He quedado gratamente sorprendida por The Library of the Dead, de T.L. Huchu, un libro que en principio se sale bastante de mi zona de confort, pero que no me ha dado más que satisfacciones.
Sería un poco difícil clasificar esta novela en una sola categoría, ya que aunque es eminentemente una historia sobre una medium que puede contactar con los muertos, lo cierto es que el entorno sitúa a la novela en un futuro cercano tras el colapso de la ciudad de Edimburgo o quizá en una ucronía (las constantes referencias al Rey y a su reinado son la pista principal). Pero también tiene sus toques de misterio e investigación de secuestros y de formación mágica, con la biblioteca del título que va tomando forma para el lector conforme avanza la lectura, pero dejando mucho para las siguientes entregas.
La protagonista es la joven Ropa, de ascendencia zimbawesa, que tras dejar los estudios para mantener a lo que queda de su familia utiliza su don para comunicarse con los muertos para sobrevivir. Los términos de sus transacciones son claros, los mensajes solo llegarán a su destino si hay una compensación de por medio. Pero, a pesar de sus reticencias iniciales, cuando una fantasma le habla sobre la desaparición de su hijo y posiblemente de otros niños, se ve forzada a buscarlos.
Aunque aparecen espíritus y un nivel de violencia considerable en ciertas acciones, además de una crueldad manifiesta por la gente que se considera de poco valor, The Library of the Dead no es una historia de terror. Es un relato muy bien hilvanado en el que Huchu va añadiendo detalles que pueden parecer accesorios, como un reality show en el que los ganadores consiguen operaciones de estética, pero que acaban siendo fundamentales para el desarrollo de la historia. Está especialmente bien escrito, ya que lo mismo te describe una receta de un postre que su autora se llevó hasta la tumba que te habla de los diferentes podcast que Ropa va oyendo en sus vagabundeos por la ciudad, en una suerte de autoformación para suplir su ausencia del colegio. Y cada uno de estos pasajes consigue transportarte hasta esta Edimburgo fría que sigue adelante con su vida, quizá indiferente al devenir de sus habitantes.
La narración de Tinashe Warikandwa me ha parecido magnífica, dotando de un realismo apabullante a la narración en primera persona de Ropa.
Huchu también pretende dar una explicación a la magia como un aspecto de la física, una especie de aceleración de la entropía que da una pátina académica al estudio de esta disciplina que sin duda se verá reforzada en las siguientes entregas. The Library of the Dead, es un magnífico comienzo para una serie, y desde aquí hago un llamamiento a las editoriales españolas para que le echen un ojo. No creo que salgan decepcionadas.
No me considero una experta en tebeos, aunque me gusta mucho leerlos y disfruto incluso más de las relecturas, algo que no suelo hacer por ejemplo con los libros. Partiendo de esta base y principalmente por que mi amigo Elías me instó a hacerlo, me salgo un poco de la temática habitual del blog y del campo en el que mejor creo que me defiendo para hacer esta pequeña incursión, que espero sea de vuestro agrado.
Giganta, con guión de Jean-Christophe Deveney y dibujo de Núria Tamarit
Giganta es un tebeo que tiene muchas lecturas. Es indudable que entra primero por el ojo, con ese dibujo un tanto naif, pero lo que más me gusta de su encomiable labor es el color, cómo lo aplica para acompañar la historia, creando una paleta propia, tomando como base esos ojos totalmente azules y esa melena pelirroja y expandiéndolo por todo el mundo. Es un tebeo con ligeros toques fantásticos, siendo lógicamente el primero la propia existencia de Celeste, una gigante abandonada a la que adopta una familia de granjeros. La obra recuerda los cuentos populares (en este sentido también se ha publicado recientemente El Enebro, obra en solitario de Tamarit), pero le añade un tono feminista y reivindicativo, con la curiosidad por bandera, que consigue que la obra nos ofrezca mucho en las relecturas.
Semillas, con guión de Ann Nocenti y dibujo de David Aja
La ciencia ficción es un género que se adapta especialmente bien al cómic, donde no existen más cortapisas que la imaginación del autor. Con Semillas, nos introduciremos directamente en una narración de futuro cercano, una terrible distopía con cambio climático y primer encuentro con los alienígenas, pero también con teorías conspiranoicas, desigualdad social y una serie de contrastes duales que remueven las entrañas. La narración visual de Aja que podría parecer en un principio estar constreñida por la rigidez de la elección de las viñetas y una paleta verde apagada que no atrae nuestra visión en un primer vistazo, se pone a la disposición de un guion muy crítico y algo denso, que usa un recurso bastante común (el primer contacto) para enfatizar la destrucción de la sociedad actual. Semillas es una historia amarga para hacernos reflexionar.
