Senlin Ascends

Menuda joya se me había escapado entre las manos con este Senlin Ascends. Es complicado definir una novela como de aprendizaje cuando el protagonista principal ya no va a cumplir los treinta, pero creo que sería una buena hipótesis inicial. También es una novela de viajes y de descubrimiento de nuevos lugares, a pesar de que todos estos sitios estén situados geográficamente en el mismo lugar.

Por resumirlo de otra manera, se me ocurre esta sinopsis:

Cuando Senlin y su esposa en su viaje de novios se aproximan a la Torre de Babel, nunca podrían haber imaginado la aventura en la que se embarcaban. Este destino turístico prominente oculta mucho más de lo que ninguno de ellos podía esperar.

Al escribir suele ser difícil encontrar el equilibrio entre el escenario, los personajes y la propia trama. Josiah Bancroft comienza su narración de una forma excesivamente pausada para mi gusto, pero me parece que solo estaba cogiéndole el tempo a la novela. Lo que comienza siendo casi una charada acaba desarrollándose en un descubrimiento personal. No quiero incidir más en los misterios del libro, para dejar que os pueda sorprender del mismo modo que me pasó a mí, pero sí que hay otros aspectos que creo que son interesantes.

La caracterización de los personajes es notable. A pesar de parecer estereotipos al principio (un severo maestro de escuela, una esposa huida de un matrimonio de conveniencia…) el desarrollo es contrario al que esperaríamos y aún así, coherente con lo que va sucediendo. Me gustaría también incidir en el despliegue de imaginación de Bancroft conforme va describiendo cada nuevo espacio, pero esto es algo que se puede apreciar mejor conforme más avanzamos en la lectura de los siguientes tomos. Los múltiples detalles que va desgranando cada capítulo son semillitas que darán lugar a tramas complejas en las siguientes entregas.

En cuanto a la forma en la que está escrito, la prosa está bastante trabajada, pero baste decir que no pude evitar lanzarme sobre la segunda entrega conforme terminé la primera. No es solo la forma en la que está escrita, si no también lo que va contando. Bancroft ha sido capaz de despertar nuestra empatía casi desde el principio, pero seguimos leyendo por el interés de la trama y los misterios que se van desvelando. Y tampoco puedo pasar por alto las reflexiones sobre la naturaleza humana a las que dan lugar estos extractos de la sociedad acumulados uno sobre otro. Como un geólogo puede contar una historia estudiando los estratos, el autor es capaz de desarrollar una cronología completa a base de pinceladas, párrafos y lecturas. Os recomiendo muchísimo su lectura.

Alternate Routes

Me gusta mucho la manera en que Tim Powers utiliza los intersticios de la realidad para introducir su fantasía urbana y maravillosa. Personalmente prefiero sus libros más “históricos” como Declara que los situados en tiempos más modernos como Medusa’s Web.

Alternate Routes se puede clasificar dentro de la segunda categoría. Por la descripción del libro, nos encontramos ante la primera entrega de una serie, pero el libro está perfectamente contenido en sí mismo, dejando una puerta abierta a continuaciones pero sin que sea imprescindible su lectura.

La acción se desarrolla en la actualidad. La creación de autopistas por las que circulan filas prácticamente infinitas de coches han dado lugar a unas corrientes capaces de atraer a los fantasmas. Se ha creado toda una comunidad alrededor de este contacto con el otro mundo e incluso una agencia gubernamental se ocupa de los posibles asuntos fantasmagóricos.

Con estos mimbres Powers podría haber decidido crear una road movie, pero la novela sigue otros derroteros. Con una pareja de protagonistas poco consistente y un enemigo apenas definido el libro se tiene que aferrar firmemente al entorno para ofrecer algo interesante. Esto lo consigue el autor por momentos con sus referencias a la mitología griega y también con esa parafernalia de fantasmas que tan bien conocemos (los palíndromos, las matemáticas para aferrarse a la realidad, recitar rimas infantiles…) por otras obras, dándole la consistencia que le faltaba a la novela por otras partes.

