The City of Stardust

Me está costando encontrar últimamente novelas de fantasía que no tengan un fuerte componente romántico y aunque The City of Stardust lo tiene más atenuado que otras, también está presente.

La novela sigue los pasos de Violet, la última descendiente de la familia Everly, criada por sus tíos ya que su madre desapareció siendo ella niña para intentar romper la maldición que pesa sobre la familia, ya que un miembro de cada generación desaparece por razones que no quedan muy claras. Violet, criada entre misterios, se empeñará en descubrir dónde está su madre y también cuáles son las causas de su futura perdición.

Georgia Summers utiliza de una manera muy inteligente la figura maternal ausente como un constante acicate para la curiosidad e incluso el instinto de supervivencia de Violet, pero descubre bastante pronto cuál es el juego de Penélope, la causa de todas sus desdichas. Que su supuesta salvación dependa de una persona que prácticamente no aparece en todo el libro mientras que su “torturadora” sí que se mantiene cerca, es una dualidad muy interesante y bien estudiada. Los típicos plazos de un año y un día que solemos relacionar con los pactos feéricos también están presentes en el libro, junto con un grupo de estudiosos que solo ansían conseguir más poder y que tendrán un papel decisivo en el devenir de la novela.

La narradora del audiolibro es Kitty Parker y realiza una muy buena labor sobre todo en la creación de ambientes decadentes con sus tonos velados y sugerentes. Su labor se ha visto sin duda favorecida por el uso elegante de la prosa del que hace gala Georgia Summers, que para ofrecernos su primera novela parece más veterana en estas lides.

Ahora bien, existen otros problemas durante la lectura. El ritmo desfallece en variadas ocasiones y parece que se estiran algunos capítulos innecesariamente. La definición de los personajes tampoco es el punto fuerte de la novela, porque aparte de Violet y Penelope, los demás quedan bastante difusos, incluso el interés romántico del que hacía mención en el primer párrafo, que es que casi ni me acuerdo de cómo se llamaba (Aleksander, pero he hecho trampa y he ido a consultarlo).

The City of Stardust es un libro que puede recordar algo a una fantasía de hace unas décadas, pero con una pátina de modernidad que si bien no lo convierte en una lectura imprescindible, sí que lo hace entretenido.

Generation Ship

Desde luego, no creo que le den vayan a dar un premio al título más original a Michael Mammay por Generation Ship, pero obviando este detalle nos encontramos con una novela de ciencia ficción escrita con oficio, entretenida y que también trata algunos otros tropos del género que no voy a mencionar aquí por ser parte del final del libro y evitar los destripes.

Generation Ship es ante todo una novela muy humana, pues a pesar de estar situada a una distancia increíble de la Tierra y a pesar de que han pasado siglos desde que la nave comenzó su periplo, lo cierto es que las tensiones, las rivalidades, el compañerismo y en general, las relaciones entre las personas no han cambiado un ápice. A pesar de encontrarse en una espacio confinado y con una misión pionera en la historia, sigue habiendo peleas y juego sucio por conseguir el ascenso, amor paternofilial, revueltas y sacrificio, curiosidad intelectual… En este sentido es un libro que perfectamente plausible hoy en día (salvo por el pequeño detalle de la nave generacional, pero eso son minucias).

El reparto, como no podría ser de otra manera, es coral. Asistiremos al desarrollo de los acontecimientos desde el punto de vista tanto de los altos mandos de la nave como de los técnicos que la mantienen funcionando, sin dejar de lado los granjeros que consiguen llevar el sustento a cada plato. Una visión muy completa, si bien algo idealizada, porque la base del conflicto en ningún momento es la tecnología y resulta difícil creer que nada falla en un viaje de siglos. ¡Eso sí que son ingenieros!

Mammay le da un tono más político a su relato que otros libros del mismo subgénero que se han publicado hace relativamente poco como Braking Day, cercano a la obra de Kim Stanley Robinson, Aurora.

Es cierto que es una obra que se puede hacer un poquito larga, pero creo que merece la pena sobre todo por la descripción que hace de lo que podría ser el día a día en una nave generacional y por la presentación y resolución de conflictos en ella. Además, en el último tercio del libro aparecen esos otros temas que mencionaba al principio de la reseña que le añaden algo más de picante al libro. Recomendable.

Talonsister

¡Qué bien me lo ha pasado leyendo Talonsister! Y mira que al principio me descorazoné un poco al ver que el audiolibro duraba 21 horas, pero la increíble valía del narrador Jot Davies unida un viaje bastante largo ha hecho que me lo haya ventilado en apenas 4 días.