La Mazmorra, de Joann Sfar, Lewis Trondheim, Boulet y varios autores más
Seguramente sea un poco trampa incluir aquí la primera entrega de un recopilatorio de una obra extensísima, que a pesar de todo no cumplió la ambiciosa previsión de cientos de números que sus autores planificaron. Todo un clásico del género fantástico, en sus páginas nos encontraremos un desfile de animales antropomórficos que representan casi todas los tropos de la fantasía épica más tradicional. Quizá la característica que mejor define La Mazmorra es el humor a raudales que impregna cada una de sus páginas, aunque hay que reconocer que la historia tiene una profundidad quizá inesperada en una lectura casual. El color de Boulet sirve como elemento unificador en toda la saga, que entrelaza aventuras y desventuras que encantarán al lector.
Nimona, de Noelle Stevenson
Nimona es una obra que se publicó originariamente en formato webcomic, pero hay que reconocer que su transición al papel es estupenda, no hay ningún problema de lectura en este formato. Se trata de una obra fantástica que da una nueva vuelta de tuerca a la idea del villano que en el fondo no lo es tanto, pero esta vez dando todo el protagonismo al secundario de lujo, la cambiaformas Nimona. El dibujo es bastante estilizado, pero lo que más me gusta es el uso del color y en especial de las sombras, sobre todo en el último tercio del tebeo, donde Stevenson juega con la luz y la oscuridad de una forma visual del mismo modo que lo hace desde el principio de una forma narrativa. La obra está impregnada de humor y aunque se podría recomendar perfectamente a un lector juvenil, tiene cierta profundidad en la historia que hace la lectura muy satisfactoria. Y para rematar, unos toques de ciencia para hacerla más atemporal. Aunque ya tiene sus años, ha sido reeditada recientemente por Astiberri. Y la autora es una de las invitadas del año que viene para el festival Celsius, así que los afortunados que vayan podrán conocerla en carne y hueso.
Ether, de Matt Kindt y David Rubín
Ether es una obra publicada en España en tres volúmenes, pero aunque esté dividida en varios arcos argumentales me gustaría tratarla como un solo elemento. Bebiendo de elementos pulp y mezclando fantasía y ciencia ficción con una imaginación desmesurada seguiremos las andanzas de Boone Dias, un científico detective que explora el Ether, una especie de dimensión mágica a la que se puede acceder desde la Tierra en ciertas condiciones muy especiales. Sin entrar más en el argumento para que el propio lector vaya descubriéndolo todo, hay que quitarse el sombrero ante la colaboración de estos dos colegas, ya que la compenetración entre dibujo y guion es palpable en cada esquina. Rubín ya nos tiene acostumbrados a unas disposiciones de viñetas que son una lección sobre el noveno arte en sí mismas, pero en esta obra da el do de pecho creando todo un universo desde cero, con un diseño de personajes maravilloso y fascinante. Es una obra para disfrutar y recrearse en cada viñeta, y para volver a visitar cada cierto tiempo siempre que tengamos ganas de descubrir nuevos detalles.
Espero que os haya gustado esta pequeña incursión en los cómics y si queréis que haga algún artículo más de este tipo, hacédmelo saber en los comentarios o vía Twitter (@MLeticiaLara). Espero que le haya gustado especialmente al culpable de todo esto.
The Hand of the Sun King es la primera novela de J.T. Greathouse y quizá no ha estado acompañada de tantas expectativas como otros debuts de género fantástico de este año, como The Blacktongue Thief o la ganadora por goleadaShe Who Became the Sun, por ejemplo.
J.T. Greathouse nos presenta el inicio de una serie que escoge narrar como una autobiografía del protagonista, haciendo hincapié en cómo sus actos y decisiones influirán en su futuro. Como está centrada en las primeras décadas de vida, también se puede considerar una novela de rito de madurez. Aunque el mundo en que se desarrolla historia tiene un worldbuilding bastante atractivo, también es cierto que el desarrollo de la historia es en ocasiones moroso y que le hubiera venido bien un poco de recorte en algunas secciones.
