Luna : Wolf Moon

Le estamos cogiendo el gustillo a esto de las reseñas conjuntas. Aquí tenéis la de Antonio Díaz en Sense of Wonder y la de Xavi en Dreams of Elvex.

Sin duda, uno de los títulos más esperados este año es Luna : Wolf Moon la continuación de la exitosa e injustamente ignorada en los premios Luna de Ian McDonald. Es normal tener altas expectativas, pero la pregunta correcta es ¿se han cumplido?

Luna : Wolf Moon es una continuación inmediata de los sucesos acontecidos en la primera entrega de la saga. Con esto quiero decir que no esperes una introducción pausada para volver a acostumbrarnos a los personajes, así que ten a mano la lista de los personajes y las familias de la Luna si tienes mala memoria (repite conmigo Corta, McKenzie, Vorontsov, Asamoah y Sun).

La ambientación sigue estando muy lograda y como ya conocemos los valores por los que se rige la sociedad lunar, podemos pasar perfectamente al desarrollo de la novela, aunque se observan ciertos paralelismos con la primera entrega, como una caída en gravedad lunar que recuerda al vuelo del Eagle of the Moon. Es una forma elegante de recordarnos que las reglas del juego son distintas cuando el escenario cambia. Es cierto que el factor novedoso de la escenografía lunar se diluye un poco, pero para compensarlo visitaremos también la Tierra, quizá la gran olvidada anteriormente.

El enfoque de la novela, que ya era coral, se amplia aún más, pues empezamos a conocer a miembros de las otras familias dominantes de nuestro satélite. En el primer libro estudiábamos a fondo a los Corta, pero ahora los distintos puntos de vista nos permitirán conocer la perspectiva de las cinco casas nobiliarias selenitas. Si bien es cierto que se agradece la diversidad, pocos de los nuevos personajes me han dejado una huella tan profunda como Adriana Corta. En este sentido algunos de los protagonistas han medrado a la sombra de sus mayores pero no consiguen llenar sus zapatos. De hecho, la más interesante a mi juicio de las nuevas incorporaciones sigue siendo una Corta.

Tenía mucho interés por descubrir a qué se refería el autor cuando hablaba de los lobos de la Luna y la explicación, aunque coherente, me ha decepcionado un poco.

En otro orden de cosas, el sexo en muchas de sus variantes sigue presente en la narración, como poderosa fuerza que es. Me temo que nada tan impactante como la sesión que se marca Ariel y que el propio McDonald leyó en el Celsius (me dicen por el pinganillo que no lo leyó, solo afirmó “haber escrito la mejor escena de masturbación femenina que hay en la ciencia ficción.”), pero tampoco es escaso. La variedad de términos con la que es capaz de denominar a los órganos reproductores merece una entrada en la Wikipedia.

En algunas ocasiones he dicho que hay autores capaces de hacer interesante una disertación sobre el mundo de las barbas pero el británico no se queda atrás con una dilatada disertación sobre la física y la química implicada en la elaboración de pasteles en la Luna.

A pesar de que me estaba gustando el libro se encaminaba a una valoración menor que el primero, quizá por la pérdida de novedad. No obstante, McDonald en el último tercio comienza a pisar el acelerador a fondo. Las intrigas políticas y las rencillas familiares alcanzan un punto de tensión del que parece no va a haber vuelta atrás. Y vuelve a dejarnos con la miel en los labios y en espera de la continuación.

Como hace tiempo que no acompañaba las reseñas con alguna infografía, aquí os traigo una que sirve como resumen para tener a mano en un solo vistazo los clanes familiares de Luna. Espero que os guste.

Extracurricular Activities

Buscaba una lectura para cubrir un hueco que tenía y me decidí por Extracurricular Activities de Yoon Ha Lee principalmente por estar relacionado con Ninefox Gambit.