Ya conocía la obra de Jenn Williams con The Ninth Rain, pero la dejé un poco de lado. Y lo mismo tengo que volver a ponerme con ella porque Talonsister es una obra muy redonda, aunque algo lenta en arrancar.

Lo primero que llama la atención de esta novela son los variados puntos de vista que la componen, que parecen no estar destinados a encontrarse nunca pero que nos permiten ir conociendo cómo es el mundo en el que se desarrolla la novela así como sus personajes. Y son unos personajes muy bien construidos, con los que es fácil identificarse y empatizar, a pesar de no ser pilares de la bondad y la virtud, pero es que nadie lo somos.

El mundo está claramente inspirado por el Reino Unido, solo con ver los topónimos que utiliza la autora este hecho es evidente (por lo visto, también tiene un mapa pero como yo lo que he leído es la versión audiolibro, este hecho se me ha escapado).

Quiero poner en relieve la extraordinaria labor de Jot Davies, que no solo insufla de vida los cuatro puntos de vista de la obra, es que a cada personaje, independientemente de su relevancia, le da una voz particular. Y, como he mencionado anteriormente, son 21 horas de audiolibro así que estamos ante una labor titánica (guiño, guiño, codazo, codazo, continuad leyendo para entender la broma). Si sois capaces de escuchar y entender un audiolibro en inglés, os recomiendo encarecidamente esta versión, parece que estás en un teatro.

El mundo que conoceremos en la lectura de Talonsister está habitado por humanos, pero aún queda una sola raza de los titanes que antaño poblaron todas las tierras, y esta raza son los grifos (la cubierta del libro también da un pista sobre esto). Aunque la mayoría del libro se desarrolla en territorio humano y las intrigas políticas y tejemanejes principales son entre humanos, los grifos están presentes y juegan un papel relevante.

Los cuatro personajes de los que hace uso Jen Williams para narrar su historia tienen el protagonismo repartido de forma muy equitativa y aunque puede que haya favoritismos por parte del lector, en ningún momento hay un cambio de personaje que resienta la narración. Ynis es una huérfana humana criada por grifos y nos dará un estupendo ejemplo de sororidad interracial y rito de madurez. Leven es una poderosa heraldo (superguerreros con poderes) que no recuerda su pasado y que no sabe lo que le deparará el futuro una vez relegada del servicio militar. Cillian es una especie de druida que tendrá que abandonar su amado bosque para acompañar a Leven y Kaeto es un espía especial del imperio humano al que asigna una misión especial de oscuro objetivo.

No me gustaría expandirme mucho más en el argumento porque, como digo, las maquinaciones y revelaciones del libro, sobre todo en su parte final, son de comerse las uñas hasta la altura del codo. Baste decir que una vez pasado el tercio inicial de la novela, que puede ser un poquito lento y pausado, todo se desliza por una pendiente de emociones digna del mayor parque de atracciones del mundo. Vamos, que estáis tardando en leerlo.

My Brother’s Keeper

Le tenía algo perdida la pista a Tim Powers, pero cuando vi que en My Brother’s Keeper volvía a la “historia secreta”, un subgénero en el que creo que se encuadran sus mejores obras, no lo iba a dejar escapar.

Partiendo de la base de que no conozco la vida de las hermanas Brontë, pero sí algo de su obra, pensé que el punto de partida era muy bueno al iniciar la lectura. Y no se puede negar que el autor de Buffalo ha llevado a cabo una exhaustiva labor de investigación para aprovechar los sucesos que se conocen de la familia y explicarlos con un toque sobrenatural, pero quizá el propio desarrollo de su vida, prácticamente recluidas en su casa, hace que los escenarios y algunas de las situaciones se tornen repetitivas.

También resulta un cambio interesante que el enemigo al que se enfrentan en esta ocasión los protagonistas de la historia no sean lamias o vampiros, como en muchas otras obras del autor ( Hide Me Among the Graves sin tener que remontarnos mucho) si no hombres lobo. Aunque al final no tiene tanta importancia el oponente, más bien nos atrae la forma de enfrentarse a él y los sacrificios que habrán de llevar a cabo para librar a la tierra de su yugo.

El personaje de Branwell, el hermano menos conocido de las Brontë, resulta insoportable. Es cargante, obsesionado consigo mismo, egoísta y toda otra serie de epítetos, el causante de gran parte de los males que asolarán a su familia. No obstante, Powers refleja muy bien lo que es el amor fraternal mostrando los extremos a los que es capaz de llegar Emily para salvar su alma, ya que su cuerpo poca salvación tenía ya.