Wen Alder es un niño de herencia mixta, su familia paterna pertenece al imperio que ha subyugado la cultura de su familia materna. Aunque su abuela materna pretende educarle en sus tradiciones, lo cierto es que su formación y su crecimiento se ven totalmente influenciados por el imperio Sienese, con claras reminiscencias de la cultura china. (Ahí no es que haya tenido un derroche de imaginación el autor, tampoco lo vamos a negar).
El mensaje contra el imperialismo y la apropiación cultural es claro a lo largo de todas las páginas, aunque el autor lo disfrace mediante el uso de magia. Merece la pena detenerse a observar cómo cada tipo de magia que pertenece a un pueblo ha moldeado tanto las creencias de ese pueblo como la propia civilización, y cómo la pérdida de esto implica la pérdida de su propia identidad, barrida entre otras cosas por la uniformidad del imperio.
Quizá el principal problema que me he encontrado a la hora de leer la obra es que me costaba empatizar con el protagonista y como todo, absolutamente todo el peso de la narración lo lleva él, pues a veces no tenía ganas de seguir leyendo. Y eso es una pena en un libro en el que se ve el esfuerzo por salirse del camino habitual, con una ambientación asiática, un desarrollo de al menos 10 sistemas de magia y confrontaciones morales atractivas. Incluso tiene sus momentos de acción y batallas que quizá no sean el punto fuerte pero están también ahí.
Como se trata de la primera entrega de una serie, ya me esperaba que no se cerrara la historia, pero también es cierto que nos encontramos ante una novela completa, aunque deje con ganas de saber cuáles serán los próximos paso de Wen Alder, porque ahí hay mucho terreno por explorar.
Al parecer la autora de este libro es una famosa youtuber, pero no engaño a nadie si digo que no la conocía para nada de antes. Esto implica que he juzgado el libro solo por sí mismo, no por la fama que pudiera tener Ellis con anterioridad.
Axiom’s End es una historia de primer contacto muy de andar por casa, centrada más en la parte de thriller, de conflicto institucional o teorías conspiranoicas que en el propio contacto. La prosa tampoco es que destaque mucho, da la impresión de que es un producto poco pulido.
La protagonista de la novela es Cora, la hija de uno de los mayores defensores online de los insistentes rumores sobre la presencia de alienígenas en la Tierra. Su padre huyó a un país sin acuerdo de extradición o algo así para protegerse de la CIA, la NSA, el FBI o cualquier otra ristra de siglas que esté de moda en este momento en el gobierno USA. Esta ruptura de relaciones con su padre sin embargo no la librará del seguimiento de la agencia correspondiente y la casualidad hará que acaba convertida en la intérprete oficial de uno de estos primeros contactos.
A partir de aquí la novela sigue unos derroteros bastante obvios pero no por ello más creíbles. Me gustaría pensar que se hace hincapié en el aspecto lingüístico sobre esta primera interacción con una especie ajena a la Tierra, pero no nos engañemos, los comentarios que pretenden dar una pátina de credibilidad al estudio del lenguaje alienígena son como mucho una pequeña capa de barniz que no logra cubrir la renqueante estructura sobre la que debería apoyarse todo el resto de la historia. La utilización de los tópicos más manidos sobre abducciones tampoco es que ayuden a que el libro sea más novedoso o llamativo.
La labor de la narradora del audiolibro, Abigail Thorn , es correcta, aunque gran parte de la comunicación con el alienígena parece más un sampler de Loquendo que otra cosa, un efecto buscado para recalcar la artificialidad de estas conversaciones.
Mi recomendación es no perder el tiempo con esta novela.
Claire North es una escritora muy irregular, capaz de lo mejor y lo peor, así que nunca sabes qué te puedes encontrar cuando abres un libro suyo. Es cierto que mi última experiencia fue muy buena, lo que quizá debería haberme preparado para llevarme una decepción con Notes from the Burning Age, pero lo que no me esperaba era aburrirme con una historia de espías, uno de los temas que más me entretiene.
Notes from the Burning Age está situada en un futuro donde la humanidad ha sobrevivido a duras penas a los desastres del cambio climático, volviendo a basar su existencia en un trato más respetuoso con el medio ambiente, buscando el equilibrio entre lo que se consume y lo que se devuelve a la naturaleza. En parte este forma de vida se sustenta en el miedo a los kakuy, unas “criaturas míticas” que fueron las que destruyeron la civilización, como representaciones físicas de los espíritus de la naturaleza y su ira contra quienes la sobreutilizaron.
