The Ruin of Angels

Creo que no será ninguna novedad para un lector habitual del blog que Max Gladstone es un autor que me encanta. En algún programa de VerdHugos he recomendado sus libros y realmente me haría muy feliz que alguna vez sus obras llegarán a ver la luz en español, por que creo que lo merece.

Por todo lo anterior no será sorprendente que esta reseña de The Ruin of Angels sea muy elogiosa, pero es que puede que nos encontremos ante la mejor entrega de su Craft Sequence.

La novela comienza con un tono de humor muy marcado, aprovechando  situaciones incómodas cotidianas revestidas de una pátina de fantasía, que permite acomodar al lector en un mundo que no conoce pero en el que se encuentra con problemas habituales, como cuando el pasajero de delante en un vuelo comercial se dedica a reclinar el asiento sin pensar en tu comodidad. Pero claro, si en vez de un avión normal estamos hablando de un dragón, la cosa cambia. ¿O no?

Este tono ligero es una pequeña trampa del autor, para pronto lanzarnos a una espiral de acción. De nuevo los personajes callejeros cobran una vital importancia en la historia, como ya sucedió en Two Serpents Rise, algo que podría llegar a entenderse como una marca personal del autor. Pero esto es solo un detalle más en el elenco de protagonistas que desfilan ante nuestros ojos. Y he aquí un detalle que quiero resaltar. Prácticamente todos los personajes son mujeres, de una u otra orientación sexual y en ningún momento parece forzado. Aquí me podéis responder a lo George RR Martin y decirme que como las mujeres son personas es normal que las describa bien, pero no por ello voy a dejar de alabarle el gusto y el trabajo que se ha tomado.

Dentro de esa habilidad para mezclar lo corriente con lo fantástico, se encuentra la idea sobre la que gira la novela. Una ciudad dentro de la misma ciudad no es nada nuevo, ya lo sé. Ahí está The City and The City de Mièville sin ir más lejos. Pero que en un mundo de fantasía se deje entrever que se puede navegar entre ambas ciudades gracias al colapso de la función de onda me parece un hito destacable. Y no puedo comentar más en profundidad por no entrar en el azaroso tema de los spoilers, pero el proyecto sobre el que trabajan algunos de los personajes es verdaderamente revolucionario.

La variedad de temas que se tratan en el libro es grande, desde el amor casi reverencial a los libros antiguos a las adicciones y sus consecuencias pasando por su marchamo habitual de crítica contra el capitalismo desenfrenado. Pero me interesa también detenerme en la relación fraternal de Kai y Ley. Una relación totalmente creíble, basada en el amor pero que necesita distancia para florecer, capaz de enfrentarse a las adversidades y en la que se puede confiar contra viento y marea.

Un problema que tiene The Ruin of Angels es que es la sexta entrega de la secuencia y aunque Max ha intentado que cada una sea de lectura más o menos independiente, me temo que el bagaje que portamos los que hemos leído los libros anteriores nos permite disfrutar muchísimo más de este. No quiero decir que sea una novela que no se pueda leer de forma independiente (el departamento de marketing de Tor.com ya se ha encargado de ello al cambiar el título y el estilo de las portadas) pero no lo recomiendo. Hay otras novelas que me parecen una puerta de entrada mejor a esta serie, como por ejemplo Three Parts Dead.

The Sisters of the Crescent Empress

Aunque la primera entrega de la duología Waning Moon tenía sus defectos, también sentía la curiosidad suficiente como para emprender la lectura de este The Sisters of the Crescent Empress.

La prosa utilizada por Likitalo sigue estando adaptada a la narración. El proceso de maduración de las hermanas en su exilio siberiano está llevado a cabo de manera soberbia, pero la historia vuelve a transitar por caminos conocidos, demasiado frecuentes. Reconozco que se me ha hecho pesada por momentos, quizá por la impaciencia por llegar al final, pero principalmente porque para ser una novela corta la noto algo inflada. La estructura de un capítulo dedicado a cada hermana es un acierto, con los cambios narrativos de cada punto de vista, pero creo que se podría haber condensado más para obtener un resultado más redondo.

