Furious Heaven

No me cabe duda de que las crónicas de Sun son una de las sagas más ambiciosas de la space opera actual, tanto por el inmenso escenario que Kate Elliott está desplegando ante nuestros ojos como el elenco de personajes que se relacionan ante nuestros ojos. Es una obra grandiosa, que apunta tan alto que en ocasiones se distrae en su propia complejidad.

Furious Heaven continúa la historia donde quedó con Unconquerable Sun, sin hacer concesiones al lector que no recuerde todos los detalles de aquel libro. Y el ritmo también es bastante elevado, tanto en las intrigas políticas como en las acciones militares, utilizando una especie de “guerra relámpago”, arriesgando al máximo, pero a su vez aprovechando las capacidades de sus ejércitos. Las distintas posibilidades de moverse entre los planetas, desde las balizas de transporte instantáneo legadas por una especie desconocida a las “rutas caravaneras” por definirlas de algún modo que utilizan los poderosos motores knuu para vencer las distancias se aprovechan y se exprimen para conseguir cualquier ventaja táctica o estratégica.

Es también maravillosa la forma de controlar el discurso que llega a las masas, a través del canal Idol Faire que parece banal en su exaltación de las cualidades mundanas de Sun y de sus compañeros, pero que es una demoledora máquina propagandística de la que cualquier demagogo estaría más que orgulloso.

También es especialmente llamativo el tratamiento de las minorías y los oprimidos como por ejemplo cuando la autora crea un nuevo término para referirse a las trabajadoras sexuales que casualmente coincide con el nombre de la persona que supuestamente inició a Alejandro Magno en el sexo. El libro está plagado de detalles que llaman nuestra atención y es más que probable que muchas de estas referencia se me hayan pasado por alto debido a mi escaso conocimiento.

En cuanto a los personajes, asistiremos a un cambio de foco, aunque Sun es la indudable protagonista, la novela se va volviendo más coral conforme avanzan sus páginas. Especial atención recibe Persephone, que disfruta de un gran número de capítulos y que además relata sus hazañas en primera persona. Su arco es sin duda uno de los más atractivos del libro, aunque no se puede despreciar tampoco la redención que alcanza Kurash una vez liberado de su yugo. Y no entro más en detalles porque desvelar algo más sería entrar en un campo minado de spoilers.

No quería dejar sin comentar otros aspectos que me parecen fundamentales también en la obra, como el choque cultural entre los distintos grupos humanos provenientes de la diáspora, las peculiaridades de cada uno, el mensaje antirracista y de clase del que la autora hace gala y, en general, las varias capas de profundidad que nos ofrece esta lectura. He de reconocer que no es fácil zambullirse, son muchas páginas y muchos hilos los que se deben llevar hacia delante para disfrutar de este libro, pero creo que el esfuerzo merece mucho la pena.

The Adventures of Amina al-Sirafi

He disfrutado muchísimo con The Adventures of Amina al-Sirafi un libro repleto de sentido de la maravilla en un entorno fantástico bastante tradicional, en la línea de las aventuras de Sinbad el marino, pero con una perspectiva femenina y repleto de humor. Y eso que mi primera aproximación a la obra de Chakraborty fue un tanto decepcionante, lo cual debería enseñarme a dar más oportunidades a autores que quizá no fueron de mi agrado en un principio.

Amina es una famosa pirata retirada, que disfruta de su maternidad en un paraje remoto, protegida de los enemigos que hizo durante su carrera. Pero todo cambiará cuando recibe una visita inesperada que promete cubrirla de riquezas si recupera a una joven secuestrada. Obviamente, la misión no es nada fácil y aunque Amina recuperará su equipo de confianza de la época de sus correrías, también se verá envuelta en situaciones inesperadas.

Uno de los principales puntos por los que destaca esta novela es el humor. La presencia de dos narradores, la propia Amina y otro escriba del que iremos descubriendo más datos durante la lectura, dota a la narración de un ritmo estupendo, pero es que las burlas y pullas entre ellos, casi casi rompiendo la cuarta pared hacen que estés todo el rato con una sonrisa en los labios.

El escenario en el que transcurren las aventuras, el océano Índico, con su mezcla de culturas y tradiciones también se convierte en un personaje de la novela. Visitaremos las costas de Mogadiscio, el golfo Pérsico, encantadas islas remotas… geográficamente es una maravilla de libro, nos transporta mediante la prosa a estos lugares que todavía guardan algo de misterio en su interior.