La coherencia y la lógica interna del libro requiere de la complicidad del lector, ya que el escritor estadounidense aúna tradiciones paganas con ritos cristianos y protestantes, sobre todo haciendo uso de esa sabiduría popular que protege del mal de ojo y de los espíritus fantasmales, deviniendo en una serie de rituales cotidianos de los que no se habla, pero que nadie se salta.

En general, My Brother’s Keeper no alcanza el nivel de las mejores obras de Powers, siendo menos ambiciosa y redonda, pero no deja de ser una novela escrito con oficio y entretenida.

Malarkoi

Mira que me costó trabajo leer y entender Mordew, la primera parte de esta serie, pero creo que una vez que conocemos el mundo Alex Pheby ha lanzado un órdago a la grande con la segunda entrega que no estoy segura de que le haya salido del todo bien.

Nos encontramos ante un libro complejo y enrevesado, con diversos puntos de vista y personajes muy variopintos que no facilitan para nada la lectura. La exploración del mundo mágico, que parece seguir unas reglas que nunca quedan claras y la dualidad enfrentada entre el señor y la señora del lugar requieren de una lectura pausada para comprender el juego que nos propone el autor. El libro adolece de cierta tendencia al infodump, pero son una explicaciones que aunque mantengan cierta coherencia interna no se puede decir que sean totalmente comprensibles, como esa magia antigua que simplemente es y no está encorsetada directamente por un decálogo de axiomas.

El libro es también un viaje por la vida después de la muerte, no sabemos si en busca de la redención, la resurrección, la venganza o simplemente el descanso eterno. Como tal, tiene varios niveles de lectura filosófica, pero para mi gusto, innecesariamente complicado de seguir.

Todos los personajes están en constante movimiento, en una suerte de eterno viaje a través de las dimensiones mágicas del universo, cambiando de plano cuando es necesario. Es casi una road movie mágica, donde quizá lo más atractivo sean las diversas dualidades que nos ofrece el autor. Los dos perros mágicos que se complementan en sus poderes, el señor y la señora del mundo que se enfrentan desde tiempos inmemoriales…

Malarkoi me parece un muy buen ejemplo de lo que es posible conseguir con la fantasía weird, una lectura muy exigente para el lector y que está, a mi entender, un peldaño por debajo de la primera entrega de la serie.

The Tusks of Extinction

Esperaba mucho de la segunda obra en formato largo de Ray Nayler y quizá esas expectativas han jugado en mi contra. En The Tusks of Extinction me he encontrado un alegato ecologista unido a especulación política con toques de ciencia ficción en cuanto a las posibilidades de la clonación y el volcado de mentes en soportes físicos, pero estas premisas tan interesantes quedan algo desangeladas en la lectura, ya que se pasa demasiado de puntillas por los puntos que podrían resultar más interesantes.

El objetivo de un equipo de científicos en la estepa siberiana en un futuro cercano es la reintroducción de los mamuts en su hábitat natural, como primer paso para la recuperación del bioma completo. La manipulación del ADN resulta ser un éxito, pero que los mamuts existan como especie no es solo cuestión de crear individuos sanos, ya que deben aprender a sobrevivir y no tienen referentes en los que basarse, ni siquiera los pocos ejemplares de elefantes que han servido para la reproducción. Son animales que han sido criados y creados en cautividad y no saben desempeñarse en libertad. La única esperanza que queda es que una experta en elefantes que dedicó su vida a la protección de estos mamíferos en una lucha desigual contra los cazadores furtivos les enseñe a “ser” mamuts. Y aquí es donde entra en juego el volcado de mentes.

La escasa duración de la obra, que no llega a las 200 páginas, juega a su favor en tanto en cuanto Ray puede utilizar elipsis a placer para no explicar en detalle todos los intríngulis de los procedimientos científicos que serían necesarios para llevar a cabo este plan. En lo que sí que se recrea, evidenciando aún más el mensaje de defensa del mundo animal que postula en The Tusks of Extinction, es en los peligros de la caza furtiva y la avaricia de los ricos por el marfil, causa última de toda la muerte y destrucción de hábitats que está perfectamente reflejada en el libro. Pero a mi entender, siguen faltando elementos menos emocionales y más racionales en esta novela corta. Gran parte de la fuerza del mensaje está basada en la violencia, que parece ser la única respuesta viable en algunas ocasiones. También resulta interesante el dilema moral al que se enfrentan los investigadores cuando siguen necesitando recursos económicos para sus proyectos y solo pueden recurrir a aquello que provocó la situación de extinción de muchos animales. Pero hay otros episodios que tienen menos poder evocador, como el “pobre niño rico” que busca adrenalina en cualquier parte ya que ha vivido de todo antes.

