To Each This World

Me parece que va a haber que añadir a Julie E. Czerneda a mis creciente lista de biólogos canadienses que escriben ciencia ficción tirando a hard. No había leído nada suyo, pero las ideas en las que se basa To Each This World me han parecido interesantísimas.

Nos encontramos ante una novela que no es en sí de primer contacto, porque los humanos de Nueva Tierra ya tienen entablada una relación con los alienígenas, pero las dificultades de comunicación entre dos especies muy dispares no son tan fáciles de soslayar. Me encanta la figura del Árbitro, Henry. Henry es un humano que representa ante los Kmet a toda la población de Nueva Tierra y se vuelve fundamental en estos intercambios, ya que por la particular idiosincrasia de los Kmet, solo pueden dirigirse a un interlocutor específico.

La figura de Henry es omnipresente en todo el relato, con su búsqueda de acuerdos, su forma de mediar en los conflictos y con un espíritu de sacrificio realmente envidiable. Me encanta también que pueda recurrir a su “consejo de sabios” particular de una forma muy ocurrente.

Pero To Each This World no es solo una novela de primer contacto, porque también tenemos naves generacionales, portales para viajes espaciales, inteligencias artificiales que moldean su cuerpo como si se tratara de materia viva, traspaso de mentes entre cuerpos humanos y muchas más. Desde luego, por ideas no se queda corta la novela.

Sin embargo, el ritmo es demasiado lento. Desde muy al principio sabemos que la exploración de Henry le llevará a seis mundos y tampoco es que se entretenga demasiado en cada uno, pero se vuelve un poco pesado. Posiblemente sea porque el misterio que de verdad quería desentrañar avanza demasiado lento, en paralelo con la exploración espacial pero con mucha menos velocidad. Y eso que existen tres puntos de vista en el libro para agilizar un poco la narración, pero sigue sin acabar de convencerme.

Se agradece muchísimo encontrar una novela de ciencia ficción que sea autoconclusiva. Aunque tiene sus fallos, sobre todo en el ritmo, creo que merece la pena echarle un ojo.

Priest of Crowns

Con Priest of Crowns llega el final de la tetralogía War for the Rose Throne, planteada inicialmente como trilogía. Como ya dijo Peter McLean en su momento, la historia que inicialmente tenía planeada como tres novelas se desbordó hacia el final y tuvo que escribir otro libro para terminarlo todo bien. Creo que fue una decisión acertada, porque este cierre de la saga lo deja todo cerrado y bien cerrado y alcanza unos niveles de dramatismo a los que quizá no habría llegado en una resolución más apresurada.

Seguimos con el punto de vista Thomas Piety, un narrador que tiene una voz muy personal y atractiva, aunque me temo que en ocasiones abusa de las muletillas y puede llegar a resultar un poco cargante (no he leído en toda mi vida “And no mistake” y “And that was that” tantas veces juntas). En esta entrega asistiremos a su ascenso cada vez más acelerado en el entramado político del reino, pero creo que el autor deja muy a las claras el precio que hay que pagar cuando se alcanza el poder.

Me gusta especialmente el tratamiento de la magia de este universo, el “cunning” como algo poderoso pero devastador, que siempre tiene consecuencias negativas para quien lo usa. Además, el hecho de mezclarlo un poco con la ciencia nos da una idea de lo que puede suponer una revolución industrial en el arte de la guerra. En este sentido se trata de un elemento que proporciona el necesario desequilibrio entre las fuerzas enfrentadas para una resolución “menos sangrienta”.

Creo que el autor ha hecho hincapié muy acertadamente en el aspecto emocional del libro, ya que se trataba del final de una saga de volúmenes no especialmente cortos, de forma que se ha ido desarrollando una relación empática entre el lector y los personajes. En especial los últimos capítulos son para leer con el corazón en un puño.

Priest of Crowns no pasará a los anales de la fantasía como un libro original, ya que se utilizan las intrigas políticas como armazón para sostener la historia y el uso del trastorno de estrés post traumático para veteranos de guerra es algo que hemos visto en innumerables ocasiones. Pero no por ello se puede dejar de recomendar una serie severa y pragmática que merece el reconocimiento del público.

