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Hijos del dios binario
Este libro acabó en mis manos de una forma un tanto rocambolesca, pero como empecé a oir buenas críticas me decidí a darle una oportunidad.
Hay que reconocerle a David B. Gil que escribe muy bien. Últimamente estoy acostumbrada a leer mayoritariamente en inglés, por eso ha resultado un placer volver a leer en mi lengua con una prosa bella y equilibrada.
La historia de Hijos del dios binario tiene elementos de ciencia ficción, empezando porque está situado en un futuro más o menos cercano y siguiendo por algunos detalles de la trama en los que no voy a entrar para no destripar ninguna sorpresa.
Aunque sorpresas, lo que se dice sorpresas, no nos vamos a encontrar muchas a lo largo de la lectura, porque la narración sigue un camino bastante predecible en su desarrollo. Sin ser una experta en thriller, creo que la senda que se iba siguiendo en el libro no es muy epatante. Pero me da igual, porque el camino es muy entretenido y eso es algo que se agradece mucho al leer.
Los variados protagonistas de Hijos del dios binario tienen personalidades distintas y bien definidas, cada uno habla con su propia voz y actúa de forma más o menos consecuente con lo que conocemos de ellos. No debería ser noticia que los personajes evolucionen de un modo lógico, pero como esto no pasa en todas las novelas, me gustaría hacer hincapié en ello.
El ritmo está muy bien llevado. El autor consigue engancharnos en la lectura con constantes cambios de punto de vista y de escenario, en una acelerada vuelta al mundo que cae en algunos lugares comunes pero que nos dejará sin respiración en más de un momento. Las escenas de acción, también dosificadas con acierto, consiguen acelerar todavia más la pauta que sigue la novela.
¿Lo recomiendo? Pues sí, porque me lo he pasado muy bien leyéndolo. Como lo ha definido alguien a quien aprecio mucho : “Es entretenido aunque previsible”. Espero no equivocarme al afirmar que David B. Gil va a ser un autor con muchas cosas que decir.
Las puertas del infinito
Hubo una época en que iba casi a diario a la biblioteca de mi ciudad a buscar libros. Los recuerdo con mucho cariño, aunque es casi seguro que no aguantarían una relectura en la actualidad. Uno de los autores que más me maravilló entonces fue Joan Manuel Gisbert. Os estoy contando todo esto porque leyendo Las puertas del infinito, he vuelto a sentir esa sensación de lectura maravillada, me he sentido transportada a esa pequeña biblioteca donde me forjé como lectora.
La colaboración de Conde y Cotrina ha dado lugar a una novela muy entretenida, que busca la diversión del lector ante todo, un objetivo que creo que consigue sobradamente. El conjunto de ideas que desfila ante nosotros es muy variado y sorprendente, fruto de una imaginación desmedida. Indudablemente el escenario, un multiverso en el que se puede viajar a través de Puertas Mágicas, se presta a ello, pero es la pericia de los autores la que consigue dar forma y cohesión a estas imágenes.
Es cierto que me hubiera gustado ver algo más de desarrollo en los acertijos que parecen conformar la base del principio de la novela, ya que ahí había un terreno perfecto para encaminar la narración. Sin embargo, el cambio que se produce hacia un tono más ágil y basado en la acción tampoco me desagrada.
También me gusta el hecho de que las distintas tramas y personajes que van apareciendo por la novela se vayan cerrando convenientemente al final de la lectura. De este modo, se puede observar que los autores sabían hacia donde encaminaban sus pasos, aunque por el camino se hayan podido desviar por diversos vericuetos (no por ello menos entretenidos).
Aunque creo que el público objetivo de Las puertas del infinito es juvenil, hay ciertos detalles truculentos que me parece que elevan la edad media de los lectores. Afortunadamente para mí no son muchos, porque creo que de haber abundado más me hubieran sacado de la lectura. Esto, obviamente, es algo muy particular mío, que posiblemente otros lectores pasen por alto.
Resumidamente, un libro muy entretenido que merece la pena leer.
El silencio de las sirenas
Estoy bastante segura de que no existe una definición única de lo que es la ciencia ficción, un género que puede depender (como tantas otras cosas) de los ojos del que lo mire.
He recibido un ejemplar de cortesía de El silencio de las sirenas y aunque en un principio no parecía encuadrar en las lecturas a las que estoy acostumbrada y de las que disfruta, tengo claro que hay que tener amplitud de miras para poder descubrir cosas que de otro modo nos pasarían desapercibidas.
A pesar de un comienzo algo prometedor (esa masacre de ballenas varadas podría ser un inicio perfecto para un ficción sobre el cambio climático), el resto del libro se enzarza en unos cambios de personaje y de personalidad que resultan realmente complicados de seguir.
El hilo argumental en ocasiones es bastante tenue, pero no se le puede negar a la autora el riesgo estilístico que corre con las comparaciones y con ciertas frases roza el abismo. ¿Es realmente necesario buscar la sorpresa del lector en cada frase? ¿No se pierde el efecto con la reiteración de estas frases lapidarias? Estas son unas preguntas que deberá responder cada lector de la obra.