Es innegable la influencia de Cántico por Leibowitz tanto en la visión postapocalíptica como el tratamiento del saber antiguo, que se busca y se guarda para evitar que la herejía se vuelva a propagar. No obstante, se nota la diferencia que años de acumulación de material sin sentido en internet provoca en estos almacenes de conocimiento, siendo necesaria una labor de purga ingente para separar la paja del grano en los discos duros que todavía sobreviven.
Toda la novela está narrada desde el punto de vista de Ven, a quien acompañaremos en su labor como espía infiltrado en la Hermandad, una sociedad que busca volver a las antiguas costumbres para incrementar el bienestar de las personas, aún a costa de la supervivencia de los demás. Y es que se ve que la especie humana no consigue aprender de sus propios errores.
La forma de escribir de North en esta ocasión es muy alegórica, dejando al lector la interpretación de la mayoría de los hechos que acontecen a lo largo de las páginas. Por desgracia, esta labor no da el fruto deseado, sobre todo porque la historia de espionaje resulta repetitiva y aburrida. Es cierto que en la vida real la labor de un “topo” dista mucho de la imagen adulterada que las películas nos han hecho asociar a los espías, con James Bond a la cabeza, pero no es menos cierto que en esta novela la trama no es que avance lentamente, es que repta sobre un limo escurridizo que parece echar hacia atrás los acontecimientos en vez de conseguir que avancen.
Hay momentos de tensión cuando parece que se está a punto de descubrir a alguno de los agentes encubiertos, pero es que ni siquiera en las escenas de persecución se puede decir que haya mucha tensión en la narración, quedando en la mente del lector una sensación de incompletitud, de oportunidad perdida. Una pena, porque es una historia que podría haber funcionado de haber escogido la autora otros derroteros para su devenir.
Sigo con cierto interés la serie de Peter McLean War for the Rose Throne, que, ilusa de mí, pensaba que era una trilogía. Pero tras leer la tercera entrega me ha quedado claro que no es así y ya veremos si la historia acaba con el siguiente libro.
El narrador sigue siendo el mismo Tomas Piety al que conocimos cuando volvía de la guerra, pero que ahora ha ido escalando socialmente hasta llegar a un puesto inimaginable con sus humildes orígenes. Sin embargo, estos cambios no han sido necesariamente para mejor, ya que como se verá a lo largo del libro el poder y la corrupción van siempre de la mano y eso es algo que no se puede evitar.
De nuevo cambiamos de escenario, esta vez casi todo el libro ocurre en la capital del reino, donde se acumula todo el poder y también prácticamente la mayoría de las conspiraciones. El detonador de la historia será la muerte de la reina, que aunque se está manteniendo en secreto pronto se tendrá que hacer pública, por lo que todos los miembros de los Hombres de la Reina, una policía secreta a la que Tomas pertenece, deberán recibir instrucciones en la propia ciudad.
La presencia de la magia es casi testimonial en la novela, aunque tiene su importancia sobre todo en el clímax final, siendo esta más una historia de purgas y luchas por el poder que de fantasía clásica. Desde el principio el autor se encarga de quitarnos el velo de glamour que las labores de espionaje pudieran tener para nosotros, deviniendo en una constante de violencia y terror, de imponer el plan de ruta marcado por la Eminencia Gris de la organización para “mantener el status quo” mientras en realidad no hace si no consolidar su propio poder. En ningún momento podemos engañarnos y pensar que Tomas es buena persona, pero sí que tenía cierta brújula moral con la que afrontaba las situaciones que ahora parece totalmente inexistente.
El tono de la novela y el vocabulario usado se ajusta perfectamente a como nos imaginaríamos que hablara una persona sin estudios que ha aprendido en la “Universidad de la vida”, aunque no se puede negar que la astucia del protagonista y su experiencia le permiten salir de ciertas situaciones que podrían haberse convertido en trampas mortales. Se trata de un libro oscuro y pesimista, que se podría incluso considerar de transición ya que no se habla nada de la guerra en ciernes que parecía inminente en la conclusión de Priest of Bones, pero que resulta satisfactorio tanto en su desarrollo como en su ejecución.
Esperemos que Priest of Crowns, previsto para el año que viene, consiga mantener el nivel.
