Servant Mage

Sé que Kate Elliott es una autora reconocida con una gran trayectoria a sus espaldas, pero yo solo la he descubierto recientemente con la estupenda Unconquerable Sun, así que ver que había una publicación relativamente corta para seguir catando su obra hizo que Servant Mage subiera puestos en la lista de lectura. No obstante, he de decir que en esta ocasión la escasa longitud de la obra juega un poco en contra de ella cuando la leemos.

Elliott ha creado un mundo bastante interesante, se ve que hay bastante labor de worldbuilding detrás de esta novela corta, pero resulta muy difícil hacerse a la idea de todo lo que sucede entre bambalinas en la historia precisamente por la escasa longitud de Servant Mage. Nos habla de un mundo en el que la monarquía fue derrocada por una rebelión que tampoco parece que haya servido para mejorar las condiciones del pueblo. De hecho, los magos que tiene ciertos poderes ahora se encuentran prácticamente esclavizados para que usen sus habilidades, normalmente escasas, al servicio del poder. Esta es la historia de Fellian, que vio morir a su padres ahorcados por “oponerse” al régimen, ya que estaban enseñando a leer a los siervos. Su condición de maga de fuego solo le sirve para que su trabajo sea doble, por la mañana como limpiadora y por la noche como creadora de Lámparas, artilugios mágicos de luz. Sin embargo, sus capacidades no pasarán desapercibidas y se verá envuelta en un complot para derrocar el poder.

Esto, que puede parecer interesante como premisa, se desarrolla de una forma un tanto embarullada y liosa, quizá apremiada por contar la historia y explicar el trasfondo en pocas páginas. Se nos habla de los distintos tipos de magia e incluso hay explicaciones sobre cuál es la causa de la magia, pero todo de forma muy atropellada. La relación entre Fellian y los demás miembros de la conspiración resulta un tanto artificial, y las revelaciones sobre la Verdadera Identidad TM del líder del grupo tampoco nos sorprenden demasiado. Me parece en el fondo una historia un tanto forzada para cumplir unas premisas de longitud que se queda a medio camino entre resultar interesante o perderse en el maremágnum de novedades fantásticas.

Where the Drowned Girls Go

Cada enero tenemos una cita con la nueva novela corta de la saga Wayward Children. En esta ocasión Seannan McGuire toma como protagonista a Cora, la sirena que salió mal parada en Come Tumbling Down. Desde aquella aventura, Cora no puede descansar porque no cesa de sentir la llamada de los Dioses Ahogados. En su regreso a la escuela de Eleanor West no consigue volver a la normalidad y decide tomar una decisión radical: abandonar la disciplina de la escuela y matricularse en el Instituto Whitethorn, que exhibe una filosofía opuesta a la que está acostumbrada y hace que sus estudiantes rompan todos los lazos que les puedan quedar con sus mundos de adopción.

Pero esta decisión puede no haber sido la más acertada que Cora ha tomado.

Tras unas entregas un tanto más flojas que las primeras de la serie, McGuire vuelve a tomarle el pulso a la historia con una narración que se centra mucho en el bullying y en general en las malas relaciones que muchas adolescentes sufren. Principalmente se refleja en Cora y como tratan su tamaño, pero el libro está plagado de ejemplos de maltrato. Es tan real que te recorren escalofríos conforme lo vas leyendo. Los peores monstruos son los más cercanos, así que a pesar de ser uno de los libros más realistas de la saga, no por ello deja de ser inquietante en su desarrollo.

El libro también se basa en la sororidad y cómo el compañerismo es lo que nos puede hacer fuertes frente a la adversidad. Tendremos apariciones de algunas protagonistas de entregas anteriores y nuevos miembros que se añadirán a la panoplia de personajes que está creando la autora estadounidense. Creo que en esta ocasión Seanan da un cambio de dirección al camino por el que se estaba encaminando la serie en su totalidad, y que la existencia del Instituto Whitethorn dará muchos quebraderos de cabeza en un futuro no muy lejano.

Y ahora nos queda todo un nuevo año de espera para ver por dónde sigue la historia.

