Esta obra de Bryan Talbot es otro de los nominados a los premios Hugo en la categoría de comic, junto con Locke and Key, Schlock Mercenary, Saga y Saucer Country.
El personaje principal es un tejón, el inspector Archibald “Archie” LeBrock de Scotland Yard. La antropomorfización de los animales es un recurso bastante utilizado en el mundo del cómic, se me vienen a la cabeza dos claros ejemplos, Maus y Blacksad. Por tanto no es extraño que se use este tipo de caracterización de los personajes en la historia que estamos leyendo, aún sin llegar al nivel de los mencionados, que pueden ser denominados obras cumbre del género. Una de las ventajas es la posibilidad de asociar comportamientos humanos a los animales dentro de unos patrones ya establecidos, como el perro fiel, el reptil escurridizo… pero existen otras como la simplificación de las expresiones faciales. Ahora bien, como novedad cabe decir que en este mundo también existen humanos, aunque sean las clases inferiores.
Ésta no es la primera entrega de la serie, pero sin haber leído los anteriores me parece que se puede disfrutar como un todo completo, salvo algunas referencias a hechos del pasado.
El momento en la que se desarrolla la narración es aproximadamente el momento actual pero en una Tierra alternativa que tiene toques de steampunk. Francia ganó las Guerras Napoleónicas e invadió Inglaterra, aunque hace unos veinte años Inglaterra consiguió su independencia. El idioma común por tanto es el francés y el clasismo es muy acentuado.
Es en este entorno en el que LeBrock desarrolla su labor detectivesca, esta vez le piden ayuda para investigar un asesinato en París y acaba destapando una conspiración más profunda. Todo esto mezclado con una clase magistral de Historia del Arte. Hay algunos homenajes poco encubiertos al propio comic, como por ejemplo a los pitufos y a Tintin.
El dibujo me parece bastante bueno y consistente, a pesar de ciertas escenas y de algunos acabados (estoy pensando en los fondos en la conversación que tiene lugar durante la cena) parecen apresurados. El color en cambio no acaba de convencerme, se abusa del degradado. El guión también es un punto fuerte, sobre todo cuando lees el anexo final del propio autor y en qué está basado cada parte del cómic. Quizá la trama sea algo previsible, pero el “misterio” es accesorio y sirve a Talbot para enfatizar la crítica social subyacente a toda la historia.
En resumen un tebeo interesante, al que quizá me acerque en otro momento. Por debajo de Locke and Key en mis votaciones, eso sí.