Pero aún así, el resultado es decepcionante. El ritmo está bien llevado, pero es que el interés por la historia va decayendo conforme va avanzando la lectura. Los constantes deus ex machina nos hacen pensar que al final todo tiene que salir bien, por obra y gracia de Powers. Una de las escenas finales, la de la huida de la fábrica, es bastante psicodélica e inverosímil incluso en los términos en los que se suele mover el autor.

Es por todo esto que considero Alternate Routes una obra menos de Powers. Preferiría mucho que vuestra aproximación al autor fuera con otras de sus obras.

An Unkindness of Magicians

Estoy llevando a cabo un #LeoAutorasOct de lo más variado, intentado no repetir autora ni casi tampoco subgénero, así que An Unkindness of Magicians me parecía un buen acercamiento a la fantasía urbana que todavía no había incluido en la “lista”.

Es una novela que empieza con fuerza, situándonos en el mundo actual que sin saberlo convive con el mundo mágico. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol, con una entorno que recuerda mucho a la serie The Magicians, pero sin llegar ni de lejos a su complejidad. El libro empieza con una competición mágica de cuyos resultados depende el orden del Unseen World para los siguientes años. Las dinámicas de poder y las alianzas entre las Casas ayudarán a dilucidar quién llevará la voz cantante en las decisiones de los próximos tiempos, pero de repente aparece una fuerza disruptiva que cambiará el curso esperado de los acontecimientos.

Kat Howard hace un uso excepcional de los diálogos, aportando información y trasfondo a un libro que de otra forma se habría quedado en una novela muy convencional. Me gustan especialmente las descripciones de los duelos mágicos, que van subiendo en la escala de intensidad y peligro conforme van quedando menos contendientes.

Sin embargo, el devenir de la narración es bastante trillado. Los giros en el argumento son previsibles y el final resulta bastante precipitado. Me parece una oportunidad perdida, porque el escenario tenía los mimbres necesarios para plantear una historia muy interesante, pero en realidad resulta ser demasiado maniqueo, no hay apenas escala de grises tanto en los personajes como en sus acciones.

Me gustaría pensar que la inspiración para Kat Howard fue el maravilloso relato “Los que se alejan de Omelas” de LeGuin, sobre las consecuencias de un estado de bienestar basado en el sufrimiento de una minoría. Pero le falta mucha profundidad para poder siquiera compararlos. Se trata de un libro entretenido y divertido, para pasar el rato y saltar al siguiente de forma automática.

Foundryside

Una de las cosas que más me gusta de la fantasía es descubrir sistemas de magia. Si son atractivos y siguen reglas coherentes me encanta ver cómo el autor va buscando triquiñuelas para forzar las situaciones. El maestro absoluto de este arte es Brandon Sanderson con su famoso cuaderno, pero desde luego Robert Jackson Bennett no le ha ido a la zaga en Foundryside.

La acción tiene lugar en una ciudad dividida entre las zonas acordonadas de las poderosas familias de mercaderes y los barrios bajos que malviven entre los intersticios de los privilegiados, en una suerte de trasunto de las ciudades mercaderes italianas de la Edad Media pero con diferencias fundamentales. La principal, la tecnología basada en ese sistema mágico al que me refería anteriormente, que ha permitido una cuasi revolución industrial. Un poco a lo Las mentiras de Locke Lamora salvando las distancias.

El sistema se basa en unas instrucciones que se graban en los objetos, “convenciéndoles” de funcionar de una manera distinta a la habitual. Por ejemplo, si las ruedas de los carros creen que van cuesta abajo, no será necesaria tracción animal ya que se moverán solas. Esta flexibilidad se ve coartada por otras normas, como que cuanto más extraño sea lo que se le pide a las runas mayor dificultad habrá para crearlas y que el espacio físico para escribir es limitado. El escritor explora algunos atajos que se han ido creando, pero como el conocimiento que dio lugar a esta tecnología ya era fragmentado en un principio, las posibilidades que se esperan de la magia son mucho mayores de lo que se ha conseguido en la realidad.

