Past Crimes

Past Crimes es un thriller con toque de ciencia ficción de futuro cercano sobre los peligros de la inmersión total en la realidad virtual, que cumple una labor admonitoria para con la sociedad actual sin dejar de ser trepidante, aunque algo previsible.

La protagonista de la novela es Cassie West y su trabajo consiste en asegurar los derechos sobre los crímenes más terribles que se convertirán en simulaciones para el consumo de masas. La acción transcurre en el año 2037, una fecha muy cercana en el tiempo a la actualidad para alertarnos sobre la verosimilitud de su relato.

El negocio del entretenimiento no conoce barreras y la reconstrucción de crímenes reales mueve billones. Cuanto más truculento y maligno, mejor. Lo que no imagina Cassie es que pronto se convertirá en protagonista de uno de estos crímenes.

Jason Pinter basa su relato en la lucha contra el sistema, contra la automatización y el aislamiento al que nos someten los sistemas cada vez más perfeccionados de realidad virtual. Es quizá un tanto exagerado al mostrarnos las consecuencias de la pérdida de libertad, como cuando explica el sistema de acogimiento de huérfanos que más nos recuerda a un sistema carcelario futurista que a otra cosa, pero aunque la forma utilizada sea poco sutil, el mensaje subyacente sí va calando.

Tampoco es sutil con sus personajes, que son bastante maniqueos sobre todo el MAL representado por la todopoderosa corporación que no tiene escrúpulos para manipular los escenarios en busca del mayor retorno de inversión posible. No cabe duda de que contiene algunos deus ex machina para salvar las peores situaciones y creo que tiene material para un conversión cinematográfica que sería muy entretenida. El mensaje cala, aunque solo sea por la insistencia con la que nos golpea con un objeto contundente en forma de capitalismo desaforado.

También contribuye al ritmo la narración de Ellen Quay, muy adecuada para este thriller entretenido y trepidante.

Afterworld

Al escribir esta reseña me debato entre lo poco que me ha gustado el libro y las sensaciones de angustia y repulsión que ha conseguido provocarme, ya que entiendo que hay que reconocerle esa capacidad de generar desasosiego y aprensión.

Afterworld es una novela apocalíptica en la que para preservar la vida en la Tierra y acabar con el cambio climático una IA decide acabar con la causa del problema: los humanos. Su solución es liberar un virus que esteriliza a toda la población humana y dejar que siga su curso. Lo peor no es eso, lo peor es que aplicando una lógica retorcida y malsana decide ser testigo de la existencia de los últimos seres humanos para dejar constancia de su existencia en la realidad virtual a la que supuestamente volcará las consciencias humanas.

En este libro no veremos héroes que se enfrenten contra su destino, si no que seremos testigos de suicidios en masa, hartazgo de vivir y desesperación por cada esquina. Le reconozco a Debbie Urbanski su capacidad para remover tus entrañas y hacértelo pasar mal.

No obstante, el resto del libro me parece un despropósito. Desde la elección del narrador, una IA encargada de novelar la vida de la última superviviente a la propia forma de contar la historia, con repeticiones y listas insoportables, con una especie de lógica fría que se aplica a cada párrafo pero que luego se rompe cuando quiere, con una obsesión enfermiza por el objeto de estudio… hasta el uso de recursos poco amigables como las definiciones de diccionarios, la reiteración insufrible de las descripciones de las acciones, la manipulación de la realidad, el abuso de los entornos de realidad virtual.

Y llegas al final del libro y te encuentras una relación “amorosa” enfermiza y tóxica que ya termina de rematar el mal cuerpo que te había dejado el libro.

Como detalle curioso, la autora menciona en los agradecimientos a Chat GPT.

Beautyland

A menudo me resulta más fácil darle una oportunidad a una obra de la que no tengo referencias si el formato en que lo leo es audiolibro, quizá porque lo puedo compatibilizar con otros temas de mi vida diaria o quizá porque la labor de los lectores profesionales es casi siempre bastante destacable. El caso es que he escuchado Beautyland sin demasiadas expectativas y aunque reconozco que es una novela bien escrita y entretenida, el barniz que tiene de ciencia ficción me parece una excusa para que Marie-Helene Bertino haga un repaso por los últimos cuarenta años de historia norteamericana y cómo los cambios van afectando a la vida de las personas, pero no esperéis encontrar especulación.

La premisa de la que parte es que, coincidiendo con el lanzamiento de la sonda Voyager 1, nace en Filadelfia una bebé que en realidad es un alien enviado para conocer la vida en la Tierra y comunicar sus investigaciones mediante faxes (sí, habéis leído bien, faxes) a sus superiores.

