Binti : The Night Masquerade

Como no hay dos sin tres, tenía que terminar la trilogía de Binti con la lectura de este Binti : The Night Masquerade. Si alguien se esperaba un final pirotécnico se verá desfraudado, porque esta tercera entrega sigue el camino pautado por las anteriores.

Comentaba el otro día con mi amigo @mertonio que hay libros que son más importantes por lo que representan que por el libro en sí. Me temo que las historias de Binti tienen más implicaciones que el interés de la propia narración. Por ejemplo, en esta última entrega ocurren hechos que son extraordinariamente previsibles por lo que la lectura se convierte a ratos en un: “¿a que sé qué pasa ahora?” con 100% de probabilidad de acierto.

En cuanto al significado de The Night Masquerade al que se hace referencia en el título, es muy inocente pensar que una farsa pueda decidir el destino de un pueblo, pero basta con mirar a nuestro alrededor para ver cómo influyen en nuestras decisiones otros elementos igualmente cuestionables.

Y sin embargo, entiendo que se defienda la novella. Esta escrita desde la emoción, esto es innegable, pero también pugna por la normalización de los personajes. Es un alegato pacifista a favor del diálogo entre pueblos, una petición para olvidar rencores tan antiguos que ni siquiera se recuerda el origen y principalmente, una defensa a ultranza del mestizaje como forma de evolución. Si las bacterias intercambian ADN para hacerse más resistentes, ¿por qué no va a hacerlo un ser humano?

Como final de una trilogía me parece incompleto pero como comienzo de una nueva historia creo que sienta bien las bases para una continuación, que espero sea mejor.

Beneath the Sugar Sky

Después de las dos primeras entregas de la serie Wayward Children esperaba con interés este Beneath the Sugar Sky para seguir conociendo los distintos mundos a los que se puede viajar gracias a las puertas mágicas de McGuire. Creo que las premisas de este universo mágico pueden servir para contar muchísimas historias, tantas como se le puedan ocurrir a la fértil imaginación de la autora, porque las reglas no están rígidamente definidas, pero si hay unas pautas claras y coherentes para especular a partir de ellas.

De hecho, el comienzo de Beneath the Sugar Sky me había parecido bastante bueno, porque consigue situarnos en la acción y recordar lo anterior fácilmente.

Sin embargo, a partir de aquí el libro sigue punto por punto un camino marcada que no deja lugar a la imaginación. Ante la tesitura de tener que solventar un problema, el variopinto grupo de exiliados se va topando con la solución tropiezo tras tropiezo, sin tener un plan en mente y a la buena de Dios. Pero oye, no hay problema, cada uno tiene asignado un papel que no podría realizar otro. La propia autora se burla de esta predestinación cuando hace entrega de unos regalos que no servirán para nada (al menos en esta aventura) pero cae en esa misma trampa en el resto de la narración.

Además, el nuevo personaje que se une al grupo de acogidos en la mansión de Eleanor West no está tan bien definido como aquellos que conocíamos. Desde el punto de vista de Cora todo está deformado por la impresión que cree que los demás tienen de ella por su figura, pero es que lo que puede ser definido en un principio de forma clara y luego recordado puntualmente, se convierte en un martillo pilón que siempre incide en lo mismo. Entiendo perfectamente a Cora, que lleva toda su vida constreñida por esa mácula para la sociedad moderna que es la obesidad, pero no hace falta que me lo recuerden cada pocos párrafos.

McGuire aprovecha para introducir unos pocos datos más sobre esa brújula para categorizar los mundos, en la parte sin duda más interesante de la historia, por las nuevas posibilidades que abre.

En resumen, Beneath the Sugar Sky no es una mala historia, pero palidece en comparación con las anteriores. Si la autora sigue explorando este mundo estaré interesada en leerlo, aunque esta en concreto me haya decepcionado.

Blackfish City

Aunque Sam J. Miller tiene una considerable producción en formato corto, hace poco que dio el salto a las distancias más largas con la recomendada The Art of Starving. Como quiera que la temática de esta no me llamaba la atención, pero si que cayó en mis manos Blackfish City decidí leer su novela “adulta” en primer lugar.

La ambientación de Blackfish City me recuerda mucho a Osiris, aunque hay que salvar las distancias. Una ciudad polar que utiliza energía geotérmica para seguir viviendo mientras el deshielo ha hecho desaparecer las ciudades costeras, una estrella artificial donde las diferencias económicas son tan acusadas como injustas que conoceremos a través de los ojos de muchos de sus habitantes.