Lo que más me gusta del libro es este sistema mágico, pero la narración también merece la pena. Aunque los personajes son bastante estereotipados, acabas cogiéndoles cariño porque son muy humanos. En este aspecto, no consigue alejarse de la fantasía urbana más típica, con sus pícaros y sus guardias enfrentados, en una partida de Policías y Ladrones a escala real.

No me gustaría dejar de señalar la labor reivindicativa con la que Robert Jackson Bennet ha creado el libro. Desde la lucha de clases, alegatos contra el esclavismo y la reivindicación de la igualdad de la mujer, todo tiene cabida en Foundryside, aunque no sea su principal objetivo.

La prosa del autor es muy accesible y explica con claridad tanto la magia como la situación social. Me gusta especialmente cómo entrelaza el mundo mágico con el mundo real sobre todo en las escenas de acción, que las hay y son espectaculares (imaginaos una espada que cree que pesa mucho más que su masa real y el daño que podría hacer bien manejada, por ejemplo). En ocasiones las conversaciones que tienen lugar mediante el pensamiento pueden acabar resultando confusas, pero creo que es más por un tema de maquetación que por la labor del propio escritor.

Aunque forma parte de una serie cierra bastante bien las tramas, por lo que no parece que sea imprescindible continuar con las siguientes entregas de la saga Founders. No obstante, me ha despertado la curiosidad y no me importaría seguir leyendo más cosas sobre este universo.

En esta ocasión, he tenido el honor de formar parte de una iniciativa coordinada para la publicación de Foundryside. Aquí tenéis los otros blogs que participan.

Jade City

Jade City, una novela que verá la luz en España de mano de Insólita Editorial, es una historia de fantasía en un mundo secundario muy bien construido. Creo que la principal virtud de Fonda Lee es hacernos sentir todo el trabajo de creación y documentación que sin duda ha llevado a cabo sin llegar a apabullarnos en ningún momento. Para definir una sociedad, se puede hablar de algunas de sus características, pero conseguirlo de forma que se integre en la narración no es nada fácil. A lo largo de los capítulos de Jade City, podremos conocer los tipos de comida más apreciados, los deportes que se practican, algo de historia con sus refranes populares y bastante de la religión de este mundo donde el jade da poder a ciertos privilegiados. Pero toda esta información, está en primer lugar perfectamente dosificada y en segundo lugar asombrosamente ubicada en cada capítulo como para que ni siquiera nos demos cuenta de que está ahí. Me puede imaginar paseando por Janloon y comiendo en el Twice Lucky, por ejemplo.

De la mano de esta ambientación excepcional, tenemos unos personajes bastante bien construidos, sobre una historia quizá más convencional, pero no por ello menos atrayente. Las relaciones entre los tres hermanos a los que se puede considerar protagonistas de la historia son verosímiles y sus acciones están en consonancia con lo que vamos conociendo de ellos y de su pasado.

Se ha comparado con El Padrino, aunque a mí personalmente me ha recordado mucho a esa cultura audiovisual que se basa en las triadas chinas muy en boga hace unos años.

El ritmo es sosegado en principio y va acelerando conforme avanza la lectura. Lee va desplegando sus peones y los va relacionando poco a poco para que el desarrollo sea consistente, algo que es de agradecer. Algunos giros de guión no son especialmente sorprendentes, pero como digo, no es la historia en sí lo que más destaca de Jade City.

