He tenido el honor de participar en el especial de C sobre lo mejor del 2013. La necesaria concisión del artículo me dejó con ganas de hablar pormenorizadamente de los relatos de Marcheto, así que a continuación podréis leer alguna que otra reflexión sobre ellos:
Ken Liu consigue exponer nuestros sentimientos de una forma sutil pero a la vez efectiva en sus relatos. En este caso vemos lo que queda del mundo tras la singularidad y cómo la regresión tecnológica se ceba en los que han decidido no trascender. El autor utiliza este entorno para mostrarnos una nueva visión sobre el eterno conflicto generacional de padres e hijos. Un relato muy emotivo.
Un diez con una bandera de Joseph Paul Haines
En un estado futuro, todo está parametrizado según la clase a la que pertenezcas. Hasta las embarazadas se someten a pruebas para conocer qué categoría alcanzarán sus hijos. Pero ¿qué sucede cuándo a la nota más alta se le une una advertencia de sacrificio para los padres?
La premisa no es muy novedosa pero me había parecido interesante, aunque no estoy segura de que el desarrollo sea muy adecuado. Me resisto a creer que el egoísmo de unas personas, aunque sea camuflado como amor, justifique ciertas acciones.
Otro final del imperio de Tim Pratt
En el campo de la fantasía resulta difícil dar con ideas frescas, pero en este relato Tim Pratt consigue dar una nueva vuelta de tuerca a la famosa profecía autocumplida. Realmente divertido.
Radiante mañana de Jeffrey Ford
A veces te encuentras con ese tipo de relatos que resultan inclasificables pero que tiene una ejecución tan buena que te gustan mucho. Radiante mañana es uno de ellos. Resulta, nunca mejor dicho, kafkiano en el sentido de extraño pero también en el sentido de bien escrito y evocador.
La hija de Frankenstein de Maureen McHugh
Me resulta más interesante lo que escribe Ted Chiang sobre el relato que el propio relato, algo que no resulta muy halagador. Es cierto que el elemento de ciencia ficción es tenue pero existe, no sé si se debe tomar como un alegato contra la clonación o sobre cómo afrontar la pérdida, pero no me acaba de convencer.
26 monos, además del abismo de Kij Johnson
Tras leer este relato entiendo aún menos como “Mantis Wives” llegó a estar nominado el año pasado a mejor relato corto en los Hugo, porque si Kij Johnson es capaz de escribir tan bien como nos muestra aquí, ¿en qué estaría pensando al escribir lo otro?
Esta historia es un ejemplo de cómo no hace falta explicar todo lo que ocurre con pelos y señales para que el sentido de la maravilla nos envuelva en una narración. Solo tenemos un atisbo de la historia, que sigue su curso aún cuando nosotros ya no podemos verla, pero somos afortunados de haber tenido la oportunidad de ser testigos de ella.
Las siete pérdidades de Na Re de Rose Lemberg
Este relato es muy emocionante, en un brevísimo espacio la autora consigue comprimir toda la angustia existencial de aquellos desgraciados condenados a una huida eterna por la sinrazón humana. Con frases tan bellas como Mi vida viene descrita por la música de violines mudos es normal que la autora me haya conquistado.
Cerbo un Vitra ujo de Mary Robinette Kowal
Por lo general no acostumbro a leer nada de terror porque no me gusta pasarlo mal de forma voluntaria. Pero para poder hacer una reseña en condiciones de la recopilación tenía que hacerlo e incluso Marcheto me animó a hacerlo así que me he armado de valor y lo he conseguido.
He de decir que el relato está bien, y aunque la idea de fondo ya la hemos visto en otros sitios, está expresada con tal crudeza que no puede dejar indiferente a nadie.
Otro relato que se puede considerar slipstream o realismo mágico, pero que no me ha terminado de interesar. La idea de los halos podría haber dado más juego pero al final la autora no llega a ningún sitio con ella.
Caída de una mariposa al amanecer de Aliette de Bodard
Cualquier cosa que diga de Aliette va a venir precedida por mi más sincera admiración, así que no os fíes mucho de mí cuando os diga que este relato es muy bueno, simplemente leedlo y juzgad por vosotros mismos.
Y como Marcheto ha traducido también la introducción al universo de Xuya, no sé si seréis capaces de resistir la tentación de leer algún relato más en este entorno. Os recomiendo especialmente “On a red station, drifting”.
Los ojos de Dios de Peter Watts
Lo único que había leído del canadiense había sido la magnífica, pero terriblemente exigente “Visión ciega” así que me alegra constatar que se puede leer algo suyo sin necesidad de releer cada párrafo varias veces para estar seguro de entenderlo todo.
Me resisto a elegir un relato por encima de los demás porque el nivel medio es muy bueno, pero creo que este monólogo interior sobre la culpabilidad tendría muchas papeletas.
Otro relato de terror, pero afortunadamente éste es más light tanto que de hecho a lo mejor no es tanto de terror como weird (esa categoría que tan difícil es de definir pero que tanto predicamento tiene últimamente). Nunca pensé que ver una película pudiera tener tantas consecuencias para el espectador.