By Force Alone

Hoy tenemos mucha suerte, tenemos como reseñadora invitada a una persona muy importante en la escena de género nacional, alguien tan polifacético como Cristina Jurado. Nos trae una reseña de la nueva obra de Lavie Tidhar, que estoy segura de que os gustará. Muchas gracias, Cristina.

By Force Alone:

Lavie Tidhar reinventa el mito del rey Arturo

Cristina Jurado

La leyenda que rodea al rey Arturo es una de esas historias que trasciende lugares y épocas, que se revisita cada cierto tiempo con nuevas versiones y que no cesa de estimular la imaginación de autores y lectores. No es para menos, porque se trata de una narración que representa a la perfección el monomito de Campbell, la idea del héroe que se hace a sí mismo a través de un camino tortuoso en el que prueba su valía hasta que cumple su destino glorioso. 

Ya sabéis: el hombre (suspiro) de origen humilde (suspiro) destinado a convertirse en líder, referente o gobernante (suspiro, suspiro, suspiro), que pasa por una serie de adversidades (más suspiros), generalmente acompañado por alguien -otro señor normalmente de mayor edad (con más experiencia)- que lo guía por sus múltiples tribulaciones (coged aire), hasta que demuestra sus méritos y logra alcanzar la función para la que se suponía que había estado destinado desde su nacimiento (soltad todo el aire). Como ejemplos de este famoso «camino del héroe», aparte del rey Arturo, estarían Alejandro Magno, Carlomagno, el sultán Mehmed II, Frodo, Luke Skywalker, Neo o Harry Potter. Se trata de jóvenes que sienten una llamada inexplicable a un destino más grande que lo que la vida les tenía aparentemente preparado, y con poderes, capacidades o una combinación de ambos, extraordinarios. Os hacéis una idea ¿no?

El mito artúrico debe ser uno de los más adaptados y revisitados donde los haya. Solo en películas y series anglosajonas se pueden enumerar más de una docena, sin contar los proyectos de dibujos animados y largometrajes infantiles: Knights of the Round Table en 1953, Prince Valiant en 1954,  Camelot en 1967, Arthur of the Britons de 1972 a 1973, Perceval en 1978, Gawain and the Green Knight  en 1973, Excalibur en 1981, Arthur the King en 1985, A Connecticut Yankee in King Arthur’s Court en 1989, Guinevere  en 1994, First Knight y A Kid in King Arthur’s Court en 1995, Prince Valiant en 1997, The Mists of Avalon en 2001, King Arthur en 2004, Camelot en 2011, la serie Merlin de 2008 a 2012, o King Arthur: Excalibur Rising y King Arthur: Legend of the Sword en 2017. 

¿Es posible ofrecer una versión novedosa de la leyenda artúrica? Por difícil que parezca, lo es. Tidhar lo ha conseguido en su más reciente novela By Force Alone, que la editorial Head of Zeus va a publicar el próximo mes de junio. Lo primero que se puede decir sobre el libro, sin caer en los «spoilers», es que es difícil discernir al protagonista: ¿es Arthur? ¿es Merlín? Lo cierto es que buena parte de la narración gravita alrededor de la relación entre estos dos personajes, ahondando en el origen del interés del mago por el que se convertiría en rey de Britannia, empezando por las vicisitudes de su padre, Uther Pendragon para llegar al poder y tener descendencia. 

Con la gran cantidad de personajes que atraviesan sus páginas -Kay, Lancelot, Morgan, Gawain, el Green Knight, Agravain, Mordred, Uther…- una termina dándose cuenta de que By Force Alone es, antes que nada, una historia sobre relaciones estratégicas, alianzas, intereses creados y compromisos adquiridos. La ambición se presenta como el combustible que alimenta las decisiones, el motor de los conflictos. Y el mundo mágico que Tidhar pinta como una realidad paralela a la real, donde las leyes de la naturaleza y de las criaturas funcionan siguiendo una física exótica y en el que Merlin y Morgan actúan de puentes, seres del aquí y del más allá, entidades que desafían ambas dimensiones pero que no están totalmente cómodos en ninguna de las dos. Las ambiciones de ambos juegan al gato y al ratón (nunca mejor dicho) a lo largo de toda la historia, utilizando a unos y a otros como peones en un tablero de juego que es, al final, una isla entera, una nación: la propia Britannia. Creo que es un gran acierto que Tidhar  profundice en el origen de Arthur pero, una vez establecida la corte de Camelot en la segunda parte de la novela, la narración parece coger carrerilla y desarrollarse con cierta prisa. Pero, como señala el propio autor, en los textos artúricos lo más interesante sucede al principio y al final de su reinado. 