Necesitaba cambiar un poco de género después de una pequeña sobredosis de fantasía, así que decidí que era el momento adecuado para ponerme con The Human de Neal Asher y terminar la trilogía de ciencia ficción que había dejado colgada hace algún tiempo.
Hay algunos atributos en las novelas de Neal Asher que son una apuesta segura. Tecnología extremadamente avanzada, IAs que dan mil vueltas a cualquier humano, razas alienígenas aterradoras… Y todo esto está presente en The Human, corregido y aumentado. Si conocéis algo de la obra anterior del autor, el enemigo al que se solía enfrentar la humanidad eran los Prador, una especie cruel y astuta, pero una amenaza que queda en agua de borrajas comparado con lo que se nos viene encima ahora. Parece que en cada nueva entrega el escritor aplica el lema de los juegos olímpicos (Citius, altius, fortius) en clave de ciencia ficción, más peligro, más acción, más conspiraciones. No negaré que es algo arquetípico en la space opera y la ciencia ficción militar, pero también es muy entretenido cuando lo que se busca es desconexión.
The Human es una novela larga e intrincada, con muy diversos puntos de vista pero hay que reconocer que la narración fluye de forma fluida a lo largo de todas las páginas. Me han gustado especialmente los momentos de crisis paranoicas, porque cuando hay que mezclar necesariamente distintas tecnologías y ADN de especies muy dispares el resultado siempre estará bajo sospecha.
La tecnología a la que se hace referencia en la novela es tan avanzada que resulta indistinguible de la magia, pero tiene cierta base científica en los estudios punteros de la física actual. Me gusta que se intente hacer creíble algo que forzosamente escapa a nuestra comprensión.
Me resulta menos atractiva la visión imperialista a la que parece abocados todos los gobiernos o asociaciones que hacen acto de presencia en el libro. Y también es cierto que muchos pasajes del libro son un constante enfrentamiento de tecnologías cada vez más destructivas solo para verse superadas por la siguiente ola de invenciones.
Salvando estos detalles, que entiendo perfectamente que a otros les supongan un obstáculo mayor de lo que han significado para mí, es una novela de acción perfectamente disfrutable.
Siempre son bienvenidas las historias que cambian los escenarios más conocidos por otros más exóticos, algo que Shelley Parker-Chan consigue desde el principio. La novela tiene dos partes muy diferenciadas, aunque todas siguen la vida de Zhu, una joven campesina que supera una gran hambruna y muchas vicisitudes para conseguir su objetivo en la vida, esa grandeza que un vidente prometió en su momento.
La primera parte de la historia describe de forma muy acertada y dolorosa la hambruna que no hace sino exacerbar las diferencias entre hombres y mujeres de una sociedad patriarcal como era la china antes de la dinastía Ming. Estos primeros capítulos nos servirán para ver cómo se forja el carácter de la protagonista, que adoptará el nombre y la vida de su hermano fallecido con la tenacidad de quien se sabe destinada a un futuro elevado.
A pesar de no conocer la historia del fundador de la dinastía Ming, una búsqueda rápida por la Wikipedia permite saber que la autora ha volcado en su narración muchos de los hechos históricos de los que hay constancia, rellenando los huecos con su propio relato para conformar una novela con ligeros toques fantásticos y un planteamiento más que interesante. De hecho, los nombres de muchos de los personajes coinciden con figuras históricas.
Me parecen especialmente atractivas las dualidades de las que hace uso durante todo el libro, en una suerte de ying y yang que servirán de contraste para dotar de profundidad a la historia. No sola la protagonista que se hace pasar por hombre para sobrevivir, si no la presencia de su “mayor” enemigo, un eunuco al que le están permitidas cosas distintas a los demás precisamente por su condición pero que por esa misma razón vive aislado dentro de su propio ejército. El tratamiento del género es importante en She Who Became the Sun, que pone de manifiesto las desigualdades de la época pero que pueden servir como reflejo de las actuales.
La segunda parte de la novela cambia el paso para centrarse en las intrigas políticas tanto de un bando como de otro. Esta parte de la historia también es interesante, aunque de manera algo sorprendente me resulta menos atractiva que la anterior. Se habla mucho sobre el camino marcado y el destino manifiesto, pero lo cierto es que también hacen falta bastantes casualidades para que todo se desarrolle de forma satisfactoria para la protagonista. Además, no es un libro de blancos y negros, todos los personajes tienen cierta oscuridad en su interior y en especial la protagonista no se detendrá ante nada ni nadie para conseguir lo que quiere.
