La fecha definitiva (10 de marzo) se acercaba y la infiltrada todavía no había leído todo lo que quería. El agobio era evidente. Las listas de recomendaciones pululaban por internet y su lector echaba chispas. Sus ojos enrojecidos rogaban por un descanso que no llegaba…
Esta burda dramatización puede servir como resumen de lo que han sido estos últimos días antes de mandar la papeleta con los nominados. He pecado de novata y se me ha echado el tiempo encima, así que no he podido leer todo lo que me ha llamado la atención, pero es que es imposible. Gente más experimentada que yo en esto me ha dicho que es normal, que el primer año te entran las prisas pero que lo que hay que hacer es disfrutar de lo que vas leyendo y no intentar acapararlo todo. Espero haber aprendido la lección para la próxima vez.
Como se dice en mi tierra “ni son todos los que están ni están todos los que son” pero creo que la selección ha sido interesante. Especialmente en las distancias cortas que las conozco menos he sido gratamente sorprendida por muchas historias, de esas que tienen un giro al final que te deja con un buen sabor de boca.
Apuntarme a los Hugo me ha servido para conocer a algunos autores que hubieran pasado desapercibidos para mí y que ahora tengo en mi lista de “seguir de cerca” (Aliette de Bodard, Jeff Salyards, Cixin Liu…). Y también para aumentar exponencialmente mi Pila física y virtual. Como se acerca el día del libro, en otro momento comentaré cuáles son mis peticiones para aprovechar el descuento de ese día.
Con las nominaciones ya mandadas, voy a aprovechar este tiempo de descanso para retomar otras lecturas que he dejado abandonadas en el frenesí de los Hugo, a la espera de que salgan los nominados definitivos y que llegue el Hugo Voter Packet, que será automáticamente incorporado en primer lugar de mi lista de lectura.