Ravencry

Estar al día de la nueva corriente de autores de fantasía es algo prácticamente imposible. Se publica mucho, sobre todo dentro de la corriente grimdark, y habría que especializarse solo en esta parcela para poder leerlo todo (aún así, dudo que se pudiera). Mi estrategia, por el contrario, consiste en picotear un poco de aquí y allí para ver qué autores me gustan y seguir con ellos cuando puedo. También seguir el consejo de algunos “prescriptores” en cuyo criterio confío.

El caso es que Ravencry es la segunda parte de una trilogía que empezó con Blackwing, una obra que a pesar de sus defectos me entretuvo. Me temo que Ravencry se sitúa un escalón por debajo de esta primer libro.

La acción se sitúa cuatro años después de los hechos acontecidos en la primera entrega, pero se puede considerar una continuación directa, por que los personajes no han avanzado mucho a pesar del tiempo transcurrido, aunque haya algunas incorporaciones nuevas al plantel de los Blackwing.

El libro tiene un marcado tono místico, derivado de la aparición de una poderosa secta de la luz alentada por las apariciones de una misteriosa dama brillante en la ciudad. Esta influencia me temo que no le sienta bien a la narración, que pierde parte de la acción que impregnaba las páginas de Blackwing a favor de una “travesía por el desierto”. Aunque este peregrinaje no dura cuarenta días y cuarenta noches, esta claro cuál es el referente de Ed McDonald al escribir estas páginas.

También se añoran los diálogos chispeantes que tanto dinamizaban el primer libro. Creo que el mayor número de diálogos tienen lugar entre el protagonista y un cuervo, un ser sin inteligencia propia, por lo que las conversaciones no dejan de ser cíclicas.

También hay puntos positivos en el libro. La trama de corrupción está muy bien planteada, sucediendo antes los propios ojos de los vigilantes sin que estos se percaten de nada. En ocasiones el autor se adentra en el terreno más gore, algo que hará las delicias de los lectores que gusten más de este aspecto de la fantasía oscura. Se nota que estas páginas ya estaban pensadas cuando estaba escribiendo la primera novela, por lo que vemos referencias a capítulos anteriores que ahora encuentran explicación. Aunque la principal motivación del archienemigo sea la ambición por el poder absoluto, el amor juega un papel principal en la historia de Galharrow

A pesar de no haber quedado completamente satisfecha con Ravencry, creo que volveré a darle una oportunidad al autor en una siguiente entrega.

Foundryside

Una de las cosas que más me gusta de la fantasía es descubrir sistemas de magia. Si son atractivos y siguen reglas coherentes me encanta ver cómo el autor va buscando triquiñuelas para forzar las situaciones. El maestro absoluto de este arte es Brandon Sanderson con su famoso cuaderno, pero desde luego Robert Jackson Bennett no le ha ido a la zaga en Foundryside.

La acción tiene lugar en una ciudad dividida entre las zonas acordonadas de las poderosas familias de mercaderes y los barrios bajos que malviven entre los intersticios de los privilegiados, en una suerte de trasunto de las ciudades mercaderes italianas de la Edad Media pero con diferencias fundamentales. La principal, la tecnología basada en ese sistema mágico al que me refería anteriormente, que ha permitido una cuasi revolución industrial. Un poco a lo Las mentiras de Locke Lamora salvando las distancias.

El sistema se basa en unas instrucciones que se graban en los objetos, “convenciéndoles” de funcionar de una manera distinta a la habitual. Por ejemplo, si las ruedas de los carros creen que van cuesta abajo, no será necesaria tracción animal ya que se moverán solas. Esta flexibilidad se ve coartada por otras normas, como que cuanto más extraño sea lo que se le pide a las runas mayor dificultad habrá para crearlas y que el espacio físico para escribir es limitado. El escritor explora algunos atajos que se han ido creando, pero como el conocimiento que dio lugar a esta tecnología ya era fragmentado en un principio, las posibilidades que se esperan de la magia son mucho mayores de lo que se ha conseguido en la realidad.

