Lo que me atrajo en un principio de The Spice Gate fue el toque exótico que prometía una fantasía india con clara inspiración en el comercio de las especias. Y el principio era atractivo, con ocho reinos que solo pueden comunicarse a través de unos portales a los que solo pueden acceder los marcados para ello. El equilibrio entre los reinos está fundamentado en el intercambio de las valiosísimas especias, en las que cada reino se ha especializado. El hecho de que los portadores de la marca que pueden transportar las mercancías pertenezcan a las clases sociales más bajas (prácticamente esclavos) también nos hace intuir que habrá lucha de clases y búsqueda de la libertad, sea cual sea el precio. Pero, por desgracia, la historia al final resulta ser muy insípida, algo imperdonable para una novela que toma las especias por bandera.
Para empezar, el protagonista Amir es más soso que un potaje de habas. Su sueño es huir junto a su familia del reino en el que está, pero deberá conseguir una especia específica que le podrá transportar lejos del poder de su dueño. Para su desgracia, pronto se verá envuelto en una serie de intrigas que, sinceramente, le vienen muy grandes. Descubrir que lo que daba por sentado se tambalea bajo sus pies es bastante típico en los libros fantásticos, pero la mitología que ha creado Prashanth Srivatsa es innecesariamente complicada o al menos no está explicada con la suficiente claridad. No ayuda que su prosa sea bastante repetitiva y el uso de términos indios sin un glosario específico ralentiza un tanto la lectura, aunque no es nada que no se pueda solucionar con una conexión a internet. Tampoco resulta atractivo la cantidad de información sobre la construcción de mundo que Prashanth Srivatsa nos hace llegar a base de infodumps.
Algunos personajes secundarios sí que son más interesantes, pero no consiguen compensar la falta de carisma de Amir, que aburre a las ovejas. La relación sentimental que debería añadir picante al relato es, cuando menos, poco creíble.
El libro acaba haciéndose largo y no aporta mucho al lector, así que no lo puedo recomendar.