The Fall of Babel

The Fall of Babel es la última entrega de la saga The Books of Babel, una de la series más originales que la fantasía nos ha dado últimamente, que yo personalmente he disfrutado muchísimo. Es por esto que conforme iba avanzando en el libro, de considerable longitud, quería ver cómo terminaba la historia, pero me daba pena saber que no volvería a encontrarme con estos personajes a los que con tanto cariño he acompañado en su viaje.

El comienzo de esta cuarta entrega puede descolocarnos un poco, porque retoma las vivencias de un personaje al que dejamos de seguir hace muchas páginas, así que hay que hacer un pequeño esfuerzo para recolocar todas las piezas en el lugar en que habíamos dejado la partida. Es cierto que Bancroft hace un pequeño resumen, algo que se agradece, al principio de la novela utilizando a uno de los narradores que nos ha ido mostrando perlas de sabiduría en los pequeños extractos que encabezan cada capítulo. Aún así, he de reconocer que me costó un poco entrar en materia, mi memoria ya no es la que era.

Una vez superado este pequeño obstáculo, es impresionante ver cómo todas las piezas, atisbos y pistas que el autor ha ido disponiendo en nuestra deambular a lo largo de los años van encajando poco a poco. Su derroche de imaginación nunca se puso en duda, pero quizá resultaba complicado confiar en un final verosímil acorde a lo que se había ido mostrando con anterioridad, integrando de manera impecable los diferentes puntos de vista de los personajes. De nuevo el elemento sobre el que gira el libro es la reunión entre Senlin y Marya, que tras todo el tiempo que ha transcurrido no son las mismas personas y no sabemos si volverán a encajar.

Los personajes continúan siendo tan carismáticos y entrañables como los conocíamos, realmente empatizas con ellos y te preocupa cuál será el devenir de su vida. Incluso los “malos” de la historia tienen su trasfondo y sus motivaciones personales, aunque sean mezquinas y rencorosas.

Quizá uno de los puntos más destacables sea el uso de las palabras del que el autor hace gala, con una prosa para nada simple pero que es siempre bien recibida. Parte de las perlas de sabiduría que inician cada capítulo, las reflexiones sobre la moralidad de los sistemas totalitarios es fascinante.

He de decir que el final me tomó totalmente desprevenida, algo que quizá debería haber intuido pero estaba tan enfrascada disfrutando de los diálogos y las interacciones de los personajes que no me di cuenta de lo que el autor andaba preparando entre bambalinas.

Quizá hubiera algunas cosas que mejorar en esta última entrega de la saga, pero lo cierto es que he sido incapaz de encontrarle defectos de bulto. Creo que se trata de una gran obra fantástica y una saga que merece la pena conocer. Y ahora, Bancroft ha anunciado una nueva serie que esperaremos impacientemente, tras dejar atrás Babel.

A Coin for the Ferryman

Lo mejor que puedo destacar de este libro es que me ha hecho reír, pero como estoy segura de que esa no era la intención original de la autora, me temo que este resultado no es ningún halago para A Coin for the Ferryman, un intento de novela con viajes en el tiempo que roza lo absurdo.

El argumento en el que se basa la novela es bastante manido, utilizar una máquina de viajes en el tiempo en este caso para extraer una figura histórica de su contexto y estudiarla a fondo para luego proceder a devolverla justo al momento en que desapareció, de forma que no se altera el continuo espacio tiempo ni hay posibilidad alguna de paradoja temporal. Si bien un libro escrito con estos fundamentos no ganaría ningún premio a la originalidad, es cierto que dependiendo de la ejecución puede dar lugar a una lectura más o menos interesante.

Me temo que Megan Edwards no lo consigue.

Partiendo de la base de que el viaje en el tiempo y su explicación apenas superan un párrafo de todo el libro, ya tenemos que empezar con un acto de fe. La metáfora que se utiliza es que el tiempo es un bloque de hielo que no se puede cambiar, que lo que ha sido seguirá siendo y ya está. Esto, viniendo de un premio Nobel cuya principal aportación al proyecto es… ser premio Nobel. No creo que a la autora le hubiera venido mal echar un vistazo a Time Travel : A History de James Gleick, aunque solo fuera por darle una pequeña pátina de plausibilidad a la novela.