No sé si se llegaría a enmarcar dentro de la ciencia ficción de cambio climático porque esta obra está innegablemente ligada a este subgénero pero su crítica más afilada no va en esa dirección. He leído algunas reseñas que hablan sobre todo de su oposición radical a la especulación inmobiliaria y no puedo negar que la haya en un mundo donde cada vez hay menos tierra habitable. Esto es patente en el alquiler de cubículos donde apenas caben las personas para dormir por la noche comparada con la opulencia de los grandes dueños de superficies, que se pueden permitir incluso tener edificios cerrados al uso para obtener más beneficios.

También juegan un papel importante las personas ligadas a animales, mediante manipulación genética y nanorobótica. Este aspecto me resultaba más interesante, aunque puede haber quedado un poco desperdiciado en la longitud de la novela. Se utiliza principalmente como pretexto para la exclusión del grupo afectado (aunque luego sea importante en la finalización de la obra), pero lo mismo que se ha utilizado este pretexto se podría haber buscado otro. Siempre es bueno dividir y echar la culpa al más débil mientras el verdadero responsable huye con los beneficios. Siempre habrá chivos expiatorios a los que recurrir.

Una de las voces que más nos ayudan a comprender el entorno es una audioguía pirata, supuestamente dirigida a los inmigrantes que llegan a la ciudad, pero que todo el mundo puede oir a través de sus implantes. Esta primera persona narrativa dando voz a la propia ciudad me parece todo un acierto y uno de las aportaciones más destacables de Miller.

Pero permitidme que os diga cuál es la imagen que a mí se me ha quedado clavada en la retina. Una enfermedad mental, que le hace tener recuerdos de otras vidas pasadas, cayendo cada vez más profundamente en el pozo de la locura. Te hace incapaz de seguir el hilo de tus pensamientos.  Y os digo que me ha dejado marcada porque esta enfermedad, llamada breaks por Miller, se supone que solo es transmitible por relaciones sexuales. Las autoridades mienten sobre el tratamiento. ¿Os suena de algo? El miedo de la gente. El rechazo. No sé si la condición sexual de Miller ha influido en el desarrollo de esta novela, pero a mí esta es la parte que me ha dejado más marcada.

No todo es destacable en el libro. El final me parece un poco acelerado y basado en casualidades. En ocasiones carga demasiado las tintas mostrando las diferencias sociales que ya conocemos y también hay elementos que me recuerdan a otras obras excesivamente. Aún así, me parece una novela muy redonda y que me gustaría recomendar.

The Will to Battle

Padezco una enfermedad de nuevo cuño llamada “Adacción”. Los síntomas son tener que leer las novelas de Ada Palmer en cuanto salen y al acabarlas esperar impacientemente la siguiente. Los únicos casos diagnosticados de momento somos Elías Combarro y yo, pero se va propagando por el mundo de los aficionados a la ciencia ficción cual virus mutante. Así que estáis avisados, leed esta reseña con medios profilácticos si no queréis caer víctimas de la “Adacción”.

Ya hablé en su momento de las dos novelas anteriores de la saga Terra Ignota así que en un principio me costaba encontrar nuevos argumentos para elogiar The Will to Battle, pero lo cierto es que Ada Palmer añade nuevas capas de interés a la historia y utiliza nuevos recursos estilísticos. La autora deja un poco de lado los temas relativos al género que quizá fueron el principal reclamo de Too Like the Lightning, en una maniobra arriesgada pero encomiable. Este giro es compensando con una ruptura constante de la cuarta pared, con la intervención tanto del propio lector como de figuras legendarias. También se utiliza la maquetación en columnas para representar con más fuerza un diálogo, o más bien un soliloquio que se pretende interrumpir. Pero todo queda a la interpretación del lector.

No se puede negar que es una novela que puede provocar algo de rechazo por recrearse en su propia inteligencia. Es necesario tener una cierta predisposición para introducirse en sus páginas y para asistir a los debates filosóficos tan intensos que presenciaremos. Todo el libro gira alrededor de la necesidad de la guerra en un mundo que creía haber llegado a una paz utópica. Pero el precio que se tenía que pagar por esta paz no es algo que todos estén dispuestos a asumir, en una posición que nos remite a Baroja o a Leguin. ¿Cómo volver a adiestrar a una población que ya no está capacitada para combatir? ¿Cómo preparar la defensa, la protección del débil? Incluso un héroe mitológico dudaría ante esta tesitura.

La panoplia de personajes que desfilan ante nuestros ojos no para de crecer y cada uno (¡cada uno!) aporta algo a la historia. Las contribuciones son mayores o menores, pero hay que estar atento durante la lectura para recabar las pistas que van sembrando. Creo que la saga ganaría aún más con una relectura, pero Palmer consigue volver a reavivar nuestros recuerdos en los primeros capítulos con una serie de toques que esquivan con destreza la trampa del infodump.

