Aunque no ha recibido las mejores críticas, me apetecía leer “iD” de Madeline Ashby para tenerla presente en las nominaciones a los Hugo, pero para eso era necesario leerme antes “vN”, algo que me alegro de haber hecho.
vN es la forma de nombrar a las máquinas de von Neuman que protagonizan el libro. El leitmotiv de las máquinas de von Neuman, ya explotada en otras novelas como las de Alastair Reynolds, es utilizar todos los recursos disponibles para iterarse. Asistimos a la acción en un futuro no muy lejano, donde una secta religiosa crea estos seres autoreplicantes, que ayudarán a los humanos que queden atrás tras alcanzar la Singularidad.
Sin embargo, el ansiado Rapto no se produce y la humanidad ha de aprender a convivir con estas máquinas, que tienen una condición de seguridad añadida a su programación que hace que se cortocircuiten cuando ven sufrir a un ser humano (ni siquiera pueden imaginar dañarlo). Este failsafe hace que los vN se encuentren a total disposición de los humanos que pueden hacer de ellos lo que deseen. Si este failsafe os recuerda a algo, por ejemplo, las leyes de la robótica de Isaac Asimov, no iréis muy desencaminados, aunque no es exactamente lo mismo Madeline Ashby lo utiliza como punto de apoyo sobre el que articula el desarrollo de la historia.
Todo este trasfondo sirve a la autora para indagar sobre qué nos hace ser humanos en realidad, desarrollando la historia de Amy, una “hija” de una vN y un humano que sigue una estricta dieta para no crecer y no iterar, de forma que su vida se pueda asemejar a la de una niña humana.
La novela se basa principalmente en los personajes, y éste es su punto fuerte, porque asistimos a las decisiones, las dicotomías morales y los sacrificios a los que se tienen que someter Amy y las personas de su entorno para seguir adelante. En este sentido la autora se mueve como pez en el agua dando voz a los distintos vN y humanos con los que Amy se encuentra en su camino.
“vN”, sin embargo, no está exenta de fallos. La importancia de los protagonistas hace que el escenario en el que se encuentran quede muy desdibujado, de forma que no queda claro cómo es el mundo donde habitan estos vN. Por lógica, si varios vN hubieran seguido iterando hasta acabar con todos los recursos no quedaría más que un erial, pero no se nos dice nada sobre esto, ni sobre otros temas que se sobreentienden en el texto (la mítica ciudad de Mecha, Rory…)
Esto no impide que el libro se pueda disfrutar de principio a fin, pero hace que pierda algunos puntos en mi valoración final. No tardaré mucho en leer “iD”, y así podremos ver si Ashby ha pulido esos defectos.