Vale, A Coin for the Ferryman no va a distinguirse ni por su originalidad ni por su verosimilitud, así que tendremos que recurrir a otra cosa… ¡Rápido! ¡Los personajes! Pues nada, aquí también hemos pinchado en hueso.

El desarrollo de los personajes es rocambolesco en grado sumo. La que se puede definir como protagonista de la narración, Cassandra (menos dos puntos de originalidad por el nombre), es una joven que en su primera noche como escort en Las Vegas se topa con el millonario de turno que a lo Pretty Woman en vez de querer acostarse con ella decide becarla para que estudie clásicas, aprovechando que ella en su juventud dio clases de latín conversacional y parece que se le da bien. Os aseguro que no me estoy inventando nada, que todo esto viene en el libro. ¿Os parece poco? Las carcajadas que se escucharon en casa cuando el plan del premio Nobel por si alguien oye a Julio César hablando en latín resultó ser hacerlo pasar por un señor andorrano que habla un dialecto del catalán todavía resuenan. El millonario que beca a Cassandra resulta ser expiloto de helicópteros en Vietnam, algo que también viene muy a mano en el libro. ¿Os he comentado que en los pocos párrafos dedicados al pasado a Julio César su mujer le llama Juli cuando le va a advertir contra los idus de marzo? Mira, Juli, piénsatelo antes de ir al Senado, que tengo un mal pálpito.

El cúmulo de despropósitos y casualidades del libro se siguen amontonando conforme vas pasando las páginas, o van transcurriendo los minutos de la narración, como es mi caso porque lo escuché en audiolibro. El trabajo de Mark Ashby es encomiable, consigue no reírse con cada ocurrencia de la escritora y eso ya tiene su mérito.

Podría seguir comentando algunas cosas más del libro, pero ¿para qué hacer más sangre? Os recomiendo encarecidamente no acercarse a esta novela a menos de cinco metros. Vuestra cordura me lo agradecerá.

The Hood

Lavie Tidhar es un escritor inclasificable, cada obra que publica y son muchas, no se parece a lo anterior. En esta ocasión, ha creado un nuevo género que yo he venido a llamar mitcología, por que mezcla mitología y micología.

En su saga titulada The Anti-Matter of Britain, Lavie ha decidido tomar los mitos fundacionales de su patria adoptiva y volver a contarlos, pero a su manera particular, en ocasiones delirante y sarcástica, así como profunda y reflexiva. The Hood es la segunda entrega, tras la polémica By Force Alone.

Partiendo de la base de que la historia de Robin Hood es mucho menos conocida que la del Rey Arturo a pesar de las numerosas adaptaciones que se han realizado a lo largo de los tiempos, esta novela tiene más posibilidades de sorprender que la anterior. Pero vamos, que la anterior estaba tan pasada de rosca que también conseguía llamar la atención.

Resulta muy curiosa la aproximación que utiliza Tidhar en esta obra, basándose más en la ambientación y el entorno que en los propios personajes, que trata como arquetipos que pueden interpretar diferentes personas, como si fueran disfraces de quita y pon. Al sheriff de Nottingham, por ejemplo, lo interpretan al menos tres individuos a lo largo de la novela.

Es llamativo que la que quizá sea la parte más conocida de la leyenda, con el romance entre Robin Hood y lady Marian solo aparezca en el último tercio, mientras que al principio de la novela la historia se encamina por derroteros inesperados. Rellenos de hongos y sustancias alucinógenas, pero inesperados.

