Shanghai Immortal

Shanghái Inmortal está publicado en español con traducción de Isabel Murillo Fort.

¿Qué mejor excusa para leer un libro que el hecho de que su autora haya pasado por el Celsius? Aprovechando esto, le eché mano a Shanghai Immortal un libro refrescante que puede ser una buena elección de lectura veraniega.

La protagonista de la novela es Lady Jing, medio vampiresa medio espíritu de zorro, que vive en un Shanghai asimilado al infierno y que recibe la misión de acompañar a un mortal en un peligroso periplo trufado de seres sobrenaturales.

Uno de los principales atractivos de la novela es la propia ciudad de Shanghai en los años 30, conocida como la París del este. Chao refleja muy bien tanto la dualidad de la ciudad en su parte mágica y su parte mundana como el ambiente cosmopolita y sofisticado, en ocasiones decadente.

La autora también nos hace llegar su claro mensaje de diáspora, de dificultad para encontrar tu lugar en el mundo cuando tu herencia es mixta, ya sea cultural o genéticamente, o incluso ambas. Una de las herramientas más interesantes de las que hace uso para transmitir esta idea es la utilización de palabras del acervo mitológico chino, para provocar la extrañeza del lector occidental pero a su vez despertar su curiosidad.

A pesar de estos puntos positivos, la novela no está exenta de algunos defectos. El primer tercio del libro adolece de exceso de exposición y A.Y. Chao se empeña mucho en hacernos creer que la protagonista es insufrible. Comprendo que el tono juvenil de la novela quizá tampoco sea muy de mi agrado, pero creo que hay formas de escribir novela juvenil sin necesidad de partir de la premisa de que al lector le falta un hervor. Tampoco es que la prosa sea especialmente atractiva, con ciertas palabras que parecen traducciones literales de otro idioma que suenan un tanto impostadas.

En resumen, se trata de un libro que crea sentimientos encontrados pero que acaba con una valoración positiva.

One Hundred Shadows

Creo que es todo un acierto abrir nuestros horizontes lectores a obras de culturas distinta a la nuestra, porque es un proceso enriquecedor y sorprendente. Por eso, cuando vi que se publicaría One Hundred Shadows de Hwang Jungeun con traducción de Jung Yewon, pensé que sería una buena oportunidad para leer algo de origen surcoreano. Es una lástima que el resultado no me haya convencido, quizá por que esperaba algo más fantástico cuando se empiezan a hacer referencias sobre sombras que se levantan y me acabé encontrando una obra de denuncia social, un tema candente y necesario, pero no lo que esperaba.

One Hundred Shadows es una novela corta slice of life, que nos va narrando en cada capítulo diferentes momentos de la vida de Eungyo y Mujae, mientras la comunidad en la que viven se ve desmembrada por los intereses capitalistas globales. Se trata de una lectura fragmentada y la pátina de fantasía que podría haber dado cohesión a la historia se queda sólo en eso, en un pequeño barniz sobrenatural que en ningún momento llega ni a explicarse, aunque esto no fuera imprescindible, ni a afectar de manera significativa las vidas de los personajes y eso sí creo que sería importante.

Buscando información sobre la obra, veo que la fuente de inspiración para Hwang Jungeun fueron unos incidentes acontecidos en 2009 en Yongsan, relacionados con la demolición de unos edificios, con cargas policiales y numerosas víctimas. Esto se ve reflejado en la novela, pero creo que es un suceso bastante local como para captar la referencias, aunque sí que es un síntoma global de la gentrificación de los barrios, algo que sucede en todas partes.

La prosa es muy atractiva, pero como el contenido se diluye tanto o yo no he sido capaz de seguir la intención del autor, la verdad es que la lectura me dejó muy fría. La atmósfera de soledad y de inevitabilidad que pende sobre todo el libro está muy conseguida, pero mucho me temo que yo no lo he leído en un momento vital en el que me hubiera podido llenar más.

The Book of Elsewhere

Se ha creado muchísima expectación alrededor de esta obra, porque las dos figuras involucradas en su creación son conocidísimas en sus respectivos ámbitos. No voy a venir aquí a descubrir ni a Keanu Reeves ni a China Miéville así que centrémonos en la novela, que es lo que nos interesa.