A pesar de este inconveniente, en el tercio final de la narración, cuando vemos acercarse el desenlace, el ritmo mejora mucho, aunque no llegue a compensar lo anterior.

El uso de la magia, más insinuado que otra cosa, tiene demasiado de Deus ex machina para mi gusto, favoreciendo el resultado final que buscaba la autora. El mundo en el que se desarrolla la historia está poco definido, poniendo todo el foco de nuevo en los personajes. La relación entre las hermanas mayores, la irrupción de Sibilia que pasa a ser una pieza fundamental de la narración, el eje sobre el que gira la supervivencia de la familia… todas estas interacciones están muy bien descritas. Lo que me lleva a pensar que Leena Likitalo es una autora que nos puede dar alguna que otra sorpresa en el futuro, cuando pula los problemas que existen en este libro y en el anterior.

The Goblin Emperor

Algunas veces pienso en crear una sección del blog que se llame “Y mira que me lo habían recomendado y no lo leí”, para hablar precisamente de libros que cuando acabas por leerlo tienes que darle gracias al recomendador.

The Goblin Emperor no es original por su ambientación fantástica, aunque este imperio feudal tiene ciertos matices de modernidad tecnológica. El protagonista es Maia, mitad elfo mitad goblin que accede al poder cuando en un desgraciado accidente fallecen tanto el antiguo emperador como toda la línea sucesoria hasta llegar a él, el hijo olvidado y exiliado. Pero el hecho de haber sido criado lejos de los fastos de la corte le puede servir para afrontar el gobierno con otro talante.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. No obstante, el libro tiene un toque inocente que hace que le cojas cariño a los personajes. Maia se ve enterrado literalmente entre protocolos, capas de ropa e intrigas políticas, y aunque muchas veces se ve superado, nunca se da por rendido. Esta persistencia unida a su bonhomía consigue que empatices realmente con él y que te preocupes cuando él se preocupa, que es casi siempre, para eso es el emperador.

Resulta algo difícil entrar en el libro por dos razones principalmente: el lenguaje y la genealogía.

El plural mayestático es solo un ejemplo del lenguaje arcaizante que Katherine Addison (alias de Sarah Monette) utiliza constantemente. Sobre todo es perceptible en los soliloquios del propio Maia, en su forma de enfrentarse a sus propios dilemas morales. La invención de algunos términos supone un pequeño obstáculo al principio, pero una vez controlados, la historia sigue fluyendo

Más complicado aún es hacerse con los nombres de los personajes (aunque haya un anexo dedicado a ello) ya que una misma persona puede responder por su apellido, su nombre, cambiar su título… Entiendo que esta retórica es necesaria para dotar de credibilidad al libro, pero a mi me ha costado algo de trabajo entrar en el juego.

Salvados estos obstáculos, la trama fluye con elegancia, hacia un destino no muy sorprendente, pero no por ello el viaje es menos disfrutable. En resumidas cuentas, una lectura muy agradable con una cierta curva de aprendizaje al principio que merece la pena afrontar.

Por cierto, gracias, Josep María y Antonio.

Starlings

He leído algunas novelas de Jo Walton, como Among Others, El Círculo de Farthing o Garras y Colmillos pero nunca había leído su ficción corta. Y la razón, evidente tras la lectura de Starlings, es que la autora no se prodiga en esta longitud. La propia Jo dice que no sabe escribir ficción corta y me temo que en este caso hay que darle la razón.

El libro es un batiburrillo de relatos, poemas, una obra de teatro y primeros capítulos de novelas que nunca existieron. Ante semejante mezcolanza, es difícil juzgar la obra en su conjunto. Te puede gustar un relato y aborrecer el siguiente, ya que no existe un hilo conductor, una uniformidad en la lectura o en la temática, ni tan siquiera en el estilo.