El libro sigue las aventuras y desventuras de Adina a una vida tan anodina como plausible, mientras intenta descifrar el sentido de la vida humana y cumplir su misión, aunque nadie le ha dado un manual de instrucciones sobre cómo hacerlo. Beautyland se transforma por tanto en una novela de rito de madurez, una exposición sobre lo bello y lo grotesco de la vida humana y sobre todo, una exquisita muestra de la alienación y de la otredad que siente un ser que se considera ajeno a todo esto.

La labor de la lectora Andi Arndt es muy buena, porque consigue imprimir al libro una pátina de frialdad, por definirlo de alguna manera, que se ajusta perfectamente a la forma de ser de la protagonista.

La novela tiene una estructura fragmentada, con idas y venidas temporales que nos permite ver el collage que forma la vida de Adina, pero también la de los compañeros de su viaje por el planeta Tierra. Los secundarios que la acompañan, desde su madre hasta Carl Sagan (por la obsesión de la protagonista con su figura no porque aparezca como personaje), están trazados de forma elocuente y resolutiva, para ayudarnos a situar en el espacio y el tiempo las aspiraciones de Adina.

Beautyland es un canto a la individualidad y al ser diferente.

Cubierta de Blade

Linda Nagata ha comunicado en su newsletter cuál será la portada de Blade, la cuarta entrega de la saga Inverted Frontiers.

Esta es la sinopsis:

The starship Dragon, accompanied by its fleet of outriders, is faring ever deeper into that region known as the Hallowed Vasties. Here, at the shattered heart of ancient human civilization, once-living worlds were ripped apart by the dimensional intrusions of a Blade. Yet despite the apocalyptic-scale destruction, the fleet’s telescopes have picked out signs of life among the ruins and the ship’s company is eager to go on—but should they?

From his post on Dragon’s high bridge, Urban looks ahead to the smaller starship, Griffin, now far, far in front of the fleet. The mind that pilots that ship—a stern and colder version of his lover, Clemantine—has gone silent. The implication chills him. Like DragonGriffin was an alien warship, designed to destroy without mercy all living worlds, and it still has a mind of its own. The question that haunts Urban: Has that alien mind somehow reclaimed control of Griffin?

It’s a question he must answer, and soon. Every wonder that lies ahead—and every ambition hidden within his heart—is at risk while Griffin’s true nature remains unknown.

Mi traducción:

La nave espacial Dragon, acompañada de su flota de escolta, navega por la región conocida como Hallowed Vasties. En el fracturado corazón de la antigua civilización humana, las intrusiones dimensionales de una Blade destrozaron los mundos anteriormente rebosantes de vida. A pesar de la destrucción local a escala apocalíptica, los telescopios de la flota han encontrado signos de vida entre las ruinas y quieren proseguir con la búsqueda pero, ¿deberían hacerlo?

Desde su puesto en el mando de Dragon, Urban posa su mirada en el pequeño navío Griffin muy adelantado en la flota. La mente que pilota esa nave, una versión más fría de su amante Clemantine, permanece en silencio. Las implicaciones le preocupan. Como Dragon, Griffin es una nave de guerra alienígena, diseñada para destruir todos los mundos sin clemencia y aún tiene su propia mente. La pregunta que perturba a Urban es: ¿habrá esa mente alienígena reclamado el control de Griffin?

Es una pregunta que deberá contestar, y pronto. Cada maravilla que pueda encontrar en su camino y cada ambición escondida en su corazón están en peligro mientras la verdadera naturaleza de Griffin no se revele.

Esta es la cubierta, obra de Sarah Anne Langton:

Lonely Castle in the Mirror

Hay veces que lees libros que vienen con una vitola de fama que te acaba pareciendo injustificada, y eso es lo que me ha pasado con Lonely Castle in the Mirror. No negaré que Mizuki Tsujimura trata un tema de gran relevancia en el mundo actual como es el bullying, con unas estadísticas aterradoras en Japón, pero la forma de hacer es un poco facilona, sobre todo por lo infladísimo de la primera parte del libro, que aunque remonta en la fase final no acaba de compensar el aburrimiento de los dos primeros tercios de la lectura.

El castillo al que hace referencia el título es una zona a la que acceden desde los espejos de sus cuartos siete estudiantes con problemas en el colegio, hasta tal punto que han decidido no ir a las clases. Allí les recibe la Reina Loba, que les explica cuál será su misión: buscar una llave escondida que concederá a quien lo consiga un deseo.

No es que empiece mal, podría considerarse una fábula con un pátina antigua, pero es que los estudiantes rápidamente se desentienden de la búsqueda y se dedican a jugar a videojuegos, cuando van al castillo que tampoco es todos los días. Y aunque la autora va dejando algunas pistas, este tramo es insufrible porque imaginaos lo apasionante que puede ser leer como alguien ve a otros jugar a una consola. Vamos, que parece más interesante ver crecer el moho y mucho más ágil.

