La fantasía de inspiración asiática parece estar en boga últimamente y Steel Crow Saga es la última lectura de este tipo que ha caído en mis manos, pero probablemente no sea la última.
Para distinguirse de otros libros Paul Krueger ha construido su mundo basándose en aspectos típicos de ciertas culturas asiáticas (Japón, China…) pero lo ha mezclado con unos sistemas de magia distintos para cada cultura. A esta mezcla se le añade un conflicto armado que ha finalizado hace relativamente poco con la liberación de territorios invadidos por la “cultura dominante” y ya tenemos el caldo de cultivo para una novela atractiva en un principio que luego resulta ser demasiado larga.
El sistema de magia más explorado en las páginas de Steel Crow Saga es la unión espiritual de un humano con un animal, en una relación unívoca que ineludiblemente recuerda a los Pokemon, pero en vez de hacerte con todos solo puedes escoger uno. Hay algunos combates bastante interesantes, y la elección de este “familiar” puede dar mucha información sobre la personalidad de cada humano, pero me hubiera gustado que se hubieran respetado algo más las propias reglas que el autor nos va contando al principio del libro, más que nada por consistencia con la historia.
He de reconocer que los personajes están bien trazados y la mayoría son capaces de desperta nuestra empatía, aún perteneciendo a facciones adversarias. Sin embargo, el desarrollo de algunas de las relaciones de los protagonistas resulta chocante y esta sensación de extrañeza es uno de los problemas del libro. Que sí, que queremos que todo el mundo acabe feliz y emparejado, pero retorcer tanto la narrativa no me convence.
No obstante, el mayor problema del libro es su longitud, porque la historia no aguanta semejante cantidad de páginas. Si se hubiera contenido en su extensión, Krueger nos hubiera ofrecido una novela de fantasía atractiva y agradable y con la ventaja de ser autoconclusiva pero en este producto final se notan demasiado las costuras.