Muchos relatos son una gracia de la propia autora, una broma extendida que puede gustar o no debido al peculiar estilo humorístico de la autora, como “Remember the Allosaur” o “Jane Austen to Cassandra”. Otros son ejercicios estilísticos, de uso de diversos puntos de vista como “The Panda Coin”, que me recuerda al principio de la película Lord of War.

Particularmente me gusta la idea de primeros capítulos de posibles novelas, donde sí se ve la mano de la autora para plantear situaciones que puedan dar lugar a historias más completas, como la población de una nave generacional que no sabe si su destino es el adecuado para sus aspiraciones como “Turnover”.

También se notan las inquietudes lectoras de la autora en “Escape to other Worlds with Science Fiction” donde volvemos a visitar la ucronía de Farthing, en un flashmash no demasiado conseguido.

No tengo capacidad para juzgar la capacidad poética de Walton, pero en este libro personas más cualificadas que yo podrán tener una amplia muestra.

Starlings es una obra para fans de Jo Walton y puede tener algo de interés como curiosidad para el resto de lectores, pero no deja de ser anecdótico.

A Taste of Marrow

Ya di en su momento mi opinión sobre la primera entrega de esta duología, River of Teeth. Por desgracia su continuación ahonda en los problemas de la primera y pierde la que podría ser su gran baza, la frescura de su ambientación.

Los hechos de esta segunda entrega continúan el final de la anterior y los personajes son los mismos. Pero aparte de recorrer sus respectivos caminos sin un destino claro en mente y encontrarse a base de casualidades, la evolución de los protagonistas es cuando menos poco verosímil. Casi parece que Gailey se ha lanzado abiertamente al culebrón con ambientación western, pero centrándose solo en los sentimientos de los personajes, sin trabajar para nada el decorado del libro.

El hecho de que los hipopótamos salvajes campen a sus anchas por el río solo se tiene en cuenta en las ocasiones que interesa a la autora, en una suerte de deus ex machina de lo más previsible y monótono.

Sigue siendo interesante el tratamiento del género por el que opta la autora y aparece un nuevo personaje que a pesar de su juventud parece ser capaz de dar sopas con hondas al resto del elenco. Pero esto es poco, demasiado poco para una segunda parte que termina de enterrar las pocas esperanzas que tenía puesta en la continuación. Para mí, perfectamente prescindible.

 

Four Roads Cross

Comentaba hace poco con un amigo que hay escritores a los que se le va notando la evolución novela a novela, pues se vuelven más duchos tanto con la prosa como con el propio oficio de escribir. Max Gladstone, que parecía que ya venía enseñado con su primera publicación, Three Parts Dead, se encarga de sustentar esta teoría (gracias Max) con mi última lectura, Four  Roads Cross.

Como ya he comentado en alguna ocasión, el orden de publicación de las novelas de la Craft Sequence no sigue el orden “temporal” de los sucesos que se desarrollan en ellas, consiguiendo un objetivo claro (que cada novela sea una nueva puerta de acceso a la serie sin necesidad de leer las anteriores) pero dejándose por el camino el beneficio de la complicidad con un lector que ya conoce el terreno que pisa.

Por tanto, los lectores de Four Roads Cross pueden encontrarse con viejos conocidos o con personajes completamente nuevos. Y es signo de la pericia del autor que esto de absolutamente igual. Para mi experiencia lectora, el hecho de recuperar personajes a los que ya he acabado cogiendo cariño con el tiempo es un plus, pero entiendo que se pueda leer como novela independiente y completa.

Los distintos puntos de vista están tratado con mimo, con una cadencia en principio lenta pero que va subiendo de intensidad conforme se acerca el juicio, el final del conflicto. Las maniobras de las facciones rivales desvelan planes que se pusieron en marcha desde tiempo atrás, funcionando como un mecanismo de relojería bien engrasado. Quizá demasiado oportuna la aparición de algunos de los elementos que intervienen en la acción, en un toque “sandersoniano” que me ha sorprendido en esta novela, pero es una apreciación personal. Sobre las semejanzas entre Gladstone y Sanderson, os recomiendo este artículo, que es muy esclarecedor y que me ha hecho replantearme algunos de los puntos sobre los que quería hablar en la reseña.

