The Spice Gate

Lo que me atrajo en un principio de The Spice Gate fue el toque exótico que prometía una fantasía india con clara inspiración en el comercio de las especias. Y el principio era atractivo, con ocho reinos que solo pueden comunicarse a través de unos portales a los que solo pueden acceder los marcados para ello. El equilibrio entre los reinos está fundamentado en el intercambio de las valiosísimas especias, en las que cada reino se ha especializado. El hecho de que los portadores de la marca que pueden transportar las mercancías pertenezcan a las clases sociales más bajas (prácticamente esclavos) también nos hace intuir que habrá lucha de clases y búsqueda de la libertad, sea cual sea el precio. Pero, por desgracia, la historia al final resulta ser muy insípida, algo imperdonable para una novela que toma las especias por bandera.

Para empezar, el protagonista Amir es más soso que un potaje de habas. Su sueño es huir junto a su familia del reino en el que está, pero deberá conseguir una especia específica que le podrá transportar lejos del poder de su dueño. Para su desgracia, pronto se verá envuelto en una serie de intrigas que, sinceramente, le vienen muy grandes. Descubrir que lo que daba por sentado se tambalea bajo sus pies es bastante típico en los libros fantásticos, pero la mitología que ha creado Prashanth Srivatsa es innecesariamente complicada o al menos no está explicada con la suficiente claridad. No ayuda que su prosa sea bastante repetitiva y el uso de términos indios sin un glosario específico ralentiza un tanto la lectura, aunque no es nada que no se pueda solucionar con una conexión a internet. Tampoco resulta atractivo la cantidad de información sobre la construcción de mundo que Prashanth Srivatsa nos hace llegar a base de infodumps.

Algunos personajes secundarios sí que son más interesantes, pero no consiguen compensar la falta de carisma de Amir, que aburre a las ovejas. La relación sentimental que debería añadir picante al relato es, cuando menos, poco creíble.

El libro acaba haciéndose largo y no aporta mucho al lector, así que no lo puedo recomendar.

The Bloodless Prince

No me gustó nada la primera entrega de esta duología, The Fireborne Blade, pero decidí darle una nueva oportunidad a Charlotte Bond sobre todo porque The Bloodless Prince era una lectura cortita que tampoco me robaría mucho tiempo. Y no ha conseguido redimirse, pero también es cierto que la historia completa ha dejado un mejor sabor de boca que la primera parte, que no había por dónde cogerla.

Lo primero que mejora significativamente son las entradillas de cada capítulo, donde veremos los orígenes de distintos mitos religiosos desde distintos puntos de vista, algo que resulta atractivo y que sirve también para cimentar la historia que transcurre en el presente.

Saralene y Maddileh deberán visitar el inframundo tres años después de los sucesos acontecidos en The Fireborne Blade, para librarse de una maldición. Lo harán acompañadas de una dragona gata (Mienylyth)  cuya presencia mejora bastante el ritmo de la historia, que no acaba de decantarse ni por el romance ni por la fantasía más mitológica, quedándose a medio camino de todo sin llegar a ser un relato completo. No sabría decir si es que a la narración le falta sustancia o si es que a Charlotte Bond le falta oficio, pero es una novela que se escapa entre las neuronas sin dejar ningún poso tras la lectura y sin terminar de despertar el interés durante ella. Tampoco creo que la longitud de la novela haya ayudado mucho en este caso porque gran parte del libro está acelerado innecesariamente.

Me interesaba mucho más la historia de los dos hermanos que comparten el gobierno del inframundo que no lo que le pudiera pasar a las dos protagonistas y eso no es bueno. En general, las historias secundarias deberían ser eso, secundarias, y Charlotte Bond no lo ha conseguido en esta novela corta. No me arrepiento de haberla leído, pero tampoco puedo recomendarla realmente, así que creo que no le dará mas oportunidades a esta autora.

The Silent Emperor

Continúan las andanzas de Aemilius  y sus compañeros de Legión, aunque esta vez hay algo más de intriga política y algo menos de enfrentamientos con bestias mitológicas, sin dejar de haberlos por que es la salsa de la historia. Esta vez en vez de leer la versión física del libro he preferido escuchar el audiolibro, narrado magistralmente por John Skelley. Podéis pensar que exagero, pero os aseguro que ha sido capaz de dar con una voz distinta para cada personaje, sea hombre y mujer, y dotarla de las características con las que Snorri Kristjansson ha diseñado a sus personajes con su entonación. Un trabajo estupendo.