La magia que va apareciendo por todo el libro es una basada en leyendas y en seres que son mágicos por su propio naturaleza, no teniendo que estar constreñidos por un decálogo de normas. Y seremos testigos de todo un desfile de monstruos, demonios y seres mágicos en general que hará las delicias de cualquier aficionado a la fantasía.

Además, aunque el libro es el primero de una serie, se trata de una novela completa en sí misma, pero como la he disfrutado tantísimo me he quedado con más ganas de seguir a Amina en sus viajes.

The Voyage of the Forgotten

The Voyage of the Forgotten es la entrega final de la trilogía The Legacy of the Mercenary Kings, una de las sagas de fantasía que más me ha gustado en los últimos años. Su autor comentó en redes sociales que lo que originalmente tenía planteado como una pentalogía hubo de reducirse a tres volúmenes por cuestiones editoriales y, por desgracia, esto se nota en esta última novela.

La originalidad de los sistemas mágicos y la peculiar personalidad del protagonista que son los baluartes de la historia siguen presentes. Sin embargo, Martell parece haberse visto obligado a resumir la historia de tal manera que vamos de revelación sorprendente en revelación sorprendente, con una proliferación de giros inesperados por capítulo que te puede llevar al borde de la taquicardia que no se ha logrado condensar bien. Es que no cabe duda de que la historia necesitaba más espacio por lo que The Voyage of the Forgotten se convierte en una amalgama apasionante, pero de difícil digestión.

La primera sorpresa que nos llevamos al abrir es libro es la numeración de los capítulos, en una cuenta atrás inexorable que tiene un resultado más efectista que real. Sus casi 600 páginas se quedan cortas para atar todos los cabos sueltos, pero sin embargo se hacen largas por todo lo que ha habido que condensar en ellas. No cabe duda de que Martell tiene unas ideas estupendas, pero quizá le ha faltado oficio para renunciar a algunas de ellas para conseguir un resultado final más cohesionado.

En estos libros hay muchísimos personajes y a veces resulta complicado seguir la trama de cada uno, aunque haya dos protagonistas principales que sí se llevan toda nuestra atención. El tema principal de la novela es el amor, ya que la mayoría de sus personajes encaminan todas sus acciones a salvar al que consideran amor de su vida, errónea o equivocadamente. En este sentido tenemos muchísimos ejemplos, tanto de amor filial como de amor romántico, pero creo que más que amor lo que sufren muchos de los personajes es obsesión, hasta el límite de ir cargando con el cadáver de la esposa difunta a lo largo y ancho del continente.

Me hubiera gustado que el final de la historia hubiera sido otro, porque empaña una serie que en otras circunstancias podría ser considerada como todo un hito en la fantasía. Habrá que seguir atentos a los nuevos trabajos de Nick Martell, porque tiene los mimbres para ser un gran escritor.

Dead Country

Han pasado ya algunos años desde que leí Three Parts Dead y caí bajo el influjo de Max Gladstone, así que cuando supe que iba escribir una trilogía para dar un gran final a su Craft Sequence, supe que no iba a dejar escapar la oportunidad.

Dead Country sigue los pasos de uno de los personajes más queridos de toda la historia, Tara Abernathy, en su vuelta a los orígenes por el fallecimiento de su padre. Todo este camino de regreso a su hogar, del que no salió precisamente en loor de multitudes, lo utiliza el autor para hacer una reflexión sobre el sentimiento de pertenencia y de familiaridad. Seremos testigos de como alguien que aparentemente lo ha conseguido todo en la vida sigue teniendo puntos débiles donde los tuvo en su infancia pero también recuerdos imperecederos que le servirán para anclarse en la realidad.

Por el camino se encontrará a una joven que le recuerda poderosamente a sí misma en su juventud, alguien con mucho poder y poco control sobre él que necesita una guía para no perderse definitivamente. Aquí asistiremos también al debate interior sobre cuál es la mejor manera de formar a un pupilo, porque muchas veces repetimos, a sabiendas o no, los errores que sufrimos en el pasado. Me parece muy atractiva disquisición moral sobre las elecciones de aprendizaje, aunque para otros lectores pueda parecer tediosa.