Se trata de un relato sobre el pasado de Jedao, uno de los protagonistas de su space opera. Resulta muy curioso asistir a su formación como militar pero lo que no me esperaba para nada es el humor constante que impregna cada página. No es un humor necesariamente sutil y sobre todo está basado en las relaciones sexuales, pero hay que admitir que el autor consigue llevar la narración con un tono sarcástico que no me esperaba para nada. Teniendo en cuenta la seriedad de muchos de los relatos de Conservation of Shadows este cambio de registro es totalmente rupturista y deja entrever un autor con más posibilidades de las que pensaba.

La trama, sencilla pero atractiva, versa sobre el manejo de las operaciones encubiertas, algo fundamental en un mundo en guerra constante como es el creado por Yoon Ha Lee. Mezclar una infiltración en una base enemiga con una carta de tu madre mandándote comida para que no pases hambre roza lo absurdo pero que la principal amenaza contra un enemigo no sea el dolor físico si no despeinarlo es sencillamente genial.

Aparecen otros temas habituales en la obra del autor de ascendencia coreana, como la sexualidad no binaria tratada como algo común y respetado, pero la corta longitud de Extracurricular Activities hace que tenga que ser directo y no entretenerse en florituras. En este sentido consigue dar en el blanco, ofreciendo al lector una experiencia intensa y muy divertida.

A Window into Time

Recientemente hablaba de Peter F. Hamilton casi como el autor por antonomasia de las macronovelas. Pero claro, para dejarme por mentirosa se tenía que descolgar con una novella bastante resultona como es A Window into Time.

El protagonista de la historia es Julian, un joven con memoria fotográfica que, tras el fallecimiento de su madre en un accidente doméstico, comienza a tener visiones de una vida ajena a la suya. Su extraordinaria capacidad le permite revivir estas escenas con toda minuciosidad para extraer la información necesaria para localizar a la persona que realmente tiene estas visiones.

La idea no es muy compleja ni original, pero el tono que da el autor a la novella es perfecto. Complementa perfectamente la ingenuidad del personaje con los conocimientos enciclopédicos que su memoria le puede dar. Sitúa temporalmente a Julian con referencias muy cercanas y reconocibles por todos nosotros que lo humanizan, ya que no resulta sencillo empatizar con su aire de grandeza, con esa obsesión por creerse mejor que los demás.

Como guiño a sus lectores españoles, Julian se pasea en cierto momento por Puerto Banús, con sus abuelos, que viven en España.

También es muy interesante el tratamiento que hace de las paradojas temporales, en caso de que existieran. Si Julian ve una escena del futuro y es capaz de localizarla, ¿su posible presencia e intervención en ese lugar crearía una paradoja? Hamilton no entra en complejidades como universos alternativos, pero tampoco las necesita para crear un relato simple pero que se puede disfrutar en poco tiempo. Un cambio bienvenido después de la decepción de A Night without Stars.

Last Year

Uno de los recursos más utilizados de la ciencia ficción son los viajes en el tiempo. Es por esto que resulta difícil innovar en este campo, porque parece que ya está todo dicho. Y sin embargo, la premisa en la que se basa Last Year me pareció interesante desde un principio. El libro es la respuesta a una pregunta básica: ¿cómo rentabilizar económicamente los viajes al pasado?

Está claro que si los viajes fueran a nuestro propio pasado bastaría con llevarse una lista con los resultados de las quinielas o de cualquier otro sorteo de azar y dejarnos una buena herencia. Pero Wilson no cae en esta trampa de paradojas, sus viajes en el tiempo son a realidades alternativas, lo suficientemente parecidas a nuestro pasado como para ser reconocibles pero no tanto como para no verse afectadas por la misma llegada de los cronoviajeros.

La premisa, por tanto, es la explotación de los recursos naturales de este otro mundo, mediante una de las fuerzas impulsoras de la economía, el turismo. Aprovechando los avances tecnológicos del presente, un empresario no especialmente escrupuloso crea un resort para los ricos de la época en los que se dejan ver las maravillas del futuro, tales como naves voladoras o smartphones.