Mientras leía la novela de Tidhar, y reflexionando sobre el título, me vino a la mente El Evangelio según Jesucristo de José Saramago, otra estupenda ficción sobre el epítome del héroe de Campbell que trata la ambición, en este caso, de Dios. El portugués realiza un «retelling» del Nuevo Testamento a partir de las aspiraciones egoístas de la divinidad y no pude por menos que encontrar numerosas similitudes con la obra de Tidhar. En ambos casos, los autores recurren a diálogos, algunas veces interiores, bien construidos, con personajes que tienen reacciones verosímiles, ingeniosas y chispeantes. Gracias a ellos es posible reflexionar sobre las consecuencias de la ambición, sobre la existencia del libre albedrío cuando fuerzas incontrolables entran en juego, y sobre la creación de leyendas a partir de ficciones inventadas.

En resumen, By Force Alone es un «retelling» de la tradición artúrica en la que Tidhar consigue arrancar sonrisas al lector a lo largo de toda la narración, no solo por las frases llenas de humor, sino por su capacidad para hacernos reflexionar sobre el cinismo con solo unas cuantas pinceladas de su pluma. ¡Recomendadísimo!

Fate of the Fallen

Hoy tengo la suerte de traeros otra reseña conjunta con @mertonio, que ha sido tan amable de leer el libro conmigo y compartir sus pensamientos respecto a la obra.

El comienzo de Fate of the Fallen no puede ser más convencional. La localización es el clásico pueblo apartado de la civilización, del que prácticamente nadie ha salido a viajar y que vive una existencia idílica. La principal tarea de Mathias es estudiar y decidir a cuál de las chicas del pueblo va a llevar al baile.

Creemos que la novela toma un camino trillado cuando se revela la condición de Elegido (música de fanfarrias) de Mathias, destinado a salvar el mundo como tantos y tantos otros protagonistas de novelas de fantasía. Pero, en un brusco giro de los acontecimientos, Mathias perece nada más salir del pueblo.

En este sentido recuerda un poco al cambio de enfoque de los típicos tropos fantásticos con los que tanto nos agradó Adrian Tchaikovsky con su Redemption’s Blade.

En ese libro se presenta un mundo que ya ha vencido al Lord Oscuro y en el que los héroes se tienen que replantear su condición (¿cómo puedes ser un héroe si ya no hay un villano?). En Fate of the Fallen los personajes se enfrentan a una profecía que ya no puede cumplirse y a un final en el que inevitablemente la luz acabará pereciendo. ¿Cómo puedes seguir luchando con esperanza de victoria cuando el único con posibilidades de vencer al mal ya no está entre nosotros?

Y sin embargo, la tenacidad de Aaslo, el mejor amigo del Elegido (música de fanfarrias) y verdadero protagonista del libro, sirve como guía e inspiración al resto de personajes secundarios que aparecen a lo largo de los capítulos.

Kade combina la narración habitual de fantasía con una segunda trama, complementaria, que utiliza para revelar el funcionamiento del mundo donde se desarrolla la acción, desde el punto de vista de un reaper, una especie de valquiria encargada de recoger las almas de los muertos. Es la parte narrada por este personaje la más sorprendente, llena de buenas ideas y frescura. También aprovecha para presentarnos un panteón poco original pero que tendrá un papel destacado en el desarrollo de la novela.

Fate of the Fallen es un clara primera entrega de una saga más larga: presenta muchos elementos, resuelve algunas cuestiones (aunque deja muchas más sin contestar) pero no acaba para nada en este primer volumen.