La fantasía urbana moderna a veces resulta ser un reflejo oscuro de la situación actual y Max no es ajeno a esta tendencia. En Four Roads Cross aparecen temas de patente actualidad, como el tratamiento de los refugiados, el maltrato psicológico o las guerras de religión (esto último es una constante en todas las novelas, el poder de los dioses se basa en la fe de sus seguidores, en una suerte de transacción comercial que beneficia a ambos). Que el mundo en el que se desarrollan las historias sea mágico no impide que haya gente que se tenga que despertar de madrugada para montar su puesto de venta de huevos al por menor. Y es que el sistema funciona de forma muy similar aquí y en otros lugares. El autor utiliza su obra para hacer crítica social, lo hace de un modo muy velado pero no por ello menos contundente. El atronador silencio de los testigos de una violencia doméstica que no llega a ser física pero que es manifiesta duele aun más cuando la única protección que encuentran las víctimas se la brinda una gárgola que, por definición, no tiene corazón.

A mi entender, se trata de una estupenda conclusión para las novelas de la Craft Sequence antes de su cambio de editorial. En Tor.com ya está disponible Ruin of Angels, que aunque situada en el mismo universo pretende cambiar el concepto de las novelas, dejándolas como escenarios puntuales no necesariamente interrelacionados. Como dice el gran Elías Combarro, unos minutos de silencio por la serie de títulos más imaginativa de la fantasía actual (títulos en el sentido propio del término) y un fuerte abrazo de bienvenida al nuevo concepto. Seguro que lo disfrutaremos.

The Stone Sky

La esperadísima finalización de la trilogía The Broken Earth de N.K. Jemisin apareció un día en mi lector de libros electrónico y no pude dejarla de lado mucho tiempo, porque tenía unas enormes ganas de saber cómo había acabado la autora una serie tan laureada. Si bien tiene algunos fallos y para mí no llega a brillar tanto como sus antecesoras, nos encontramos ante un libro sólido que cierra la historia de forma satisfactoria.

El pilar principal de la novela son los personajes. Exquisitamente desarrollados y con múltiples escalas de grises, vemos como sus relaciones varían del amor al odio o a la indiferencia, en una suerte de entramado dotado de vida propia. Me encanta como Jemisin ha conseguido dotar a cada uno de ellos de su voz propia y cómo se reponen de los avatares a los que se ven expuestos.

Especialmente interesantes son los capítulos de Hoa, situados en el pasado, que aportan muchísima información que desconocíamos. A veces me atrevería a decir que demasiada, porque llega a saturar.

La autora ha conseguido dar una nueva vuelta de tuerca al tema del racismo, esta vez sin tapujos ni cortapisas. Ya no es solo que a ciertas personas se las considere inferiores, la apropiación cultural también está representada en The Stone Sky.

En la parte negativa cabe destacar los cambios de escenario, que no acaban de sentarle bien a la narración, atascándose más de una vez. El ritmo se ve influenciado por estos cambios y en algunos capítulos tarda en remontar. En ocasiones, la autora está a punto de caer en el infodump, conforme la historia se va volviendo más de ciencia ficción y menos de fantasía. Realmente, la historia nunca termina de encasillarse en ninguno de los dos géneros, pero la deriva hacia la ciencia ficción es manifiesta en esta última entrega.

Por contra, la prosa sigue siendo espectacular. El uso de la segunda persona del singular en uno de los puntos de vista sigue siendo un recurso válido, difícil de llevar a cabo pero resuelto con soltura. Algunas de las nuevas palabras forjadas para The Stone Sky son aparentemente sencillas pero definen los nuevos términos de forma tan clara que ni siquiera hace falta explicarlas. Formar nuevos vocablos no es baladí, pero la neoyorquina hace que suenen como si fueran habituales en nuestros oídos.