A pesar de que como digo el autor toma un enfoque bastante original, sí que somos capaces de reconocer algunos elementos usuales en estos relatos en los que el mundo mágico va dando paso poco a poco al cristianismo, perdiendo el poder que ostentaba sobre los hombres y viéndose cada vez más restringido. También me atrevería a afirmar que se habla de forma bastante descarnada del estrés post traumático de los veteranos de guerra, que no es algo inventado en las guerras modernas, ya que muchísimos de los supervivientes de las Cruzadas que volvieron a casa se encontraron que no había nada para ellos a la vuelta. La figura de la judía Rebeca, que según las fuentes bibliográficas del final del libro tiene fundamento histórico, le sirve a Lavie para reflejar muchas de sus obsesiones que ya habíamos visto en anteriores obras suyas.

Es difícil recomendar una obra tan peculiar como esta, pero también reconozco que no he dejado de leer desde que comencé la novela. Mi consejo sería empezar con algún capítulo y ver si nos cuadra, porque Tidhar sigue siendo inclasificable.

Jade Legacy

Creo que Fonda Lee ha conseguido rematar de una manera impecable esta saga familiar con una novela larga pero extremadamente fluida, dejando que los sentimientos estén a flor de piel.

Ya conocíamos los puntos fuertes de las anteriores novelas, pero en esta ocasión la autora decide agrandar la historia. Alarga el alcance temporal ya que hablamos de varias décadas, aumenta la dispersión de la historia gracias a las ramificaciones internacionales de la trama, aumenta el número de personajes que entran en liza… Una apuesta muy arriesgada que le sale extremadamente bien, porque los saltos temporales dentro de la narración son muchos, dejando grandes espacios de tiempo a la imaginación del lector. Esto habla muy bien de la planificación de la novela por parte de la autora, ya que la trama no se resiente por estas ausencias.

Ya he mencionado antes que se trata de un libro largo, más de 700 páginas que sin embargo pasan volando, porque nos sentimos tan involucrados en el devenir de la historia que es difícil dejar de leer para hacer otras cosas, siempre nos queda ese ansia de un capítulo más.

No me cabe duda de que unos de los puntos fuertes de la novela son las escenas de acción, perfectamente coregrafiadas por Fonda, a la sazón experta en artes marciales. Pero en esta ocasión se utilizan de una forma más espectacular las capacidades que el jade ofrece a sus usuarios, con momentos que no desentonarían para nada en una película de superhéroes. Además, con el paso del tiempo y las intrigas internacionales el jade comienza a estar disponible para más personas ajenas a la cultura kekonesa, por lo que también veremos nuevos usos de sus características, como protección contra explosiones.

Se concede mucha importancia a la estructura empresarial de los clanes, algo que ya se vio venir en Jade War pero que ahora cobra una importancia vital, ya que lo que está en juego es la continuidad de la propia existencia de los clanes. Vemos cómo se desarrolla ante nuestros ojos una guerra fría por el control de los recursos tanto dentro como fuera de la isla, con el territorio constantemente en disputa entre los grandes clanes y la presencia de actores internacionales que tratarán de influir para su propio beneficio.

Jade Legacy es también una novela de personajes, ya que conoceremos a la siguiente generación de los Kaul, aunque sigan teniendo más importancia aquellos con los que comenzamos el peregrinaje de esta saga. Un camino plagado de dolor y pérdida, de sufrimiento pero también de alegría, de rencor y venganza. Este aspecto de la novela es sin duda el que más mella hace en el lector, porque es imposible no empatizar con esta familia, a pesar de todos sus defectos y fallos.

En definitiva Jade Legacy es una obra muy ambiciosa pero que gracias a ello ha conseguido resonar en mi memoria durante mucho tiempo.

Null Set

No habla muy bien de una novela que una de las características que más me ha llamado la atención sea un truco de producción del audiolibro, pero es que con Null Set me ha pasado eso. La labor de Lauren Fortgang es muy recomendable en la locución, pero sobre todo me ha encantado esa sensación de eco con la que representan el descenso a la locura de la protagonista, cuando oye voces contradictorias en su cabeza.

Null Set es la segunda entrega de la serie Cas Russell, que comenzó con Zero Sum Game. Por desgracia, lo que llamaba más la atención en aquella primera entrega, la acción trepidante, se encuentra aquí más racionadas y hay más escenas introspectivas que no le hacen ningún favor a la obra. Entiendo que es necesario dar más profundidad al personaje porque si no iba a quedar como un simple mata-mata, pero creo que la autora no consigue su objetivo.