Aunque he hablado con otras personas con buen criterio a las que les ha gustado, para mí ha sido una decepción. La idea de la que parte es sencilla, pero podría haber dado mucho más juego de lo que ha acabado ofreciendo. ¿Un guerrero inmortal que campa a sus anchas por la Tierra con todo el conocimiento de miles de años acumulado? Puedes escribir de lo que quieras, escoger el tiempo histórico que más te apetezca, dejar volar tu imaginación… Y sin embargo, la historia está constreñida a la época actual, con algún que otro flashback al pasado que no hace si no dejarnos la miel en los labios con lo que podríamos haber tenido.

En cuanto al estilo de escritura, pues es muy sobrecargado como parece ser el marchamo de Miéville. No pongo en duda su extraordinaria capacidad para epatar con cada frase y sus vastos conocimientos de historia y otras especialidades, pero en serio, no necesito que me lo recuerde en cada párrafo. Circula por ahí una frase que hay que echarle de comer aparte, pero en general el libro no es para nada fácil de leer. Si a esto le añadimos que la historia no consigue ser interesante durante gran parte de su desarrollo, pues nos encontramos ante un panorama bastante desolador.

El último tercio del libro remonta, cuando las revelaciones sobre los misterios tras la figura del inmortal cobran cierto sentido pero creo que es demasiado tarde para que la novela se sostenga. Tal vez la ficción weird no sea lo mío, pero creo sinceramente que esta obra se queda a medio camino de muchos sitios sin llegar a decidirse por ninguno.

Y a todo esto, no he hablado nada de uno de los principales protagonistas de la novela, tanto que es la imagen de la cubierta. Y es que la némesis del protagonista es un cerdo inmortal. No es broma para nada, tenía preparada una serie de frases jocosas al respecto (que si no le llegaba nunca su san Martín, que si los autores siguen a rajatabla lo de que del cerdo se aprovechan hasta los andares…) pero al final solo me parece un ejemplo más del desperdicio de imaginación que ha dado lugar a la novela. ¿Te inventas un animal supuestamente irracional que persigue al protagonista a través del tiempo y la única importancia que recibe es lo mucho que le crecen los cuernos?

No puedo recomendar un libro con el que no he llegado a conectar en ningún momento.

The Last Shield

Volvemos a tener el privilegio de contar con las reseñas de Antonio Díaz, esta vez con la última obra de Cameron Johnston, The Last Shield.

Me encontraba yo por el 2022 con ganas de leer algo gamberro, con malos muy malos, bastante mala leche, un toque de humor y que sangrara grimdark por los cuatro costados y cuando descubrí The Maleficent Seven de Cameron Johnston encontré justo lo que estaba buscando. Lo disfruté sin disimulos y, aunque es una novela sin pretensiones y de puro disfrute, cuando sabes a lo que vas y te dan dos tazas sales satisfecho y con la panza llena.


Así que cuando Leticia Lara me recordó que Johnston publicaba una novela de fantasía autoconclusiva titulada The Last Shield y que la propia sinopsis la resume como ‘La Jungla de cristal con el género cambiado y ambientada en un castillo misterioso’ claramente no la podía dejar pasar.


The Last Shield nos sitúa en un mundo de baja fantasía, con poca magia y armas de bronce donde tres naciones humanas mantienen un delicado equilibrio. Sunweald es la más pequeña de las tres y, a su vez, la mediadora entre las otra dos. La sede del gobierno de Sunweald se encuentra en un palacio excavado en la roca, con un gran entramado de galerías subterráneas donde se mezclan catacumbas, pasadizos secretos, cámaras del tesoro y es el hogar de múltiples misterios (por los que valdría la pena matar).


Briar, la capitana de la guardia del palacio de Sunweald es la protagonista única y absoluta. Es una mujer de una cierta edad, que lleva más de una década en su posición de capitana, que se ha ganado a base de habilidad y de una dedicación absoluta. El trabajo diario de Briar es proteger al Lord Regente, con el que tiene una relación con tanta tensión romántica que podría cortarse con un cuchillo.


La novela tiene un planteamiento rápido y no tarda en pasar de la presentación al turrón. La cosa se complica más y más rápidamente. El autor no pierde el tiempo con demasiadas intrigas diplomáticas y la amenaza que se cierne es más física y violenta que política. The Last Shield es una novela de acción y no dedica más de lo estrictamente imprescindible en subtramas o en desarrollar demasiado a los secundarios. Johnston invierte más tiempo en describir las escenas de combate o acción que en cualquier otra cosa. Sin embargo lo hace con soltura y oficio. Uno de los puntos que más me llamó la atención fue que los “Escudos”, que es el nombre que recibe la guardia del castillo, van armados con una espada de bronce y una pequeña rodela reforzada muy maciza. En combate utilizan tanto su hoja como el propio escudo (que va atado a la muñeca) y golpean y embisten a sus enemigos con él. Esto distingue el estilo de acción de la novela y da lugar a enfrentamientos con movimientos inesperados que resultan refrescantes.


