Days of Shattered Faith

Creo que llevo como seis libros de Adrian Tchaikovsky este año, impresiona mucho su facilidad para escribir y publicar, pero más aún el alto nivel que tienen prácticamente todas sus obras. Con Days of Shattered Faith, la tercera entrega de la saga The Tyrant Philosophers, el autor decide dar algo más de cohesión a la serie y transformarla en eso, una serie. Los dos primeros volúmenes eran prácticamente de lectura independiente pero este tercero ya repite personajes, consolida el mundo y, en definitiva, serializa la historia dándole tejido conectivo. No sé si me alegra o no el cambio, porque bastantes series llevamos ya en marcha ahora mismo, pero no deja de ser verdad que sarna con gusto no pica y que mientras mantenga el nivel no me importará que siga sacando volúmenes como le apetezca.

Days of Shattered Faith recuerda y mucho a la historia del colonialismo británico de la India, pero claro, todo pasado por el tamiz de fantasía al que el autor nos tiene acostumbrados. Me gusta mucho la intrahistoria de los dos hermanos que se enfrentan por la sucesión del trono, aún a sabiendas que los Palleseen esperan a la vuelta de la esquina para exprimir todas las riquezas de la Joya de las Aguas hasta que quede más seca que el ojo de un tuerto.

Es cierto que el libro es bastante largo y en este sentido creo que juega un poco en su contra y en contra del narrador del audiolibro, David Thorpe, que aunque realiza una muy buena labor a veces no es capaz de mantener el tono narrativo o esa es mi impresión. Más de 20 horas de audio requieren un esfuerzo de atención por parte del que escucha que necesita también ayuda para engancharse por parte del que lee.

Es loable la titánica labor que lleva a cabo Tchaikovsky para enfrentarnos constantemente a dilemas morales en los que no es nada fácil tomar una decisión. Lo que quizá falla algo en esta ocasión es que los personajes nuevos no son capaces de robarles el protagonismo a los antiguos, bien sea porque a los de las entregas anteriores los conocemos más en profundidad y nos caen mejor, bien sea porque la caracterización de los nuevos adolece de falta de vigor y algo de interés. No me cabe duda de que en las siguientes entregas profundizaremos más en sus relaciones. Por cierto que no había visto por ningún lado anunciada la siguiente entrega, pero ahí está Lives of Bitter Rain preparada para octubre del año que viene.

Las historias secundarias siguen dejando el terreno preparado para las bifurcaciones que decida crear Adrian en el futuro, aunque seguramente ya las tenga más que planificadas y precisamente por eso vaya dejando comentarios y detalles a suerte de huevos de pascua para los lectores más avezados.

Days of Shattered Faith tiene el dudoso honor de parecerme el volumen más flojo de la saga y a la vez haberme tenido enganchada durante toda su lectura, con lo cual quiero decir que vayáis corriendo a haceros con él en cuanto se pueda.

The Dragons of Deepwood Fen

Liz Gorinsky, conocida entre otras cosas por fundar Erewhon Books y haber sido editora en Tor, tiene como handler en Twitter @2muchexposition, haciéndose eco de una de los problemas más habituales de la literatura en general y me temo que de los géneros fantásticos en particular. Pues si Liz se hubiera leído The Dragons of Deepwood Fen se tendría que cambiar el nombre a @waytoomuchexposition, porque me temo que Bradley P. Beaulieu se ha pasado no varios pueblos si no varias regiones de exposición.

Partiendo de la base de que The Dragons of Deepwood Fen es un libro bastante largo, quizá esta inmersión en la creación del mundo podría haber estado un poco más dosificada, pero a Beaulieu no le tiembla el pulso en comenzar el libro con el estudio alquímico y una explicación pormenorizada de cómo algunas personas son capaces de utilizar los portales para viajar, presentarnos las diversas facciones que pelearán a lo largo de la novela y su jerarquía y la tipología de dragones a los que irá haciendo referencia. Todo esto, solo en el prólogo. La verdad con un comienzo así debería haberme ido preparando, pero esperaba mucho más de la nueva obra del creado de la saga The Song of Shattered Sands. Porque además el mundo que crea en esta nueva serie es tremendamente arquetípico, tomando el Imperio Romano y la Iglesia Católica como inspiraciones pero sin aportar mucho más, me temo.

