Estar al día de la nueva corriente de autores de fantasía es algo prácticamente imposible. Se publica mucho, sobre todo dentro de la corriente grimdark, y habría que especializarse solo en esta parcela para poder leerlo todo (aún así, dudo que se pudiera). Mi estrategia, por el contrario, consiste en picotear un poco de aquí y allí para ver qué autores me gustan y seguir con ellos cuando puedo. También seguir el consejo de algunos “prescriptores” en cuyo criterio confío.
El caso es que Ravencry es la segunda parte de una trilogía que empezó con Blackwing, una obra que a pesar de sus defectos me entretuvo. Me temo que Ravencry se sitúa un escalón por debajo de esta primer libro.
La acción se sitúa cuatro años después de los hechos acontecidos en la primera entrega, pero se puede considerar una continuación directa, por que los personajes no han avanzado mucho a pesar del tiempo transcurrido, aunque haya algunas incorporaciones nuevas al plantel de los Blackwing.
El libro tiene un marcado tono místico, derivado de la aparición de una poderosa secta de la luz alentada por las apariciones de una misteriosa dama brillante en la ciudad. Esta influencia me temo que no le sienta bien a la narración, que pierde parte de la acción que impregnaba las páginas de Blackwing a favor de una “travesía por el desierto”. Aunque este peregrinaje no dura cuarenta días y cuarenta noches, esta claro cuál es el referente de Ed McDonald al escribir estas páginas.
También se añoran los diálogos chispeantes que tanto dinamizaban el primer libro. Creo que el mayor número de diálogos tienen lugar entre el protagonista y un cuervo, un ser sin inteligencia propia, por lo que las conversaciones no dejan de ser cíclicas.
También hay puntos positivos en el libro. La trama de corrupción está muy bien planteada, sucediendo antes los propios ojos de los vigilantes sin que estos se percaten de nada. En ocasiones el autor se adentra en el terreno más gore, algo que hará las delicias de los lectores que gusten más de este aspecto de la fantasía oscura. Se nota que estas páginas ya estaban pensadas cuando estaba escribiendo la primera novela, por lo que vemos referencias a capítulos anteriores que ahora encuentran explicación. Aunque la principal motivación del archienemigo sea la ambición por el poder absoluto, el amor juega un papel principal en la historia de Galharrow
A pesar de no haber quedado completamente satisfecha con Ravencry, creo que volveré a darle una oportunidad al autor en una siguiente entrega.