La trama, basada en la manipulación mental y los juicios de valor, es un poco enclenque. Merece más la pena ver cómo el pasado de la protagonista es un abismo al que ni siquiera puede acercarse, por miedo a verse absorbida por él. No obstante, se repite hasta la saciedad un esquema, en el que aparecen personajes que desean ayudarla pero a los que ella misma no les permite acercarse víctima de una inquietante paranoia que está muy bien trazada.

El escenario de partida del libro, provocado por los hechos acontecidos en Zero Sum Game ya deja a las claras que no estamos en Kansas, Totó. Los Ángeles está hundida en un caos de violencia sosteniendo la cordura a duras penas, con los jefes de la mafia dispuestos a enfrentarse por la migaja más pequeña de ganancias. Cas se ha propuesto Acabar con el crimen TM, pero quién sabe si sus acciones son las que terminarán inclinando definitivamente la balanza de un lado u otro. Es necesario desactivar la incredulidad desde muy al principio de la novela, y leer casi con el piloto automático puesto para no ver las contradicciones en las que cae la protagonista.

He perdido el interés en saber cómo sigue la serie y creo que eso es casi lo peor que se puede decir de una segunda entrega.

A Wizard’s Guide to Defensive Baking

En esta ocasión la nueva obra de T. Kingfisher está orientada a un público más juvenil que sus series Clockwork o Paladin y se nota. El estilo y el humor está presente, esa sensación reconfortante que me ocasiona la lectura de su obra, pero la trama es más maniquea y simplificada. Esto no quiere decir que sea malo, solo que no es tan bueno como las obras a las que estoy acostumbrada últimamente con esta autora.

La protagonista de la historia es Mona, una joven que trabaja en la panadería de sus tíos y que tiene un don poco común: es capaz de hacer magia con el pan. No solo controla que suba correctamente en el horno, también es capaz de hacer bailar a los muñecos de jengibre y tiene un “familiar” hecho de levadura al que llama Bob. Por desgracia para Mona, su vida dará un giro de 180 grados cuando descubra un cadáver en la panadería.

A Wizard’s Guide to Defensive Baking es una historia simple pero entrañable, que contiene una moraleja que exalta la imaginación y las capacidades de todos, aún cuando se piense que solo los grandes despliegues de habilidad pueden tener importancia. Se basa mucho en el humor al que ya nos tiene acostumbradas la autora, exponiendo lo evidente y provocando la risa, como cuando el fiscal le pregunta a Mona por qué iba tan temprano a la panadería y ella le responde que es que esos son los horarios que se manejan en una panadería. Directo, sencillo, efectivo.

No obstante, la obra presenta problemas de ritmo, porque hay páginas y páginas en las que no sucede nada, por ejemplo mientras Mona se oculta de sus perseguidores y su único contacto con el exterior es a través de un nuevo amigo. Cierto, le sirve para pulir sus habilidades y experimentar, pero es un tiempo muerto que no le sienta bien a la lectura. Tampoco me gusta la delimitación tan clara entre los buenos y los malos, es que no falta por exponer ninguna virtud de los primeros ni ningún defecto de los últimos, comprendo que el público al que está orientado la obra quizá no esté para muchos matices de gris, pero algo de detalle tampoco habría sobrado.

A Wizard’s Guide to Defensive Baking es una obra menor dentro del corpus de T. Kingfisher, pero no por ello deja de ser entretenida. Puede ser una excelente puerta de entrada a la fantasía para un público joven.

The Inheritance of Orquídea Divina

A veces hay que salirse de los caminos por los que circulamos normalmente para descubrir historias nuevas. En este caso, un libro adherido al realismo mágico y que representa la tradición sudamericana que nos dará a conocer una saga familiar salpicada de magia.