Las voces de los intérpretes del audiolibro, Stefan Rudnicki y Gabrielle de Cuir se ajustan como un guante a los papeles que tienen que interpretar.

The Tusks of Extinction es una lectura interesante, pero no alcanza los niveles de The Mountain in the Sea, lo cual no quiere decir que no espere la siguiente obra de Ray Nayler con impaciencia, ya que lo que dejó atisbar sobre ella en el Festival Celsius suena apasionante.

Tomorrow’s Children

Con Daniel Polansky y su obra tengo una relación un tanto extraña, porque me asombra su imaginación y su prosa, pero me abruma también lo experimental que se vuelven a veces sus obras. Con Tomorrow’s Children me temo que la balanza se ha decantado hacia la extrañeza y por eso no me ha terminado de convencer, pero examinemos algunos puntos de interés de la obra.

El escenario en que se desarrolla el libro es muy curioso, tomando parte de la ciudad de New York y aislándola del resto del mundo durante varias generaciones por una sustancia de origen desconocido denominada funk que también tiene extraños efectos sobre los habitantes de la Gran Manzana o lo que queda de ella.

Se puede considerar un escenario postapocalíptico, ya que la falta de recursos o incluso de la energía suficiente para hace funcionar los servicios de una ciudad como esta ya sería catastrófica, pero es que además, la presencia de esta sustancia psicotrópica, asesina e ineludible influye de tal manera en la sociedad o lo que queda de ella que a veces lo que vemos ante nuestros ojos raya lo incomprensible. La desintegración de las estructuras de poder habituales da lugar a la balcanización de la ciudad, con bandas en cada esquina luchando por el territorio y una violencia descarnada.

Daniel Polansky nos lanza en medio de un situación muy complicada como si nos lanzara de un avión sin paracaídas, dejando de mano del lector intentar entender la trama aderezada con una panoplia de personajes quizá demasiado extensa. Además, el uso de recursos literarios o no dentro de la novela sin tampoco explicar demasiado más que ayudar entorpece la lectura. Por ejemplo, utiliza ideogramas en vez de palabras para transmitir información o las notas al pie de página para ponernos al día con la situación de algunos personajes. Es muy enrevesado, al menos para mí.

La presencia del funk permite al autor añadir toque weird al libro, con la aparición de monstruos de carne putrefacta, poderes psíquicos y seres subterráneos, por ejemplo. Nuevos ejemplos de la portentosa imaginación del autor que ya destacamos en March’s End, pero que enturbia un poco las aguas al adentrarse en el proceloso proceso de lectura. Por que la trama, además, es bastante enrevesada.

No sé ni siquiera si recomendar el libro o no por las dudas que me ha generado leerlo. Espero que alguno lo entendáis mejor que yo y lo podamos comentar.

Witch King

Aunque la fama “total” le ha llegado a Martha Wells con su serie de Matabot, no podemos olvidar que en su dilatada carrera también ha escrito mucha fantasía, así que me hacía ilusión ver con qué nos sorprendía con Witch King. Por desgracia, nos encontramos ante un libro del montón, tanto, que casi me cuesta trabajo encontrar las palabras para comentarlo, de la poca huella que me ha dejado.

La novela está dividida en dos líneas temporales, el pasado y el presente. El protagonista es Kai, un demonio capaz de ir poseyendo distintos cuerpos según los va necesitando, con lo cual podría decirse que es prácticamente inmortal. Pues bien, la primera escena es su liberación de una trampa que lo tuvo encarcelado durante largos años. Así que buscará venganza contra quién osó atraparlo de esa manera.

Y ya está, eso es todo, porque desde ahí y estoy hablando del primer capítulo, la novela pierde totalmente el norte. Hay personajes secundarios pero parece que los envuelve una neblina que los desdibuja del poco interés que despiertan, hay traiciones entre bambalinas que pasan perfectamente desapercibidas, la historia situada en el pasado que debería darnos contexto sobre la situación actual es banal y soporífera.

La construcción del mundo es innecesariamente compleja y frustrante para el lector, que acaba con muchas más preguntas que respuestas.

El ritmo es lento y parsimonioso, y aunque tiene algunos destellos de humor, lo cierto es que no salvan una novela que es perfectamente prescindible.