Me encanta la recuperación de los Juegos Olímpicos como la tregua que fueron originalmente, sutilmente preparada por Palmer desde el principio de la historia, pero la narración del propio hecho me parece atropellada. ¿Será un efecto buscado debido al cambio de narrador? Es posible pero creo que podría haberse realizado la transición de una forma menos brusca.

La trama pasa por algunas fases algo cadenciosas mientras va preparando las bases que utilizara para un final que resulta un espectacular despliegue pirotécnico, metafórico y real. La lectura es densa, pero gratificante.

Lo que si tengo claro es que cada vez que acabo un libro de Ada Palmer tengo más impaciencia por leer el siguiente. ¿Algún tratamiento para esta “Adacción”?

Libro gratis : Humanity 2.0

El libro que nos ofrece Phoenix Books este mes en la modalidad de paga-lo-que-quieras o incluso 0 euros es Humanity 2.0,  una recopilación de Alex Shvartsman que ya leí en su momento y que recomiendo.

Aquí los blurbs y la portada:

“Robert Silverberg’s story stands out as unforgettable and of great importance in showing the potential danger of meeting extraterrestrial intelligent beings.”—Forest Shultz, New Science Fiction an Fantasy Reviews

“All in all, anyone interested in this anthology’s theme will likely enjoy it.”—Tangent

What will it mean to be human in the future? How will we evolve in order to reach the stars?

Fifteen short stories collected in this book examine how interstellar flight might change humanity itself. Will we choose to upload our minds into a singularity? Enhance ourselves with alien DNA? Will our bodies remain the same, but our culture and societal norms adapt to accommodate for effects of time dilation, or become subsumed by advanced alien cultures?

Hugo and Nebula award winning authors, bestsellers, and some of the hottest new writers in the field of hard science fiction imagine an array of possible futures—from bright to dystopian—and different permutations of what’s in store for us as a species.

 

The Wrong Stars

Aunque ya venía sobre aviso, la decepción que me he llevado con The Wrong Stars ha sido importante, porque un autor con un gran cartel que se adentra en uno de mis subgéneros favoritos podía haber sido una lectura interesante. Por desgracia, no ha sido el caso.

Y lo peor es que el escenario promete. No es que sea el culmen de la originalidad, pero algunas buenas ideas sí que tenía Pratt. Pero cuando se pone a explorarlas, tanto el ritmo como el interés de la novela cae en picado.

Una de las principales pegas que se le puede poner al libro es la falta de sutileza, tanto en las relaciones interpersonales como en la exposición. El hecho de que a dos de los personajes que se acaban relacionando sentimentalmente lo único que les falte para demostrar su interés mutuo desde el principio es un campeonato de lanzamiento de lencería es solo un ejemplo. También la forma de exponer la información cae en el infodump o en el “como-ya-sabes-Bob”. De nuevo poca sutileza.

Un recurso que utiliza bien es el de información parcial. Los humanos se relacionan con el resto del universo a través del conocimiento adquirido exclusivamente de una raza alienígena, por lo que pueden ser víctimas de cualquier engaño. Esta efecto de visión de túnel, esta especie de narrador no confiable que tanto juego podría haber dado es despachado en apenas dos párrafos y lo que es peor, es utilizado de nuevo en la relación de la que hablaba antes, dando un resultado bastante tosco ante la reiteración de la misma idea sin ningún cambio.

En la narración se nota cada puntada de las costuras. No digo que el autor no se tenga que preparar el terreno para las “sorpresas” finales, pero son bastante predecibles y algunas reacciones de los personajes son directamente contrarias a la lógica.

Algunas partes se pueden salvar, como esa raza alienígena tan variada y tan inconstante, a la que sin duda se podría haber sacado más provecho. El escenario del sistema solar recuerda un poco a 2312 sin nada de rigor científico (ni jerga técnica) o también a The Expanse. También tiene referencias nada sutiles a Iain M. Banks o a algunas obras de Robert Heinlein y puede tener un interés anecdótico encontrarlas.

Es necesario hacer un gran ejercicio de suspensión de la incredulidad para disfrutar de The Wrong Stars y es algo que yo no estaba dispuesta a hacer.

Infinity Engine

Cuando por fin le he podido hincar el diente a Infinity Engine, el final de la trilogía Transformation de Neal Asher me  he encontrado un libro complejo como esperaba pero con mucho menos ritmo que las dos entregas anteriores.

Para esta valoración menos entusiasta que las anteriores se han dado varias circunstancias, pero la principal es que la historia se ralentiza mucho en su nudo central. No son libros ligeros, pero al menos la acción estaba medida para aparecer cuando la lectura se volvía excesivamente lenta, algo que Asher no consigue en Infinity Engine.

