Tenía ganas de adentrarme en la obra de G. Willow Wilson, así que cuando vi la oportunidad de leer The Bird King, no lo dudé. Además, ese escenario en plena decadencia del reino de la Alhambra, donde Boabdil está a punto de rendirse ante los Reyes Católicos me resultó irresistible.
La fantasía de The Bird King es medieval y árabe, mezclando djinns con la Santa Inquisición. Esta presencia de la magia es sutil en un principio y luego se va complicando. Me recuerda un poco a Baudolino, de Umberto Eco.
La relación entre Fátima y Hassan es la base sobre la que bascula la narración. Su amistad y lealtad va evolucionando a través del libro, hasta llegar a algo más complejo que resulta difícil de definir, pero que es muy atractivo.
Me gustó sobre todo el ambiente decadente de la corte granadina, donde se sabe que la derrota está cerca pero aún así se sigue viviendo como si el destino todavía no se hubiera manifestado. El viaje que afronta la protagonista de la novela junto con sus compañeros me resulta familiar por visitar lugares muy conocidos, pero también me extraña que algunos topónimos sean modernos y otros antiguos (Salobreña y Husn Al Nunakkab, por ejemplo).
Este aire de fantasía antigua se presenta al lector de múltiples formas, en la ambientación ya mencionada y también en la ingenuidad de los personajes, que observan el mundo y sus relaciones de una forma mucho más simple que en la actualidad. Pero me temo que también exige al lector entrar en este juego de confianza, de no pensar en profundidad en las consecuencias que deberían tener para los personajes las decisiones que toman. Si el lector acepta el juego, disfrutará de una novela pausada y reflexiva, pero si se pone a examinar en profundidad la trama, verá que hay algunos agujeros.
The Bird King es más una historia mítica que una novela fantástica habitual, con sus pros y sus contras. Para adentrarse en su lectura hay que tener presente esta distinción y dejarse llevar.