Se nota que Dead Country es el inicio de una trilogía porque sienta las bases de lo que será la amenaza que pende sobre el mundo en el resto de los libros, aunque afortunadamente se puede disfrutar como un todo, siempre nos deja con el gusanillo de saber qué pasará a continuación.

En el aspecto mágico, Gladstone utiliza la figura del tutor y el aprendiz para volver a dar un barniz sobre su estupendo sistema mágico, ya que pretende que esta trilogía sirva tanto como colofón para toda la secuencia como puerta de entrada a los lectores que no conozcan las seis entregas anteriores. En este sentido creo que logra un difícil equilibrio pero sin duda sus lectores habituales disfrutarán más de las referencias a otros personajes y hechos de las novelas anteriores.

No puedo dejar de recomendar un libro que da comienzo al fin de una saga que comencé a leer hace 10 años y del que he disfrutado enormemente.

End of Story

En un futuro tan cercano como el año 2035 la ficción escrita está prohibida en el Reino Unido. Un cambio muy radical, ya que condena al ostracismo a escritores, editoriales… un giro de 180 grados en la vida de Fern, la protagonistas de End of Story, una viuda de mediana edad que de ser ganadora de los premios más prestigiosos de novela pasa a ser una limpiadora anónima acosada por las fuerzas del orden, que no se fían de que haya dejado de escribir como es ley.

Estamos, por desgracia, muy acostumbrados a distopías, pero esta me llamaba especialmente la atención por que la víctima del poder era la ficción, algo sin lo que creo que sinceramente no podría vivir. ¿Toda la vida condenada a leer solo obras de no ficción? Para cualquier lector empedernido como yo, sería peor que la muerte. Y no quiero ni imaginar que sería para los escritores, aunque Louise Swanson lo va plasmando muy bien en este libro.

Desde el principio, hay algo que no me cuadraba en la narración de la historia, quizá el momento temporal o el escasísimo esfuerzo que había tenido que llevar a cabo el gobierno de las Islas para imponer un modelo que supondría la ruina económica de un tejido empresarial muy poderoso. Además, algunos pequeños detalles de la historia no terminaban de encajar. Creo que la autora lo ha hecho ex profeso para hacernos reflexionar sobre estas incongruencias, que serán la puerta de entrada a los verdaderos secretos del libro. Hay que decir que la narración de Sophie Bentinck se adapta como un guante a esa sensación opresiva y claustrofóbica que la autora quería transmitirnos.

Para la resolución de la trama, la autora decide desencadenar una espiral descendente de barbaridades que desestabilizan el sentido común del lector, ya que se enfrenta a políticas de sanidad inaceptables que progresan sin problemas por la legislación. Pero no hay más que mirar a nuestro alrededor para ver que los hechos disparatados a los que hace referencia la autora pueden venir derivados perfectamente de lo que ya está ocurriendo con el NHS, llevado al extremo. Hay un fuerte componente reivindicativo en el libro, sobre todo en materia social.

No quiero entrar más en detalle porque parte de la gracia del libro es ir descubriendo por uno mismo hacia donde nos lleva la narración, pero creo que End of Story es un libro recomendable por su capacidad para inducir la paranoia con los más nimios detalles.

Feed Them Silence

La premisa de esta novela corta de Lee Mandelo me parecía muy atractiva, el uso de una interfaz neuronal para que la investigadora protagonista de la novela pudiera compartir las experiencias de uno de los últimos lobos salvajes, en un entorno de cambio climático y desaparición de las especies. Un contexto similar al que ya vimos por ejemplo en No hay lobos en Tesakowa, pero en un futuro mucho más cercano y con bastante menos espacio para el desarrollo.

La novela tiene dos partes diferenciadas, teniendo cierta relevancia el espacio de estudio y las consecuencias de esta unión neuronal unilateral en la investigadora, que influye en la otra parte de la historia, en la que vemos reflejada su vida doméstica. Es muy llamativo que Sean busque ese sentimiento de pertenencia al grupo en su trabajo y en los lobos, cuando no es capaz de encontrarlo en su vida diaria. Las tensiones constantes con su pareja son un reflejo muy cotidiano de algo que puede suceder con demasiada facilidad cuando dos personas buscan progresar en sus carreras profesionales sin estar dispuestos a hacer concesiones para conciliar su día a día.