Esta idea, que podría haber dado mucho juego se queda en nada cuando la narración avanza por otros derroteros. Asistimos a la relación entre una empleada de este centro turístico venido del futuro y un contratado del pasado que han de formar equipo para investigar un entramado de contrabando de objetos futuristas. A partir de aquí la historia avanza a base de coincidencias, algo que me molesta mucho al leer. No sé si Wilson podría haber planteado de otra manera la resolución de los enigmas que se van encontrando la pareja de investigadores, pero el camino hasta el final de la novela está asfaltado con más y más casualidades que restan credibilidad a la novela.

Algunas de las divagaciones filosóficas sobre las consecuencias morales de los viajes en el tiempo podrían ser interesantes si se hubieran explorado más,  pero Wilson acaba enredándose en una historia de venganza que no dejará bien parados a ninguno de los afectados.

Last Year ha sido una lectura decepcionante, peor que The Affinities.

Death’s End

El fin de una de las lecturas que más me ha impactado dentro de la ciencia ficción y a su vez una de las que más trabajo me ha costado leer.

El despliegue de imaginación e ideas del que hace gala Liu Cixin es difícilmente equiparable a cualquier otro libro que haya leído. Por su propia originalidad y alcance, el esfuerzo que he tenido que dedicar a la lectura para intentar comprenderlo todo ha sido muy grande, aunque satisfactorio.

Gran parte del misterio de esta novela es desvelar la información que obtenemos mediante fábulas. Me gustaría hacer especial hincapié en el estilo de escritura de estas fábulas, capaz de almacenar información de vital importancia en un envoltorio aparentemente destinado al público infantil. Además, estos relatos por sí solos están escritos de una manera muy atractiva, y me atrevería a decir que distinta al resto de la novela, de forma que podemos ver una faceta alternativa del escritor de ciencia ficción dura.

Este comentario viene también a luchar contra una sensación que he tenido a lo largo de la lectura de la trilogía entera. Los personajes no tienen mucha profundidad, solo son un vehículo para exponer las ideas de Liu Cixin. Todavía no sé y creo que nunca lo sabré si esta extrañeza que me causa su prosa es debida a la forma de escribir en China en general o a su forma de escribir en particular. En ocasiones es arduo avanzar y no solo por las ideas, que también, si no por la forma de comportarse de los individuos. Muchas de sus acciones chocan frontalmente con lo que quizá se pueda definir como “moral” (quizá debería añadir occidental).

Al principio de la narración hay algunos momentos en que se ve venir cuál será el siguiente giro, pero esto solo me ha ocurrido al principio y de forma puntual. Conforme se va avanzando en el tiempo resulta casi imposible adivinar qué derroteros va a tomar la historia. Reconozco que en un momento de la lectura me vi totalmente superada por los conceptos. Aunque estaban explicados razonablemente mi inteligencia o mi imaginación no daban para tanto.

Death’s End es una novela de ideas, pero ¡qué ideas!.

5 libros en busca de traducción

Con el tiempo me voy dando cuenta de que algunos de los libros que más disfruto leyendo en inglés y que quiero recomendar por una razón o por otra no ven la luz en castellano. Así que he decidido escribir un poco sobre cinco obras que no solo es que me gusten, si no que también considero interesante su publicación desde un punto de vista editorial.

Promise of Blood de Brian McClellan

Es el primer volumen de la trilogía Powder Mage. Este libro de fantasía está situado en un mundo alternativo que no es pseudomedieval. Con personajes fuertes, con un sistema de magia bien pensado y con intrigas políticas. Muy “sandersoniano”, si me permitís la expresión. Es representante de la tendencia llamada flintlock fantasy, donde se podría enmarcar en cierto modo las aventuras de Wax y Wayne.

Te gustará si: te gusta Brandon Sanderson. Aquí juego sobre seguro.