En este estilo tan directo de la novela Briar tiene prácticamente el único punto de vista de
toda la narración (con la excepcional escena donde alguno de los secundarios toma la batuta). Los personajes de la novela se pueden clasificar básicamente en dos categorías: gente con la que Briar tiene que acabar y gente que tiene que proteger. La vida y obra (o el desarrollo) de esta gente solo tiene las pinceladas necesarias para que su muerte (o salvación) tenga el impacto justo para que el lector pueda recordar su nombre antes de que Briar les corte el cuello.


No me da la impresión de que Johnston busque dejar una impresión duradera ni plasmar una reflexión para que el lector la recoja cual guante en el campo de duelo. The Last Shield es una novela que te da exactamente lo que te promete: acción, venganza, sangre y dolor, mucho dolor.

A pesar de toda la violencia que rebosa en sus páginas, el autor no es particularmente desagradable. No hay un gore desaforado e incluso el par de escenas con más casquería son descritas con limpieza y sencillez, sin recrearse en las partes que podrían ofender al lector sensible.


El aspecto del libro que menos me entusiasmó es la subtrama romántica (si se le puede llamar siquiera así). Desde la primera escena queda claro que Briar siente algo en su duro corazón por el Lord Regente (el soltero madurito e interesante de turno). Sentimientos que claramente se ven correspondidos por éste. Sin embargo sus respectivas posiciones como Lord Regente y capitana de la guardia les impiden actuar y deben de mantenerse en el plano estrictamente platónico (como si del Japón feudal se tratara). Aunque este tipo de relación es algo que entiendo que podría darse, Johnston no ha conseguido convencerme. A Briar se la percibe como tontorrona y testaruda con respecto al Lord Regente y a éste como sobreprotector y obsesionado con su deber. No hay una discusión honesta, un disimulo forzado o un avinagramiento de los sentimientos (que es lo que yo creo que pasaría si transcurrieran más de diez años en esta situación).


Al contrario que en The Maleficent Seven, donde Johnston establecía diferentes grados de maldad (no todos los Siete maléficos eran igual de malos ni de la misma manera), en The Last Shield los malos son muy malos (y a veces muy tontos) y los buenos son muy buenos. Incluso algún asomo de gris que puede intuirse al principio en algún personaje queda totalmente aclarado (u oscurecido) sin dejar lugar a dudas o interpretaciones.


De nuevo, lo que normalmente se tratarían como defectos: secundarios planos, ausencia de escalas morales, subtramas inexistentes, son en The Last Shield elementos virtuosos. En menos de 400 páginas Johnston te plantea una película novela con mucha acción, directa, sin complicaciones y completamente disfrutable. Y, lo que sí que merece la pena destacar, completamente autoconclusiva. Si estás de humor para este tipo de lectura, esta novela no te va a fallar.

Saturation Point

Tras disfrutar de la siempre estupenda charla de Adrian Tchaikovsky en el Celsius, de la mano del acertado Borja Bilbao, me di cuenta de que me faltaba por leer uno de sus libros publicados este año. Y digo uno porque es muy difícil estar al día con la cantidad de cosas que publica, así que ya ni os cuento cómo sería recuperar su obra menos reciente.

Saturation Point es una novela corta que habla de muchos temas desde una perspectiva biológica, cada uno más interesante y, por desgracia, pesimista que el anterior. El libro se narra desde el punto de vista de la doctora Jasmine Marks, que dos décadas atrás sobrevivió a un estudio en la Zona, una creciente extensión de terreno en el ecuador con unas condiciones de humedad y calor tan extremas que imposibilitan la vida de cualquier animal de sangre caliente. Tras esta traumática experiencia, vuelven a requerir sus servicios en una misión de rescate en la Zona.

Creo que he disfrutado tanto de la obra ayudada por la narración impecable de Emma Newman, que ya ha colaborado con Tchaikovsky en otros audiolibros como Guns of Dawn y que sin duda se perfila como una de las narradoras más atractivas del mundillo. La elección de la voz y el tono, la emulación de situaciones reales como un ataque de ansiedad y en general, su desempeño en la interpretación, sitúa la producción del audiolibro en un nivel muy alto.

