The Saint of Bright Doors

La novela de debut de Vajra Chandrasekera me ha dejado con sentimientos encontrados, porque tiene picos de enorme interés pero a la vez también sufre de valles de tedio, dando lugar a una obra muy irregular en la que se atisban puntos muy atractivos que no se han logrado cohesionar en un todo homogéneo.

The Saint of Bright Doors tiene un comienzo impactante, cuando la madre de un recién nacido le arranca la sombra para que sea un mejor instrumento en su venganza contra el padre. Los primeros años de Fetter serán de adiestramiento en el arte del asesinato, todo con el fin de conseguir el objetivo último de su madre.

Tras este arrollador principio, el libro se sume en un estupor vacío de emoción. Y con estos altibajos continuará toda la lectura, con momentos tan atractivos como el club de ayuda a los “casi elegidos” de la miríada de religiones que pululan por la novela y otros que no sé si denominar de relleno pero que son romos como un cuchillo de goma EVA.

Los mensajes contra el racismo y el clasismo de la sociedad inventada por Chandrasekera son extremadamente pertinentes y certeros, así como la extremadamente afinada crítica a las religiones, de las que parece haber una increíble profusión en este mundo. No duda en ningún momento en enfocar la hipocresía subyacente a todas ellas, que dicen renunciar al poder pero al que realmente se aferran como una sanguijuela hambrienta.

Los momentos en los que hace su aparición la magia son tan destacados que cambian totalmente el curso de la narración, por no decir el de la historia. Pero hay que reconocer que el autor prefiere no abusar de estos para no reducir los capítulos a una concatenación vacía de deus ex machina.

The Saint of Bright Doors me parece una novela fallida en algunos aspectos, pero aún así creo que seguiré leyendo la obra del autor, porque necesitamos riesgo en el género para dar lugar a obras novedosas e interesantes.

You Sexy Thing

Tuve la suerte de coincidir con Cat Rambo en el festival 42 de Barcelona el año pasado, lo que hizo que me dieran ganas de leer alguna obra más suya. La elegida fue You Sexy Thing, una space opera divertida y sin complejos, que se ríe un poco de los lugares más comunes del género y que se lee con una sonrisa en los labios.

La receta para una space opera admite muchos ingredientes y puede dar lugar a platos muy diferentes dependiendo del chef que esté entre fogones. Rambo escoge crear muchas especies alienígenas que conviven más o menos en paz y macerarlas con mucho compañerismo y buen rollo, quizá pasándose un poco en la proporciones de optimismo frente a la tensión argumental.

La única forma que encuentra la protagonista de la historia para salir del control del ejército de una mente colmena es dedicarse a los fogones como expresión artística, ya que es una de las excepciones religiosas que permiten abandonar el servicio sin ir con los pies por delante. El libro comienza con Niko Larson, dirigiendo un restaurante como antes dirigía los designios de su unidad de combate, transformados ahora en chefs y pinches de cocina. Se enfrentará a un gran reto, ya que recibe la visita que puede catapultar a su restaurante al olimpo culinario con la concesión del equivalente a una estrella Michelín. Lamentablemente, nada saldrá como tenía planeado y se verá arrastrada en un viaje para enfrentarse con su pasado.

Con este inicio tan peculiar asistiremos a una serie de peripecias a las que se verán expuestas Niko y si tripulación, que tiene entre cero y menos cuatro capacidad de decisión sobre su destino y las acciones que podrán llevar a cabo. El tono desenfadado y poco serio del libro es el adecuado para una historia que más que ciencia ficción es fantasía, con transformaciones mágicas, clonación de cuerpos, piratas espaciales y alienígenas atractivos. Todo un cóctel que quizá queda un poco espeso de lealtad y felicidad grupal, pero que levantará el ánimo de cualquier lector que le de una oportunidad.