The Long Way to a Small Angry Planet de Becky Chambers

Es el primer volumen de una serie, pero es perfectamente autoconclusivo. Engañosamente simple, entrelaza las vidas de los variopintos  miembros de una tripulación en un trabajo rutinario como pueda llegar a ser crear túneles de gusano. Con un sentido del humor sutil y efectivo y con un tratamiento normalizante de las relaciones interespecies no necesariamente heterosexuales, su continuación ha sido publicada hace poco.

Te gustará si: disfrutaste con la parte más culebronera de Luna o necesitas una buena infusión de optimismo. También si eres un poco trekkie.

Three parts dead de Max Gladstone

El primer volumen publicado de la Craft Sequence aunque no el primero en la línea temporal. Un autor que consigue hacer apasionante la lectura de un contrato mercantil forzosamente tiene que tener algo especial. La magia que llena este mundo alternativo se basa en ganancias, balances y contraprestaciones, pero a la hora de la verdad los nigromantes son capaces de enfrentarse y vencer a los mismos dioses con un despliegue pirotécnico digno de La fura dels Baus.

Te gustará si: buscas una fantasía que se salga de lo habitual. Además, tiene ya varias entregas publicadas, videojuegos… es un mundo por descubrir.

The Mechanical de Ian Tregillis

Ian Tregillis no es un desconocido en el mercado español, porque ya se tradujo su tríptico de Milkweed. No obstante, en The Mechanical cambia de tono y de contexto histórico para narrar una historia de profunda reflexión sobre el libre albedrío, con resonancias históricas sobre la esclavitud en el nuevo y en el viejo mundo. Sin dejar de lado su tendencia a mostrar la crueldad intrínseca del ser humano. De un tono decididamente más oscuro que las recomendaciones anteriores.

Te gustará si: quieres ciencia ficción que sea algo más que disparos y naves espaciales.

Wolfhound Century de Peter Higgins

Se podría describir como fantasía urbana situada en un mundo alternativo con raíces folclóricas soviéticas, pero es más que eso. Aunque el uso de la magia y su presencia es inquietante, aún lo es más el estado opresor y su vigilancia constante de los ciudadanos. La labor de ambientación del autor es encomiable y los personajes son duros como el diamante.

Te gustará si: te gustó The secret history of Moscow de Ekaterina Sedia o las historias de espionaje.

¿Has leído alguna de estas sugerencias? ¿Tienes algún otro libro que te gustaría ver traducido?

Miniatures : The Very Short Fiction by John Scalzi

miniaturesDicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno y en este libro se ve que John Scalzi ha aplicado esta máxima a lo largo de su carrera. Es muy difícil conjugar humor y ciencia ficción (acordaos de Willful Child, bueno, mejor no os acordéis) pero en esta serie de pequeñas historias lo consigue plenamente.

Del mismo modo que Redshirts se convertía en una broma pesada debido a su longitud, aquí la chispa humorística consigue mantenerse encendida hasta concatenar carcajada tras carcajada.

No existe un hilo conductor que aúne las historias contenidas en este corto volumen, pero sí que aparecen temas recurrentes en el californiano. En vez de ciencia ficción de primer encuentro, se explaya en las contradicciones en que pueden incurrir las distintas culturas alienígenas en la convivencia más habitual, siempre desde el punto de vista humano. ¿Por qué este bola de pelo alienígena me chilla cuando me da la razón? ¿Estará mutando este ser o simplemente tiene un problema de acné?

Se nota que Scalzi se curtió como escritor de columnas en diversos medios, puliendo así la inmediatez que una carrera periodística reclama, pero aplicándola a la ficción.

Otro de esos temas que se repiten es la posible relación de la humanidad con una inteligencia artificial. ¿Nos destruirían o se aliarían con nosotros? ¿Y si nuestros electrodomésticos pudieran hablar sobre nuestras costumbres?

El autor estadounidense, bastante activo en twitter, también nos regala algunas obras de microficción en las que utilizó esta plataforma como medio. Especialmente graciosas son las dos que desarrolló mientras se aburría en un viaje en avión. A lo Brandon Sanderson, pero en versión corta.