En cuanto a los temas que trata el autor en el libro, quizá el más evidente es el cambio climático y cómo la adaptación al medio puede llegar a resultar insuficiente. Y la evolución, forzada o no, siempre se ha caracterizado por dejar atrás los experimentos fallidos. Es por esto que Saturation Point recuerda a otras obras como To be Taught, if Fortunate aunque con una aproximación muchísimo más pesimista y no sé si sería justo decir realista. También tiene ciertas similitudes con la obra de Derek Künsken, que explora las posibles evoluciones del ser humano con sus homo quantum, homo eridanis

Otra cosa que hace Tchaikovsky tiene mucho mérito también, pues en apenas 5 horas de audiolibro es capaz de explicarnos de una manera amena y educativa el funcionamiento de los sistemas de liberación del calor en los animales y la posible evolución de la creación de proteínas en los incorrectamente nombrados seres de sangre fría, sin por ello sobrecargar el ritmo de la historia.

Aunque la elección del punto de vista y del narrador me parece acertada, es cierto que a veces se nota cierto apresuramiento en el relato, como si de repente el escritor se diera cuenta de que lo que tiene que presentar es una novela corta y no un tocho de 1000 páginas. Esto ocurre solo en momentos puntuales y es fácilmente perdonable. Me cuesta más aceptar la perfecta intercambiabilidad de los personajes secundarios, diseminados al azar por la Zona para dejar patente el nivel de amenaza de la propia naturaleza. Supongo que esto está directamente relacionado con la longitud de la obra. No es un impedimento para el disfrute y ni siquiera llegar a ser una crítica es tan solo un comentario.

En definitiva, creo que el audiolibro Saturation Point es una lectura estupenda, pero también reconozco que quizá leerlo en plena ola de calor no fue la decisión más acertada. A lo mejor en otoño hubiera sido menos asfixiante.

Full Speed to a Crash Landing

Me gustaría creer que estoy más o menos al día del mundillo de la ciencia ficción y fantasía, pero no es cierto. Por eso, cuando cogí para leer Full Speed to a Crash Landing lo hice más por la sinopsis y la longitud, que prometían diversión y poco tiempo de compromiso de lectura más que por el nombre de la autora, Beth Revis, que francamente no me sonaba de nada. Me alegro mucho de la labor desempeñada por la publicista que ha conseguido despertar mi atención, porque es un libro con el que me lo he pasado genial y además he descubierto a una autora muy prolífica que probablemente me acompañe en el futuro. Luego ya decidiremos cuántos latigazos recibo por no conocerla, porque está traducida al español, ha publicado libros de Star Wars… vamos, que shame on me.

Full Speed to a Crash Landing está escrita en una divertidísima primera persona que hace que devores sus páginas. La protagonista es Ada Lamarr (admito que con el nombre Revisa no ha estado sutil, lo que se dice sutil) que comienza la aventura a punto de morir por la despresurización de su nave y que acaba siendo rescatada por una tripulación que tiene una importante misión, de la que no quieren hacerla partícipe. ¿He oído narrador no confiable en el fondo de la sala? Pues os felicito, porque es así.

A lo mejor la sutileza no es la principal característica de esta novela, porque sabemos desde un principio que Ada no pasaba por allí de casualidad. Como gran parte del libro, excepto las últimas páginas, está narrada con su voz, sabemos todo lo que pasa por su cabeza y que hay algo que no cuadra del todo. Pero da igual, porque es muy divertido.

Es el comienzo de una trilogía y es una novela corta, por lo que la construcción del mundo no está todo lo trabajada que quizá nos gustaría, pero entiendo que el escenario se irá poblando en las siguientes entregas. También tiene su parte de romance, pero es más sobre la atracción que sienten los personajes entre ellos que lo que se podría considerar una relación más asentada o incipiente.

Full Speed to a Crash Landing me ha parecido una excelente introducción para un mundo en el que quedan muchas cosas por contar.

Extremophile

La primera vez que oí hablar de Extremophile a Ian Green enseguida pensé, este libro lo tengo que leer. Y es que últimamente las mayores alegrías en el campo de la ciencia ficción me las estoy llevando con los autores que especulan con la biología, justo lo que Ian, con su doctorado en epigenética clínica (que he tenido que buscar lo que es porque una da para lo que da) lleva al extremo en esta novela.