Lo que más me gusta del libro es este sistema mágico, pero la narración también merece la pena. Aunque los personajes son bastante estereotipados, acabas cogiéndoles cariño porque son muy humanos. En este aspecto, no consigue alejarse de la fantasía urbana más típica, con sus pícaros y sus guardias enfrentados, en una partida de Policías y Ladrones a escala real.

No me gustaría dejar de señalar la labor reivindicativa con la que Robert Jackson Bennet ha creado el libro. Desde la lucha de clases, alegatos contra el esclavismo y la reivindicación de la igualdad de la mujer, todo tiene cabida en Foundryside, aunque no sea su principal objetivo.

La prosa del autor es muy accesible y explica con claridad tanto la magia como la situación social. Me gusta especialmente cómo entrelaza el mundo mágico con el mundo real sobre todo en las escenas de acción, que las hay y son espectaculares (imaginaos una espada que cree que pesa mucho más que su masa real y el daño que podría hacer bien manejada, por ejemplo). En ocasiones las conversaciones que tienen lugar mediante el pensamiento pueden acabar resultando confusas, pero creo que es más por un tema de maquetación que por la labor del propio escritor.

Aunque forma parte de una serie cierra bastante bien las tramas, por lo que no parece que sea imprescindible continuar con las siguientes entregas de la saga Founders. No obstante, me ha despertado la curiosidad y no me importaría seguir leyendo más cosas sobre este universo.

En esta ocasión, he tenido el honor de formar parte de una iniciativa coordinada para la publicación de Foundryside. Aquí tenéis los otros blogs que participan.

The Expert System’s Brother

En este blog se ha convertido en una sana costumbre leer todo lo posible de Adrian Tchaikovsky, pero resulta complicado debido a su gran capacidad de trabajo. The Expert System’s Brother tenía además a su favor el hecho de ser una historia bastante corta, que se puede leer en una tarde.

Es este un relato de ciencia ficción camuflado de fantasía, aunque prácticamente desde las primeras páginas queda clara su adscripción al primer género. Tchaikovsky intenta sorprendernos, pero se trata de una historia bastante conocida de regresión a una cultura primitiva de la que ya tenemos muchos ejemplos, como Dark Eden.

Se pueden ver algunos de los recursos habituales del autor como su querencia por los seres arácnidos aunque en esta ocasión está muy matizada, limitada a unos pocos encuentros fortuitos.

Me gusta que la pertenencia a una tribu determinada sea la única posiblidad de supervivencia en un entorno hostil y sobre todo, la idea subyacente de que hay que colaborar en la sociedad para que el modelo sea sostenible. Si no se cumple con esta labor, el individuo será condenado al ostracismo, pero la pena es prácticamente una sentencia a muerte cuando se lleva a cabo este proceso de separación.

La ejecución es correcta, pero la trama es algo floja y bastante previsible, al menos para un lector habitual de género. Hay algunas partes salvables, como la relación entre el protagonista y su hermana, pero la verdad es un relato por debajo del nivel habitual de Adrian.

Void Black Shadow

La mayor parte de Void Black Shadow transcurre en una prisión, así que sería fácil definirlo como drama carcelario. Ciertamente, algunos de los métodos utilizados para quebrantar la voluntad de los prisioneros no parecen haber cambiado a pesar de que la acción esté situada en un futuro lejano en el que la humanidad ha colonizado la galaxia. Duras imágenes como los manguerazos con agua fría, la privación de alimento o directamente la tortura física nos harán pensar que realmente el ser humano apenas ha evolucionado.

