El ojo de Nefertiti

Tengo muchos propósitos de esos que nos hacemos en año nuevo y que luego seguramente no llegaremos a cumplir. De los propósitos lectores uno era leer más obras escritas originalmente en español, así que pronto me puse con la nueva obra de Jesús Cañadas, después de la excelente Las tres muertes de Fermín Salvochea.

El ojo de Nefertiti está orientada al público juvenil, pero eso no es impedimento para poder disfrutarla a cualquier edad. Jesús consigue crear unos personajes entrañables, tanto los principales como los secundarios, con los que se puede empatizar perfectamente. Además, los poderes que tienen algunas personas en el mundo son bastante sencillos de comprender pero pueden dar bastante juego, en una suerte de aplicación del Manual avanzado de escritura mágica de Sanderson.

El ritmo está perfectamente calculado y aunque a veces Jesús utiliza unas elipsis mareantes, entiendo la necesidad de abreviar algunos momentos para seguir manteniendo el interés del lector. Es posible que algunas escenas nos traigan a la memoria imágenes del imaginario colectivo que muchos compartimos gracias a películas como las de Indiana Jones o La Momia, pero él sabe traerlas a su propio terreno.

El humor también está presente en el libro, con algunos gags recurrentes que aún y así me han hecho reír. Me ha parecido ver algo de influencia de Tim Powers en el libro, pero quizá solo sean imaginaciones mías.

Algo que se me antoja innecesario es el comienzo de una trama amorosa que puede llevarnos a pensar en los tópicos, pero está compensada por una protagonista femenina fuerte de verdad, de una pieza. Y estamos hablando de una historia situada a comienzos del siglo pasado, lo cual la hace más especial si cabe.

No quería terminar esta reseña sin hablar sobre los huevos de pascua que el autor ha ido dejando por el camino para el disfrute del lector. Ni el nombre del barco ni la lectura del padre de la protagonista son casuales y agradezo especialmente a Jesús que haya puesto estos detalles, que sé que no son para mí, pero que me han llegado como si lo fueran.

The Ingenious

Llegué a leer The Ingenious de pura casualidad, ya que no conocía al autor ni tenía referencias sobre su obra, pero a veces lees libros por intuición, por salir de tu zona de confort a ver qué te encuentras.

Lo que me encontré en este caso fue una historia fantástica con una ambientación muy atractiva aunque no exenta de fallos. Hay una gran descompensación entre el interés de la ciudad en la que se desarrolla todo, Athanor, y la propia narración. Mientras que las descripciones de una ciudad en perpetuo movimiento con tintes barrocos de crecimiento casi orgánico son realmente espectaculares, la historia en sí no deja de ser un conato de rebelión ante el poder establecido.

La imaginación de Darius Hinks se desborda al describir los barrios que conforman Athanor, que son literalmente arrancados de su emplazamiento original para unirse al sistema en perpetuo movimiento que constituye la ciudad. Con estas adquisiciones llegan también los habitantes correspondientes, dando lugar a una amalgama de culturas y seres variopintos que podrían haber dado muchísimo juego, pero que no se aprovecha.

Hay cierto punto sádico en cómo el autor se recrea en los síntomas más evidentes de la adicción a las drogas promulgada y facilitada por el poder, que para mantener a las masas idiotizadas (además de otras motivaciones más oscuras) inundan las barriadas humildes de estupefacientes baratos.

En cuanto a los personajes, resulta extremadamente difícil empatizar con ellos, pues sus acciones son erráticas y eminentemente egoístas. Se acaba dando importancia a un personaje bastante secundario que casi casi pasa desapercibido durante el 90% de la novela, lo que parece un fallo de planificación o que el autor jugaba con las cartas demasiado ocultas.

La magia es potente pero está reservada solo a unos pocos estudiosos que sufren de ombliguismo extremo y que no son capaces de ver las amenazas que se ciernen sobre ellos, obcecados en una vida de estudio constante del Arte que apenas da frutos.

The Ingenious no es una lectura fácil pero si disfrutas de un libro donde la ambientación es la pieza clave, quizá sea para ti.

The Ninth Rain

En una de esas ofertas irresistibles en las que se está especializando Borja Bilbao, me hizo con el libro galardonado con el premio British Fantasy a la mejor novela de fantasía del año pasado. Además, he tenido la suerte de ir comentándolo con Antonio Díaz, lo que no hace si no incrementar el provecho que se le puede sacar a una lectura.

Con estos antecedentes, parecería que The Ninth Rain debería haber sido una grata experiencia, pero no ha sido capaz de convencerme por completo. Os cuento por qué.