Aemilius sigue investigando su poder sobre los animales, pero no es la única área en la que va creciendo como persona. Tendrá que emplear a fondo sus capacidades para el subterfugio una vez que se infiltran en la villa romana que es escenario de gran parte del libro, haciéndose pasar por sirviente y descubriendo un mundo que le era totalmente desconocido hasta entonces. Cierto es que la novela tiene algunos pasajes que pueden acercarla al rito de madurez, pero creo que es más bien un entretenimiento ligero que se ve aderezado por estos elementos.

Me parece especialmente interesante el punto de vista del gato doméstico con el que se relaciona cada vez más gracias a su don, veo que el autor cada vez se divierte más con los medios a su disposición y creo que esta parte ha sido la más divertida para él. También ha incluido nuevos personajes a la historia, quizá para tener más variedad en los diálogos y conversaciones o quizá para ir preparando las siguientes entregas.

Estamos hablando de una saga que tiene un carácter marcadamente episódico, que está intentando construir una narrativa algo más constante, pero todavía no se ve el trasfondo y la continuidad que esperaríamos en una serie que pretende prolongarse en el tiempo. Es divertido, sí, pero quizá me gustaría ver mejor el camino y la meta a la que se dirige la historia. Y el pedazo de cliffhanger con el que cierra la novela no era imprescindible para mantener el interés en la historia, me parece un recurso un tanto tramposo.

The Hidden Legion

La verdad, no sé qué ha pasado con la promoción de The Hidden Legion que tiene pinta de haber sido inexistente, sobre todo porque no me he enterado de que existía el libro hasta ver anunciada su secuela, The Silent Emperor. Y no digo que me sepa todas las novedades, pero las de algunas editoriales, Rebellion entre ellas, es más difícil que se me escapen, pero no tenía ni idea de la publicación del libro de Snorri Kristjansson.

Tal vez el lanzamiento se viera un poco eclipsado por The Will of the Many, otra fantasía clarísimamente inspirada en el Imperio Romano del mismo año, pero son lo suficientemente dispares como para que no se pisaran mucho público. The Hidden Legion es una fantasía histórica facilona, divertida y poco profunda mientras que The Will of the Many es mucho más ambiciosa.

Si empezamos con el nombre, quizá The Hidden Legion nos lleve un poco a engaño, porque si una legión contaba con miles de efectivos, el grupo al que seguiremos en el libro no llega a la decena, pero es que el manípulo oculto, por llamarlo de alguna manera, no tenía la misma fuerza.

Resulta curioso que gran parte de la historia transcurra en España, empezando en los alrededores de Caesar Augusta. El protagonista de la historia es Aemilius un joven noble romano hijo del gobernador de la ciudad al que un destacamento de la Legión Oculta rescata de una muerte segura a manos de las arpías. Y es que, aunque se trate de un hecho poco conocido, los monstruos de la mitología existen y están aumentando en número. Tan solo la Legión Oculta los caza. Y este es el punto de partida del libro, con su ecléctico conjunto de magos, guerreros y manipuladores profesionales que se encargaran de ilustrar a Aemilius en los misterios de la mitología y de las manipulaciones políticas. Es un recurso muy pero que muy manido el de poner a alguien muy bisoño para que el lector se vaya enterando de cómo funciona el mundo, pero no por ello deja de ser efectivo.

El grupo se da una pequeña tourné por provincias de España, se enfrenta a muchos monstruos y desvela algunos misterios. Un libro de aventuras de manual que a pesar de algunos anacronismos de bulto, en general te mantiene entretenido y se lee en un suspiro.

The Legacy of Arniston House

Creo que la serie Edinburgh Nights es una de las más minusvaloradas de la fantasía actual. Estamos hablando de un futuro distópico entremezclado con la magia más tradicional, luchas por el poder dentro de las escuelas mágicas, personas que pueden contactar con los muertos… vamos un dark academy tan de moda ahora y nadie lo está leyendo… bueno, nadie que yo conozca por que si se sigue publicando está claro que Tor ve el negocio.

En esta cuarta entrega T.L. Huchu hace un esfuerzo muy de agradecer para ir interconectando las novelas anteriores y lo que hemos podido ir entreviendo de la intrahistoria de esta Escocia mágica, de forma que el tapiz que antes veíamos bastante desdibujado comienza a esclarecerse. Y aunque la protagonista principal siga siendo Ropa, no es menos cierto que lo que empieza a conocerse sobre el pasado de su abuela es de lo más apasionante del volumen, junto con lo que se desvela sobre sus padres. ¡Ojo con la sinopsis, que viene cargadita de spoilers!

