Thick as Thieves es el final de la duología que comenzó con Among Thieves, pero por desgracia adolece de la frescura ya que no originalidad, que tenía la primera entrega.
La autora se esfuerza por cerrar lo que dejó abierto en el primer libro, pero mientras que allí el humor imperaba y los giros de guion se recibían bien, aquí se tiende más a un tono oscuro que M.J. Kuhn controla bastante menos y que hace que la novela se pierda un poco entre las muchísimas novedades grimdark que pueblan las librerías. Y vuelvo a decir que la portada genérica tampoco ayuda a que destaque mucho.
Una de las cosas que más me irrita leyendo es que las casualidades hagan avanzar la historia, y hete aquí que es la segunda vez, en muy poco tiempo, que, tras su paso por la cárcel, el protagonista de la historia se encuentra con un aliado que se tornará indispensable para la resolución de toda la trama. Este recurso me parece facilón y manido, y ya solo por eso baja mi apreciación del libro. Pero es que además, la resolución de los conflictos es banal. Y la definición de los personajes, especialmente los “malos”, roza lo caricaturesco. Que haya dos villanos en una historia podría dar mucho juego porque se podrían enfrentar entre ellos y beneficiar los protagonistas, algo que de hecho ocurre, pero de una forma un poco chapucera.
No todo es malo en la novela. El juego con los distintos puntos de vista es bastante correcto, ya que no parecen impuestos por la autora si no que los añade la propia narrativa de la historia. Además, M.J. Kuhn también hace un buen trabajo distinguiendo las voces de cada personaje, dotándolo de una personalidad propia, ambiciones, planes de futuro… El trabajo con cada individuo es elegante, es el conjunto de la historia lo que parece más fallido.
El sistema mágico se explica más a fondo y, sin resultar impactante, es correcto y se amolda muy bien al desarrollo de la historia. Los relatos de los orígenes, los “mitos fundacionales”, por así llamarlos, son interesantes. Y me hubiera gustado que se especulara más sobre la situación de la sociedad una vez que se cambian las reglas del juego, en una suerte de revolución forzosa que dejará a los poderosos sin sus más preciadas herramientas. Tiene una reflexión muy “Leguiniana”, si me permitís el palabro, sobre el precio de la estabilidad y si merece la pena pagarlo.
Aunque es un libro que me parece fallido en bastantes aspectos, tampoco creo que sea malo. Seguiré con interés la carrera de la autora, para ver cómo evoluciona.