Hacia el final del libro sí que empiezan a especular sobre qué les ha reunido allí y qué características comunes pueden tener, lo que lleva a la conclusión de la novela, que con las pistas que ha ido dejando la autora desde el principio de la novela pues no resulta para nada sorprendente si no más bien inevitable. Es cierto que es un libro que quizá no está destinado a un público adulto pero aún así le hace falta una buena poda al principio. Ya digo que los temas que trata, como la salud mental y la creación de redes de amistad y apoyo contra el bullying me parecen muy relevantes, pero el desarrollo es soporífero.

Generation Ship

Desde luego, no creo que le den vayan a dar un premio al título más original a Michael Mammay por Generation Ship, pero obviando este detalle nos encontramos con una novela de ciencia ficción escrita con oficio, entretenida y que también trata algunos otros tropos del género que no voy a mencionar aquí por ser parte del final del libro y evitar los destripes.

Generation Ship es ante todo una novela muy humana, pues a pesar de estar situada a una distancia increíble de la Tierra y a pesar de que han pasado siglos desde que la nave comenzó su periplo, lo cierto es que las tensiones, las rivalidades, el compañerismo y en general, las relaciones entre las personas no han cambiado un ápice. A pesar de encontrarse en una espacio confinado y con una misión pionera en la historia, sigue habiendo peleas y juego sucio por conseguir el ascenso, amor paternofilial, revueltas y sacrificio, curiosidad intelectual… En este sentido es un libro que perfectamente plausible hoy en día (salvo por el pequeño detalle de la nave generacional, pero eso son minucias).

El reparto, como no podría ser de otra manera, es coral. Asistiremos al desarrollo de los acontecimientos desde el punto de vista tanto de los altos mandos de la nave como de los técnicos que la mantienen funcionando, sin dejar de lado los granjeros que consiguen llevar el sustento a cada plato. Una visión muy completa, si bien algo idealizada, porque la base del conflicto en ningún momento es la tecnología y resulta difícil creer que nada falla en un viaje de siglos. ¡Eso sí que son ingenieros!

Mammay le da un tono más político a su relato que otros libros del mismo subgénero que se han publicado hace relativamente poco como Braking Day, cercano a la obra de Kim Stanley Robinson, Aurora.

Es cierto que es una obra que se puede hacer un poquito larga, pero creo que merece la pena sobre todo por la descripción que hace de lo que podría ser el día a día en una nave generacional y por la presentación y resolución de conflictos en ella. Además, en el último tercio del libro aparecen esos otros temas que mencionaba al principio de la reseña que le añaden algo más de picante al libro. Recomendable.

The Tusks of Extinction

Esperaba mucho de la segunda obra en formato largo de Ray Nayler y quizá esas expectativas han jugado en mi contra. En The Tusks of Extinction me he encontrado un alegato ecologista unido a especulación política con toques de ciencia ficción en cuanto a las posibilidades de la clonación y el volcado de mentes en soportes físicos, pero estas premisas tan interesantes quedan algo desangeladas en la lectura, ya que se pasa demasiado de puntillas por los puntos que podrían resultar más interesantes.

El objetivo de un equipo de científicos en la estepa siberiana en un futuro cercano es la reintroducción de los mamuts en su hábitat natural, como primer paso para la recuperación del bioma completo. La manipulación del ADN resulta ser un éxito, pero que los mamuts existan como especie no es solo cuestión de crear individuos sanos, ya que deben aprender a sobrevivir y no tienen referentes en los que basarse, ni siquiera los pocos ejemplares de elefantes que han servido para la reproducción. Son animales que han sido criados y creados en cautividad y no saben desempeñarse en libertad. La única esperanza que queda es que una experta en elefantes que dedicó su vida a la protección de estos mamíferos en una lucha desigual contra los cazadores furtivos les enseñe a “ser” mamuts. Y aquí es donde entra en juego el volcado de mentes.

La escasa duración de la obra, que no llega a las 200 páginas, juega a su favor en tanto en cuanto Ray puede utilizar elipsis a placer para no explicar en detalle todos los intríngulis de los procedimientos científicos que serían necesarios para llevar a cabo este plan. En lo que sí que se recrea, evidenciando aún más el mensaje de defensa del mundo animal que postula en The Tusks of Extinction, es en los peligros de la caza furtiva y la avaricia de los ricos por el marfil, causa última de toda la muerte y destrucción de hábitats que está perfectamente reflejada en el libro. Pero a mi entender, siguen faltando elementos menos emocionales y más racionales en esta novela corta. Gran parte de la fuerza del mensaje está basada en la violencia, que parece ser la única respuesta viable en algunas ocasiones. También resulta interesante el dilema moral al que se enfrentan los investigadores cuando siguen necesitando recursos económicos para sus proyectos y solo pueden recurrir a aquello que provocó la situación de extinción de muchos animales. Pero hay otros episodios que tienen menos poder evocador, como el “pobre niño rico” que busca adrenalina en cualquier parte ya que ha vivido de todo antes.