Algunas veces se dice: “este libro me lo acabé en dos sentadas”. En esta ocasión sería una falsedad, porque me lo acabé en una.

Broken Angels

brokenangelComo preparación para la Eurocon2016, que ya va calentando motores, decidí leer la segunda entrega de las historias de Takeshi Kovacs de Richard Morgan. Además, desde que anunciaron la adaptación televisiva de la primera novela, Altered Carbon, jugueteaba con la idea de terminar la trilogía.

Más que acordarme de Altered Carbon recuerdo las buenas sensaciones que me dejó su lectura. Así que no sé que esperaba realmente de Broken Angels, pero la sensación ha sido de decepción.

La historia es sin duda interesante. Mezcla conceptos tan llamativos como la exploración exoarqueológica (un término que me acabo de inventar pero que se entiende con ejemplos como Troika o Visión Ciega) con la guerra por intereses mercantiles. Pero hay algo que no acaba de encajar.

No sé si es debido al ritmo extremadamente intermitente de la prosa del autor. La narración no fluye, se entrecorta constantemente de una forma irritante. Así, me resultaba imposible seguir el hilo de la lectura.

Me gusta el uso de la novela como crítica las actuaciones militares. En un diálogo Kovacs compara a un soldado con un asesino en serie y la única diferencia que encuentra es que uno sigue órdenes y el otro no. En este sentido, el antimilitarismo del autor contrasta con la violencia explícita de muchas escenas. De aquí no se salva ni el apuntador y las escenas sangrientas se suceden una tras otra. ¿Es lógico este desprecio total por la integridad física cuando te espera un cuerpo de recambio a la vuelta de la esquina? ¿Y si no es tan seguro poder esquivar a la muerte verdadera?

La definición de los personajes, al menos los secundarios, me ha parecido muy floja. Los reclutas para la misión, aunque se definían mediante un interrogatorio me parecían perfectamente intercambiables. Una oportunidad perdida para hacer una obra más coral y profunda.

Me temo que tendrá que pasar bastante tiempo hasta que lea la siguiente entrega de Kovacs, si es que lo hago.

War Factory

warfactoryTras una más que grata primera aproximación al mundo de Neal Asher con Dark Intelligence, he seguido adentrándome en el mismo universo Polity con la segunda entrega la trilogía Transformation, titulada War Factory.

Se puede afirmar sin temor a equivocarnos que si te gustó la primer entrega te encantará la segunda, porque Asher sigue desarrollando la trama con un ritmo endiablado.

Aunque algunos personajes desaparecen de la historia, los que van tomando protagonismo no desmerecen para nada a los anteriores. Me ha gustado especialmente la aparición de The Brockle, otra inteligencia artificial más despiadada si cabe, con un sentido de la justicia bastante sesgado y cuya labor hasta el momento era arrancar confesiones de los reos que ya se sabían culpables.

Aunque seguimos sin tener muy claro cuál es el plan maestro de Penny Royal, por que para eso es una inteligencia artificial desatada con una inteligencia inalcanzable para el común de los mortales, se sigue intuyendo que es quien lleva los hilos de todos los personajes.

Me parece muy acertada la utilización de la primera persona en una de los distintos puntos de vista de la novela, ya que ayuda a centrarnos en la trama cada vez que Thorvald Spear es quien lleva la narración. La unión biológica e intelectual entre las diversas razas nos permite llegar a diversos puntos intermedios que no serían posible de otro modo, consiguiendo algo de “comprensión” entre razas alienígenas permanentemente enfrentadas.

En el apartado de “casquería”, el autor nos sigue ofreciendo nuestra ración de higadillos, mezclada con algo de sexo Prador. No sé si he desarrollado ya más tolerancia al respecto, pero en este segundo volumen no me ha molestado tanto.

Las principales cualidades de War Factory son su ritmo y su entorno, así que… no esperes más para disfrutarlo.