Se trata de una novela bien escrita que puede ser uno de los lanzamientos más importantes del año.
La última novela publicada de Yoon Ha Lee es tan entretenida como previsible, con un worldbuilding muy atractivo pero con un desarrollo bastante tradicional en el que ojalá hubiera arriesgado algo más.
La historia se centra en Gyen Jebi, une artiste en un reino ocupado por los invasores, que buscando una fuente de ingresos estable decide presentarse al examen para entrar en el cuerpo de artistas de la potencia opresora. Esta decisión decepcionará a su hermana, viuda de guerra, pero también hará que se desencadenen una serie de acontecimientos para los que Jebi obviamente no estaba preparada, siendo el detonante de una rebelión anunciada.
Los aspectos más positivos del libro son sin duda el tratamiento de los personajes no binarios y el mundo que ha inventado el autor, con una necesidad y un reconocimiento al trabajo artístico por el que suspirarían muchos creadores actuales y pasados. Los invasores utilizan una serie de autómatas que responden a las órdenes que los artistas han creado valiéndose de léxicos dibujados con tintes obtenidos de obras artísticas. Aquí somos testigos de nuevo de una de la mayores obsesiones del autor con el lenguaje como ya pudimos ver de forma clara enConservation of Shadows. Y, por supuesto, se habla y se especula sobre el colonialismo a lo largo de todo el libro, pero por poner un ejemplo se minusvalora el valor del arte de los colonizados y se sacrifica sin remordimiento para conseguir los pigmentos que se utilizarán para dar vida a los autómatas.
Un personaje muy importante en el libro es el dragón autómata Arazi, que por desgracia solo sale desde la mitad del libro, pero que se come con patatas en sus intervenciones a todo el elenco de la novela. También es destacable la figura del duelista como representante de cada ministerio en asuntos de honor. En general, se nota mucho el cuidado con el que el autor ha desarrollado el mundo en que despliega la historia, posiblemente influenciado por su ascendencia.
El libro tiene también a su favor el ser una novela independiente, porque una vez finalizado el viaje del héroe… ¿qué más nos iba a contar el autor? Como ya he dicho antes, es bastante previsible en su desarrollo, lo que no quita para que sea entretenida y perfectamente disfrutable, ideal para el verano.
Los ángeles me miran son varios libros en uno: una novela policíaca con toques de ucronía, con un fuerte componente fantástico y algo de gore para añadir a la mezcla. A priori, se sale un poco de mi zona de confort, pero precisamente por eso lo prioricé en LaPila TM y pocas veces he tomado una decisión tan acertada.
Quizá lo primero que destaca del libro es el espectacular ritmo que Pastor le imprime. No es una novela corta, pero se lee como agua en plena ola de calor, a bocanadas y pidiendo más. Además, juega a su favor el realismo con el que se detalla la investigación policial, las trampas burocráticas que se encuentran los mossos, el tiempo necesario para obtener las autorizaciones para las investigaciones y los resultados de las pruebas científicas. Este realismo hace que el contraste con la parte fantástica sea más acusado, poniéndola en valor. A pesar de todo, las partes más truculentas, que las hay, se reparten entre lo real y lo fantástico, dándonos idea de que hay monstruos ahí fuera que no necesitan lo sobrenatural para habitar nuestras peores pesadillas.
También me encanta el protagonista, Abraham Corvo, un mulato de ascendencia guineana con una faceta oculta que se descubre relativamente pronto en la novela, pero cuyos orígenes Pastor va desgranando lentamente con algunas escenas retrospectivas muy bien seleccionadas. Quizá el magnetismo del personaje hace que los demás participantes en la investigación se difuminen un poco, pero esto no impide el disfrute de la novela.
El misterio está muy bien planteado, con una dosificación de la información que mantiene la tensión a lo largo de la lectura como las buenas novelas de género. Y la parte sobrenatural es también “verosímil” en el sentido de que cumple sus propias reglas, aunque la aparición de ciertos personajes especializados en el tema requieren un poco de colaboración por parte del lector en su suspensión de la incredulidad.
Se trata en resumen de una novela redonda que puede tener público tanto dentro de los aficionados al género como fuera. Tengo por ahí algún libro más del autor, así que me parece que no será la última vez que leáis algo sobre él en este foro. Seguiremos informando.
La novela, escrita originalmente en catalán, está traducida al español por Marta Alcaraz y publicada por Runas.
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