Las situaciones rocambolescas en las que se encontrarán Niko y sus compañeros incluyen unos diálogos descacharrantes con You Sexy Thing, la bionave sintiente que se lleva todo el protagonismo en cada escena en la que participa y que gracias a sus interacciones irá descubriendo nuevos elementos de su personalidad, bastante poco desarrollada hasta el momento. Creo que es la mejor invención de Rambo en la novela, consiguiendo un personaje memorable que destaca sobre los demás. Quizá solo por eso merezca la pena el libro, aunque como también tiene segunda parte os podré decir si la serie sigue por los mismos derroteros.

Titanium Noir

Me encanta cuando los autores mezclan géneros y les salen obras redondas, como hace Nick Harkaway con este Titanium Noir, una novela detectivesca noir cuya premisa está inextricablemente unida a la ciencia ficción.

Harkaway utiliza de manera estupenda todos los tropos del género, con un detective amargado por su pasado, una policía corrupta, poderosos magnates que hacen lo que desean desde su posición privilegiada, alguna que otra tunda bien recibida… pero es que además lo mezcla con un elemento de ciencia ficción que le da un nuevo barniz a todo esto. La existencia de los titanes, humanos tratados con una medicina que les permite ser prácticamente inmortales, pero que tiene como efectos secundarios el crecimiento desmesurado de su físico, así como de sus apetitos.

El protagonista de la historia es Cal Sounder, un detective que trabaja para la policía cuando el caso es especialmente sensible por afectar a alguno de estos titanes, una élite muy selecta de millonarios. Su misión en esta novela será investigar la muerte de Roddy Tebbit, un titán muy distinto a los demás.

El tono del libro está muy conseguido, con esa pátina de hastío que impregna casi toda la literatura noir, pero con momentos brillantes provocados por la suma de ese elemento discordante que es el T7, el tratamiento genético que vuelve inmortales a sus usuarios. Seremos testigos de sus efectos casi en primera persona, desde los casos de éxito a los fallos que crean seres grotescos.

Titanium Noir es una novela inteligente y en ocasiones divertida, pero que también lleva asociado un mensaje en contra de las diferencias sociales que promueve el capitalismo extremo.

Llaman especialmente la atención los cuidados diálogos del libro, con los que Cal va intentando obtener la información que necesita para continuar investigando el caso.

Lo que me ha gustado menos del libro es la resolución del misterio, que me parece un poco tramposa pero en general estamos ante una novela estupenda que no deberíais dejar escapar.

Antimatter Blues

Mickey 7 fue una sorpresa inesperada en su momento, antes de saber de la existencia de su adaptación cinematográfica, así que cuando vi que Edward Ashton había escrito la continuación, decidí hacerle un hueco. La acción se sitúa dos años después de los hechos acontecidos en la primera entrega, un tiempo que Mickey ha dedicado a cuidar conejos y poco más, aportando nada a la colonia en la que vive.

El refranero español tiene respuestas para casi todo, así que os podría remitir a él y a su famosa frase “segundas partes nunca fueron buenas”, pero sería un poco injusta con un libro que pretende explorar un nuevo camino pero que se queda muy corto en los cambios.

La principal gracia de la primera novela era la condición de desechable del protagonista y cómo eso influía en sus decisiones vitales. En Antimatter Blues este juego ya no está sobre la mesa y la novela se resiente. Ashton pretende involucrarnos en una novela de primer contacto, pero obtiene una obra repetitiva y que ha perdido gran parte de la chispa que pudiera tener antes.

No se puede negar que el humor y la ironía sigue presente en la obra, pero creo que la broma está bastante gastada y ya no consigue hacernos sonreír como antes. Tampoco se agradece la presencia de algunos deus ex machina que parecen la única forma de hacer avanzar la trama para el autor, aunque no se puede negar que el ritmo está bien llevado, algo que hace más soportable la lectura. Las comunicaciones con los alienígenas son algo monótonas y a veces parece que a Mickey le faltan seis papas en el kilo para comprender las advertencias que le hacen llegar. Si a esto se uno la doblez intrínseca de las negociaciones, nos encontramos en un círculo vicioso de promesas rotas que no lleva a ninguna parte.