La novela es bastante corta y no llega a explorar en profundidad todos estos temas que me parecerían tan interesantes, además de que llega a una conclusión un tanto precipitada a mi entender. Hubiera preferido que Mandelo se explayara más sobre la investigación neuronal pero en las escasas cuatro horas que dura la narración del audiolibro resultaba muy difícil concentrar más información de la que ya se da sin caer en la sobrecarga de datos.

La narración del audiolibro de Natalie Naudus es perfectamente disfrutable, ya que la lectora es capaz de insuflar la frustración de la vida diaria en los diálogos de la pareja.

También me ha interesado mucho la crítica hacia el financiamiento de los estudios científicos, que al depender de capital externo y privado, queda a la merced de los caprichos del capitalismo o del mecenas de turno. No parecen importantes las consecuencias del estudio mientras se puedan obtener réditos económicos.

Creo que buscaré más obras de Lee Mandelo para ver qué tiene que ofrecer.

Choky

De nuevo acogemos en el blog a Pablo Bueno, nuestro querido colaborador que hoy nos comenta Choky de John Wyndham con traducción de Catalina Martínez Muñoz. No sé vosotros, pero a mí me han dado muchas ganas de leerlo.

Chocky es el cuarto libro de John Wyndham que publica el sello Runas, tras los fabulosos El
día de los trífidos
, Las crisálidas y también El Kraken despierta, título este último que todavía no he leído. No obstante con lo que disfruté de los otros dos, estaba deseando ponerme con la novedad de la que hoy tengo el placer de hablaros. Sobre todo cuando Wyndham es de esos autores que, cada vez que oímos (o incluso decimos) que algo es original o novedoso, nos hace pensar casi siempre que más nos valdría echar un vistazo a los clásicos.

Pero vayamos por partes.


La premisa del libro resulta ciertamente conocida, al menos en su planteamiento: unos
padres se dan cuenta de que su hijo de once años, Matthew, oye en su cabeza la voz de una
especie de amigo imaginario, Chocky, con el que a veces llega a mantener largas conversaciones. Hasta ahí, como digo, es terreno conocido, pero es en el desarrollo pausado que hace Wyndham de dicha idea donde nos captura hasta darnos cuenta de que la historia esconde mucho más de lo que parece. El autor abandona tropos bien conocidos de la literatura de terror o de las simples presencias sobrenaturales para encaminarse por
derroteros más pragmáticos, creíbles y, quizá por ello, más impactantes. Y todo ello sin
abandonar lo maravilloso, lo sorprendente.


Así, vemos en las primeras páginas que los padres de Matthew, y aquellos pocos amigos cercanos con los que se sinceran respecto a lo que le sucede a su hijo, utilizan la lógica y la evidencia para cavilar acerca del problema. Y lo hacen un poco entre lo Holmes y entre el método científico para ir descartando distintas posibilidades y dar significado a las escasas evidencias que el reticente niño les va dando en el comienzo de la novela. Y es que, aunque para el que lea la novela queda claro en qué género dentro de lo fantástico se incluye este título, no deja de sorprender el realismo y la seriedad con los que la trama se desarrolla. Además, esto sorprende en una novela que ya desde sus primeras páginas podría tomar
derroteros mucho más fantasiosos. Hay un elemento extraño, sí, pero todo lo que los personajes observan, piensan y razonan lo hacen desde el prisma de la lógica y el realismo. Todas las reacciones que observamos alrededor de Matthew son perfectamente compatibles con lo que sucedería en el mundo que conocemos si un niño comenzara a mostrarnos algo similar. Todo se mantiene dentro de los umbrales del realismo. También lo que se refiere a las reacciones de una sociedad que, a menudo, no es todo lo amable (o humana) que debería ser con lo que nos resulta distinto.


Hay una primera cuestión que me ha maravillado, por la dificultad que conlleva, y es la voz
que Wyndham consigue en Matthew. El niño se expresa con las palabras propias de un niño,
y a veces intenta describir con ese vocabulario los conceptos complejos que, parece, le
susurra esa voz extraña. Aunque a menudo esos intentos resultan torpes, consiguen
transmitir mucho más de lo que Matthew piensa. Toda esta primera parte me ha parecido un magistral estudio acerca de la inteligencia de los más jóvenes. Sorprende la sencillez y la
inteligencia con la que el autor nos muestra que hay preguntas y reflexiones que para un
adulto son normales, pero que en la voz de un niño serían inesperadas y hasta incoherentes.