La trama es sin duda interesante y la capacidad de planificación del autor brilla como una supernova cuando todas las piezas que Penny Royal ha ido moviendo durante décadas encajan inexorablemente. Sigue habiendo trampas dentro de trampas y resulta aleccionador ver cómo el papel de los humanos, por muy mejorados que estén, no deja de ser meramente anecdótico ante la extraordinaria capacidad de cálculo y de previsión de las que son capaces las IA, las auténticas eminencias grises de la Polity.

Si en la segunda entrega tuvimos escenas de sexo prador, el autor decide que en este final de trilogía también tenemos que ver algo de sexo humano, pero mi impresión es que es un añadido posterior y no veo que aporte mucho al libro.

Infinity Engine pretende ser una novela sobre redención y perdón empeñada en mostrarnos a Penny Royal bajo otra luz. Los hechos fundacionales del personaje, así como la comparativa con the Brockle son la herramienta que utiliza Asher para este cambio de perspectiva, un poco a lo Jaime Lannister.

A pesar de este problema de ritmo en la parte central del libro, también es justo reconocer que las escenas finales son de las que se quedan grabadas en la memoria.

Como obra aislada, esta última entrega de la trilogía Transformation no hace justicia completamente a toda la pirotecnia desplegada en el primer y segundo volumen y hace que baje la valoración del conjunto. No obstante, los dos primeros libros son tan entretenidos que sería una lástima dejar de leerlos solo porque el final no sea tan convincente.

The Ruin of Angels

Creo que no será ninguna novedad para un lector habitual del blog que Max Gladstone es un autor que me encanta. En algún programa de VerdHugos he recomendado sus libros y realmente me haría muy feliz que alguna vez sus obras llegarán a ver la luz en español, por que creo que lo merece.

Por todo lo anterior no será sorprendente que esta reseña de The Ruin of Angels sea muy elogiosa, pero es que puede que nos encontremos ante la mejor entrega de su Craft Sequence.

La novela comienza con un tono de humor muy marcado, aprovechando  situaciones incómodas cotidianas revestidas de una pátina de fantasía, que permite acomodar al lector en un mundo que no conoce pero en el que se encuentra con problemas habituales, como cuando el pasajero de delante en un vuelo comercial se dedica a reclinar el asiento sin pensar en tu comodidad. Pero claro, si en vez de un avión normal estamos hablando de un dragón, la cosa cambia. ¿O no?

Este tono ligero es una pequeña trampa del autor, para pronto lanzarnos a una espiral de acción. De nuevo los personajes callejeros cobran una vital importancia en la historia, como ya sucedió en Two Serpents Rise, algo que podría llegar a entenderse como una marca personal del autor. Pero esto es solo un detalle más en el elenco de protagonistas que desfilan ante nuestros ojos. Y he aquí un detalle que quiero resaltar. Prácticamente todos los personajes son mujeres, de una u otra orientación sexual y en ningún momento parece forzado. Aquí me podéis responder a lo George RR Martin y decirme que como las mujeres son personas es normal que las describa bien, pero no por ello voy a dejar de alabarle el gusto y el trabajo que se ha tomado.

Dentro de esa habilidad para mezclar lo corriente con lo fantástico, se encuentra la idea sobre la que gira la novela. Una ciudad dentro de la misma ciudad no es nada nuevo, ya lo sé. Ahí está The City and The City de Mièville sin ir más lejos. Pero que en un mundo de fantasía se deje entrever que se puede navegar entre ambas ciudades gracias al colapso de la función de onda me parece un hito destacable. Y no puedo comentar más en profundidad por no entrar en el azaroso tema de los spoilers, pero el proyecto sobre el que trabajan algunos de los personajes es verdaderamente revolucionario.

La variedad de temas que se tratan en el libro es grande, desde el amor casi reverencial a los libros antiguos a las adicciones y sus consecuencias pasando por su marchamo habitual de crítica contra el capitalismo desenfrenado. Pero me interesa también detenerme en la relación fraternal de Kai y Ley. Una relación totalmente creíble, basada en el amor pero que necesita distancia para florecer, capaz de enfrentarse a las adversidades y en la que se puede confiar contra viento y marea.

Un problema que tiene The Ruin of Angels es que es la sexta entrega de la secuencia y aunque Max ha intentado que cada una sea de lectura más o menos independiente, me temo que el bagaje que portamos los que hemos leído los libros anteriores nos permite disfrutar muchísimo más de este. No quiero decir que sea una novela que no se pueda leer de forma independiente (el departamento de marketing de Tor.com ya se ha encargado de ello al cambiar el título y el estilo de las portadas) pero no lo recomiendo. Hay otras novelas que me parecen una puerta de entrada mejor a esta serie, como por ejemplo Three Parts Dead.