Es importante destacar el humor del que hace gala la autora. A pesar de la inevitabilidad de los hechos que presenciamos, seremos testigos de algunos diálogos (o soliloquios) que nos harán sonreír más de una vez. Los malentendidos y quizá el descenso a la locura de Aaslo estará endulzado por estos momentos.

La mezcla de humor y fatalidad está bien combinada y ayuda a evitar que el libro deprima al lector.

Es de alabar también que el ocasional deus ex machina tenga una explicación coherente, dando a la novela una sensación más redonda y justificando el interés de ciertas deidades en el desarrollo de los acontecimientos.

El desarrollo de la narración va tomando un cariz más oscuro conforme vamos conociendo más el trasfondo de la historia. Y el final es un cliffhanger de manual, de esos que hacen que tengas que esperar con ansia la siguiente entrega, que según Kel Kade saldrá este mismo 2020. Sin embargo Shroud of Prophecy tendrá varias entregas y no se sabe si será trilogía o una serie más larga.

Creo importante resaltar que hemos leído el libro en distintos formatos, así que como apostilla final me gustaría decir que el narrador del audiolibro, Nick Podehl, rezuma optimismo y diversión, parece que ha disfrutado mucho con su trabajo y cambia la percepción del oyente del tono del libro.

The Heart of the Circle

Llegué a leer The Heart of the Circle por recomendación en Twitter de Seanan McGuire, para que luego digan que el boca oído no funciona como estrategia de marketing para vender libros. Tenía bastantes puntos interesantes, como la localización en Tel Aviv, una ciudad que no suele ser el foco de libros fantásticos y unos personajes con poderes “mágicos” capaces de escoger entre líneas temporales futuras para su mayor interés o modificar sensaciones, entre otras capacidades. Suena un poco a entorno superheroico pero no lo es, porque estos personajes están oprimidos. Hay vagas referencias al estado de los hechiceros en otros países y la cosa es bastante peor que en Israel. En Estados Unidos viven en reservas apartados de los “normales” y en Rusia son drogados desde jóvenes para volverlos adictos y que el estado los pueda controlar.

Keren Landsman pretende hacer una alegoría de la opresión en el mundo actual con un paralelismo bastante utilizado en la novela juvenil. Hay reuniones mensuales de los hechiceros para reclamar sus derechos, pero siempre acaban con violencia y muerte principalmente provocada por grupos radicales antimagos mientras la policía hace la vista gorda.

El libro requiere del lector demasiada suspensión de la incredulidad, porque el mundo inventado por la autora no se sostiene mucho. El hecho de que haya una cantidad bastante considerable de la población que tiene casi superpoderes y que aún así sean los oprimidos es difícil de digerir. Que la policía no haga caso a los actos de violencia repetitivos en las manifestaciones puede llegar a entenderse, pero que ignoren los asesinatos parece excesivo. En ningún momento se explican los límites de la magia, salvo algunas nociones vagas sobre el desgaste de los poderes y cómo hace falta recargarlos con la energía proporcionada por los “normales”. Y resulta cansino la cantidad de tiempo que se pasan sin hacer nada esperando a ver qué pasa. Un poco de vida, por favor.

En general, se trata de un libro que pretende jugar en varios niveles (romance, literatura fantástica, reivindicativa) y no alcanza su objetivo en ninguno de ellos, así que no lo puedo recomendar.

The Golden Key

Había muchas expectativas creadas alrededor de la primera novela de Marian Womack, The Golden Key. De la autora ya me esperaba una prosa muy cuidada y bella, pero no sabía cuál de sus facetas predominaría más en una historia más larga, escrita directamente en inglés. ¿Tal vez su lado más weird o algo de su ficción climática?

The Golden Key sin embargo, nos muestra su lado más gótico, acompañado de un marcado tono feminista que le sienta muy bien al libro. Sin ser excesivamente reivindicativo, sí que hace referencias a la injusticia y falta de igualdad en la época postvictoriana. En la novela, veremos el enfrentamiento entre el pensamiento racional que descarta cualquier resultado fantástico y algunos hechos aparentemente inexplicables. La ambientación, en un Reino Unido donde el espiritismo y las médiums estaban a la orden del día, sirve como marco perfecto para la investigación de unas desapariciones acaecidas años atrás.