Wild Massive

Aunque mi primera experiencia con Scotto Moore fue decepcionante, le reconozco la extraordinaria capacidad imaginativa que puebla sus páginas, ya que es capaz de lanzar ideas aparentemente inconexas y conseguir un discurso más o menos coherente. Me lo imagino cogiendo esos dados para crear historias y lanzando toda su colección a la vez para luego meterlo todo en la batidora, a ver qué sale.

En el caso de Wild Massive, el experimento sale bien. Toda la novela se emplaza en un edificio de dimensiones desconocidas, en el que cada piso es un reino distinto, a los que se va accediendo por los ascensores. Es un multiverso ad hoc, para uso y disfrute del autor. Moore utiliza mucha tecnojerga para darle una pátina de ciencia ficción pero estamos ante una novela claramente fantástica, donde la magia tiene un importante papel en el desarrollo de la trama. También lleva a cabo un juego metaficcional interno, ya que en los parques de atracciones en los que se desarrolla gran parte de la novela también se está ficcionando eventos que ocurrieron realmente en el pasado, dando lugar a una reconstrucción de la realidad de la mano de la ficción. Es un “la historia la escriben los vencedores” supervitaminado.

Desde luego, hay que entrar en el juego del autor desde el principio y encender la suspensión de la incredulidad para poder disfrutar de una novela tan alocada como esta. Y eso que, a pesar de todo, también tiene sus mensajes contra el totalitarismo y en general contra las intervenciones armadas, pero todo se diluye un poco ante el aluvión de cosas sorprendentes que nos bombardean desde cada página (máquinas del tiempo portátiles, poderes psíquicos, adivinación del futuro al escribir un diario, cambiaformas… por poner unos ejemplos).

La labor de la lectora del audiolibro, Suzy Jackson, es encomiable, dando voz propia a la panoplia de personajes que desfilan por sus páginas y sin dejarse llevar por la vorágine en la que se convierte en ocasiones el libro.

Es difícil condensar una novela tan repleta de contenido como es Wild Massive y no engañaré a nadie si indico que hay que entrar en su juego para poder disfrutarla. Así que, si te apetece leer algo bastante alocado, que en ocasiones recuerda a Jasper Fforde desatado, este es tu libro.

Loki’s Ring

Hay muchas autoras interesantes que permanecen prácticamente inéditas en español y lo que es peor, son casi desconocidas para el resto del público que quizá se anime a leerlas en inglés. Stina Leicht es una de ellas, a pesar de haber estado nominada a los premios Astounding, por ejemplo.

Con Loki’s Ring, Leicht vuelve a visitar el universo creado en Persephone Station, incluso haciendo referencia de forma muy ligera a esta estación. Los libros son lecturas perfectamente independientes, aunque comparten ciertos temas como el protagonismo esencialmente femenino, el tono optimista a pesar de las dificultades que se encuentran en el camino y ciertos tropos de primer contacto que me agradan especialmente.

Una de las primeras cosas que impactan al leer la novela es la consideración de las inteligencias artificiales como individuos de pleno derecho, algo que ya de primeras hace muy atractiva la lectura. El proceso de maduración de las IAs también me parece original, ya que se colocan en los cerebros de humanos que les van “enseñando” durante su crecimiento, como si fueran sus madres. De hecho, las dos IAs que tienen un papel más relevante en la trama son “hermanas” porque su madre humana es la misma persona.

También resulta apasionante la idea del Loki’s Ring, una enorme estructura cuya utilidad no está clara pero que es el oscuro objeto de deseo de muchas corporaciones ávidas de descubrir sus secretos y que será el objeto en disputa a lo largo de todo el libro. Para algunos será el destino en el que llevar a cabo una operación de restate muy arriesgada, pero para otros solo es una espectacular fuente de recursos que explotar.

Las relaciones interpersonales son otro de los puntos fuertes de Loki’s Ring, tanto entre los miembros de las distintas tripulaciones como entre las distintas facciones que se relacionarán diplomáticamente para resolver el conflicto. Y aunque en ocasiones se llegará al conflicto armado, son dignas de elogio las peripecias y acrobacias políticas que se desarrollan para evitar acabar a tiros.

No deseo entrar mucho más en la trama, porque es divertido ir encontrándose las sorpresas y giros que la autora ha ido plantando a lo largo de la narración, así que creo que cerraré esta reseña recomendando la lectura de esta space opera ligera que se puede catalogar como hopepunk que te calentará un poquito el corazón a la vez que te hará reflexionar un poco. Para mí, una excelente combinación.