Quisiera también hacer hincapié en el tratamiento de las adicciones, un hilo subyacente a toda la trama, ya que vemos las distintas relaciones con el jade y con el poder que conlleva en los personajes. Hay quien renuncia a él, hay quien lo teme, hay quien lo desea y hay quien lo aborrece. Estas distintas percepciones del mismo elemento sirven también para diferenciar las ambiciones, los objetivos y sobre todo las personalidades de los personajes. Todo un acierto.

He disfrutado tanto con la lectura de Jade City que incluso he vuelto a crear una de esas infografías que empecé a hacer hace un tiempo. En esta ocasión, sirve como resumen muy somero de alguna de las características de la sociedad del libro. Espero que sea de vuestro agrado, y no la perdáis de vista, porque os puede hacer falta dentro de poco.

Four Roads Cross

Comentaba hace poco con un amigo que hay escritores a los que se le va notando la evolución novela a novela, pues se vuelven más duchos tanto con la prosa como con el propio oficio de escribir. Max Gladstone, que parecía que ya venía enseñado con su primera publicación, Three Parts Dead, se encarga de sustentar esta teoría (gracias Max) con mi última lectura, Four  Roads Cross.

Como ya he comentado en alguna ocasión, el orden de publicación de las novelas de la Craft Sequence no sigue el orden “temporal” de los sucesos que se desarrollan en ellas, consiguiendo un objetivo claro (que cada novela sea una nueva puerta de acceso a la serie sin necesidad de leer las anteriores) pero dejándose por el camino el beneficio de la complicidad con un lector que ya conoce el terreno que pisa.

Por tanto, los lectores de Four Roads Cross pueden encontrarse con viejos conocidos o con personajes completamente nuevos. Y es signo de la pericia del autor que esto de absolutamente igual. Para mi experiencia lectora, el hecho de recuperar personajes a los que ya he acabado cogiendo cariño con el tiempo es un plus, pero entiendo que se pueda leer como novela independiente y completa.

Los distintos puntos de vista están tratado con mimo, con una cadencia en principio lenta pero que va subiendo de intensidad conforme se acerca el juicio, el final del conflicto. Las maniobras de las facciones rivales desvelan planes que se pusieron en marcha desde tiempo atrás, funcionando como un mecanismo de relojería bien engrasado. Quizá demasiado oportuna la aparición de algunos de los elementos que intervienen en la acción, en un toque “sandersoniano” que me ha sorprendido en esta novela, pero es una apreciación personal. Sobre las semejanzas entre Gladstone y Sanderson, os recomiendo este artículo, que es muy esclarecedor y que me ha hecho replantearme algunos de los puntos sobre los que quería hablar en la reseña.

La fantasía urbana moderna a veces resulta ser un reflejo oscuro de la situación actual y Max no es ajeno a esta tendencia. En Four Roads Cross aparecen temas de patente actualidad, como el tratamiento de los refugiados, el maltrato psicológico o las guerras de religión (esto último es una constante en todas las novelas, el poder de los dioses se basa en la fe de sus seguidores, en una suerte de transacción comercial que beneficia a ambos). Que el mundo en el que se desarrollan las historias sea mágico no impide que haya gente que se tenga que despertar de madrugada para montar su puesto de venta de huevos al por menor. Y es que el sistema funciona de forma muy similar aquí y en otros lugares. El autor utiliza su obra para hacer crítica social, lo hace de un modo muy velado pero no por ello menos contundente. El atronador silencio de los testigos de una violencia doméstica que no llega a ser física pero que es manifiesta duele aun más cuando la única protección que encuentran las víctimas se la brinda una gárgola que, por definición, no tiene corazón.

A mi entender, se trata de una estupenda conclusión para las novelas de la Craft Sequence antes de su cambio de editorial. En Tor.com ya está disponible Ruin of Angels, que aunque situada en el mismo universo pretende cambiar el concepto de las novelas, dejándolas como escenarios puntuales no necesariamente interrelacionados. Como dice el gran Elías Combarro, unos minutos de silencio por la serie de títulos más imaginativa de la fantasía actual (títulos en el sentido propio del término) y un fuerte abrazo de bienvenida al nuevo concepto. Seguro que lo disfrutaremos.