Womack deja muchas de las explicaciones en manos del lector, que ha de interpretar lo que le expone. La protagonista, con orígenes andaluces, se hace pasar por médium para llevar a cabo sus investigaciones basadas en el método científico. A pesar de haber sido contratada para esta labor, lo cierto es que no lo tendrá fácil para obtener información sobre el terreno. Las tramas secundarias también son bastante interesantes y complementan detalles a los que no hubiéramos podido tener acceso de no ser por su presencia, haciendo de la novela una obra más completa.

El final me parece un poco precipitado, con párrafos bastante acelerados explicando las consecuencias para casi todos los personajes involucrados en la trama. Me gusta especialmente el homenaje a George MacDonald, un autor que se ve ha influido mucho en la obra de Marian. La atmósfera general del libro está bastante conseguida, pero es cierto que en algunos momentos mi impresión es que la trama se complica innecesariamente, y no queda claro qué es lo que nos quiere contar la autora. Seguiré con gran interés el resto de sus publicaciones.

Empress of Forever

Si había un libro que esperaba con mucho interés el año pasado era Empress of Forever, de Max Gladstone. No es ningún secreto que Max es un autor que me encanta y el hecho de que decidiera probar fortuna con una space opera alejándose un poco de su fantasía habitual todavía me llamaba más la atención.

Tenía muchas ganas de que me gustara y creo que eso ha sido un elemento que ha jugado en contra del propio libro. La protagonista es una rica hecha a sí misma en el mundo actual, que debe escapar de su vida de lujos por la presión del Gobierno, pero tiene preparado un plan alternativo… ya sé que esto no suena mucho a space opera, pero es que el comienzo es así, hasta que cuando se infiltra en un CPD superprotegido para instalar un software que le permitirá librarse de sus perseguidores sucede algo y se encuentra de pronto en una nave espacial en el futuro (o eso cree ella).

El inicio de la novela me parece tramposo ya de por sí, pero es que el desarrollo tampoco juega limpio con el lector, ya que Vivian tiene siempre guardado un as en la manga, un deus ex machina que le permite escabullirse de las situaciones más complicadas y eso tampoco es justo.

Los personajes, aunque en principio son bastante variopintos y podrían haber dado más de sí, no dejan de ser bastante típicos para una obra de este subgénero, o al menos así me parece. El monje-guerrero, la enemiga no-tan-malvada que se alía con la protagonista, una pizca de máquina de Von Neuman… Todo bastante previsible.

Además, la longitud del libro tampoco juega a su favor, porque el viaje y sus peripecias se acaban haciendo repetitivas y cansinas. Me temo que si esta obra no hubiera sido de Max Gladstone la hubiera podido disfrutar más, pero es que sabiendo de lo que es capaz el autor, me he llevado una desilusión.

The Unlikely Escape of Uriah Heep

Hay libros con los que aunque entiendo sus virtudes soy incapaz de conectar y pienso que no soy su público objetivo. No es que sean malos libros es que no son para mí. Con The Unlikely Escape of Uriah Heep me ha pasado justo eso.

Me llamaba la atención en primer lugar la localización geográfica del libro ya que la acción se desarrolla en Wellington, Nueva Zelanda y creo que no he leído ningún libro que suceda en este país. Este hecho, que no deja de ser accesorio para la narración, al menos destaca un poco.

Sin embargo, la principal fuerza motora de The Unlikely Escape of Uriah Heep es el amor a los libros de una época muy específica. Y es que muchas de las novelas victorianas a las que se hace mención en la novela han quedado por derecho propio en el imaginario de la humanidad como grandes obras destinadas a perdurar. El amor que siente la autora por la obra de Dickens, Doyle, Brönte y compañía se nota en cada página del libro y en el tratamiento que hace de sus personajes y por lo tanto logrará mayor resonancia con alguien que conozca y ame esos libros de la misma forma que H. G. Parry.