The Legacy of Arniston House comienza justo donde terminó The Mistery at Dunvegan Castle, con una Ropa que aspira a cambiar su destino con una alianza que en principio podría parecer bastante insólita. Este cambio implica también mudarse de la autocaravana en la que ha crecido llevándose como quien dice a toda su familia a cuestas. Todo parece prometedor, pero ya os podéis imaginar que el desastre espera a la vuelta de la esquina.

Me gusta mucho el tono conspiranoico con el que el autor ha logrado imbuir la novela. Ropa confiaba en su círculo más cercano, pero entre sus decisiones más o menos acertadas y las de los demás, que solo velan por sus propios intereses, se ve atrapada en una dinámica de desconfianza que Huchu maneja a las mil maravillas. Y también ciertas gotas de terror, porque los enemigos cada vez son más temibles y maquiavélicos y está en juego el futuro de la propia Escocia.

No os penséis que el autor ha dejado su crítica social, que está más presente que nunca, dando de paso también un buen golpe al capitalismo y a la avaricia sin fin que es el comienzo de todas las desgracias de este libro y de los anteriores. Estupenda manera de enlazar el pasado y el presente y ver las consecuencias que los actos aparentemente inanes tienen.

Si tengo alguna queja sobre el libro es el gargantuesco cliffhanger con el que acaba, es que dan ganas de ir a Escocia a buscar a T.L. Huchu para acordarse de su familia. Os podéis imaginar que ahora la espera por la quinta entrega va a ser mucho peor que las anteriores, pero os sigo recomendando su lectura, ya que merece mucho la pena.

Days of Shattered Faith

Creo que llevo como seis libros de Adrian Tchaikovsky este año, impresiona mucho su facilidad para escribir y publicar, pero más aún el alto nivel que tienen prácticamente todas sus obras. Con Days of Shattered Faith, la tercera entrega de la saga The Tyrant Philosophers, el autor decide dar algo más de cohesión a la serie y transformarla en eso, una serie. Los dos primeros volúmenes eran prácticamente de lectura independiente pero este tercero ya repite personajes, consolida el mundo y, en definitiva, serializa la historia dándole tejido conectivo. No sé si me alegra o no el cambio, porque bastantes series llevamos ya en marcha ahora mismo, pero no deja de ser verdad que sarna con gusto no pica y que mientras mantenga el nivel no me importará que siga sacando volúmenes como le apetezca.

Days of Shattered Faith recuerda y mucho a la historia del colonialismo británico de la India, pero claro, todo pasado por el tamiz de fantasía al que el autor nos tiene acostumbrados. Me gusta mucho la intrahistoria de los dos hermanos que se enfrentan por la sucesión del trono, aún a sabiendas que los Palleseen esperan a la vuelta de la esquina para exprimir todas las riquezas de la Joya de las Aguas hasta que quede más seca que el ojo de un tuerto.

Es cierto que el libro es bastante largo y en este sentido creo que juega un poco en su contra y en contra del narrador del audiolibro, David Thorpe, que aunque realiza una muy buena labor a veces no es capaz de mantener el tono narrativo o esa es mi impresión. Más de 20 horas de audio requieren un esfuerzo de atención por parte del que escucha que necesita también ayuda para engancharse por parte del que lee.

Es loable la titánica labor que lleva a cabo Tchaikovsky para enfrentarnos constantemente a dilemas morales en los que no es nada fácil tomar una decisión. Lo que quizá falla algo en esta ocasión es que los personajes nuevos no son capaces de robarles el protagonismo a los antiguos, bien sea porque a los de las entregas anteriores los conocemos más en profundidad y nos caen mejor, bien sea porque la caracterización de los nuevos adolece de falta de vigor y algo de interés. No me cabe duda de que en las siguientes entregas profundizaremos más en sus relaciones. Por cierto que no había visto por ningún lado anunciada la siguiente entrega, pero ahí está Lives of Bitter Rain preparada para octubre del año que viene.

Las historias secundarias siguen dejando el terreno preparado para las bifurcaciones que decida crear Adrian en el futuro, aunque seguramente ya las tenga más que planificadas y precisamente por eso vaya dejando comentarios y detalles a suerte de huevos de pascua para los lectores más avezados.