Nos encontramos ante una novela de futuro cercano, situada temporalmente en Londres el 2043, pero un Londres asolado por el cambio climático y un 2043 que no dan muchas ganas de llegar a vivirlo. El mundo se divide en facciones, los verdes que creen que todavía hay posibilidades de salvarlo, los azules que solo buscan su propio beneficio y los negros que ya lo han dado todo por perdido. La protagonista de la historia es Charlie, una biohacker punk que lo mismo te da un concierto de lo más hardcore que te crea un sistema experto que es la envidia de muchos científicos (ya sé que el término sistema experto está muy denostado, pero es el que se utiliza en la obra). Un grupo extremo de los verdes se pone en contacto con ella para cumplir tres misiones, muy a lo Héroes: Kill the Ghost, steal the flower, save the world.

El resto es un libro con acción desenfrenada, manipulaciones genéticas extremas, malos muy malos y punk. Green da muestras de una imaginación malsana cuando vemos las perversiones que los genetistas son capaces de llevar a cabo si el precio es el adecuado, estamos hablando de virus que consigue que se licuen todas las células del cuerpo y no es, ni por cerca ni orilla, lo más depravado de lo que seremos testigos.

Ciertamente la prosa no es de lo más pulido del libro, con algunas reiteraciones cansinas en algunas palabras, pero creo que el interés creciente en la trama y en la resolución final de los conflictos hace que se pasen por alto estos defectos, así como algo del maniqueísmo de los personajes.

El cambio entre puntos de vista está bastante equilibrado, si bien Charlie se puede considerar la protagonista del libro, el resto de personajes también van aportando su granito de arena a la narrativa. Me atrae especialmente el personaje The Mole (¿la topa?) con un pasado aterrador, a la que se le impusieron unos cambios tan radicales que se aleja de la especie humana. Simplemente fascinante.

Además, la crítica a la sociedad corporativa hipervitaminada que solo busca el beneficio es de flagrante actualidad, con atisbos hacia el futuro al que se encamina la propiedad intelectual y la investigación científica. Aunque el libro intenta insuflar algo de optimismo en el nuestro futuro, la lectura del capítulo final recuerda demasiado al final de una de las obras maestras de Disch, no indicaré cual.

Cold Welcome

Aunque Elizabeth Moon tiene una extensa producción de ciencia ficción militarista, lo cierto es que yo la conozco por esa absoluta maravilla que es La velocidad de la oscuridad, ganadora en su momento del Nebula. Con la publicación en audiolibro de Cold Welcome vi el camino expedito para adentrarme en su obra más conocida.

Este volumen sirve como comienzo de una nueva serie protagonizada por Kylara Vatta, a la que deberíamos conocer por sus apariciones en sagas anteriores. Moon se cuida mucho de que esta novela sea un punto de acceso fácil y seguro al resto de su obra y aunque hay referencias a otras situaciones anteriores que sin duda se pueden considerar spoilers, Cold Welcome es perfectamente disfrutable sin tener el bagaje de lecturas anteriores.

La narración en audiolibro de Carrie Coello se ajusta a una historia de supervivencia e intriga que la autora nos muestra. Quizá no sea especialmente emotiva, pero sí es muy adecuada para el entorno frío y peligroso en el que se desarrolla la aventura.

El problema que tengo con el libro, si es que se puede decir que sea un problema, es que destaca más su parte militar que su parte de ciencia ficción, un poco como me pasaba cuando leía a Michael Mammay. Por supuesto que tiene elementos que serían difícilmente justificables en un entorno que no fuera de ciencia ficción, pero el meollo del asunto, que es la supervivencia en condiciones extremadamente desfavorables, te la puedes imaginar perfectamente en un desierto helado terrestre.

Una de las cosas que más me ha interesado de la lectura es la puerta abierta que deja a la especulación sobre el origen de las estructuras que se encuentra Kylara y su grupo en su periplo. La explicación de la terraformación de muchos planetas a cargo de desconocidos me atrae irremediablemente, se me ocurren explicaciones variadas pero me gustaría saber qué idea tiene la autora en mente.

En cuanto a la conspiración política que da origen al gélido viaje de Vatta, parece demasiado obvio a la vista del lector. Sin entrar en muchos detalles, la importancia que se le da a los trajes de seguridad para un descenso a priori rutinario no es demasiado sutil y hay otros detalles que son muy exagerados para que no nos quepa duda de que hay una conspiración. Normalmente prefiero mis conspiraciones más diluidas, agitado pero no removido, gracias.

Cold Welcome cumple lo que promete, es un ejemplo perfecto de ciencia ficción militarista con especial énfasis en el cumplimiento de órdenes y la jerarquía militar.