Es cierto que uno de los personajes, Vintage, me ha encantado. Una erudita millonaria que se dedica a investigar los restos de una fuerza invasora que ha intentado en repetidas ocasiones acabar con todo, a la que no le importa ponerse el mundo por montera. Los otros personajes no es que estén mal, pero palidecen en comparación. Está Tormalin, uno de los últimos elfos… digo… eborianos que quedan y Noon, una fell-witch, que comienza la historia encerrada en un institución especial para este tipo de brujería.

El mundo es oscuro y truculento, los restos de las guerras anteriores amenazan la vida habitual de los humanos supervivientes y todo es desesperanza y tragedia.

Quizá Jen Williams se regodea en exceso en esta decadencia, pero cada descripción es un poco más gore que la anterior. Vale que estamos hablando de grimdark y que es posible que yo ya no tenga el cuerpo para estos trotes, pero llega un momento en el que cansa ver tantos intestinos y vísceras humanas puestas a ventilar. La mezcla de géneros que utiliza (porque se puede interpretar también que hay un poquito de ciencia ficción en la novela, si se ve desde un prisma determinado) es fascinante y las posibilidades que abre son muy variadas, pero requiere un esfuerzo consciente por parte del lector, tanto para entrar en la historia que arranca demasiado lenta como para sortear los coágulos de sangre y ectoplasma. De momento, no me he quedado con ganas de saber qué pasa en la siguiente entrega a pesar de que el relato se queda en un estupendo cliffhanging (o Behemoth-hanging)que deja abiertas muchas posibilidades.

La danza del gohut

Se han juntado dos razones para que acabara leyendo La danza del gohut. La primera, como creo que la de bastantes otros, es la recomendación que hizo Alex en el último programa de los VerdHugos de 2018. Pero es que además, tengo el propósito de leer más libros escritos originalmente en español, ya que últimamente el inglés está monopolizando mis lecturas y me temo que influyendo mucho también en cómo escribo.

Ferrán Varela escribe una historia de opuestos que acaban complementándose. Como bien expresa Mariano Villarreal en el prólogo el taoísmo es una de las interpretaciones filosóficas que emanan de la historia. Pero es cierto que no es el único tema que se explora en poco más de cien páginas. También se explaya sobre la posibilidad de redención de las faltas cometidas, las consabidas desigualdades sociales (sea en un mundo pseudomedieval, sea en nuestro propio momento temporal) y las responsabilidades impuestas por la sociedad.

La estructura del relato, que decide comenzar casi por el final, se adapta como un guante a esta compleja mezcla de intenciones. Indudablemente quita algo de fuerza a la narración porque ya sabemos algo de lo que pasará, pero es un problema mínimo comparado con la libertad que ofrece saber hacia dónde encamina sus pasos el autor, permitiéndole centrarse en otros aspectos.

Me ha encantado la prosa que utiliza Varela, buscando en todo momento la palabra adecuada, mencionando por ejemplo un bargueño cuando perfectamente podría haber dicho mueble, consiguiendo así una riqueza léxica que hace resaltar aún más la obra.

También me parece destacable la creación del mundo, cómo deja entrever algo mucho más complejo de lo que somos capaces de leer en un espacio tan corto, con detalles como el juego La toma del castillo, del que indudablemente me gustaría conocer las reglas o la estructura universitaria en la que la tutora aspira a ascender.

En definitiva, recomiendo mucho la lectura de La danza del gohut. Y ahora tendré que seguir buscando las recomendaciones de Alex, porque desde luego con esta ha dado en la diana.

In an Absent Dream

En cuanto cayó en mis manos me puse a leer In an Absent Dream, la cuarta entrega de la saga Wayward Children de Seanan McGuire.

Escrito con el estilo totalmente inmersivo de la autora, se trata de una precuela que nos retrotrae en el tiempo hasta 1964, para contarnos la historia de Katherine, a quien ya conocíamos de Every Heart a Doorway.

Utilizando como telón de fondo el Goblin Market de Christina Rosetti (presente en varias obras de fantasía de la cultura anglosajona) y su idea de trato justo, McGuire nos hace reflexionar sobre el verdadero sentido de la amistad y el necesario sacrificio para buscar la justicia. Lo que comienza como una aventurilla infantil se va volviendo más oscura conforme va pasando el tiempo, del mismo modo que la vida nos va enseñando poco a poco que no hay nada gratis y que todo tiene un precio.