Al libro le sobran páginas como a un esquimal le sobrarían capas de ropa en Écija en agosto, pero es que por desgracia también el ritmo es exasperantemente lento y los personajes tienen poquísima profundidad. El sistema mágico parece interesante, con esa confrontación entre la oscuridad y la luz, con dragones de cada uno de los bandos, pero cuando empieza a sacarse poderes de la manga, convenientemente extraídos de un pasado poderoso y oculto, me pierde completamente. La relación con los dragones, que se ve que se han vuelto a poner de moda, sí que me parece muy atractiva, ya que por un lado hay quienes se enlazan con ellos a un nivel espiritual y psíquico y quienes simplemente utilizan otros métodos coercitivos para domeñarlos. Ahí estaba el germen de un sistema muy atractivo, pero se pierde en el maremágnum de párrafos y más párrafos banales.

Además me he percatado de que hay escenas calcadas unas de otras. Cuando uno de los protagonistas canta a los dragones, siempre hace los mismos gestos, pues no hace falta que todas las veces me pongas todos los gestos, me vale con que digas que llevó a cabo su ritual habitual o algo así. Lo mismo pasa cuando utilizan unas ciertas drogas que inhalan y luego se frotan por las encías. Pues con que me lo digas una vez me vale, no hace falta que en cada ocasión me vuelvas a decir que se frotan las encías, ni que esto fuera un anuncio de colutorio.

La verdad, no puedo recomendar una novela que no ha llegado a entretenerme. Una tremenda decepción.

Extremophile

La primera vez que oí hablar de Extremophile a Ian Green enseguida pensé, este libro lo tengo que leer. Y es que últimamente las mayores alegrías en el campo de la ciencia ficción me las estoy llevando con los autores que especulan con la biología, justo lo que Ian, con su doctorado en epigenética clínica (que he tenido que buscar lo que es porque una da para lo que da) lleva al extremo en esta novela.

Nos encontramos ante una novela de futuro cercano, situada temporalmente en Londres el 2043, pero un Londres asolado por el cambio climático y un 2043 que no dan muchas ganas de llegar a vivirlo. El mundo se divide en facciones, los verdes que creen que todavía hay posibilidades de salvarlo, los azules que solo buscan su propio beneficio y los negros que ya lo han dado todo por perdido. La protagonista de la historia es Charlie, una biohacker punk que lo mismo te da un concierto de lo más hardcore que te crea un sistema experto que es la envidia de muchos científicos (ya sé que el término sistema experto está muy denostado, pero es el que se utiliza en la obra). Un grupo extremo de los verdes se pone en contacto con ella para cumplir tres misiones, muy a lo Héroes: Kill the Ghost, steal the flower, save the world.

El resto es un libro con acción desenfrenada, manipulaciones genéticas extremas, malos muy malos y punk. Green da muestras de una imaginación malsana cuando vemos las perversiones que los genetistas son capaces de llevar a cabo si el precio es el adecuado, estamos hablando de virus que consigue que se licuen todas las células del cuerpo y no es, ni por cerca ni orilla, lo más depravado de lo que seremos testigos.

Ciertamente la prosa no es de lo más pulido del libro, con algunas reiteraciones cansinas en algunas palabras, pero creo que el interés creciente en la trama y en la resolución final de los conflictos hace que se pasen por alto estos defectos, así como algo del maniqueísmo de los personajes.

El cambio entre puntos de vista está bastante equilibrado, si bien Charlie se puede considerar la protagonista del libro, el resto de personajes también van aportando su granito de arena a la narrativa. Me atrae especialmente el personaje The Mole (¿la topa?) con un pasado aterrador, a la que se le impusieron unos cambios tan radicales que se aleja de la especie humana. Simplemente fascinante.