La cárcel, sin embargo, resulta un entorno muy adecuado. Al hecho de estar situada en un remoto planeta lejos del espacio habitado, se le une que los guardias de seguridad no se encuentran físicamente en el lugar, si no que ejercen sus funciones a través de avatares robóticos que controlan desde un cuerpo celeste cercano (el nivel de las telecomunicaciones en el futuro es excelente, aquí ni problemas de tiempo de convergencia de redes ni nada). Y unos collares bomba que pueden explotar si hay algún intento de fuga tampoco es malo para la seguridad, qué queréis que os diga.

Este escenario que podría resultar muy interesante, se desperdicia un poco por la propia naturaleza de la protagonista. Mars es tan poderosa que por sí sola es capaz de desequilibrar cualquier batalla, independientemente del número de efectivos enemigos a los que se enfrente. Cuando la diferencia es tan acusada, los enfrentamientos pierden interés y en una historia de ciencia ficción con un tono marcadamente militar, es una lástima que las batallas sean intrascendentes. White se aplica en la descripción de la lucha y en los detalles más sangrientos, pero no consigue compensar esta marcada desigualdad.

Espero que Corey encuentre alguna forma de equilibrar la balanza en la siguiente entrega de Voidwitch, porque tiene los elementos para crear un relato memorable.

Libro gratis: Mother Grimm

El libro Phoenix Pick de este mes es Mother Grimm de Catherine Wells. La modalidad de pago para este libro es pagar lo que estimes oportuno. Os traigo la portada y la sinopsis:

Twila Grimm has lived her whole life inside the sterile limits of the Biodome, an isolated domed oasis in the middle of a ravaged Earth.

The outside is a world of mystery and disease: where those infected by the deadly CM virus are sent to die. This is a land of disease and death; of warring tribes and half-crazed factions that live on the edge of sanity.

But the outside is also where Twila Grimm’s destiny lies. For she is much more than what she appears and the secrets about her own origins may prove to be the world’s salvation or its ultimate destruction.

Mi traducción:

Twila Grimm ha vivido toda su vida dentro de los límites estériles del Biodomo, un domo asilado en mitad de una Tierra devastada.

El mundo del exterior está envuelto en el misterio y la enfermedad. Los infectados con el virus CM son exiliados para morir. Esta es una tierra de enfermedad y muerte, de tribus guerreras y locas facciones que viven en el borde de la locura.

Pero el destino de Twila Grimm también está en el exterior. Ella es más de lo que aparenta y los secretos sobre sus propios orígenes podría ser la salvación del mundo o su destrucción final.

The Robots of Gotham

The Robots of Gotham es la primera novela de Todd McAulty, que nos presenta un mundo muy atractivo donde las inteligencias artificiales están tomando el control, en algunos casos de forma violenta y en otros de forma democrática. Pueden ser tiranos benevolentes o maníacos, pero han llegado para quedarse.

La novela está situada unos sesenta años en el futuro, pero a pesar de este relativamente corto espacio de tiempo el mundo ha cambiado mucho. La irrupción de las primeras inteligencias artificiales y su pasmosa capacidad de expansión rompe con las reglas de juego que conocemos. En pocos años, la población de IAs ha igualado a la de los humanos y en muchos sitios tienen los mismos derechos. Existen varios tipos de IA, que he resumido en esta infografía (sí, las infografías han vuelto, no sé si para quedarse):

El punto de partida da mucho juego, porque es el momento en que se están asentando los distintos poderes. Los gobiernos humanos van cayendo como fichas de dominó en manos de las IAs, con algunos focos de resistencias que son objeto de cruentas guerras. La localización de la novela en sí es en la ciudad de Chicago, una zona que está en estado de excepción, ocupada por una “fuerza de paz” mientras se decide el futuro de unos Estados Unidos balcanizados y fragmentados. Este es el estado actual de la zona este del país:

El protagonista de la narración es Barry Simcoe, un contratista canadiense desplazado a la ciudad para finalizar un negocio que se ve envuelto en una serie de aventuras que no voy a desvelar. La forma elegida para la narración es un blog privado de Simcoe, donde va contando lo que le ocurre, aunque no tenga intención de acabar publicándolo. McAulty, en una elección bastante inteligente, incluye de vez en cuando post de un autor distinto, para realizar unos infodumps que se agradecen para contextualizar la situación, sin necesidad de cortar el ritmo de lectura y añadiendo profundidad al mundo. Y para añadir una nota de humor, cada post está patrocinado por algunas empresas que parecen el sueño de cualquier start up de hoy en día.