Otra reflexión muy acertada de la autora es la necesidad de seleccionar nuestro camino entre las múltiples posibilidades que se nos presentan, ya que resulta totalmente imposible llegar a un equilibro para afrontar todas las decisiones que la existencia nos va poniendo por delante. Se trata de un relato de rito de paso, de alcanzar la madurez psicológica cuando la madurez física todavía no está al alcance.

Quizá esta entrega no es tan brillante como las dos primeras, que eran realmente excepcionales, pero aún así la lectura es absorbente y rápida, y nos deja con ganas de más entregas de esta serie que ha venido al mundo de la fantasía para sentar cátedra.

Desvelados los miembros del jurado de los premios World Fantasy

Se han dado a conocer quiénes serán los miembros del jurado de los premios World Fantasy del año que viene. Son los siguientes:

  • Nancy Holder (USA)
  • Kathleen Jennings (Australia)
  • Stephen Graham Jones  (USA)
  • Garry Douglas (United Kingdom)
  • Tod McCoy (USA)

Las categorías del premio son :

  • Premio a toda una vida
  • Mejor novela
  • Mejor novella
  • Mejor relato corto
  • Mejor antología
  • Mejor colección
  • Mejor artista
  • Premio especial profesional
  • Premio especial no profesional

Novedades sobre la nueva trilogía de Joe Abercrombie

Gollancz ha anunciado la adquisición de una nueva trilogía de Joe Abercrombie, cuya primera entrega, A Little Hatred, se publicará en septiembre del año que viene.

La editorial la define como una mezcla entre Los Miserables y Juego de Tronos, porque todo queda bien con Juego de Tronos (es una comparación imprescindible en cualquier editorial que se precie).

Estará situada en el universo de la Primera Ley y tendrá personajes nuevos así como caras familiares. También comenta que en la nueva serie tendrá lugar una especie de revolución industrial, sin dejar la política y sus luchas de poder con apuñalamientos incluidos.

Ya sabíamos que la idea del autor, que finalmente ha podido llevar a cabo, era escribir la trilogía de un tirón, para conseguir que fuera coherente y formara un todo. Esperemos que esta espera haya merecido la pena.

En la noticia también aparece que los derechos han sido vendidos en seis países, así que cruzamos los dedos para que vea la luz en España.

The Ocean at the End of the Lane

No me considero ninguna experta en Neil Gaiman, un autor del que he leído más bien poco y que creo que no se ajusta en demasía a mis gustos literarios. Pero, como hay que probar cosas distintas en esta vida y hacía ya tiempo que tenía pendiente The Ocean at the End of the Lane, dediqué unos días a su lectura.

La historia la relata el protagonista en primera persona, cuando ya adulto, vuelve al hogar de su infancia para un funeral y comienza recordar las peripecias que vivió con siete años, que prácticamente había olvidado. Por esta misma razón, se trata de un narrador no confiable, ya que lo que cuenta se puede interpretar de muchas maneras, como el producto de la imaginación de un niño o como una aventura de hadas real. Esta indefinición es uno de los pilares de la narración, teñida de realismo mágico.

La historia parece un tanto autobiográfica, hasta el punto en que un relato sobre criaturas que desean imponer su presencia en un mundo que no es el suyo pueda serlo, pero la descripción del protagonista recuerda por momentos a la infancia de Neil Gaiman, por lo que he podido informarme.

Las barreras entre el mundo mágico y el real son difusas en algunas zonas y hay criaturas que aprovechan estos intersticios para invadir el terreno que no les pertenece. Me ha recordado mucho a Coraline, una de las pocas obras del autor que conozco.

El relato es pausado y aunque tiene momentos de miedo y algo macabros, en realidad The Ocean at the End of the Lane es una versión un tanto descafeinada de obras que ya conocemos del autor. La prosa es musical y consigue ponernos en la piel del protagonista y el ritmo está bien llevado, pero no por ello deja de ser una obra menor.

Si eres seguidor de Neil Gaiman sin duda ya habrás leído esta obra y si no es así, probablemente preferirás empezar por otras de más renombre y reconocimiento. The Ocean at the End of the Lane se queda en un terreno de nadie que hace que pase desapercibida.

The Ocean at the End of the Lane está traducido al español por Mónica Faerna García-Bermejo.

The Winter Road

En esta ocasión he tenido la suerte de compartir lectura y reseña con Antonio Díaz. Os proponemos un juego, ¿sabríais decir quién ha escrito cada párrafo del post?

The Winter Road es la nueva novela de Adrian Selby un autor que ya nos llamó la atención con su primer libro Snakewood y al que decidimos seguir la pista tanto Antonio Díaz (@mertonio) como yo.