Además, la crítica a la sociedad corporativa hipervitaminada que solo busca el beneficio es de flagrante actualidad, con atisbos hacia el futuro al que se encamina la propiedad intelectual y la investigación científica. Aunque el libro intenta insuflar algo de optimismo en el nuestro futuro, la lectura del capítulo final recuerda demasiado al final de una de las obras maestras de Disch, no indicaré cual.

Cubierta de Days of Shattered Faith

Comentaba yo el otro día que tenía cierta preocupación porque llevábamos semanas sin tener ningún lanzamiento nuevo de Adrian Tchaikovsky y eso es una noticia en sí misma dada la creatividad del autor, que escribe a velocidades imperceptibles por el ojo humano. Afortunadamente, todo ha sido una falsa alarma, ya que se ha anunciado la publicación para el 5 de diciembre de Days of Shattered Faith, la tercera entrega de la saga The Tyrant Philosophers.

Esta es la sinopsis:

Welcome to Alkhalend, Jewel of the Waters, capital of Usmai, greatest of the Successor States, inheritor to the necromantic dominion that was the Moeribandi Empire and tomorrow’s frontline in the Palleseen’s relentless march to bring Perfection and Correctness to an imperfect world.

Loret is fresh off the boat, and just in time.

As Cohort-Invigilator of Correct Appreciation, Outreach department, she’s here as aide to the Palleseen Resident, Sage-Invigilator Angilly. And Sage-Invigilator Angilly – Gil to her friends – needs a second in the spectacularly illegal, culturally offensive and diplomatically inadvisable duel she must fight at midnight.

Outreach, that part of the Pal machine that has to work within the imperfection of the rest of the world, has a lot of room for the illegal, the unconventional, the unorthodox. But just how much unorthodoxy can Gil and Loret get away with?

As a succession crisis looms, as a long-forgotten feat of necromantic engineering nears fruition, as pirate kings, lizard armies and demons gather, as old gods wane and new gods wax, sooner or later Gil and Loret will have to settle their ledger.

Just as well they are both very, very good with a blade.

Mi traducción:

Bienvenidos a Alkhalend, Joya de las Aguas, capital de Usmai, el mayor de los Estados Sucesores, heredero del dominio necromántico que fue el Imperio Moeribandi y el frente de batalla del mañana en la incansable marcha de los Palleseen para traer la Perfección y la Corrección a un mundo imperfecto.

Loret acaba de bajar de la barca, justo a tiempo.

Como Vigilante-Cohorte de la Apreciación Correcta, departamento de Alcance, ocupa su lugar como ayudante de la Residente Palleseen, la Vigilante-Sabia Angilly. Y la Vigilante-Sabia Angilly (Gil para los amigos) necesita un segundo para el espectacularmente ilegal, culturalmente ofensivo y diplomáticamente desafortunado duelo que tiene a medianoche.

Alcance, esa parte de la maquinaria Pal que tiene que lidiar con la imperfección del resto del mundo, tiene mucha holgura para coger lo ilegal, lo aconvencional y lo poco ortodoxo. ¿Pero con cuánta heterodoxia podrán salir indemnes?

A medida que se avecina una crisis de sucesión, conforme una hazaña de ingeniería nigromántica largamente olvidada se acerca a su realización, mientras reyes piratas, ejércitos de lagartos y demonios se reúnen, en tanto los viejos dioses decaen y los nuevos dioses crecen, tarde o temprano Gil y Loret tendrán que arreglar sus cuentas.

Menos mal que ambas son muy, muy buenas con la espada.


Esta es la cubierta, obra de Joe Wilson:

The Words of Kings and Prophets

Es un placer volver al mundo que Shauna Lawless ha creado en su saga Gael Song y que comenzó con The Children of Gods and Fighting Men y que ahora continúa con las mismas protagonistas y con algo más de magia, que era algo que eché de menos en la primera entrega.

Es una historia muy enraizada en la mitología y la historia irlandesa, con un ritmo pausado que se centra mucho en las intrigas políticas de los vikingos y los irlandeses, lo cual nos puede recordar a la fantasía de corte más clásico. Pero es muy importante el cambio de perspectiva que nos ofrecen las dos protagonistas de la novela, que aunque siguen siendo ninguneadas por ser mujeres vemos cómo poco a poco se van empoderando y tomando decisiones que no son las que esperan sus familiares varones, aunque tengan que hacerlo de tapadillo.