The Inheritance of Orquídea Divina es una saga familiar, la historia de Orquídea Montoya y sus hijos, que tras cuatro matrimonios os podéis imaginar que no fueron pocos. No obstante, Zoraida Córdova en ningún momento apabulla al lector con el árbol genealógico, salvo en la primera parte de un capítulo, porque aunque la familia es extensa, queda claro desde el principio que los puntos de vista van a ser solo 4 (que tampoco es que sean pocos, pero es una cifra manejable).

Orquídea es la hija bastarda de una joven que la considera un error de juventud y cuando su madre se casa y tiene hijos comprende que nunca tendrá un lugar en su corazón. Partiendo de esta base, busca su destino enfrentándose a las adversidades pero en ocasiones sucumbiendo ante ellas.

Me gusta cómo se vertebra la novela alrededor de este personaje, que parece no saber cómo querer a los demás y vive en constante miedo de que su pasado le alcance. Son numerosos los flashbacks para ir conociendo su historia y están muy bien equilibrados con cómo se desarrolla la historia en el presente, dando al lector información privilegiada de la que los nietos de Orquídea no disponen, presentando ante nosotros un juego asimétrico entre lo que van descubriendo y lo que en realidad se conoce. De hecho, durante la lectura me interesaba más esta parte ya transcurrida que la trama contemporánea.

No obstante, lo que más me ha gustado del libro es el tratamiento casual de la magia como algo inherente a la vida cotidiana. Ya conocía la especial relación de las culturas centroamericanas con sus difuntos, pero el hecho de que algunos aspectos mágicos estén totalmente aceptados en el día a día (la aparición de la noche a la mañana de una mansión, un rosa floreciendo en el centro de la frente de un bebé…) aporta un tono onírico y maravilloso a la realidad más mundana.

Se trata de un libro emotivo y repleto de secretos que no descubre todos sus misterios al lector. Y la interpretación del audiolibro por parte de Frankie Corzo me parece muy adecuada al tono misterioso de raíces iberoamericanas que transluce en toda la obra.

Ten Low

Creo que empiezo a ver un patrón en la obra de Stark Holborn, ese sabor a western y a historia fronteriza que era muy patente en Triggernometry y su secuela, que sigue presente en este Ten Low, aunque disfrazado de colonización de otros planetas, algo que también trae a la memoria la serie Firefly.

Teniendo en cuenta estos precedentes, es normal que nos encontremos ante una novela descarnada y cruel con sus personajes, que se ven envueltos en una espiral de violencia y conspiraciones de la que es difícil encontrar salida. El entorno, una luna apenas terraformada que es pasto de los bandidos y otras gentes de malvivir tampoco acompaña.

Seguiremos los pasos de Ten Low, una protagonista de oscuro pasado que ejerce como médico ambulante entre los distintos asentamientos, mientras hacer referencia a unos cálculos que tiene que compensar. Stark juega bien sus cartas en ir dejando entrever a qué se puede referir, aunque conforme va a avanzando la lectura ya se puede intuir. Hay otro punto, no obstante, en el que mantiene el secreto de forma casi obsesiva y no estoy segura de que esto favorezca el desarrollo de la trama, dejando sin embargo muchas posibilidades abiertas para una continuación. Hay una fina línea entre guardar cosas para posteriores entregas y hacer interesante cada volumen de una historia y Holborn se arriesga mucho con esto.

En su deambular se encontrará con el resultado de un accidente aéreo y acudirá pronta a ayudar, sin saber que este impulso cambiará lo que tampoco es que fuera una vida sosegada por una carrera sin fin.

Me interesa mucho el ambiente que ha creado la autora, esa sensación desasosegante de peligro continuo aderezado con picos de acción, bastante bien traídos. A pesar de no tratarse de un libro especialmente largo, hay algunos tramos que me han parecido que rozan la repetición, con escenas de huidas muy apuradas y enfrentamientos casi constantes con una u otra facción de las que se disputan el poder en el planeta.

Aunque personalmente me gustó más su obra anterior, publicada en España como Plomo al cuadrado por Ediciones El Transbordador con traducción de Manuel de los Reyes, creo que Ten Low puede tener también su público. A mí al menos me tiene intrigada por saber qué le deparará su futuro a Low.