The Infinite

Con The Infinite se acaba una de las sagas de ciencia ficción que más me ha atraído en los últimos años, gracias sobre todo al derroche de ideas de la que hace gala su autora, Ada Hoffman. Cuando comencé con ella lo hice con algo de respeto por las referencias lovecraftianas, pero he de decir que eso se supera muy pronto y ya resulta muy difícil salir de una serie absorbente como pocas.

The Infinite continúa la narración dónde se dejó en la segunda entrega, The Fallen, con los habitantes del planeta Jai a merced de cualquier invasión exterior tras la retirada de la protección de los dioses. No obstante, la rebelión cuenta con unos integrantes que están dispuestos a entregarse completamente para triunfar, con sus maravillosas peculiaridades provocadas por la herejía y con la ayuda de la principal instigadora del enfrentamiento contra los dioses.

Esta entrega quizá adolece de algo menos de originalidad que las anteriores, algo que puede ser normal porque las bases de la historia ya estaban asentadas con anterioridad y es difícil salirse de ellas. No obstante, Hoffman introduce unos flashbacks que nos relatan el origen de Némesis de una forma verosímil y me atrevería a decir que realista, siempre que seamos capaces de admitir el concepto de alma en un entorno de ciencia ficción, algo que a mí personalmente me cuesta.

Otro de los tropos que utiliza de forma muy inteligente la autora es la posibilidad de viajar en el tiempo bajo unas reglas muy estrictas y limitantes, para conseguir algo de margen de maniobra para la resistencia pero sin estropear todo el escenario que ya había montado con anterioridad.

No obstante, la principal protagonista de The Infinite sigue siendo Yasira, de nuevo transformada por sus encuentros con The Outside y definida por su casi infinita capacidad de sacrificio por un bien mayor. Me parece tan acertada la evolución del personaje tras sus titubeantes comienzos que es una pena que ya no haya más entregas en las que aparezca, porque la serie alcanza aquí su estupendo final.

The Art of Prophecy

Le tenía un poco perdida la pista a Wesley Chu, aunque reconozco que es uno de los autores que más me gusta cuando narra combates, junto con Fonda Lee. Pero cuando vi que tenía la oportunidad de leer The Art of Prophecy, su nueva novela fantástica, no dejé pasar la oportunidad.

Chu nos ha regalado un libro que no viene a reinventar el género de la fantasía, pero que todo lo hace tan bien que nos tiene entretenidísimos durante las más de quinientas páginas que conforman esta primera entrega de una saga. La novela tiene una estructura bastante simple a pesar de los cuatro puntos de vista de los que disfrutaremos, con los cambios de escenario bastante bien medidos y sin necesidad de recurrir al cliffhanger constante. Además, las historias de los cuatro narradores están bastante equilibradas en cuanto a interés y ritmo, todo un acierto por su parte.

El libro comienza con la visita de una maestra de la guerra (no es que me estuviera acordando de Michelle Yeoh al ver la presentación del personaje, no, para nada) de mediana edad al lugar donde se está formando el elegido, el héroe que la profecía ha marcado como salvador del reino… pero se llevará un buen chasco al ver al niño malcriado en el que se ha transformado por la intervención de muchos maestrillos más preocupados por su provecho personal que por el bien de su pupilo. Ella estará dispuesta a enderezar su camino por los métodos que sean necesarios, pero una serie de acontecimientos los obligarán a huir con poco más que la ropa que llevan puesta.

El comienzo, como habéis podido ver, no es ni original ni muy prometedor, pero el autor lo compensa con los añadidos que le va haciendo al mundo, especialmente con las técnicas marciales que a mí me encantan, pero también con sus toques de magia y con la aparición de otros personajes que van añadiendo capas y capas de interés a algo que quizá comienza descafeínado.

Se nota que Wesley Chu ha trabajado especialmente en darle a cada personaje su propia voz y un trasfondo complejo, lo cual se agradece porque si no, la novela no se sostendría. Cada lector tendrá un personaje favorita, sin duda, pero es precisamente esa capacidad de elección entre varios lo que hace tan ameno y entretenido el libro, con sus toques de humor incluidos.

The Art of Prophecy me parece una excelente introducción a una nueva saga, estoy deseando saber qué pasará en la siguiente entrega.