La autora también concede gran importancia a la controversia del tráfico de esclavos, generalizada entre los vikingos y supuestamente prohibida entre los irlandeses, pero cuando se centra la visión en el motor económico de los reinos es cuando se resquebrajan las costuras de la falsedad en la que están instalados estos últimos. Lawless ha decidido dejar un poco de lado el conflicto entre paganos y cristianos en esta segunda entrega, sigue estando presente pero no juega un papel fundamental. Digamos que ahora todo gira alrededor de quién se podrá proclamar rey de reyes, con las nuevas generaciones pisando fuerte.

También ha sido todo un acierto por parte de la escritora los nuevos personajes que va añadiendo a la saga y sobre todo la madurez que van alcanzando las voces principales, se nota una evolución causada por los acontecimientos en los que se ven envueltos y por su propia personalidad, generando una auténtica saga en el sentido más estricto de la palabra.

El tratamiento de las relaciones interpersonales y del amor juega un papel importante en la saga, desde matrimonios de conveniencia a amor verdadero por el que se está dispuesto a sacrificar incluso la inmortalidad. No es una novela romántica, pero el amor también está dentro de la balanza en la que se mide la valía de cada historia. Recomiendo esta lectura para quien esté buscando una fantasía pausada y feminista, no se arrepentirá.

The Bezzle

En esta segunda entrega de la saga Martin Hench, Cory Doctorow se lanza totalmente al thriller financiero dejando de lado la escasa, casi inexistente ciencia ficción de la entrega anterior. Y creo que es algo que le sienta bien al libro, porque resulta todavía más aterrador el hecho de que los hechos ocurran en el pasado y que la pesadilla en la que se ven envueltos Martin y su amigo sea tan verosímil como aterradora.

La principal víctima del agudo bisturí de Doctorow en esta novela es el sistema penitenciario estadounidense, vendido al mejor postor para aliviar las arcas de los estados, cuando en realidad gracias a la ingeniería financiera y a una absoluta falta de escrúpulos, los presos sufren hasta desnutrición y los costes se disparan, convirtiendo su vida en un infierno en la tierra en el que les exprimen hasta el último centavo para poder ponerse en contacto con sus familias. Es un tema recurrente en la ciencia ficción especulativa de futuro cercano, como Past Crimes.

Lo que no me ha gustado tanto es la apología del uso recreativo de las drogas que también transpira todo el libro, con la cocaína gastándose más rápido que la leche de fórmula en una maternidad y el ácido como la única salida de escape para los presos.

Ahora bien, The Bezzle me parece una lectura IMPRESCINDIBLE para tener algo de cultura sobre los desvaríos financieros a los que nos vemos sometidos bien por las autoridades, bien por los poderes fácticos. Y resulta también aleccionador comprender que muchas de las víctimas de los timos internacionales incluso pueden saber que es un timo, pero se creen más inteligentes que el sistema y pretenden beneficiarse de él. Pero, como ya deberíamos saber, la banca siempre gana, sobre todo cuando las cartas están marcadas y las reglas pueden cambiar en cualquier momento.

Se trata de una lectura muy rápida, no llega a las 250 páginas, pero muy entretenida y sobre todo aleccionadora. Todos sabemos de qué pie cojea Cory Doctorow, pero eso no es óbice para que también sea un estupendo divulgador muy didáctico. Con cada libro suyo se acaban aprendiendo cosas.

Jumpnauts

No sabía muy bien qué me iba a encontrar al leer Jumpnauts, ya que Vagabonds me pareció interesante, pero no tengo mucho recuerdo de Folding Beijing. Aunque la traducción de Ken Liu es siempre un garante de calidad, he de decir que la novela no me ha convencido para nada.

