Seanan McGuire es una autora muy prolífica, tanto que publica tanto con su nombre como con seudónimo. Middlegame explora el mundo de la alquimia como si fuera real y aplicable, a través de las vidas de dos gemelos creados específicamente para recibir un poder maravilloso.
Los dos hermanos, Roger y Dodger son la representación pura del lenguaje y de las matemáticas, una especia de ying y yang condenados a encontrarse y “trascender”. Como fueron separados al nacer, el comienzo de su relación es casi mágico, ya que comienzan a hablar el uno en la mente del otro, a través de las distancias (ella vive en California y él en Massachusetts).
McGuire vuelve a sus temas recurrentes, como la idea del suicidio y los problemas de relaciones personales de los adolescentes. Esta parte está tratada con tacto y delicadeza, casi lo mejor del libro. Me gustan también los toques alquímicos que le dan más sabor a la historia como la Manos de Gloria y el Disolvente Universal.
Sin embargo, la trama brilla por su ausencia. Ciertas capacidades que van desarrollando los mellizos permite a la autora hacer un uso constante del deus ex machina que acaba resultando cansino. Los villanos de opereta a los que se enfrentan, a pesar de su crueldad innata, no generan temor. Y el libro se va haciendo largo, en ocasiones incluso algo pesado.
No le puedo negar el oficio a la autora, que consigue hacer casi siempre entretenida un relato que por otra parte hace aguas. Pero prefiero leer una nueva entrega de The Wayward Children que otra de Middlegame (que parece que está en preparación).