Las escenas de acción, que las hay y muy variadas, satisfarán a quien se acerque al libro buscando enfrentamiento entre robots, mechas, soldados y contratistas independientes canadienses. La supervisión constante mediante drones y cámaras es la realidad de hoy en día corregida y aumentada (realidad aumentada, see what I did here?).

Es una novela bastante larga pero en pocas ocasiones baja el ritmo. Es cierto que hay muchas casualidades que van preparando el terreno para los siguientes capítulos e incluso en algún momento las peripecias de Barry desafían nuestra incredulidad, pero si pasamos por alto esto (algo que puede costar trabajo) disfrutaremos de una aventura muy entretenida con un trasfondo que nos puede dar que pensar.

El optimismo crónico de Barry, que no puede ser mejor persona, también choca de pleno con los que nos tienen acostumbrados otras obras. Siempre tiene una palabra amable o un esfuerzo extra para ayudar a quien lo necesite, hasta el punto de colarse en un edificio abandonado y peligroso por rescatar a un perro o empatizar con un arma de destrucción masiva. El autor carga demasiado las tintas en esta bonhomía del protagonista, que no tiene grises. Es el yerno perfecto que sueña toda suegra (robótica o no).

A pesar de tratarse de un volumen autoconclusivo, algunos de los personajes que aparecen fugazmente parecen estar preparando el terreno para la siguiente entrega, que leeré con curiosidad, en espera de ampliar mi conocimiento sobre este interesante escenario y también de que McAulty haya pulido esos errores de principiante de los que adolece la obra.

Witchmark

Hay algunos libros que cumplen unas determinadas características de ambientación que sería injusto llamar clónicos, pero que sí que recuerdan unos a otros. Es difícil innovar en una historia fantástica situada en la época de la Regencia o en la Victoriana, porque es una escenario sobreutilizado, aún sin llegar a los niveles de la fantasía pseudomedieval.

Y sin embargo, C.L. Polk consigue mostrarnos una narración cautivadora, aunque no sorprendente. Los elementos que se utilizan son conocidos por todos: una sociedad clasista que se perpetúa en el poder utilizando la magia, conflictos familiares irresolubles en los que chocan la búsqueda de libertad y el cumplimiento del deber, seres de inmenso poder que pueden afectar el curso de la historia… Pero todos estos elementos, bien utilizados, dan lugar a un relato coherente y agradable de leer.

En Witchmark se pueden encontrar reminiscencias de muchos autores, desde Susanna Clarke a Zen Cho, pasando por NK Jemisin. Podría ser interesante seguir todas estas referencias, como el uso del éter que recuerda Las edades de la luz de Ian R. MacLeod (salvando las distancias) y si alguno de vosotros leéis esta obra seguro que tendremos una conversación interesante al respecto.

Entonces, ¿qué es lo que hace que Witchmark se diferencia de las otras obras? Para mí, todo gira alrededor de la relación fraternal entre Miles y su hermana Grace, que está tratada con mucho cariño pero también con mucha verosimilitud. Dos hermanos que se quieren, pero que son capaces de hacerse daño mutuamente por sus ideales, que pueden caer en contradicciones pero que se apoyan el uno al otro… Me ha parecido una representación estupenda. Los personajes son muy atractivos, pero creo que esta relación es la más importante del libro, sin desmerecer la que desarrolla Miles con Tristan, que no parece impostada, pero que me interesa menos.