En definitiva no puedo recomendar El silencio de las sirenas, al menos yo no soy su público objetivo.
The alloy of law
En una conversación reciente definíamos a Brandon Sanderson como “palomitero”. En ningún caso se trata de una definición despectiva, si no elogiosa hasta cierto punto. A veces es un gustazo coger un libro que no te cambiará la vida, pero que te hará pasar un buen rato.
Sanderson había creado un escenario espectacular para su trilogía Nacidos de la Bruma, con unos sistemas de magia que daban mucho juego. Sin embargo, con la última entrega, la historia quedaba cerrada. ¿No era un desperdicio haber creado tanto para solo tres libros? Pues eso debió pensar el de Nebraska, porque al poco tiempo escribió The alloy of law.
Dando un importante salto en el tiempo de unos trescientos años, la acción de este libro se sitúa en el mismo mundo que la trilogía anteriormente mencionada, pero con cierto aire western. La tecnología se ha modernizado, la energía eléctrica comienza a desplegarse por las ciudades y las armas de fuego son moneda cotidiana. Sin embargo, aún queda una estructura feudal de grandes casas con alianzas políticas.
Es este contexto donde conocemos a Waxillium Ladrian y Wayne, dos justicieros cuya labor es hacer cumplir la ley en las zonas más salvajes de la frontera. Wax ha de volver a la ciudad y dejar su vida como defensor de la justicia para hacerse cargo de su título nobiliario, heredado tras una catástrofe familiar. Pero el hábito no hace al monje y las fiestas de sociedad le aburren sobremanera. Menos mal que ahí está su compañero Wayne para involucrarle en una nueva investigación.
El propósito de este libro según el propio Sanderson era servir de introducción para nuevas entregas en el mundo de la alomancia y es por esto que el argumento es bastante simple, aunque deja abiertas algunas puertas para las continuaciones. Del mismo modo, introduce algunas interesantes combinaciones en el uso de la magia, tan bien explicadas como siempre acostumbra el autor, para dotar de contenido a una obra de transición.
Lo mejor, las muchas escenas de acción que pueblan las páginas, donde se ha dado más importancia a estas peleas que al desarrollo de la intriga en sí, bastante previsible por otra parte.
Una lectura muy entretenida mientras esperamos las siguientes entregas del Cosmere.
Ebook en oferta: El marciano
Durante el día de hoy, con el Black Friday, se podrá descargar El marciano de Andy Weir por menos de un euro.
The Furies of Calderon
Hay algunos libros que mi amigo Miquel Codony define como “guilty pleasures”, esos que lees aún a sabiendas de que no son de gran calidad, pero que disfrutas de todas formas.
Con The Furies of Calderon nos encontramos ante un claro ejemplo de esto. Una historia bastante tópica, que sigue casi paso a paso el Manual para escribir fantasía, con su joven personaje incomprendido con algo que le diferencia de los demás, su amenaza externa, los problemas en los que se ve envuelto a su pesar… todo dentro del guión acostumbrado.
Lo que salva a este libro del montón es el oficio con el que escribe Butcher, que sabe lo que nos gusta y que consigue a base de cliffhangers y cambios de puntos de vista una narración bastante fluida, que aunque no se sale de los cauces habituales consigue engancharte para seguir leyendo.
El sistema de magia que se emplea consiste en asociarse con alguna de las Furias que pueblan el reino y que permiten utilizar los elementos a tu favor (agua, aire, tierra…) aunque no se explica en profundidad, parece bastante equilibrado aunque esto no se podrá comprobar hasta que veamos cómo siguen las demás entregas de la serie Codex Alera.
Con un toque juvenil, es una novela para leer bastante rápido que entretiene, lo cual sin duda era el objetivo de su autor.
Trece monos
Trece monos es el esperado regreso de César Mallorquí a la literatura de género y es innegable que se trata de un gran regreso. Los cuentos contenidos en esta recopilación, de muy variada factura, merecen la pena en su mayoría por sí mismos, pero todos unidos forman una más que recomendable lectura.
El decimoquinto movimiento
Ya comenté este estupendo relato, una forma inmejorable de comenzar la recopilación. Es obvio que al releerlo se pierde algo de la sorpresa pero nos deja centrarnos en la forma encomiable en que está escrito.
Virus
Un cuento que desborda imaginación, que acaba siendo un poco tonto pero que aún así resulta divertido.
Cuento de verano
En su blog, César regala cada Navidad un pequeño relato de ambientación más o menos navideña, y este cuento es uno de ellos. Basándose en una historia archiconocida, la de mister Scrooge y sus fantasmas, pero dándole una de vuelta de tuerca bastante cruel nos encontramos con una historia que nos puede arrancar una sonrisa o una mueca.
El regalo
Otro de los relatos navideños del autor, aunque en esta ocasión sea más corto y a mi entender, bastante previsible.