El principal problema que le encuentro son los personajes, ya que el trío protagonista tiene un comportamiento infantilizado que le resta muchos kilates a la novela. Estoy dispuesta a aceptar el punto de partida que especula sobre las constantes visitas alienígenas a nuestro planeta coincidentes con espectaculares avances tecnológicos, aunque se me venía a la cabeza cada dos por tres el meme de: “no estoy diciendo que fueran los aliens, pero fueron los aliens”. Pero no paso por los diálogos y las actitudes chulescas de pavo real de los dos protagonistas masculinos enfrentados supuestamente por las atenciones de Yun Fan, a la que sinceramente veo más como un objetivo que alcanzar que como un ser humano real. El resto del elenco parecen de cartón piedra, colocados como parte del atrezzo preparado para dar la réplica necesaria para el lucimiento personal de trío protagonista.

En el aspecto especulativo, me gusta la exposición de varias tendencias de la filosofía oriental, excelentemente explicadas en las notas a pie de página del traductor, que guía al lector sin necesidad de inundarlo de información. Otra cosa muy curiosa es el despliegue tecnológico en la Tierra, con algunas escenas que parecen sacadas de una peli moderna de James Bond. Sin embargo, cuando comenzamos a conocer la tecnología alienígena, se basa más en las interrelaciones personales y el poder mental que en otra cosa, resultando un poco decepcionante.

El mensaje de la novela pretende ser inspirador, confiando en la capacidad del ser humano para superar las diferencias conociéndose mutuamente, incluso para formar alianzas con otras civilizaciones. Es solo que me parece apático e impuesto, algo que no me gusta encontrar en una novela especulativa.

The Black Crescent

Tengo un amigo que dice que está enamorado de Marruecos: su cultura, su gastronomía, sus paisajes… Pues no me cabe duda de que a Jane Johnson, la autora de The Black Crescent, le sucede lo mismo. Basta con leer algunas páginas de su libro para ver que está escrito desde la admiración y el amor.

Vaya por delante que a pesar de la mención de djinns en la contraportada del libro nos encontramos ante una novela de ficción histórica, maravillosa pero que solo estrechando mucho los límites del género podríamos definirla como fantástica.

El momento temporal en el que se desarrolla la novela es el protectorado francés de Marruecos tras la segunda guerra mundial, un momento de gran inestabilidad política pero que, al menos para mí, es muy desconocido. El personaje principal es Hamou Badi y quizá su principal característica es lo buena persona que es. Un suceso de su infancia en una aldea perdida le empujará a una carrera como policía en la Suretè francesa, y esa dualidad entre su origen y su trabajo, le sitúa en una posición muy incómoda cuando los movimientos nacionalistas van resurgiendo con mayor fuerza. No obstante, su bonhomía se verá recompensada con creces por casualidades de la vida o por la influencia de los djinns.

Jane Johnson tiene una capacidad asombrosa para hacernos empatizar con los personajes, pero, sobre todo, para imbuirnos en la ambientación de cada escena. La descripción de los platos que prepara la vecina de Hamou, por ejemplo, haría salivar al más desganado. De la misma forma es capaz de describir la depravación y maldad de algunos personajes para que los odies de forma visceral, pero sin tener que recurrir a la casquería. La crítica a la sociedad colonialista está muy presente en el libro, ya que la autora decide resaltar más los valores de la cultura autóctona, concediendo en ocasiones las ventajas que han aportado los franceses, pero poniendo en duda que compensen la explotación brutal de los recursos de país africano.

The Black Crescent es un libro de cuatrocientas páginas, pero os puedo asegurar que se lee en un suspiro y que reconforta el corazón. Lo recomiendo mucho.

My Brother’s Keeper

Le tenía algo perdida la pista a Tim Powers, pero cuando vi que en My Brother’s Keeper volvía a la “historia secreta”, un subgénero en el que creo que se encuadran sus mejores obras, no lo iba a dejar escapar.

Partiendo de la base de que no conozco la vida de las hermanas Brontë, pero sí algo de su obra, pensé que el punto de partida era muy bueno al iniciar la lectura. Y no se puede negar que el autor de Buffalo ha llevado a cabo una exhaustiva labor de investigación para aprovechar los sucesos que se conocen de la familia y explicarlos con un toque sobrenatural, pero quizá el propio desarrollo de su vida, prácticamente recluidas en su casa, hace que los escenarios y algunas de las situaciones se tornen repetitivas.

