De manera esporádica surgen libros de fantasía con inspiración rusa y he de reconocer que llaman mi atención, como por ejemplo los de Peter Higgins de la serie Wolfhound Century. Así que no es de extrañar que tuviera Weave the Lightning en el punto de mira, con sus personajes de circo que a la vez que artistas son espías para la resistencia contra el estado opresor.
Esta primera entrega de la trilogía The Bourshkanya, nos sirve para ponernos en contexto y conocer a los dos personajes principales de la historia, Celka y Gerrit. La narración se basa mucho en la contraposición de ambos, de extracción muy diferente y sin embargo con muchos puntos en común. Celka es artista de circo junto con su familia y a la vez ejerce de correo para la resistencia, aunque comienza a realizar cada vez tareas de mayor implicación en este movimiento reformistas. Gerrit es el hijo del General Supremo del régimen, pero a diferencia de sus hermanos, no es capaz de contentar a su padre con sus esfuerzos para controlar la magia de la tormenta.
Lo que quizá debería ser más ilusionante de la novela, el sistema mágico, es sin embargo lo que la condena a no destacar. Y no porque no parezca atractivo, si no porque no está bien explicado. Se entiendo que hay unas tormentas especiales que ocurren cada cierto periodo de tiempo de las que ciertas personas con capacidades especiales son capaces de extraer magia. Pero, como digo, la explicación es muy confusa y no solo por la profusión de términos eslavos (al fin y al cabo, cuando leo en inglés tampoco es que los términos anglófonos que se inventan los autores me resulten especialmente intuitivos) si no por que no se entiende el funcionamiento. Hay una especie de universo paralelo al que los tocados por la tormenta pueden acceder, pero es exclusivo de cada uno como una interpretación del mundo actual. Y como cada uno accede de una manera, tampoco queda claro qué se puede hacer y qué no . Solo después de acabar el libro descubrí que la autora ha colgado en su web una explicación más profunda (a buenas horas, mangas verdes) que a lo mejor me hubiera ayudado a comprender mejor el libro, pero creo que esto tiene que hacerse dentro de la propia novela, para que mientras que estoy leyendo no tenga necesidad de recurrir a fuentes externas.
Este escollo del sistema mágico lastra mucho la evolución de todo el libro. Aunque me gusta sobre todo cómo se utilizan los viejos sistemas de espionaje para transmitir información (buzones muertos, lenguaje de signos, falsificaciones…) al final la rémora de no entender qué está pasando con la magia rompe la inmersión en la lectura.
No sé si seguiré leyendo la serie, porque aunque me interesa ver cómo evoluciona la lucha contra el poder establecido, lo cierto es que no tengo muchas ganas de volver a pelearme con la Bourshkanya y demás parafernalia.