También me gustaría destacar la carga de crítica social que trae el libro, aunque no se cargan las tintas en exceso. No solo se habla de los desastres de la guerra, también de las desigualdades sociales y la explotación de las clases deprimidas a favor de la vida de lujo de los aristócratas. No lo considero el principal objetivo del libro, pero me alegra que aparezca en la historia.

En resumen, Witchmark utiliza piezas muy conocidas para dar lugar a un collage atractivo unido por una prosa musical y agradable cimentada por unos personajes fuertes con relaciones creíbles. Y hay persecuciones en bici. Todo es mejor con persecuciones en bici.

Record of a Spaceborn Few

Seguramente resulte difícil de creer, pero Becky Chambers ha conseguido escribir una historia de naves generacionales y especies alienígenas con marcados tintes autobiográficos.

Record of a Spaceborn Few no es una novela al uso, ya que los distintos puntos de vista que van narrando su historia son como teselas separadas de un mosaico que no vemos por completo, ni siquiera al final de la lectura. No me atrevería tampoco a definirla como una colección de relatos ni como un fix-up por que la intención del libro es ser un todo cohesionado. Quizá esta falta de definición sea un problema del propio libro, que no sabe a qué carta quedarse. Ello no es óbice para disfrutar de la lectura, pero sabiendo a qué atenerse.

La idea de una flota de éxodo de un planeta moribundo no es nueva, sin ir más lejos podemos acordarnos de la serie Mass Effect y sus quarianos. Pero la autora establece diferencias desde el principio: la Flota del Éxodo ya ha estabilizado su situación orbitando alrededor de una estrella y no está cerrada al intercambio de bienes y personas. De hecho, también se puede interpretar como un relato sobre flujos migratorios y cómo las diferencias culturales de los que vienen y los que se van hacen evolucionar a las distintas especies. De nuevo, algo que la autora ha vivido en su propia piel.

La Flota comenzó como un sistema cerrado que debía ser autosuficiente por su propia naturaleza y nada se desaprovecha. Este es otro de los mensajes principales del libro, un alegato a favor del ecologismo y la reutilización y aprovechamiento de todos los elementos posibles. Este hito fundacional se recoge incluso en las costumbres funerarias, pero choca frontalmente con las sociedades mercantilistas con las que se relaciona la flota. No estamos hablando de un mundo postescasez, hablamos de un comunismo efectivo por la propia necesidad de sus habitantes. Nadie pasará hambre ni sed, mas  tendrá que trabajar para contribuir al bienestar general. No existe la moneda y la economía de intercambio se basa en el trueque, pero cuando se trata de adquirir tecnología del exterior, la flota tiene poco que ofrecer. En ocasiones, se trata más bien de aceptar la caridad ajena.

Chambers es una autora de personajes y en Record of a Spaceborn Few nos presenta una panoplia de humanos y un solo personaje alienígena importante. ¿Por qué es esto? Es una decisión técnica que me parece interesante aunque algo arriesgada, dado que una de las principales características por las que destaca la primera entrega de la serie Wayfarers son sus personajes no humanos. Las perspectivas de los dos recién llegados a la Flota (humano y estudioso alienígena) le sirven para presentar datos esquivando a duras penas el infodump. Pero este contraste entre la interpretación de la información que reciben y, por qué no decirlo, la acogida que les dan, también le sirve a la autora para establecer diferencias entre inmigrantes “de primera” y “de segunda”. Explora el sentimiento de pertenencia como algo connatural al ser humano, provenga de donde provenga.

Respecto a la prosa, sigue siendo funcional y adaptada perfectamente al tono de la obra, aunque en el prólogo aparece una imagen de pequeños restos de hielo formándose entre los cabellos de las víctimas de un accidente que me ha parecido maravillosa. Me encantaría que Chambers explorara ese aspecto más elaborado de su estilo en sus futuros trabajos. La distinción entre las distintas voces de los personajes funciona a las mil maravillas, ya que son de distintas edades, orientaciones y profesiones y se nota en cada uno de ellos. Quizás los personajes son demasiado inocentes y pueden caer en las trampas más evidentes, pero mi impresión es que esto es algo íntimamente relacionado con el optimismo de la ciencia ficción de la autora. Si todos los encallecidos personajes estuvieran de vuelta de todo, solo quedaría espacio para la desesperanza.