Service Model

Creo que una de las razones por la que la ciencia ficción es mi género favorito es por su capacidad de denuncia del mundo actual, exponiendo situaciones que en principio parecen extremadamente exageradas, pero que no son más que extrapolaciones del estado actual de las cosas. También por el sentido de la maravilla que encuentras en cada página, por la imaginación desbordada de los autores… y paro porque si no, no hablo de Service Model hasta el año que viene.

En esta ocasión Adrian Tchaikovsky utiliza la figura del narrador demasiado confiable, en contraposición del no confiable, dándole al recurso una vuelta de tuerca. Charles es un robot ayuda de cámara y como tal está preparado para llevar a cabo una cierta lista de tareas para su señor, sin salirse de ellas ni razonar si son necesarias o no. Como toda la novela está pasada por el tamiz de sus ojos (lentes) y sus sentidos, el libro tiene cierta lógica interna que acaba resultando exasperante para un lector que ve las contradicciones de esta forma de vida. El escritor utiliza una y otra vez este recurso para exponer de forma descarnada los problemas de una sociedad que ha caído en el ombliguismo, siendo desesperante en general y en ocasiones incluso diría que tedioso. Pienso que un poco de recorte en las páginas le hubiera venido bien a la novela, que remacha en demasía su mensaje, como un brazo robótico mal calibrado que acaba destrozando su banco de trabajo por exceso de celo (más bien, por mala programación).

La serie de situaciones por las que va pasando Charles una vez se ve obligado a salir de su zona de confort son cada vez más rocambolescas, pero la progresión aritmética con la que van avanzando resulta tranquilizadora, como la lenta subida de la temperatura del agua en la que acabarán muriendo las proverbiales ranas. El humor de Tchaikovsky es bastante seco en este viaje iniciático, pero afortunadamente está presente, con momentos memorables como el uso del brazo para indicar las figuras retóricas a los robots, incapaces de comprender cuándo una pregunta necesita respuesta y cuándo no.

El británico no se esconde a la hora de mostrar los referentes en los que se ha basado para algunos capítulos, o al menos no se esconde “mucho”. KR15-T, K4FK-R, 4W-L, 80RH-5 y D4NT-A son anagramas fácilmente reconocibles para cualquier lector que quiera entrar en el juego.

Recomiendo encarecidamente esta crítica social envuelta en ciencia ficción de futuro cercano, si bien la forma elegida para narra la historia puede llegar a ser cansada en ciertas ocasiones.

Black Tide Son

La segunda entrega de la saga The Winter Sea, que comenzó con Dark Water Daughter, mejora con esta segunda entrega. Seguramente sea debido a que ya conocemos las reglas del juego y H.M. Long empieza a desplegar sus peones por todo el tablero para regocijo de sus lectores.

En esta ocasión también he disfrutado de los lectores de la saga, el nunca suficientemente alabado Samuel Roukin y una más que disfrutable Moira Quirk. Es un placer escuchar audiolibros locutados con tanta profesionalidad como pasión.

En esta ocasión el hilo conductor de la novela será el intento de rescate de Benedict, el hermano gemelo de Samuel, protagonista junto con Mary de la primera entrega, y por supuesto también de esta. Pero quizá lo que más nos atrape de la novela sea cómo se siguen desvelando más y más capas del sistema mágico que constituye el pilar fundamental de la serie, sobre el que se sustentan las aventuras marítimas y las conspiraciones que desfilan por sus numerosas páginas. La aventura está salpicada con capítulos que nos retrotraen a la adolescencia de los gemelos y que nos irán aclarando tanto su complicada relación como las causas de su comportamiento actual.

La trama romántica es bastante más creíble que en el primer volumen y también interfiere menos en la historia. Está ahí, sabemos qué está ocurriendo pero no nos distrae de la verdadera acción. Además, y creo que esto es un dato importante a tener en cuenta, se habla sobre consentimiento y relaciones de poder de una forma abierta, desafiando las normas establecidas para intentar establecer un precedente que ayude a las siguientes stormsingers en su búsqueda de libertad.

Es muy interesante el desarrollo de la figura antiheroica de Ben, ya que con su capacidad para manipular los sentimientos de las personas podría ser un villano de opereta maniqueísta. Pero no, Long le dota de profundidad e interés, diría que incluso más que a su hermano, y deja expedito el camino para que sea más protagonista en la tercera entrega.

En resumen, una historia de piratas y magia de agradable lectura y más que entretenida. Bastante recomendable.