Esta novela está situada en el mismo mundo que Snakewood y se pueden ver muchas de las características ya patentes de la forma de escribir del autor, como el uso de un lenguaje coloquial y gramaticalmente incorrecto, en el que cuesta introducirse.

Aunque en esta novela ése recurso está menos exagerado que en Snakewood, sigue siendo un tanto molesto.

Selby utiliza de nuevo el sistema de pociones y brebajes que tanto nos gustó en su primera novela. Guerra biológica en el medievo. Pero me parece menos fresco y sugerente.

Es cierto que los personajes parecen farmacopeas andantes, haciendo especial hincapié tanto en los materiales necesarios como en las recetas que hay que seguir para la confección de las pócimas. De hecho, se da mucha importancia al aspecto económico de la narración, la relación entre coste y beneficio, tanto pecuniaria como físicamente.

También el aspecto físico de la gente es importante. Si has pasado un tiempo guerreando habrás tomado pociones y brebajes que te cambian permanentemente el color de la piel, que se convierte en una señal de estatus (o un estigma). A pesar del esfuerzo en retratar la sociedad de The Winter Road, el resultado es un tanto genérico. No encuentro rasgos distintivos de la clásica sociedad low fantasy.

Este es uno de los fallos de la novela, pero a mi entender tiene un problema estructural más grave. Mientras que nos estaba contando una historia se le va la mano con una trama que podía parecer secundaria pero que acaba siendo lo más importante del libro.

El juego de la novela con los dos momentos temporales (presente y pasado) me da a entender que es un desarrollo argumental buscado, pero pienso que habría sido más interesante una novela sobre las vicisitudes de la construcción de la carretera per se que el western crepuscular que resulta siendo.

Y el cambio de estilo narrativo “tradicional” al epistolar de los últimos capítulos no hace si no acentuar la sensación de un cambio de planes, de una pérdida de interés por terminar la narración una vez que se ha acabado la historia de venganza engañosamente secundaria.

También utiliza las cartas para dilatar temporalmente la narración, aumentado bastante la cantidad de hechos que ocurren a base de elipsis muy bien tratadas. Y casi como coda, consigue enlazar The Winter Road con Snakewood, aunque solo sea tangencialmente.

Sin embargo a mí el final epistolar me parece imprescindible. Sin él la historia queda inconclusa en cierto modo. Ésta es la segunda oportunidad que le damos a Selby, y aunque ninguna de sus novelas es mala, les sigue faltando algo para terminar de despegar. Para poder atreverme con él una vez más, la premisa tendría que ser terriblemente atractiva.

The Winged Stories

Dentro del proyecto #LeoAutorasOct decidí revisitar una escritora que en su momento no me convenció pero que tuvo grandes alabanzas por parte de la crítica. Me estoy refiriendo a Sofía Samatar y su libro The Winged Stories.

La acción se sitúa de nuevo en Olondria, ese país desconocido en el que ya asistimos a los viajes de Jevick. Pero en esta ocasión la estructura escogida es distinta, ya que el libro lo conforman cuatro relatos entrelazados entre sí.

La prosa vuelve a ser de una precisión milimétrica e incluso se diría que más mesurada que en A Stranger in Olondria, por lo que resulta un placer entretenerse en leer algunas de las descripciones del pintoresco folclore ideado por la autora. Y sin embargo, la novela sigue siendo fallida para mí. En esta ocasión lo que no funciona es la propia historia, que no consigue captar mi interés.

Y no será por falta de intrigas palaciegas o rebeliones cortesanas, de las que el libro viene cargado. Incluso se puede decir que existen algunas escenas de acción (no demasiadas). Pero es el ritmo del libro y la trama lo que no acaba de funcionar. Algunos de los saltos temporales, en los que va a explicando temas del pasado son tan abruptos que hace falta reflexionar mientras vas leyendo sobre en qué momento está sucediendo lo narrado. Y realmente no queda claro qué está haciendo cada personaje debido a estos cambios tan acusados en la línea temporal.

También es posible que la absoluta falta de empatía que despiertan los personajes me haya sacado de la narración. Y es que las distintas historias familiares que se entrelazan podrían haber dado mucho juego, pero creo que se desperdicia esta posibilidad en aras de una claridad expositiva que tampoco se consigue.

En resumen, The Winged Stories, amplía la mitología de Olondria, incluso nos deja ver cómo funcionan algunas de sus sociedades más distantes, desde la trashumancia a la vida en los castillos más emperifollados. Se puede tomar como un estudio de la mitología propia de esa tierra e incluso alguno de sus alegatos religiosos hubieran merecido más exposición, pero al final estos puntos interesantes se pierden en una trama deslavazada e innecesariamente enrevesada.