Hay otros temas en el libro de los que también se podría hablar, como la transformación del sexo en un servicio a la comunidad o la utilización de insectos como principales fuentes de proteínas en la alimentación, pero no son tan fundamentales en la novela como los anteriormente mencionados.

Creo que Record of a Spaceborn Few está un peldaño por debajo de sus anteriores trabajos, lo que no quiere decir que no sea una lectura recomendable. Ahora que se ha anunciado la publicación de otras historias situadas en otro universo, podremos ver a Chambers trabajando otro registro. Por mi parte, estoy deseando leerla.

Wrath of Empire

Creo que ya ha quedado sobradamente demostrado que Brian McClellan es un escritor que me gusta mucho, con un toque especial a la hora de escribir fantasía. No cabía duda de que más pronto que tarde acabaría leyendo Wrath of Empire, la última entrega de su saga.

Nos encontramos ante un libro extenso, donde se manejan distintos puntos de vista de forma coherente e inteligente. Siempre suele haber favoritos de los lectores entre los distintos puntos de vista, pero en esta ocasión creo que el autor ha conseguido equilibrar las tramas, aunque haya una que destaque en particular.

McClellan sabe lo que le gusta a su público, así que no duda en comenzar el libro con dos batallas épicas muy bien narradas, de forma clara y contundente, sin ahorrar detalles escabrosos pero sin regodearse tampoco en ellos. La guerra es así, descarnada, así que es comprensible que se hable de despojar a los cadáveres de las posesiones valiosas que puedan tener, por ejemplo. Desde el desconocimiento, me gusta cómo trata maniobras de flanqueo y otros movimientos típicos de la caballería y la infantería de la época napoleónica. También le sienta bien a la novela el cambio de escenarios, con partes narradas en recintos claustrofóbicos mientras que otras tienen lugar a cielo abierto en mitad del campo.

Los tres protagonistas que nos narrarán la historia son Vlora Flint, Ben Styke y Michel Bravis, todos viejos conocidos de los seguidores del autor (en particular Vlora está con nosotros desde Promise of Blood).  Comentaba con anterioridad que están equilibradas, pero personalmente me ha parecido más atractiva la de Michel porque las otras dos se asemejan en sus objetivos y desarrollo, son personajes militares que tienen una misión que cumplir. No digo que sean calcos la una de la otra, pero sí se parecen. Michel, sin embargo, tiene una apasionante historia de espionaje y traición, de agentes dobles y de supervivencia en una ciudad tomada que lo convierte en un escenario realmente atractivo.

A lo largo del libro tienen lugar revelaciones que harán temblar los cimientos de lo que creíamos conocer sobre los personajes y el mundo de los Powder Mage. Si McClellan lo tenía pensado desde un principio, como parece, hay que quitarse el sombrero ante su previsión y ante todo, a su sutileza al ocultarnos la información durante tanto tiempo. También es muy hábil al introducir un nuevo enemigo que lleva años preparándose para la invasión y que conoce los puntos débiles que debe atacar.

No todo en la novela es tan bueno. Una parte de la trama de venganza de Styke es demasiado orquestada, demasiadas casualidades juntas en el camino para que resulte creíble. Entiendo que el autor necesita este camino de redención para conseguir que el personaje evolucione pero pienso que podría haberlo hecho de alguna forma más elegante, menos prefabricada.

En ocasiones, los desplazamientos se hacen pesados, porque para llegar de A a B el camino tampoco es que sea emocionante. McClellan lo ha trufado de anécdotas y charlas y alguna que otra emboscada, pero no sé si se debería haber hecho uso de alguna elipsis bien colocada (¡qué difícil es ser escritor!).