También resulta un cambio interesante que el enemigo al que se enfrentan en esta ocasión los protagonistas de la historia no sean lamias o vampiros, como en muchas otras obras del autor ( Hide Me Among the Graves sin tener que remontarnos mucho) si no hombres lobo. Aunque al final no tiene tanta importancia el oponente, más bien nos atrae la forma de enfrentarse a él y los sacrificios que habrán de llevar a cabo para librar a la tierra de su yugo.

El personaje de Branwell, el hermano menos conocido de las Brontë, resulta insoportable. Es cargante, obsesionado consigo mismo, egoísta y toda otra serie de epítetos, el causante de gran parte de los males que asolarán a su familia. No obstante, Powers refleja muy bien lo que es el amor fraternal mostrando los extremos a los que es capaz de llegar Emily para salvar su alma, ya que su cuerpo poca salvación tenía ya.

La coherencia y la lógica interna del libro requiere de la complicidad del lector, ya que el escritor estadounidense aúna tradiciones paganas con ritos cristianos y protestantes, sobre todo haciendo uso de esa sabiduría popular que protege del mal de ojo y de los espíritus fantasmales, deviniendo en una serie de rituales cotidianos de los que no se habla, pero que nadie se salta.

En general, My Brother’s Keeper no alcanza el nivel de las mejores obras de Powers, siendo menos ambiciosa y redonda, pero no deja de ser una novela escrito con oficio y entretenida.

The Lost Cause

Creo que este libro se ha hecho más conocido por la campaña de mecenazgo que Cory Doctorow ha llevado a cabo para costear la producción del audiolibro, esquivando el monopolio de Audible. Tras leer The Lost Cause, he de admitir que siento cierta fatiga del buenrollismo del autor, que ojalá tuviera razón en sus extrapolaciones optimistas del futuro.

The Lost Cause está situado treinta años en el futuro, en la ciudad de Burbank, como ejemplo de lugar donde se ha llegado a un acuerdo sobre la lucha contra el cambio climático y otros temas de calado social, pero donde un recalcitrante sector de la población continúa con sus ideas reaccionarias. Lo más terrible de la extrapolación que nos ofrece el autor es que ese sector que reclama su modo de vida actual seremos nosotros en un futuro (salvando las distancias en cuanto a posesión de armas y proyectos terroristas). Se dice que conforme se va acomodando la población tiende a tener una visión más conservadora y Doctorow nos muestra este conflicto intergeneracional en toda su crudeza.

La lucha contra el cambio climático provoca oleadas de refugiados que huyen de zonas catastróficas bien por los incendios, las inundaciones o un conjunto de variados factores. Mientras que los más jóvenes de las ciudades que aún pueden recibir población se organizan para estas acciones humanitarias, la vieja guardia ve peligrar su modo de vida y está dispuesta a todo con tal de seguir embarcados en su bote salvavidas mientras los demás perecen ahogados.

Cory Doctorow no es nada sutil en su planteamiento, incluso se podría decir que está adoctrinando a la audiencia. Creo que se encuentra en las antípodas del pensamiento de Neal Stephenson, por ejemplo, enfrentando el individualismo exacerbado de los protagonistas del creador de Snowcrash con el cooperativismo del canadiense. Y a veces este optimismo tan exagerado cambia, porque es muy difícil admitir que se pueda conseguir el cambio y la revolución de un sistema solo a base de desobediencia civil.

El libro, por otro lado, tiene cierto toque juvenil que no me convence del todo tampoco. El protagonista es un joven de 19 años que recibe en herencia la casa de su abuelo que le crió pero con el que tuvo sus más y sus menos precisamente por estas ideas políticas enfrentadas. Teniendo todo a favor para mantener una actitud inmovilista, se decanta por el activismo para ayudar a los demás. Ojalá todos fuéramos así, pero es difícil de creer, la verdad.

Creo que The Lost Cause es un ejercicio bienintencionado de proyección futura, pero también creo que se queda bastante corto y resulta poco realista.