Pero donde la novela se gana la excelencia es, sin duda, en un último cuarto vertiginoso en
el que Wyndham echa de golpe al caldo todos los ingredientes de lujo que estaba reservando, lo que consigue que las sorpresas nos alcancen como una serie de explosiones controladas. El ritmo pausado, la tranquilidad, el realismo, las hipótesis que veníamos
barajando desde el comienzo estallan en pedazos y nos vemos pegados a las páginas. Porque, además, esta última parte resulta visionaria de ese modo extrañamente profético en que lo suele ser a veces la buena ciencia ficción. Wyndham coloca en boca de sus protagonistas cuestiones que, aún hoy, hay algunos que niegan, por mucho que los científicos las hayan validado. Al mismo tiempo surge un precioso alegato por ciertos valores que resulta emocionante. Y es que es frecuente también que se achaque a ciertas novelas más clásicas de la ciencia ficción (y no tan clásicas) que se trate a sus personajes como meros vehículos para cargar, llevar y desempacar las ideas que su autor nos quiere
transmitir, sin más profundidad o mimo por ellos. No es este el caso. Ese final me ha sorprendido y, sobre todo, emocionado, haciendo que en tan solo unas páginas todo se llene de matices, como en esas películas en blanco y negro en las que, casi al final, la pantalla se empieza a llenar de colores.


Como conclusión, quiero insistir en que Wyndham me ha parecido siempre un visionario, al
menos en las tres novelas suyas que he leído. No solo por esas cuestiones científicas que lanza en una extrapolación al futuro y acierta en medio de la diana, sino por ciertas reflexiones respecto a la sociedad o al concepto de familia que vemos aquí, por ejemplo. Recordemos que Chocky, su última novela publicada, vio la luz allá por el 68, y ya entonces
su discurso destilaba pragmatismo y un cierto desdén hacia ciertas prácticas y costumbres
que hoy nos parecen totalmente anacrónicas. Pero, incluso hoy, Wyndham consigue con esta obra algo mucho más precioso y sorprendente: que nos cuestionemos a nosotros mismos; que la reflexión nos acompañe más allá de la última página.

The Magician’s Daughter

H.G. Parry se va haciendo poco a poco un nombre en el mundo de la fantasía, con novelas como The Unlikely Escape of Uriah Heep o A Declaration of the Rights of Magicians. Con The Magician’s Daughter se adentra en el mercado más juvenil, pero no por ello deja atrás sus características más notables, como el toque dickensiano de sus novelas o la mezcla de magia con el mundo tal y como lo conocemos.

En esta novela la autora se ha restringido a muy pocos personajes que tengan líneas de diálogo, simplificando sobremanera la trama. Estamos en 1912 y la magia ha ido desapareciendo poco a poco del mundo. En un cuidadoso plan para preservarla, el concilio de magos va recopilando cada trazo que sigue existiendo y lo atesoran en sus cámaras, pero esto ha provocado que en el mundo cada vez haya menos casualidades, menos golpes de fortuna y en general se ha vuelto un lugar más gris y desolador. De todo esto no es consciente Biddy, la protagonista de la historia, que se ha criado en una isla mágica protegida del exterior con la única compañía del mago Rowan y su familiar. No obstante, las inquietudes de la adolescencia comienzan a hacer mella y desea salir al exterior para conocer el mundo, a pesar de los riesgos que pueda conllevar. Lo que desconoce es que ella misma guarda en su corazón el secreto que puede permitir que la magia vuelva al mundo… o desaparezca para siempre.

La historia es bastante directa y no se pierde mucho en recovecos, ya sabemos que los malos son muy malos y los buenos estarán dispuestos a todo tipo de sacrificios para que su misión triunfe. La narración del audiolibro, a cargo de Rose McPhilemy, se ajusta de maravilla a la trama, con ese tono un tanto pijo que se puede asociar a la alta sociedad londinense y por ende, a sus representantes en el Concilio de Magos.

Las situaciones de peligro van in crescendo, sobre todo conforme se van descubriendo elementos del pasado que tienen influencia directa en el presente y aunque en ningún momento se llega a ver la tortura en directo, si que hay situaciones bastante peliagudas.