¿Y vosotros? ¿Habéis terminado ya la trilogía? ¿Qué os ha parecido?

 

Weaver’s Lament

La primera entrega de las historias gaslamp fantasy de Emma Newman me dejó con ganas de más, así que en cuanto cayó en mis manos Weaver’s Lament me puse con él y he de decir que prácticamente lo devoré.

Newman sigue utilizando ese tono entre ingenuo y reivindicativo que es característico de la protagonista, que se revuelve ante las injusticias, pero que por un mal entendido sentido del deber familiar supedita sus creencias al bienestar de su hermano.

Afortunadamente, esta entrega no sufre para nada del síndrome del segundo libro, es más, se aprovecha de que el mundo ya está más o menos definido para centrarse en la historia. Me gusta especialmente el “realismo” de la narración, si me permitís esta expresión, porque aunque la explicación de lo que ocurre en el telar es mágica, todo lo que la envuelve es perfectamente creíble.

Se podría entender el sufrimiento y la pérdida de “alma” de los trabajadores como una metáfora de la alienación que sufrieron los obreros de la Revolución Industrial, asi como la persecución de los peligrosos agitadores socialistas que amenazan la estabilidad. Las insalubres condiciones laborales, el trabajo infantil, los frecuentes accidentes… todo está permitido para el beneficio del patrón.

Todo esto no quiere decir que Weaver’s Lament sea un panfleto. La parte mágica es entretenida y las relaciones interpersonales avanzan para la que será la tercera entrega de la serie. Pero todo esto parece poco importante respecto al aspecto social del libro. ¿Lo habéis leído? ¿Os da la misma impresión que a mí?

The Red Threads of Fortune

Como me gustó tanto The Black Tides of Heaven, tenía claro que no pasaría mucho tiempo antes de que The Red Threads of Fortune también pasara por mi libro electrónico.

The Red Threads of Fortune forma un díptico con la novella anterior, compartiendo protagonistas y siendo posterior en el tiempo, con otra de esas elipsis brutales que tanto usó la autora en The Black Tides of Heaven. No obstante, la narración es más convencional en esta ocasión, con unos hechos mucho más fluidos en el tiempo y una introducción, nudo y desenlace mucho más acordes con el canon.

JY Jang sigue añadiendo pinceladas al mundo en el que se desarrollan sus historias, con detalles tan interesantes como las diferencias gravitacionales entre las distintas zonas en las que se da la vida y la aparición de monstruosos naga, criaturas mitológicas que jugarán un importante papel en la narración.

Pero sobre todo este es un relato sobre el dolor por la pérdida de un ser querido y cómo se puede afrontar este luto. Para esto, vemos la contraposición de un dolor antiguo pero siempre presente, el que sufre Mokoya y las estrategias que utilizó para apaciguarlo (principalmente lanzarse a los placeres de la carne). Pero esto no deja de ser un acto pasivo, que busca olvidar. En cambio, como marcada contraste ante este método, en la novella vemos un intento de tomar cartas en el asunto, para evitar en lo posible la pérdida. En un mundo mágico como es este, hay fronteras que no se deben traspasar, pero el ser humano siempre encuentra justificación para la experimentación.

También sigue muy presente el tratamiento de la sexualidad como algo fluido, no como dos géneros estancos. Esta línea es continuista en toda la trama del Tensorate  y creo que es uno de los elementos diferenciadores de la escritura de JY Yang.

The Red Threads of Fortune aunque valioso por sí mismo, me ha dejado un regusto a novela de transición. Se sabe que Tor.com tiene preparadas para su publicación en 2018 dos nuevas historias, tituladas The Descent of Monsters y To Ascend to Godhood. No me cabe duda de que acabarán cayendo en mis manos también.