Las voces de los intérpretes del audiolibro, Stefan Rudnicki y Gabrielle de Cuir se ajustan como un guante a los papeles que tienen que interpretar.

The Tusks of Extinction es una lectura interesante, pero no alcanza los niveles de The Mountain in the Sea, lo cual no quiere decir que no espere la siguiente obra de Ray Nayler con impaciencia, ya que lo que dejó atisbar sobre ella en el Festival Celsius suena apasionante.

Tomorrow’s Children

Con Daniel Polansky y su obra tengo una relación un tanto extraña, porque me asombra su imaginación y su prosa, pero me abruma también lo experimental que se vuelven a veces sus obras. Con Tomorrow’s Children me temo que la balanza se ha decantado hacia la extrañeza y por eso no me ha terminado de convencer, pero examinemos algunos puntos de interés de la obra.

El escenario en que se desarrolla el libro es muy curioso, tomando parte de la ciudad de New York y aislándola del resto del mundo durante varias generaciones por una sustancia de origen desconocido denominada funk que también tiene extraños efectos sobre los habitantes de la Gran Manzana o lo que queda de ella.

Se puede considerar un escenario postapocalíptico, ya que la falta de recursos o incluso de la energía suficiente para hace funcionar los servicios de una ciudad como esta ya sería catastrófica, pero es que además, la presencia de esta sustancia psicotrópica, asesina e ineludible influye de tal manera en la sociedad o lo que queda de ella que a veces lo que vemos ante nuestros ojos raya lo incomprensible. La desintegración de las estructuras de poder habituales da lugar a la balcanización de la ciudad, con bandas en cada esquina luchando por el territorio y una violencia descarnada.

Daniel Polansky nos lanza en medio de un situación muy complicada como si nos lanzara de un avión sin paracaídas, dejando de mano del lector intentar entender la trama aderezada con una panoplia de personajes quizá demasiado extensa. Además, el uso de recursos literarios o no dentro de la novela sin tampoco explicar demasiado más que ayudar entorpece la lectura. Por ejemplo, utiliza ideogramas en vez de palabras para transmitir información o las notas al pie de página para ponernos al día con la situación de algunos personajes. Es muy enrevesado, al menos para mí.

La presencia del funk permite al autor añadir toque weird al libro, con la aparición de monstruos de carne putrefacta, poderes psíquicos y seres subterráneos, por ejemplo. Nuevos ejemplos de la portentosa imaginación del autor que ya destacamos en March’s End, pero que enturbia un poco las aguas al adentrarse en el proceloso proceso de lectura. Por que la trama, además, es bastante enrevesada.

No sé ni siquiera si recomendar el libro o no por las dudas que me ha generado leerlo. Espero que alguno lo entendáis mejor que yo y lo podamos comentar.

Cubierta de Mal Goes to War

Rebellion ha desvelado cuál será la cubierta de Mal Goes to War, la nueva novela de Edward Ashton, el autor de Mickey7.

Esta es la sinopsis:

As a free A.I., Mal finds the war between the modded and augmented Federals and the puritanical Humanists about as interesting as a battle between rival anthills. He’s not above scouting the battlefield for salvage, though, and when the Humanists abruptly cut off access to infospace he finds himself trapped in the body of a cyborg mercenary, and responsible for the safety of the modded girl she died protecting.

A dark comedy wrapped in a techno thriller’s skin, Mal Goes to War provides a satirical take on war, artificial intelligence, and what it really means to be human.

Mi traducción:

Como una Inteligencia Artificial libre, Mal ve la guerra entre los modificados y aumentados Federales y los puritanos Humanistas tan interesante como una batalla entre dos hormigueros rivales. No es que ignore las oportunidades de revisar el campo de batalla para buscar recursos y cuando los Humanistas cortan el acceso al infoespacio, se encontrará atrapado en el cuerpo de un cyborg mercenario responsable de la seguridad de una chica modificada que murió protegiendo.

Una comedia oscura en vuelta en un tecnothriller, Mal Goes to War ofrece una visión satírica de la guerra, la inteligencia artificial y qué significa realmente ser humano.

Esta es la cubierta: