David Mitchell es un escritor fascinante. No solo por la estructura de sus obras, siempre muy trabajada, o por la prosa que utiliza. Son las historias que cuenta las que consiguen capturar mi atención sin posibilidad de escapar.
Con Relojes de hueso ha vuelto a conseguir enamorarme con su narración y eso que no es una lectura fácil.
La novela está estructurada en capítulos con unos saltos temporales bastante grandes. Conocemos la vida Holly Sykes a través de sus ojos y de los de otras personas que se cruzan en su camino. Desde la adolescencia hasta la vejez, vemos como madura un personaje al que la vida juega muy malas pasadas, empezando por la desaparación de un ser querido y continuando con otras vicisitudes.
No quiero desvelar mucho de la trama, para que os sorprenda tanto como a mí. Pero hay algunos aspectos que sí que me gustaría destacar. Me apasiona el juego metaliterario al que Mitchell se dedica en sus obras. Personajes que aparecen en este libro los habremos conocido en otras obras como Black Swan Green. Es muy enriquecedor poder disfrutar de estos easter eggs, estos regalos para sus admiradores más constantes.
También es destacable el cambio de registro en la voz de cada personaje que protagoniza los capítulos. Con apenas unas pinceladas, el autor consigue contextualizar una historia que va saltando de forma para nada aleatoria, pero algo desconcertante. El aspecto fantástico de Relojes de hueso a veces se entrevé y en otras ocasiones se manifiesta plenamente. A veces parece algo artificioso, pero creo que cumple muy bien su función. No me extraña que ganara el World Fantasy Award.
En sus más de 700 páginas hay lugar para todo: desde el humor al hablar sobre el quinto divorcio de Justin Bieber en un capítulo situado en el futuro, a la reflexión sobre los horrores de la guerra. También tiene un componente altamente ecologista que solo vemos en un momento determinado de la novela, pero que nos hace llegar el mensaje alto y claro.
La traducción no ha debido resultar nada fácil. A los localismos propios de la trama se unen algunos vocablos inventados para la ocasión. He consultado el original en inglés en varias ocasiones para ver cómo había resuelto la traductora algunas situaciones bastante embarazosas y aunque no estoy de acuerdo con todos las frases utilizadas (dentro de mi desconocimiento) sí he de decir que Laura Salas Rodríguez ha conseguido mantener un estilo constante y uniforme en su labor, tarea que se me antoja bastante complicada.
En definitiva, creo que esta es una obra que hay que leer y me parece un gran acierto su publicación en nuestro país.
Aprovecho este magnífico libro para inciar un pequeño proyecto del blog. De vez en cuando, en obras que se presten a ello, haré una infografía sobre el libro, que pretende dar información visual que añadir a la reseña. Esta es la primera que he creado. A ver qué os parece:
ACTUALIZACIÓN : Gracias a @Mangrii, mirad qué enlace más interesante para la obra de David Mitchell. Ojo con los spoilers.