La trama es eminentemente lineal, con la presencia de Charley, un prodigio precoz capaz de insuflar vida a los personajes de los libros que está leyendo y traerlos a nuestro mundo. Casi toda la narración la realiza su hermano mayor Rob, que siempre ha estado protegiéndolo y que tiene una relación ambivalente con él, al que ama pero al que también envidia en algunos momentos. Esta relación fraternal está bastante bien trazada y servirá como base para todo el desarrollo de la novela.

Los giros y revelaciones que la autora va poniendo en nuestro camino son bastante previsibles e incluso cuando hay un cierre en falso de la novela sabemos que la cosa no puede quedar ahí. En este aspecto, el libro es bastante inocente y no trata para nada de engañarnos, solo nos lleva de la mano por una historia agradable y entretenida.

Es difícil recomendar un libro que no te ha llegado a llenar totalmente, pero sinceramente creo que cualquier lector de los autores clásicos anteriormente mencionados podrá sacarle más rédito a esta novela que yo.

Come Tumbling Down

Siempre es una buena noticia la publicación de otra entrega de la serie Wayward Children, que salvo algún pequeño bache siempre ha mantenido un muy buen nivel.

Come Tumbling Down retoma a dos de los personajes más importantes de la serie, cuya historia de origen ya conocimos con la segunda entrega. Este libro es una pequeña coda a lo que ya sabíamos, resolviendo algunos cabos sueltos.

Lo primero que llama la atención es su brevedad. En muy pocas páginas McGuire es capaz de contar una aventura completa, con su elección de personajes para el viaje, su nudo con conflicto incorporado y su resolución, esta vez parece que definitiva (nunca digas de este agua no beberé tratándose de una serie de esta autora). Es encomiable la economía de medios de la que hace gala en esta ocasión y el ritmo, bastante rápido, también lo agradece. Me gusta la referencia a los dioses del abismo oceánico, en claro homenaje a Dagon, pero no hace muchas más aportaciones al imaginario del universo en el que se desarrollan las historias, no hay una puerta nueva que nos lleve al Goblin Market, por ejemplo.

Sin embargo, nos encontramos con otro problemilla, y es que la lectura sabe a muy poco. La necesidad de ceñirse a un formato tan corto hace que nos surgan más preguntas de las que en realidad se responden en el transcurso de la aventura, lo que hace que esta quinta entrega de la serie quede con un simple entremés. Divertido y agradable, pero poco nutritivo.

En esta ocasión el formato en el que he leído Come Tumbling Down ha sido audiolibro, narrado por la propia autora. Me ha gustado su entonación y se nota la pasión que infunde a su propia creación, así que creo que repetiré la experiencia.

The Killing Light

Aunque empezó con bastante fuerza, The Sacred Throne, la fantasía medieval con mechas de Myke Cole ha ido perdiendo fuelle conforme han ido avanzando las entregas y me temo que el broche final, este The Killing Light, no es capaz de cumplir todas las expectativas que podríamos tener.

El libro continúa directamente el anterior, con Heloise a cargo de una tropa variopinta, mezcla de villariegos, soldados y nómadas, que no comparte su visión de la vida pero que ven en ella la respuesta a sus penurias. Van de camino a la capital, en su búsqueda de una solución al conflicto con la Orden y de una respuesta a la invasión de los demonios.

El punto fuerte del autor son las batallas, pero en este libro se nos escamotean bastante porque es más importante finalizar una trama que aunque presenta algunos giros argumentales, no es para nada inesperada. En este sentido, el libro se queda cojo porque uno de los principales atractivos de toda la serie es el uso del mecha en una batalla medieval y aquí lo vemos menos. Aun así, hay alguna escena más tierna y divertida que sirve como maravilloso contrapunto al tono lúgubre del resto de la historia.

También es cierto que algunas de las escenas que se va encontrando la protagonista son desoladoras y las probabilidades están tan en su contra que cualquier solución nos podría parecer poco creíble. Y la motivación del algún que otro personaje son de una miseria moral apabullante, en plan “ahora no te junto”, que es capaz de romper la barrera de la credulidad del lector.

Si ya has comenzado la serie, entiendo que por completismo la puedas querer acabar, pero en caso contrario, no creo que merezca la pena.