Chasing Embers

Aunque la idea subyacente a la historia de Chasing Embers parecía interesante dentro del mundo de la fantasía urbana, la lectura no ha sido satisfactoria.

Un antiguo pacto entre los humanos y los seres fantásticos en los tiempos de las Cruzadas creó una tregua que ha durado hasta nuestros días. La mayoría de las criaturas fantásticas pasaron a un sueño eterno mientras que los humanos perdieron su capacidad mágica. Pero hoy en día algo ha despertado, dispuesto a desequilibrar la balanza de poderes.

El protagonista de la historia es el único dragón que sigue “en activo”. Ben tiene una personalidad complicada, fruto de siglos de soledad y frustración. El personaje está bien caracterizado en este sentido, aunque en otros parece tremendamente inocente.

Me he encontrado con dos problemas principales. La prosa que se utiliza es innecesariamente complicada, con muchas figuras retóricas que dificultan la lectura y que no aportan nada, salvo ralentizar la acción. Pero lo que realmente me sacaba de la trama era el uso constante de los desvanecimientos y la pérdida de conocimiento para cambiar de escenario. Es un momento “cortinilla de estrella” tras otro que ha llegado a resultar enervante.

Salvando estos dos obstáculos, el tratamiento de las distintas mitologías es correcto. No me gustan los recursos que se utilizan para introducir, un poco con calzador, el pasado de algunos de los personajes (voy a matarte pero antes te voy a contar un cuento infantil que, ¡oh, sorpresa!, resulta ser el inicio de nuestra inquina) pero la narración en sí de los cuentos está bien.

Es fascinante la mitología que el autor es capaz de entrelazar. Mitos africanos, europeos… Algo que creo que podría haber dado mucho más de sí. Habrá más entregas sobre este mundo, pero creo que tendrá que mejorar mucho para que vuelva a darle una oportunidad.

Dead man’s hand

deadman

Para salir de mi zona de confort lectora decidí leer esta antología del prolífico John Joseph Adams. Pero me temo que en esta ocasión erré el tiro como un mal pistolero.

The Red-Headed Dead—Joe R. Lansdale

Un homenaje claro a la obra de Robert E. Howard y como tal bastante previsible.

The Old Slow Man and His Gold Gun From Space—Ben H. Winters

Este relato sobre la fiebre del oro tiene un giro final que lo salva, a pesar de su simpleza.

Hellfire on the High Frontier—David Farland

Mezcla de steampunk con historias del Oeste, este relato no deja huella.

The Hell-Bound Stagecoach—Mike Resnick

Bastante representativo de la obra que conozco de Resnick, en un carruaje destinado a un lugar poco acogedor se juntan varios pistoleros de la peor calaña y una adorable anciana experta repostera. ¿Cuál podrá ser el resultado del viaje?

Stingers and Strangers—Seanan McGuire

La existencia de una profesión como la criptozoología le da la excusa perfecta a McGuire para crear los más extraños animales. Entretenido.

Bookkeeper, Narrator, Gunslinger—Charles Yu

Curiosa historia sobre un contable que se vuelve pistolero.

Holy Jingle—Alan Dean Foster

Previsible y lento, no me ha gustado.

The Man With No Heart—Beth Revis

Buena idea con ejecución también respetable. La búsqueda de conocimiento como fuerza vital impulsora.

Wrecking Party—Alastair Reynolds

Me gusta este relato de Reynolds, que aún situado en el Oeste deja entrever su visión de las máquinas de Von Neuman.

Hell from the East—Hugh Howey

Historia no muy lograda, sobre maldiciones indias y asesinatos.

