Nana Kwame Adjei-Brenyah ha escrito una novela ultraviolenta desde las entrañas y solo caben dos opciones: entrar en su juego o huir. No hay lugar para medias tintas en este futuro distópico que critica tan dura como fehaciente al sistema carcelario estadounidense.
Una película que sin duda viene a la memoria al empezar a leer Chain-Gang All-Stars es Perseguido, protagonizada por Arnold Schwarzenegger, que a su vez se inspira en una obra de Stephen King. La premisa de este libro es la creación de un nuevo deporte, peleas a muerte en las que los convictos se enfrentan para disfrute de la población. Se ha montado todo un negocio-espectáculo alrededor de estos sangrientos enfrentamientos y el autor no nos ahorra ni un escabroso detalle. Pero lo peor no es esto, lo peor son las numerosas notas a pie de página, que sí son verídicas y que dan fe de un sistema roto desde su concepción, con un sesgo tan claro hacia el provecho como negocio en vez de la rehabilitación que se convierte en un círculo vicioso. Nana Kwame Adjei-Brenyah lo exagera hasta llevarlo a límites insospechados, pero la base está ahí para cualquiera que quiera verlo.
La lectura no es para nada agradable. Es incómoda, nos expone a realidades que quizá preferiríamos ignorar y roza el gore en ocasiones. Además, los flashbacks del pasado de los participantes son descorazonadores. Y no hay una luz de esperanza. Las pocas acciones que llevan a cabo grupos aislados para eliminar la competición son recibidos con burlas por los fanáticos de los deportes extremos.
Resulta especialmente llamativo que se pervierta un estudio para el tratamiento del dolor, que busca anularlo, como método de control de los presos, maximizándolo totalmente. Esa lógica capitalista perversa que retuerce todo lo que se ofrece solo en busca de más y más beneficios se ve perfectamente expuesta en esta parte del libro y en general, en todas las demás.
Un libro que nos plantea un interesantísimo dilema moral, pero que para hacerlo utiliza unas herramientas que quizá no sean del gusto de todos los lectores, por la crudeza de las imágenes que se muestran pero sobre todo, por la mezquindad que promueve todas las acciones, algo tan humano que está dentro de todos nosotros.