The Possibility of Life

La verdad, me gustaría leer más libros de divulgación porque los disfruto mucho, pero lo cierto es que la ficción absorbe casi todo mi tiempo de lectura. Pero, afortunadamente, le di una oportunidad a The Possibility of Life: Science, Imagination, and Our Quest for Kinship in the Cosmos de Jaime Green, que sin entrar en mucha profundidad en ninguno de los temas que toca, sí que explica con mucha claridad lo que se sabe o se especula hasta el momento sobre la vida en otros planetas. Además, en un guiño a los lectores de ciencia ficción, hace muchas referencias a libros de autores como Carl Sagan, Sue Burke, N.K. Jemisin y muchos más que especularon en su momento sobre la vida alienígena. Sin poder evitar la referencia a Star Trek que parece ser una constante en cualquier investigador que quiere divulgar.

El libro está organizado de manera que resulta muy fácil de leer, con una prosa ágil y con explicaciones más o menos sencillas a temas que tienen gran complejidad. En uno de los primeros capítulos se refiere a la ecuación de Drake como la heurísitica de Drake, explicando las incógnitas de la fórmula de manera menos profunda que otros autores pero muy aclaratoria.

La autora también ha entrevistado tanto a escritores como científicos para ofrecernos los distintos puntos de vista que hay en la actualidad sobre este tema tan controvertido. Desde la creación del programa SETI a su situación actual, hablando sobre el lenguaje y la posibilidad de que un alienígena sea totalmente incognoscible a nuestro cerebro humano, las probabilidades estadísticas de un “encuentro en la tercera fase” y muchos temas más.

Me parece especialmente original el punto de vista que sobre la colonización y los encuentros con extraterrestres se puede tener desde occidente o desde otros lugares de la Tierra que ya fueron colonizados en su momento. Es una perspectiva política que no recuerdo haber visto en otro lugar.

En definitiva The Possibility of Life: Science, Imagination, and Our Quest for Kinship in the Cosmos es un libro de divulgación accesible y totalmente recomendable.

The Lost Cause

Creo que este libro se ha hecho más conocido por la campaña de mecenazgo que Cory Doctorow ha llevado a cabo para costear la producción del audiolibro, esquivando el monopolio de Audible. Tras leer The Lost Cause, he de admitir que siento cierta fatiga del buenrollismo del autor, que ojalá tuviera razón en sus extrapolaciones optimistas del futuro.

The Lost Cause está situado treinta años en el futuro, en la ciudad de Burbank, como ejemplo de lugar donde se ha llegado a un acuerdo sobre la lucha contra el cambio climático y otros temas de calado social, pero donde un recalcitrante sector de la población continúa con sus ideas reaccionarias. Lo más terrible de la extrapolación que nos ofrece el autor es que ese sector que reclama su modo de vida actual seremos nosotros en un futuro (salvando las distancias en cuanto a posesión de armas y proyectos terroristas). Se dice que conforme se va acomodando la población tiende a tener una visión más conservadora y Doctorow nos muestra este conflicto intergeneracional en toda su crudeza.

La lucha contra el cambio climático provoca oleadas de refugiados que huyen de zonas catastróficas bien por los incendios, las inundaciones o un conjunto de variados factores. Mientras que los más jóvenes de las ciudades que aún pueden recibir población se organizan para estas acciones humanitarias, la vieja guardia ve peligrar su modo de vida y está dispuesta a todo con tal de seguir embarcados en su bote salvavidas mientras los demás perecen ahogados.

Cory Doctorow no es nada sutil en su planteamiento, incluso se podría decir que está adoctrinando a la audiencia. Creo que se encuentra en las antípodas del pensamiento de Neal Stephenson, por ejemplo, enfrentando el individualismo exacerbado de los protagonistas del creador de Snowcrash con el cooperativismo del canadiense. Y a veces este optimismo tan exagerado cambia, porque es muy difícil admitir que se pueda conseguir el cambio y la revolución de un sistema solo a base de desobediencia civil.

El libro, por otro lado, tiene cierto toque juvenil que no me convence del todo tampoco. El protagonista es un joven de 19 años que recibe en herencia la casa de su abuelo que le crió pero con el que tuvo sus más y sus menos precisamente por estas ideas políticas enfrentadas. Teniendo todo a favor para mantener una actitud inmovilista, se decanta por el activismo para ayudar a los demás. Ojalá todos fuéramos así, pero es difícil de creer, la verdad.

Creo que The Lost Cause es un ejercicio bienintencionado de proyección futura, pero también creo que se queda bastante corto y resulta poco realista.