Theory of Bastards

Conocí esta obra cuando le concedieron el premio Philip K. Dick el año pasado, así que pensé que podría ser interesante leerlo.

Theory of Bastards está narrado desde el punto de vista de Frankie, una investigadora que se hace famosa por sus tesis radicales sobre las relaciones humanas y va a dedicarse al estudio de las relaciones entre los bonobos para hacer extrapolaciones de sus últimas ideas. Podría parecer que la parte más importante de la narración sería la especulación sobre sus teorías, pero no es así, ya que se le concede el protagonismo al estudio de los bonobos, con un componente biológico muy elevado, tanto, que casi se desvanece la parte que se podría considerar ciencia ficción.

He tenido varios problemas durante la lectura de esta novela, que juega a varios niveles con distintas líneas temporales y que utiliza pequeños recordatorios para que atisbemos cuál es el verdadero objetivo del libro, pero tanto jugar al despiste y tanto darle de comer a los bonobos acaba resultando cansino.

Me parecen mucho más interesantes las partes en las que habla de sus ideas sobre las relaciones humanas y la fidelidad de las parejas, esa Teoría de los Bastardos sobre la que en realidad debería girar el libro, a juzgar por el título. Reducir el comportamiento humano a una serie de acciones-reacciones hormonales rebaja cualquier pensamiento más elevado sobre la humanidad, pero lo cierto es que las demostraciones en el libro son algo endebles.

También es importante reflejar que no se trata de una obra exclusivamente cli-fi, aunque innegablemente el cambio climático representa su papel en el desarrollo de la historia.

Los personajes son complejos, desde la científica que sufre una enfermedad que ha definido desde el principio su vida, limitándola de formas muy variadas, a los propios bonobos con los que realiza su investigación.

Se trata de un libro bastante inusual y aunque no me ha terminado de convencer, creo que sería del interés de un lector al que le interesa el estudio de la biología y las comunidades animales para extrapolar conclusiones humanas.

The Night Circus

Aprovechando la suscripción de Scribd me puse a escuchar The Night Circus, de Erin Morgensten, sin tener apenas referencias previas. Me encontré con un libro maravillosamente escrito, en el que apenas pasa nada ni hay casi trama que sostenga la narración, pero con unas descripciones tan preciosas que pasas por alto el hecho de que en realidad es más importante el continente que el contenido. Y todo esto en una primera novela, lo que hace todavía más importante el hito.

A todo esto también ayuda la hipnótica voz del narrador, Jim Dale, capaz de imprimir una cadencia a la lectura que acaricia el oido mientras va desgranando las vicisitudes de este mágico circo nocturno que sirve como escenario para una contienda en la que no están claras ni las reglas ni el resultado.

El libro está situado en el periodo de tiempo entre finales del siglo XIX y comienzos de XX, donde la tecnología todavía no lo había invadido todo y aún había sitio para la magia, entendiéndola como algo que desafía los sentidos. Aunque la autora va saltando de escena en escena y de fecha en fecha, no resulta para nada complicado seguir el tenue hilo que une los capítulos. Asistiremos a la creación de este circo nocturno que maravillará al mundo, desde el germen de la idea a la contratación de los artistas e incluso asistiremos a muchos de los números que se presentan ante un público entusiasmado. En ocasiones me ha recordad a Big Fish, donde la desbordada imaginación del padre de Ewan McGregor mezclaba realidad y fantasía con tanta naturalidad que acababan siendo indistinguibles. Es indudable que el escenario cirquense ya nos predispone a dejarnos invadir por ese sentido de la maravilla con que acude un niño a su primera representación.

A los personajes les habría venido bien algo más de personalidad, porque aunque se hacen de querer, es cierto que apenas tienen profundidad. Se ven envueltos en un juego que han decidido sus mayores, pero ni se rebelan especialmente por estas condiciones que les vienen impuestas ni dejan de participar activamente en el desarrollo del propio circo.

Quien decida dar una oportunidad a The Night Circus acabará embelesado por el escenario aunque en realidad la historia no le lleve a ningún sitio. Pero no siempre es necesario viajar para descubrir cosas nuevas.