La magia, cuando aparece, es tremendamente poderosa y desequilibra el juego de poder del que somos testigos. Esto es marca de la casa del autor y no debería sorprendernos, pero en algunas ocasiones parece extraño que haya tantos ejércitos tan bien preparados cuando un destacamento de magos sería totalmente destructivo y bastante menos costoso.

McClellan deja todas las líneas en vilo, para que tengamos que esperar pacientemente la siguiente entrega. Espero que no se demore mucho, porque realmente quisiera saber en qué va a desembocar toda esta historia. De nuevo me vuelvo a preguntar por qué no se publica a este autor en España. Sería todo un acierto.

Libro gratis: Rocket Fuel

Para celebrar su décimo aniversario, la gente de Tor.com ha creado un libro con los artículos más interesantes publicados en su blog y lo ha dejado disponible para su descarga gratuita. El título del libro es Rocket Fuel, con la portada que anexo y los contenidos que podéis ver a continuación:

Prefacio – Bridget McGovernUnder the Covers with a Flashlight: Our Lives as Readers – Emily Asher-Perrin
Sometimes, Horror is the Only Fiction That Understands You – Leah Schnelbach
The Bodies of the Girls Who Made Me: Fanfic and the Modern World – Seanan McGuire
Writing Women Characters as Human Beings – Kate Elliott
Meet My Alien Family: Writing Across Cultures in Science Fiction – Becky Chambers
So How Does a Centaur Eat, Anyway? – Judith Tarr
Fantasy, Reading, and Escapism – Jo Walton
The Eye of the World by Robert Jordan (and Why You Should Read It) – Leigh Butler
Robert Jordan: The American Tolkien – Michael Livingston
The Trial of Galadriel – Jeff LaSala
Good Idols: Terry Pratchett & the Appropriate Hug – Lish McBride
Orwell and the Librarian, a Love Story – Alex Brown
Beloved: The Best Horror Novel the Horror Genre Has Never Claimed – Grady Hendrix
The Peril of Being Disbelieved: Horror and the Intuition of Women – Emily Asher-Perrin
What Rape Apologists Need to Learn From Jessica Jones – Natalie Zutter
In Defense of Villainesses – Sarah Gailey
Queering SFF: Writing Queer—Languages of Power – Brit Mandelo
Sleeps With Monsters: There’s A Counter In My Head – Liz Bourke
Apologize to No One: V for Vendetta is More Important Today Than it Ever Was – Emily Asher-Perrin
Five Books about Loving Everybody – Nisi Shawl
Safe as Life: A Four-Part Essay on Maggie Stiefvater’s Raven Cycle – Brit Mandelo
The Complete American Gods Mix Tape – Bridget McGovern
Rewatching Star Trek: Deep Space Nine: “Far Beyond the Stars” – Keith R.A. DeCandido
The POC Guide to Writing Dialect In Fiction – Kai Ashante Wilson
Homecoming: How Afrofuturism Bridges the Past and the Present – Tochi Onyebuchi
Nobody Gets Mad About Hamlet Remakes: Why Superheroes Are the New Cultural Mythology – Ryan Britt
Sowing History: A Gardener’s Tale – Ursula Vernon
Not Saving the World? How Does That Even Work? – Jo Walton
Ursula Le Guin’s “The Ones Who Walk Away from Omelas” Defies Genre – Gabrielle Bellot
Soon I Won’t Know What the Future Looks Like – Chris Lough
Bouncy Prose and Distant Threats: An Appreciation of Harry Potter and the Philosopher’s (or Sorcerer’s) Stone – Mari Ness
Joy, Sorrow, Regret, and Reassurance: The Singular Beauty of The Last Unicorn – Bridget McGovern
One Day You Wake Up and You Are Grown: Fairyland and the Secrets of Growing Up – Molly Templeton
Preparing Myself for Death with Joe Versus the Volcano – Leah Schnelbach