Fantasmas de verde jade

He disfrutado un montón con la primera entrega de la saga La Sociedad de Lundenwich, escrita por Víctor Sellés y dirigida a un público juvenil, aunque es perfectamente disfrutable a cualquier edad.

El escenario de la obra es un trasunto del Londres victoriano con espíritus y magia, con sus toques dickensianos de pobres huérfanos abandonados a su suerte y amenazas del más allá. El autor consigue presentarnos a la vez el mundo en que discurre la narración y los personajes que nos la contarán, en un ejercicio bien compensado de exposición de la información que deja margen para la imaginación del lector. Las explicaciones son sencillas y perfectamente aceptables, sin necesidad de entrar en mucha profundidad.

Aunque el protagonista de la novela es el joven Thomas Blackpole, es cierto que comparte importancia con los otros miembros de la Sociedad de Lundenwich, lo que hace que en los capítulos estén bastante compensadas las apariciones de los personajes y sus acciones. El ritmo y la acción no decaen en ningún momento, cosa que se agradece. No faltan los cadáveres a los postres para estos irregulares de Baker Street espiritistas, pero el autor diluye siempre la violencia para convertir la lectura en un pasatiempo agradable.

Quizá se le note demasiado que es la primera entrega de una saga porque se centra más en la descripción del mundo y en las interacciones entre los personajes que en el propio misterio que se supone que es el hilo conductor de la novela, ya que se resuelve un tanto precipitadamente, pero el dinamismo de la obra y el hecho de que se lee en dos sentadas hace que se puedan omitir estos pequeños detalles.

La verdad, tengo mucha curiosidad por saber más de las andanzas de los jóvenes de la Sociedad de Lundenwich. Sin duda, que cuenten conmigo para el próximo misterio.

Frontier

A veces los esfuerzos publicitarios que se hacen en el mundo editorial confunden más que ayudan en la promoción de los libros. Frontier, para mí, es claramente un western crepuscular situado en el futuro, en una Tierra abandonada a su suerte por el imperio galáctico y manejada a su antojo por una religión obcecada en la antigua grandeza del planeta. Pues nada de esto aparece como tal en la publicidad, haciendo referencias a Becky Chambers o Sam J. Miller, grandes escritores sin duda pero que no parecen un referente especialmente acertado.

Las elecciones que hace para llevar a cabo la narración de su historia Grace Curtis pueden ser bastante controvertidas. El hilo conductor de la historia, es la búsqueda de una persona. Pero la autora decide no identificar a la buscadora y contar el viaje a base de retazos de historias donde este personaje no es la protagonista. Así consigue una sensación de extrañeza y un alejamiento que no sé si es lo que más le conviene a la historia, pero que es muy llamativo. Muy del estilo del tropo del forastero que llega a la ciudad y no deja de encontrarse problemas.

Las distintas situaciones en las que se va encontrando la extraña son descorazonadoras y bastante representativas del escenario planteado. Una Tierra abandonada, con las consecuencias del cambio climático, con una religión sectaria y unos representantes de la ley abusivos. En general el tono de la novela es bastante triste.

La labor de la narradora del audiolibro es encomiable. Lauryn Allman consigue impregnar toda su locución de ese tono nostálgico y desesperanzado que es la base de la novela.

El último tercio de la novela cambia los recursos que se estaban utilizando, algo que puede ser demasiado tardío para quien no haya conectado con la novela desde el principio y descolocar a quien si haya entrado en el juego. De nuevo, una decisión arriesgada por parte de la autora. A mí personalmente esta parte final es la que más me ha convencido, pero puedo entender perfectamente que algún lector no haya llegado al final del libro por las sensaciones de lejanía que se provocan en los dos primeros tercios.

Frontier es una novela melancólica en la que resulta difícil entrar. Atrevida en su planteamiento, recuerda en algunos momentos a Cántico por Leibowitz y a Stark Holborn, pero con un camino propio.

The Seven Moons of Maali Almeida

Pienso que es bueno salirse de las lecturas más habituales de nombres conocidos para encontrar obras que nunca esperábamos que nos fueran a impactar. Es por esta razón que decidí darle una oportunidad a The Seven Moons of Maali Almeida, esperando una historia con algo de fantasía, pero Shehan Karunatilaka utiliza este recurso solo para mostrarnos la convulsa historia política de Sri Lanka el siglo pasado, sin ahondar mucho en la parte no realista de su historia.