Days of Shattered Faith tiene el dudoso honor de parecerme el volumen más flojo de la saga y a la vez haberme tenido enganchada durante toda su lectura, con lo cual quiero decir que vayáis corriendo a haceros con él en cuanto se pueda.

How to Steal a Galaxy

Los libros de Beth Revis de la saga Chaotic Orbits son un desengrasante perfecto entre lecturas más sesudas. Aunque How to Steal a Galaxy está muy, pero que muy afectado por el síndrome del segundo libro, su tono irreverente y la rapidez de su trama hace que se lea con una rapidez inusitada y con una sonrisa en la boca.

De nuevo seguimos los pasos de Ada Lamarr, contratada en esta ocasión para robar “algo”, no sabemos exactamente, bajo las mismas narices de Ryan, el agente del Gobierno a quien ya consiguió burlar y atraer al mismo tiempo en Full Speed to a Crash Landing. Toda la novela corta se comprime en apenas unas pocas horas de preparación (o eso creemos) para el timo, tiempo que Revis usa sabiamente para ensalzar aún más la figura de su protagonista y de paso criticar muy duramente a los millonarios “hechos a sí mismos” que parece que van a poblar también nuestro futuro, con planes medioambientales de dudosa procedencia y aún más turbio resultado. Un poco como la ciencia ficción de futuro cercano de The Future de Naomi Alderman, pero menos pegado a la actualidad.

Si bien es cierto que la novela mantiene el ritmo más o menos durante todo su desarrollo, no es menos cierto que en algunos momentos se hace bastante previsible, algo maniquea y menos divertida que la primera, aunque sigo disfrutando enormemente de las notas a pie de página y en general, de la personalidad caleidoscópica de Lamarr.

Creo que en cuanto que esté disponible la tercera parte, la leeré. Sobre todo, para ver en qué queda todo esto pero también para poder valorar la serie como un todo y no solo como la suma de las, por otra parte desiguales, partes.

Polostan

Aunque mis experiencias más recientes con Neal Stephenson me dejaron un sabor agridulce, siempre es un acontecimiento la aparición de una nueva novela suya. Además, con Polostan vuelve a la ficción histórica, a hacernos testigos de la historia de la ciencia con es capacidad divulgativa que le caracteriza, lo cual me agrada sobremanera. Existe un extenso artículo de Cory Doctorow etiquetando claramente al libro como ciencia ficción y aunque no estoy segura de compartir su visión del género, sí que he de decir que he disfrutado mucho de la lectura del libro, que creo que es lo más importante.

En Polostan seguiremos los pasos de Dawn Rae Bjornberg, cuyos orígenes a caballo entre EE.UU. y la URSS a principios del siglo pasado la convierten en una testigo de excepción de los acontecimientos que desencadenaron la creación de la bomba atómica. Esto no se indica per se en el libro, pero queda bastante claro por los personajes con los que se va encontrando, especialmente es misterioso Dick al que seguro que en las siguientes entregas volveremos a ver. También ayuda la cubierta y el título de la serie.

La novela ciertamente parece un prólogo de todo lo que vendrá después y quizá ese sea su principal defecto, que aunque se sostiene bien como historia, tiene un aire de incompletitud sobre todo con el abandono de algunos personajes in media res. Salvando este escollo y pensando en los siguientes volúmenes, la verdad es que como trama introductoria está magníficamente desarrollada.

Hacía referencia antes a la facilidad pasmosa con la que el autor es capaz de hacer que resulte interesante cualquier cosa, desde un proceso de fundición de metal hasta un deporte de élite como el polo, pasando sin despeinarse (aunque en el caso de Neal sería imposible) por el descubrimiento del neutrón o la Exposición del progreso de Chicago de 1933. El libro fluye entre explicaciones de física y datos históricos curiosos sin hacerse pesado en ningún momento.

Además, la trama política y de espionaje se cohesiona con las demás de una forma exquisitamente homogénea. Stephenson da voz a bolcheviques, mencheviques, anarquistas, fascistas… haciendo un recorrido por gran parte del espectro de izquierdas y derechas, mostrando sus contradicciones y el por qué de los fanatismos, buscando la sencillez que impacta por sí misma.

Tengo muchísimo interés en vez qué le deparará a Dawn o Aurora el futuro que le espera.