El muro de un trillón de euros
Muy curioso este relato seleccionado para una antología europea por Andreas Eschbasch. Aunque predomina la nostalgia, me gusta mucho la forma de afrontar la historia de unos ancianos que ven prolongada su vida mediante técnicas artificiales, pero que prefieren refugiarse en sus recuerdos antes que afrontar la realidad.
Fiat tenebrae
La historia subyacente a este relato me recuerda poderosamente a otro también basado en las teorías de Pierre Teilhard de Chardin, aunque soy incapaz de situarlo. Pero a pesar de las similitudes, las variaciones son los suficientemente interesantes como para resistir la comparación.
La isla del cartógrafo
Romántico cuento sobre el único regalo que un pobre cartógrafo puede dedicar a su amada, una isla inventada.
Ensayo general
Esta historia es casi un chiste, que tiene algo de gracia pero que tampoco es memorable. El niño Jesús y los magos de oriente en otra versión.
El jardín prohibido
Bastante obvio, lo mejor de “El jardín prohibido” es la ambientación donde está situada la acción.
Océano
Curiosa aproximación a la creación de la inteligencia artificial, con cierto tono mesiánico que no me acaba de convencer.
Cien monos
Otra broma del autor para los lectores, esta mucho más afilada que las anteriores que acabará dando nombre a la antología.
Todos los pequeños pecados
Imposible no leer este relato sin acordarse de la serie Me llamo Earl, con la búsqueda del protagonista de remedar errores del pasado.
Naturaleza humana
Un muy buen final de la antología, con una historia conspiranoica de mayor profundidad de la esperada y con un final muy duro.
Merece la pena hacerse con esta antología. Si no la tienes, no sé a qué estás esperando.
Brass sun : La rueda de los mundos
Hacía tiempo que no comentaba ningún cómic, así que me alegro de volver a las andadas con uno que me ha resultado curioso aunque incompleto, este Brass Sun: La rueda de los mundos.
El sistema solar es en realidad una serie de engranajes que sostienen los planetas en órbita girando alrededor de un sol moribundo. Basado en una idea tan steampunk como interesante, los autores Edginton y Culbard dejan volar su imaginación al más puro estilo Valerian, mientras acompañamos a la protagonista por todos los mundos en busca de la solución que permita a los planetas seguir girando, literalmente. El viaje entre mundos no será en naves espaciales, ¿para qué? Donde se ponga un buen tren…
El aspecto gráfico es correcto y se adapta bastante bien a la narración de aventuras, casi folletinesca que encontramos en sus páginas. La pega que le veo es el uso del color, que en ocasiones satura las imágenes y hace que se pierda claridad expositiva.
En cuanto a la trama, algunas de las cuestiones filosóficas que afloran durante la lectura podrían dar pie a intenso debate, pero no parece esa la intención de los autores, si no dedicarse a la aventura por la aventura, algo de lo que tampoco tengo queja.
Lo que sí me ha moestado es que la historia se quede cortada, sin que en ningún lugar de la edición en español se diga si es una primera parte, si se publicará lo siguiente, si existe continuación. Te quedas con una sensación de timo que no le sienta nada bien a las futuras compras que pueda hacer a ECC.
Hijos del dios tuerto
Me decidí a darle una oportunidad a Hijos del dios tuerto, porque la mitología siempre me ha llamado la atención y lo cierto es que la nórdica es para mí una gran desconocida.
Cuando me di cuenta de la extensión de la novela y de los comienzos titubeantes, pensé que quizá había cometido un error, pero seguí confiando en que mejorara con los capítulos.
Ciertamente, cuando ya has avanzando un tercio aproximadamente en la narración de Hijos del dios tuerto, el libro mejora, aunque no llegó en ningún momento a engancharme.
Existen varios problemas con esta lectura. Está dividida en dos puntos de vista, uno se narra en el mundo de los mortales, Midgard, mientras que en el otro asistimos a las vivencias de los dioses en Asgard. El primero no resiste la comparación con el último, resulta aburrido y previsible. Realmente, la autora utiliza recursos muy procaces para dar interés a la historia del jarl Harek. Todas las conversaciones acaban teniendo referencias sexuales sin venir muy a cuento y los diálogos son chocarreros a más no poder. No sé cómo sería el día a día de los vikingos, pero no me lo imagino así.
Cuando la acción se centra en Loki, sin embargo, la diferencia es clara. La arrolladora personalidad del dios de las mentiras consigue que avance una narración que de otro modo quedaría bastante estancada.
También me he encontrado con un problema de sobreadjetivación, aunque no sé si esta será la forma habitual de escribir de la autora. No sé cuántas veces prueban los personajes el sabor de la bilis, pero ya deberían estar más que acostumbrados porque les pasa cada dos por tres.
Me gusta la labor de documentación que ha llevado a cabo Virginia. Como ya digo, no soy una experta en el tema, pero me parece que ha conseguido introducir en el libro varios concepto mitológicos de forma inteligente, evitando la sobrecarga de información.
En resumen, no puedo recomendar este libro, está claro que yo no era su público objetivo.