Maali Almeida es un reconocido fotógrafo de guerra que muere en circunstancias que no se aclararán hasta muy avanzado el libro. Según le informan en la ajetreada sala de espera de la muerte, dispone de siete lunas para arreglar sus asuntos pendientes y pasar al más allá. No es muy original el planteamiento, parece un poco la secuela de Ghost aunque sí que me parece divertido las trabas burocráticas que conforman gran parte de las escenas de Maali en la antesala de su futuro definitivo.

Maali no sabe quién le mató si es que lo hicieron, pero sospecha que está relacionado con las fotografías de guerra que ha hecho a lo largo de los años donde expone las corruptelas y la crueldad de aquellos que están en el poder o de los que luchan por arrebatárselo. Afortunadamente, hay unos cuantos párrafos dedicados a explicar la sopa de letras que conforman todas las siglas de las distintas facciones enfrentadas.

Para una total desconocedora de la historia de Sri Lanka como soy, The Seven Moons of Maali Almeida sirve para conocer un poco los tejemanejes de las grandes potencias en la isla, que tras sufrir su pasado colonial tampoco salió muy bien parada tras los acuerdos de 1948. El hecho de tener tan cerca un vecino tan poderoso como India tampoco sirve para su “tranquilidad espiritual”.

Hay otro aspecto que define al protagonista de la obra, su homosexualidad encubierta. Es algo que le define intrínsecamente, pues tener que ocultar su naturaleza le obligará a mantener tan solo relaciones esporádicas con la inestabilidad que conlleva.

La novela está bastante bien escrita y resulta interesante, pero como digo su encuadre en el género fantástico es poco más que casual, por la necesidad de tener un instrumento que le permita relatar los sucesos de su vida pasada. Si en vez de hablar de fantasmas nos refiriéramos a viajes en el tiempo o alguna otra añagaza del estilo, el libro tampoco sufriría demasiados cambios.

En cuanto a la narración en audiolibro, obra de Shivantha Wijesinha, me parece correcta, pero tampoco me ha entusiasmado. Es cierto que el libro se me ha hecho un poco largo aún sabiendo que solo iba a extenderse durante siete lunas, porque mi capacidad de absorber horrores de la guerra tiene cierto límite.

Lost in the Moment and Found

Es enero, y enero significa nueva entrega de la saga Wayward Children de Seanan McGuire, que ya va por el octavo libro (y lo que le quede). Lost in the Moment and Found es un libro de transición, se puede considerar prácticamente independiente de los otros aunque haya algún que otro cameo para los seguidores de la serie. No sé si lo quieren publicitar como una nueva “puerta” (guiño, guiño, codazo, codazo) de entrada a la serie o como una historia para dar más trasfondo al universo creado por al autora, pero lo de lectura independiente es totalmente cierto.

El libro comienza con un comentario de la autora muy acertado y necesario, porque es verdad que leyendo esta historia lo he pasado realmente mal. Ha sido una experiencia terrible y eso que no llega a ocurrir nada. Pero ser testigos de como el padrastro de la protagonista utiliza todos los recursos en su mano para aislarla de su madre y proceder a aprovecharse de ella es devastador. Esta parte realista es de muy difícil digestión.

Afortunadamente, esta parte acaba relativamente pronto. Por desgracia para Antsy, la niña protagonista, el lugar al que llega también tiene trampas ocultas. Primero es todo fascinante, con múltiples probabilidades en cada rincón. Llega a un establecimiento en el que acaban todas las cosas perdidas y es capaz de viajar de manera constante a través de los muchísimos mundos que son accesibles desde un nexo como es esta tienda de objetos perdidos. Pero todo tiene un coste y una niña tan pequeña no es capaz de discernir las consecuencias de sus actos, hasta que quizá sea tarde.

La lectura de este libro me ha dejado sentimientos encontrados. En primer lugar, por la dureza desgarradora de los primeros capítulos, tan realistas que hacen daño. Pero por otra parte, dentro del universo de los Wayward Children me parece un libro muy de transición, que aporta poco al escenario general y que parece de compromiso o de relleno por parte de la autora. Y lo peor es que habrá que esperar otro año para ver hacia dónde dirige sus párrafos.