En definitiva, nos hallamos ante una novela de marcado tinte juvenil, entretenida y ligera, para pasar el rato sin muchas preocupaciones ni calentamientos de cabeza.

El trono de jazmín

Menudo acierto el de Gamon al traer al español El trono de jazmín de Tasha Suri con traducción de María Inés Linares. Es un libro bastante largo al que le cuesta un poco entrar en faena, pero una vez que coge carrerilla, no para.

Me encanta la ambientación oriental del mundo creado por la autora, con sus reinos sometidos a vasallaje del emperador y sobre todo, con las distintas religiones y magia que vamos descubriendo a lo largo de las páginas. Pero creo que lo que más se recordará de la obra son sus protagonistas, porque están muy bien escritas, con una moralidad ambigua que sirve como eje a toda la novela. La relación entre ambas también irá evolucionando, desde una atracción puramente física a algo más.

La autora utiliza paralelismos en la vida de las protagonistas, Malini y Priya. Que ambas hayan sido instrumentos en manos de sus hermanos no es baladí, en una sociedad patriarcal que sin embargo nos dicen que fue fundada por el sacrificio de las Madres. Las religiones y sus sacrificios tienen una importancia fundamental en la trama, pero es la ambición y el hecho de intentar deconstruir el orden establecido lo que dota de un potente mensaje a la novela.

Es cierto que la obra tiene un problema de ritmo en su primer tercio, probablemente debido al interés de la escritora por ir centrando las bases sobre las que construirá el armazón de la estructura narrativa. Este comienzo lento y cachazudo puede echar para atrás a algún lector, pero, si es capaz de sobreponerse, descubrirá que la lectura ha merecido la pena.

Resulta también muy interesante la irrupción de la podredumbre, una enfermedad que mata lentamente a las personas, transformando su cuerpo en madera. A pesar de no ser infecciosa entre humanos, el temor al contagio está exquisitamente narrado, pero también el valor de Priya cuando ayuda a los afectados. Este es casi el primer rasgo que conoceremos de una de las dos protagonistas y nos servirá para construir ese primer lazo empático que nos unirá a ella el resto de la obra. No se nos escapa que la podredumbre es un trasunto de los males del mundo, pero diría que Tasha Suri se tiene guardado algún que otro as bajo la manga al respecto.

El racismo es un tema también muy presente, ya sea entre las distintas clases de la sociedad o entre los distintos reinos. Que el principal reclamo del reino de Priya sean sus prostíbulos no es si no una señal indicativa más del distinto rasero con el que se mide el valor de la persona según su lugar de origen, como el tono de piel.

En resumen, se trata de una lectura muy recomendable, pero que nos deja con muchas ganas de saber qué les depara el futuro a ambas protagonistas.

The Mimicking of Known Successes

Esta última historia de Malka Older sirve como muestra perfecta de lo que es su obra, una autora que es perfectamente capaz de crear todo un nuevo mundo con muy pocas páginas pero con gran trasfondo.

La humanidad tuvo que dejar atrás la Tierra y ahora está establecida como colonia en nuestro gigante gaseoso cercano, Júpiter. Por las propias características del planeta, los humanos viven en distintos niveles que están a bastante distancia de la superficie planetaria, en una suerte de ciudades flotantes interconectadas por raíles. Es en este interesante escenario donde se desarrolla una investigación de asesinato, por parte de unas investigadoras que no hace falta ser muy observadora para identificarlas como Watson y Holmes, solo que son mujeres y en el pasado fueron pareja.

Me gusta como Older crea nuevas palabras, especialmente uno de los escenarios más visitados el Mauzooleum, una especie de parque temático con algunas especies animales que se pudieron rescatar de la Tierra y un recordatorio constante de lo que se dejó atrás. Creo que es mucho más atractivo el mundo que nos deja entrever la autora, sobre todo por el énfasis en el ámbito universitario, que el misterio en sí.

El mensaje ecologista también es predominante, pero a pesar de haber tenido que dejar la Tierra atrás la Humanidad no ha desesperado y parece que se está intentando avanzar para volver a terraformar la Tierra.

La relación entre ambas protagonistas también está muy bien llevada, cada una con sus peculiaridades que acaban complementándose de forma muy satisfactoria. Además, la novela es muy corta, tanto que se puede leer fácilmente de un tirón o dos. Es una lectura perfecta para limpiar el paladar entre dos novelas de mayor envergadura.