En definitiva, un libro que no puedo recomendar.

Dragonfall

Me llamó mucho la atención Dragonfall desde que se anunció en su momento, con una sinopsis interesante sobre dragones convertidos en dioses que podrían volver al mundo humano en cualquier momento.

Por desgracia, el libro me ha parecido bastante lento. De los dos puntos de vista, es más arriesgado el del dragón Everen porque se refiere a Arcady con una segunda persona que pretende focalizar en el lector la narración, pero no sé si la jugada le sale bien. La parte de Arcady es mucho más convencional, está bien construida pero tampoco consigue captar totalmente nuestra atención, con algunos problemas de ritmo bastante patentes.

Diría que la peor parte de la novela, muy a mi pesar, es cuando se pasan literalmente capítulos y capítulos leyendo libros. Mira que me encanta leer, pero leer sobre gente que está leyendo, que ni siquiera comentan lo que está leyendo, es un poco frustrante. Vale que para llevar a cabo el timo que pretenden realizar se necesitan ciertos conocimientos y no hay otra forma de que Everen se ponga al día, pero para algo se han inventado las elipsis y otros recursos estilísticos.

La relación entre ambos también se ve un poco forzada. La creación de la unión entre ambos es rocambolesca, pero es que la consolidación de este vínculo tampoco es una maravillas.

Un punto bastante positivo de la novela es el tratamiento de los personajes no binarios y el género. Entiendo que la autora hace especial hincapié en este punto sobre todo en algunos pasajes del libro y es un detalle muy de agradecer.

Es cierto que la autora se ha guardado algunas cartas bajo la manga que consiguen despertar algo más de interés en el último tercio de la novela, pero no sé si compensa el aburrimiento de la otra parte. Esperaba más de una historia donde se combinan magia, dragones y ladrones, pero me he quedado bastante chafada con el resultado.

Bitter Medicine

La fantasía urbana es un caldo de cultivo perfecto para el romance paranormal y hay que reconocer que Mia Tsai mezcla de una forma tan equilibrada ambos subgéneros en Bitter Medicine que no se puede decir que haya un exceso ni un defecto de ninguno de ellos. Para ser una primera novela, hay que reconocer que consigue un equilibrio perfecto en la trama, con toques de humor y acción que le sientan muy bien.

La historia gira entorno a Elle, una descendiente del Dios chino de la medicina que trabaja en una tienda de hechizos de protección y Luc, un semielfo francés cliente habitual. Aunque hay una atracción innegable entre ellos, la situación de ambos no les permite ponerse a pensar en establecer relaciones más que profesionales.

Mia Tsai ha entrelazado en esta historia de amor los hilos de las obligaciones familiares y laborales de una forma ágil y creíble. Elle está dispuesta a sacrificar su libertad por proteger a su familia y Luc se debe tanto a su trabajo por razones que poco a poco se irán desvelando que ambos parecen condenados a seguir sus trayectorias divergentes sin posibilidad de encontrarse nunca. Pero claro, la casualidad siempre está presente para ayudar a las almas en pena, y Luc le pedirá ayuda a Elle para su próxima misión, que está íntimamente ligada con el pasado de Elle.

La construcción de mundo que lleva a cabo la autora es encomiable, ya que a la tradición feérica occidental más conocida por estos lares añade la fantasía asiática algo más desconocida. Los personajes están construidos desde el cariño y aunque algunas de las opciones que escogen son un poco rocambolescas, tampoco rompen la continuidad de la historia. Me gusta especialmente el desarrollo de Elle, desde el autosacrificio más encomiable a la vez que absurdo a la autoafirmación más valiosa, un camino nada fácil de recorrer.

Bitter Medicine no ha venido a remover los cimientos de la literatura ni lo pretende, pero sí que está aquí para hacernos pasar un buen rato.