Second Hand—Rajan Khanna

Me gustaría saber más sobre este mundo donde las cartas tienen poderes, relacionados con su palo y su número. Pero solo hay un número limitado de ellas…

Alvin and the Apple Tree—Orson Scott Card

Aunque la saga de Alvin Maker me gustó bastante en su momento, este relato me ha parecido demasiado cargado de moralina. ¿Habré cambiado yo o será cosa de OSC?

Madam Damnable’s Sewing Circle—Elizabeth Bear

Buena introducción al mundo de Karen Memoryaunque a mí no me llama mucho la atención este libro.

Strong Medicine—Tad Williams

No estoy segura de haber comprendido totalmente este relato de Williams, con viajes en el tiempo incluidos.

Red Dreams—Jonathan Maberry

Una descripción muy truculenta y realista de la inutilidad de la guerra.

Bamboozled—Kelley Armstrong

Comienza con una buena idea, unos ladrones preparando un timo a las afueras de una ciudad y aunque el desarrollo no acaba de estar a la altura, me gusta las vueltas que le da a la narración.

Sundown—Tobias S. Buckell

El autor caribeño utiliza una historia de invasión extraterrestre para hacer crítica social contra el racismo. Aunque demasiado exagerada y aunque requiera una gran suspensión de la incredulidad, no es un relato carente de atractivo y de gracia.

La Madre Del Oro—Jeffrey Ford

Historia de terror, la búsqueda de un asesino fugitivo provocará aún más muertes.

What I Assume You Shall Assume—Ken Liu

Ken Liu vuelve a jugar con el alfabeto y la forma de escribir para contarnos una historia relacionada con la búsqueda de libertad de los oprimidos. Con diversos puntos de vista y varias narraciones temporales, resulta formalmente hipnótico.

The Devil’s Jack—Laura Anne Gilman

Relato simple pero efectivo sobre la condena, eterna o no. No se debe jugar con el diablo, siempre tiene las cartas marcadas.

The Golden Age—Walter Jon Williams

Divertidísimo homenaje a las historias de superhéroes y al steampunk en un batiburrillo que consigue tener sentido gracias al humor.

Neversleeps—Fred Van Lente

Entretenida historia de acción implicando a los descendientes de Edison y Tesla en una lucha por llevar la tecnología al mundo, en lugar de la pseudociencia.

Dead Man’s Hand—Christie Yant

Historia de universos alternativos con trasfondo periodístico sobre la muerte o no, de Wild Bill Hicock. Curiosa aunque intrascendente.

Aunque hay algunos relatos que merecen la pena, en general la temática no me resulta interesante y el resultado final de la antología es bastante plano.

Lustlocked

lustlockedHe de admitir que no he leído Lustlocked en las mejores condiciones. Lo empecé en un impulso, buscando una lectura rápida para llenar un hueco de tiempo libre inesperado y ni siquiera me di cuenta de que era una segunda parte. Este fallo sin duda habrá influido en mi valoración.

Sin du Jour es un servicio de catering para comensales con “necesidades especiales”. Pero no estamos hablando de celíacos ni de alérgicos al marisco, hablamos de demonios que quieren comer carne de ángel o goblins que se pirran por los rubís caramelizados. Como es de suponer, la magia juega un importante papel en el mundo pero al fin y al cabo todos tenemos necesidades alimentarias y ahí está Sin du Jour para cubrirlas.

Tal vez nacida al abrigo de la tendencia mundial a apreciar nuevas técnicas de cocina, este apartado de la historia me ha parecido divertido y original. La preparación de la boda de los herederos de los reyes goblin requiere toda la implicación de chefs de la empresa, pero desgraciadamente algo sale mal. Y es entonces cuando una serie de criaturas reptilianas movidas únicamente por la lascivia irrumpen en el banquete.

A pesar de lo corto que es el relato, la idea original no llega a estirarse lo suficiente como para conseguir mantener nuestro interés, por lo que Lustlocked queda como un chiste a medio terminar, una broma que se torna demasiado larga.