On Vicious Worlds

Tenía bastante interés en ver cómo se desenvolvía Bethany Jacobs en la segunda entrega de la trilogía Kindom, porque These Burning Stars me gustó bastante en su momento, pero me temía que no le quedaran cartas para jugar en la continuación. Y es que los cambios y giros de guion impactantes de la primera entrega dejaban poco margen de sorpresa para la segunda, algo que he constatado con la lectura. Esto no implica que no me haya gustado, pero me ha dejado menos marca que la anterior, sin duda afectado por el síndrome del segundo libro.

El comienzo de la novela es arrollador, como se enseña en todas las escuelas de escritura, volviendo a colocarnos en medio de las intrigas políticas que caracterizan a la trilogía, si bien no en la propia historia porque Jacobs da por hecho que nos acordaremos de todo el elenco de personajes y sus relaciones. Gracias por la confianza Bethany, pero algunas ya no estamos para acordarnos de todos los libros que nos leemos.

La narración se divide en dos líneas temporales condenadas a encontrarse, en un clásico movimiento de reunificación de tramas y personajes para dejarlo todo preparado para el final de la trilogía. En este aspecto la autora ha apostado por la seguridad más que por la innovación, pero está bien llevada.

Me han convencido algo menos los “momentos hacker” tanto de Jun como de otros personajes, porque la verdad me acaba cansando que los complejísimos sistemas de seguridad se puedan asaltar sobre la marcha mediante “magia”. En cambio, creo que la autora se luce más cuando narra cómo las relaciones entre personajes se van complicando y entra en mayor profundidad, sin dejar de lado la denuncia social de la que ya hizo gala con anterioridad. Es un libro algo denso, pero la autora hace hincapié en algunos aspectos sociales para que no nos olvidemos de cuál es el objetivo de la obra.

En definitiva, se trata de un libro algo lastrado tanto por lo apabullante que era el anterior como por la preparación del terreno para el siguiente, pero que merece la pena leer como componente fundamental de la serie al completo.

Metal from Heaven

Metal from Heaven es uno de los lanzamientos más importantes del año para Erewhon Books, que ha lanzado una campaña de marketing acorde a sus planes. Y es que la novela de August Clarke tiene muchas bazas para ser un bombazo, aunque conmigo haya fallado totalmente.

Metal from Heaven es una novela excesiva, que trata muchos temas de importancia pero que precisamente por su grandiosidad se pierde a veces en su propia complejidad, con una prosa que tampoco hace nada fácil la lectura, ya que la protagonista se dirige en numerosas ocasiones a un tú que muere al principio del libro y el propio relato está fracturado y tergiversado por la enfermedad que sufre.

En el comienzo de la novela seguiremos los pasos de Marney, que trabaja en una mina de ichorite, el metal caído del cielo que está propulsando la revolución industrial en su mundo. Poco importa que para su uso sea necesaria la explotación de personas, que las alergias al mineral sean terribles y que la muerte aceche en la mina, cuando hay pingües beneficios a la vista. Podríamos pensar que estamos ante una crítica al capitalismo más descarnado pero no es solo eso, ya que Marney se embarcará en una carrera desesperada para conseguir vengarse del dueño de la mina y Malvado por antonomasia de la historia.

Se nota también cierto aire de western en esta segunda parte de la historia, con asaltos a trenes en vez de diligencias y la vida de los forajidos expuesta en toda su crudeza. El influjo del tema de la familia encontrada también se palpa en todas las escenas desde que acogen a Marney tras su huida de la mina. También hay una diversidad religiosa que aunque Clarke pretende clarificar y resulta bastante atractiva, no llega a fructificar en ningún momento.

Las escenas de sexo son explícitas y duras, como reflejo de la dominación que existe en el mundo. Mucho sexo lésbico, con constantes referencias a arneses y demás parafernalia que puede hacer sentir incómodo a algunos lectores. No obstante, creo que no es ni de lejos lo más representativo de esta extensa novela.

Me hubiera gustado que se hubieran centrado algo más en la lucha de clases, que sin duda la hay, pero creo que August Clarke ha querido abarcar tanto en una sola novela que no acaba de ser una obra fluida, si no una amalgama de temas, la escoria que queda en el crisol cuando se lleva a cabo la fundición. Y eso sin llegar a hablar del final de la novela, que no creo que esté mal definido si lo calificamos como lisérgico, descendiendo directamente en el terreno del weird.

En definitiva es un libro muy difícil de describir, al que es mejor llegar con la mente abierta y las expectativas quizá no muy elevadas, para entrar en el juego que nos plantea August Clarke. Para mí, no ha funcionado, pero he visto muchas reseñas elogiosas, así que quizá el problema sea mío.