The Surviving Sky

Tremenda decepción la lectura de The Surviving Sky, que parecía venir con fuertes vibraciones a lo The Fifth Season de Jemisin, pero que ni siquiera se acerca al poderío de este libro.

Kritika H. Rao no lo pone fácil en el comienzo de la novela, porque nos sitúa en un mundo extraño donde la humanidad se ha visto obligada a vivir en ciudades arbóreas aéreas para esquivar la ira de la propia Tierra. Es un concepto que a priori parece apasionante y no me importa que la novela comience in media res y te obliga a descubrir qué está pasando. Por desgracia, es que las explicaciones, cuando llegan, son esotéricas y volubles. Por más que se considere tecnología, todo puede ser fácilmente sustituido por ¡magia! y se sigue adelante.

El otro pilar en el que se apoya la novela es la dinámica de un matrimonio que está atravesando problemas, que representarán los dos puntos de vista en los que se articula la narración. Reconozco que está bien enfocado como una montaña rusa emocional cuando las circunstancias son cada vez más peligrosas, pero la relación me parece fallida desde un principio porque está basado en falsedades y medias verdades. El hecho de que los dos miembros de la pareja pertenezcan a clases sociales muy diferentes también está bien reflejado y sobre todo me gusta el pulso que mantienen cada uno por hacer valer sus creencias y progresar en su carrera.

Por desgracia todos estos buenos mimbres se desperdician en una obra que vaga sin rumbo, con unos diálogos cargantes y repletos de explicaciones que se quedan en nada. Ha habido algunos pasajes que eran simplemente insufribles. Y la parte final, con un giro filosófico que tampoco me convence no hace si no rematar un libro que prometía mucho más de lo que llega a entregar.

For the First Time, Again

Creía que esta novela era la última entrega de la saga Take Them to the Stars de Sylvain Neuvel, pero el autor canadiense se deja el camino expedito para las continuaciones que estime oportunas.

Mientras que las dos primeras entregas se centraban más en la parte de exploración, espionaje y sobre todo en la carrera espacial, en esta tercera entrega Neuvel se decanta totalmente por el thriller. He de reconocer que le viene como anillo al dedo al estilo tan directo y dialogante con el que escribe el autor, parece una obra de teatro que se esté desarrollando ante nosotros. Si además lo aliña con un poco de nostalgia noventera, pues tenemos un cóctel perfecto para leer el libro en una o dos sentadas. Por desgracia, lo mismo que el disfrute de la obra es rápido, también es el olvido tras leerlo.

La protagonista del libro es Aster, la representante 102 de su raza en la Tierra, pero está más perdida que el barco del arroz al principio de la novela porque al contrario que las otras protagonistas de las obras anteriores no ha crecido con su madre, ni sabe cuál es su misión en la Tierra. Así que la primera parte del libro es Aster yendo de un sitio para otro sin tener muy claro qué hacer, pero huyendo de las autoridades que saben que hay algo extraño en ella. Es un poco road movie con adolescente muy lista pero muy inocente también. A partir del primer tercio de la novela el ambiente cambia y comienza a parecerse un poco, no mucho, a los volúmenes anteriores. Neuvel aliña el libro con escenas bastante violentas, pero lo cierto es que no las narra en toda su crudeza, rebajando el tono del relato.

Es un libro que tiene tensión, como una película de acción palomitera, tiene humor, como una película de acción palomitera y giros inesperados de guion, como una película de acción palomitera. Creo que ha quedado bastante claro qué te vas a encontrar cuando leas For the First Time, Again.

The Combat Codes

A veces las expectativas que tenemos sobre un libro nos juegan malas pasadas, ya que si esperas demasiado a veces una obra normalita puede parecernos peor de lo que es. La campaña publicitaria de The Combat Codes hacía tanto hincapié en las escenas de acción que al menos en mi caso han resultado ser un tanto decepcionantes y eso que era la principal baza del libro.

