H.G. Parry se va haciendo poco a poco un nombre en el mundo de la fantasía, con novelas como The Unlikely Escape of Uriah Heep o A Declaration of the Rights of Magicians. Con The Magician’s Daughter se adentra en el mercado más juvenil, pero no por ello deja atrás sus características más notables, como el toque dickensiano de sus novelas o la mezcla de magia con el mundo tal y como lo conocemos.
En esta novela la autora se ha restringido a muy pocos personajes que tengan líneas de diálogo, simplificando sobremanera la trama. Estamos en 1912 y la magia ha ido desapareciendo poco a poco del mundo. En un cuidadoso plan para preservarla, el concilio de magos va recopilando cada trazo que sigue existiendo y lo atesoran en sus cámaras, pero esto ha provocado que en el mundo cada vez haya menos casualidades, menos golpes de fortuna y en general se ha vuelto un lugar más gris y desolador. De todo esto no es consciente Biddy, la protagonista de la historia, que se ha criado en una isla mágica protegida del exterior con la única compañía del mago Rowan y su familiar. No obstante, las inquietudes de la adolescencia comienzan a hacer mella y desea salir al exterior para conocer el mundo, a pesar de los riesgos que pueda conllevar. Lo que desconoce es que ella misma guarda en su corazón el secreto que puede permitir que la magia vuelva al mundo… o desaparezca para siempre.
La historia es bastante directa y no se pierde mucho en recovecos, ya sabemos que los malos son muy malos y los buenos estarán dispuestos a todo tipo de sacrificios para que su misión triunfe. La narración del audiolibro, a cargo de Rose McPhilemy, se ajusta de maravilla a la trama, con ese tono un tanto pijo que se puede asociar a la alta sociedad londinense y por ende, a sus representantes en el Concilio de Magos.
Las situaciones de peligro van in crescendo, sobre todo conforme se van descubriendo elementos del pasado que tienen influencia directa en el presente y aunque en ningún momento se llega a ver la tortura en directo, si que hay situaciones bastante peliagudas.
En definitiva, nos hallamos ante una novela de marcado tinte juvenil, entretenida y ligera, para pasar el rato sin muchas preocupaciones ni calentamientos de cabeza.