas mostrando las diferencias sociales que ya conocemos y también hay elementos que me recuerdan a otras obras excesivamente. Aún así, me parece una novela muy redonda y que me gustaría recomendar.

The Will to Battle

Padezco una enfermedad de nuevo cuño llamada “Adacción”. Los síntomas son tener que leer las novelas de Ada Palmer en cuanto salen y al acabarlas esperar impacientemente la siguiente. Los únicos casos diagnosticados de momento somos Elías Combarro y yo, pero se va propagando por el mundo de los aficionados a la ciencia ficción cual virus mutante. Así que estáis avisados, leed esta reseña con medios profilácticos si no queréis caer víctimas de la “Adacción”.

Ya hablé en su momento de las dos novelas anteriores de la saga Terra Ignota así que en un principio me costaba encontrar nuevos argumentos para elogiar The Will to Battle, pero lo cierto es que Ada Palmer añade nuevas capas de interés a la historia y utiliza nuevos recursos estilísticos. La autora deja un poco de lado los temas relativos al género que quizá fueron el principal reclamo de Too Like the Lightning, en una maniobra arriesgada pero encomiable. Este giro es compensando con una ruptura constante de la cuarta pared, con la intervención tanto del propio lector como de figuras legendarias. También se utiliza la maquetación en columnas para representar con más fuerza un diálogo, o más bien un soliloquio que se pretende interrumpir. Pero todo queda a la interpretación del lector.

No se puede negar que es una novela que puede provocar algo de rechazo por recrearse en su propia inteligencia. Es necesario tener una cierta predisposición para introducirse en sus páginas y para asistir a los debates filosóficos tan intensos que presenciaremos. Todo el libro gira alrededor de la necesidad de la guerra en un mundo que creía haber llegado a una paz utópica. Pero el precio que se tenía que pagar por esta paz no es algo que todos estén dispuestos a asumir, en una posición que nos remite a Baroja o a Leguin. ¿Cómo volver a adiestrar a una población que ya no está capacitada para combatir? ¿Cómo preparar la defensa, la protección del débil? Incluso un héroe mitológico dudaría ante esta tesitura.

La panoplia de personajes que desfilan ante nuestros ojos no para de crecer y cada uno (¡cada uno!) aporta algo a la historia. Las contribuciones son mayores o menores, pero hay que estar atento durante la lectura para recabar las pistas que van sembrando. Creo que la saga ganaría aún más con una relectura, pero Palmer consigue volver a reavivar nuestros recuerdos en los primeros capítulos con una serie de toques que esquivan con destreza la trampa del infodump.

Me encanta la recuperación de los Juegos Olímpicos como la tregua que fueron originalmente, sutilmente preparada por Palmer desde el principio de la historia, pero la narración del propio hecho me parece atropellada. ¿Será un efecto buscado debido al cambio de narrador? Es posible pero creo que podría haberse realizado la transición de una forma menos brusca.

La trama pasa por algunas fases algo cadenciosas mientras va preparando las bases que utilizara para un final que resulta un espectacular despliegue pirotécnico, metafórico y real. La lectura es densa, pero gratificante.

Lo que si tengo claro es que cada vez que acabo un libro de Ada Palmer tengo más impaciencia por leer el siguiente. ¿Algún tratamiento para esta “Adacción”?

Me tragó el igualma

A pesar de las muchas vicisitudes que pasé para hacerme con mi ejemplar de Me tragó el igualma, o quizá alentada por ellas, me puse a leerlo conforme cayó en mis manos. Es una obra de un autor al que me gustaría ver publicado más a menudo y encima con un texto de mi gran amigo Elías Combarro, así que tenía todas las papeletas para gustarme. ¡Cómo me alegra haber acertado!

Lo primero que salta a la vista, ya desde los primeros párrafos, es la musicalidad de la prosa. Creo que sería toda una experiencia escuchar el libro narrado porque creo que tiene una métrica casi poética. Esta sonoridad se mantiene a lo largo de todo el libro y consigue encandilar al lector. Pero esta no es su principal virtud.

Para mí esta virtud, es la imaginación que nos asalta en cada página. La narración está prácticamente centrada en un solo planeta, pero Víctor ha sido capaz de mostrarnos el universo. En este sentido me recuerda mucho a los tebeos de Valerian, de mis favoritos de todos los tiempos.

Con homenajes claros a Carl Sagan desde la orilla del océano cósmico y otros no tan obvios como el de Belisario, que el propio Víctor me tuvo que apuntar, o a Italo Calvino.

Es un canto de amor al universo desde la parte más infinitesimal a la más inmensa pero también un alegato pacifista y ecologista, entendiendo la ecología como la protección del mundo natural, pero sin entrar en conflicto con el progreso.

También me ha gustado el detalle de que el universo sea compartido con otras obras del mismo autor. Este dato lo sabemos por pequeñas referencias a los cromatófagos y los ingrávidos, otros seres nacidos de la imaginación del escritor.

Un pequeño detalle que no desluce para nada la lectura pero que creo que se podría haber corregido es la repetición excesiva de ciertos términos, como “soltar lastre” que supongo se podría haber evitado con algún sinónimo. A menos que esta repetición sea un efecto buscado, algo que es perfectamente posible.

Solo me queda recomendar la lectura de esta pequeña joya de la ciencia ficción española.

Portada de Revenant Gun

Ya podemos disfrutar de la portada de Revenant Gun, la esperadísima novela de Yoon Ha Lee, la finalización de la trilogía Machineries Of Empire que empezó con Ninefox Gambit y continuó con Raven Stratagem. Revenant Gun, está situada temporalmente nueve años después de Raven Stratagem. Nirai Kujen, está intentando reconquistar el hexarcato con Jedao como su general. Mientras tanto, Cheris tratará de acabar con ambos.

When Shuos Jedao wakes up for the first time, several things go wrong. His few memories tell him that he’s a seventeen-year-old cadet—but his body belongs to a man decades older. Hexarch Nirai Kujen orders Jedao to reconquer the fractured hexarchate on his behalf even though Jedao has no memory of ever being a soldier, let alone a general. Surely a knack for video games doesn’t qualify you to take charge of an army?

Soon Jedao learns the situation is even worse. The Kel soldiers under his command may be compelled to obey him, but they hate him thanks to a massacre he can’t remember committing. Kujen’s friendliness can’t hide the fact that he’s a tyrant. And what’s worse, Jedao and Kujen are being hunted by an enemy who knows more about Jedao and his crimes than he does himself…

Aquí tenéis la portada, obra de Chris Moore:

En la portada podemos ver la nave de Jedao, la Revenant, dirigiéndose a la Fortaleza de Pearled Hopes.

La novela saldrá a la venta en junio de 2018.

 

Kickstarter : 2001: An Odyssey in Words

Para celebrar el centenario del nacimiento de Sir Arthur C. Clarke se ha lanzado un proyecto de antología en la que cada historia tendrá exactamente 2001 palabras.

El elenco de autores es espectacular, y aún quedan por anunciar más:

  • Chris Beckett
  • Becky Chambers
  • Colin Greenland
  • Mathew De Abaitua
  • Yoon Ha Lee
  • Dave Hutchinson
  • Emmi Itäranta
  • Gwyneth Jones
  • Ian R MacLeod
  • Phillip Mann
  • Ian McDonald
  • Emma Newman
  • Claire North
  • Jeff Noon
  • Rachel Pollack
  • Alastair Reynolds
  • Adam Roberts
  • Jane Rogers
  • Bruce Sterling
  • Adrian Tchaikovsky
  • Ian Watson
  • Liz Williams