Alexander Darwin debutó con esta novela autopublicada, pero pronto llamó la atención de una editorial tradicional que compró los derechos, como ya ha sucedido en otras ocasiones con autores muy queridos en este blog, como Becky Chambers y Josiah Bancroft. Estamos ante una novela de ciencia ficción que cumple punto por punto el viaje del héroe, con lo cual no se puede decir que brille por su originalidad. Se hace especial hincapié en los enfrentamientos, empezando por el leit motiv de las escuelas de luchas: “luchamos para que los demás no tengan que hacerlo”. Los enfrentamientos políticos se resuelven en combates unipersonales, por lo que las escuelas de lucha de cada nación resultan de vital importancia. Lo que antes se guiaba por el honor y el respeto a los Códigos de combate ahora se está convirtiendo en una labor mercantilista.

Resulta un poco inocente la representación de este escenario, pero si hacemos de tripas corazón y nos creemos las condiciones, hay algunos detalles que le dan esa pátina de ciencia ficción que salva al libro. Entornos de realidad virtual, elementos que influyen en el estado de ánimo o en la iniciativa de los personajes, recuperaciones casi milagrosas gracias a la avanzada tecnología… No obstante, a mi entender no consiguen compensar la simplicidad extrema de la trama. Una novela se puede considerar como de paso a la madurez sin necesidad de desvestirla de cualquier complejidad.

Respecto a los combates, es cierto que los hay dinámicos y variados, pero en otras ocasiones tuve que parar de leer para buscar información sobre las distintas presas de judo a las que se hacen referencia, siendo neófita en la materia pero con interés por saber cómo se desarrollaba “cinematográficamente” la escena. Para otro lector más avezado, esto nos supondrá ningún impedimento, pero para mí resultó ser una pequeña barrera, otro obstáculo más.

No me es posible recomendar The Combat Codes como lectura si no es para un público determinado que disfrutará mucho más que yo con la narración de las luchas y enfrentamientos del libro.

Spice Road

Parece que hay una corriente de influencia árabe en parte de la fantasía actual, porque ya son varios títulos los que he leído recientemente con esta premisa, como The Daughters of Izdihar o The Adventures of Amina al-Sirafi. En esta ocasión Maiya Ibrahim basa más su novela en la relación fraternal de la protagonista y en un sistema mágico de afinidades que en la ambientación arábica que le sirve como marco.

Como digo, el sistema mágico es atractivo puesto que se basa en la ceremonia del te, infusionado de una especia mágica llamada misra. Los poderes se irán descubriendo poco a poco en la lectura y tienen un papel importante en la historia, pero no fundamental. Lo fundamental es la relación de Imani con su hermano. Por que la protagonista, a pesar de todos sus méritos, está a la sombra de su hermano desaparecido, al que creen muerto. Su función como Escudo protegiendo el reino oculto en el que vive de los ataques de djinn, ghouls y monstruos variopintos no tiene el reconocimiento que mereciera por las acciones de su hermano, huido fuera del reino mágico con una importante cantidad de misra.

Casi un año después de la desaparición, Imani consigue información que hace que sospeche que su hermano sigue vivo, así que se organiza una partida de búsqueda para su recuperación, de la que la propia Imani forma parte, aunque no la lidere.

La mayoría de la novela nos narra el viaje de los expedicionarios y resulta a veces demasiado lenta en su forma de mostrarnos los hechos. Me gusta la importancia que Ibrahim da a la familia y a las relaciones familiares, es de lo más atractivo del libro. Pero lo cierto es que el escenario en el que leemos la historia está apenas esbozado, los personajes son un poquito arquetípicos y en general, la novela no deja mucha huella.

La existencia de un triángulo amoroso que implica a Imani parece un poco metida con calzador, porque la verdad es que los otros dos vértices del triángulo son bastante odiosos. Tampoco es que la prosa sea una maravilla, por eso creo que Spice Road es una novela que se puede dejar pasar perfectamente.