The Gutter Prayer

Leí esta novela por recomendación de Alex, que con buen ojo la define como fantasía oscura y urbana.

Lo de fantasía urbana es impepinable porque prácticamente toda la novela transcurre en una sola ciudad, tanto en sus edificios como en sus túneles y catacumbas, desvelándose como un escenario que forma parte de la propia aventura. Y lo de oscura es casi inevitable en la fantasía moderna, de la que The Gutter Prayer es una buena muestra.

Gareth Hanrahan destaca principalmente por el estupendo desarrollo de su worldbuilding y en las razas que lo pueblan sus escenas. Quizá peca de no ser excesivamente original, puesto que los ghouls son viejos conocidos y algunas de las otras razas del libro recuerdan a R. Scott Bakker y su trilogía Príncipe de Nada, pero si las características de sus creaciones nos resultan familiares, lo que es novedoso son sus relaciones entre ellas, algo que denota un gran trabajo de creación de fondo que al final se acaba notando en la lectura.

La ciudad de Guerdon se libra de la guerra entre dioses que está teniendo lugar fuera de sus fronters por ser suministradora principal de armas alquímicas de ambos bandos, pero las mareas de refugiados que llegan a la ciudad amenazan el delicado equilibrio entre los poderes establecidos. Con este punto de partida, Hanrahan desarrolla una narración que implica tanto los hechos actuales como los antiguos, con intrigas apasionantes y planes que llevan años en desarrollo, con alguna que otra sorpresa y en general, con un tono creciente de violencia y tensión.

Si la historia está bien, lo que me ha terminado de enamorar los personajes de la novela. Tanto los protagonistas como los secundarios demuestran una profundidad muy atractiva, que de nuevo da fe del trabajo del autor. No solo los tres ladrones con los que empieza la historia, si no los demás que se van subiendo al carro aportan algo importante al fluir de la narración. Desde la admiración Spar por su padre y la imposible tarea de estar a su altura mientras la enfermedad va calcificando su cuerpo, a la evolución radical de Rat, un joven ghoul inconsciente. Los caminos no están trazados y no sabemos dónde van a acabar.

El ritmo es trepidante, algo muy de agradecer cuando estamos leyendo un libro de estas dimensiones. Como primera novela del autor, se me ocurren pocas críticas que realizar, así que no hago si no recomendarte su lectura. Seguramente la disfrutarás.

The Undefeated

The Undefeated es una novela corta de ciencia ficción con una protagonista absoluta que en el ocaso de su vida vuelve a visitar los lugares de su infancia. Pero no es una historia sentimental y de hecho tiene un trasfondo reivindicativo que por desgracia se pierde por la languidez de los hechos narrados.

El viaje de la protagonista se aleja del centro de la Commonwealth, una confederación de planetas que parece estar bajo la amenaza de un enemigo poco claro. Al ir en contra de las mareas migratorias que buscan la seguridad de los mundos interiores, puede reflexionar sobre su pasado y su vida. Podría ser interesante saber qué le ha ocurrido a esta periodista y escritora, pero la verdad es que su relato tiene pocos alicientes, solo ver lo bien que se lo ha ido pasando de viaje en viaje disfrutando del privilegio de su fortuna heredada.

La autora crea un tipo de personaje denominados jenjer que no define demasiado en un principio, pero que serán importantes en el desarrollos de la historia. El paralelismo de estos seres con los esclavos es tan evidente como un tanto zafio. Unidos a los humanos por contrato y dependientes de estos para conseguir las medicinas que les permiten seguir vivos, se consideran propiedad del humano correspondiente.

Y esto es prácticamente todo, porque el libro no da para más. Está escrito con una prosa fluida y es tan breve que se puede leer prácticamente de un tirón, pero realmente aporta muy poco al lector. Quizá si las reflexiones sobre la esclavitud hubieran estado un poco más afiladas o si la acción hubiera resultado más interesante el libro mejoraría, pero está lejos de ser una lectura recomendable. Me temo que pasará al olvido con gran velocidad por su poca sustancia.

El arcano y el jilguero

Se ha hablado mucho y muy bien sobre esta primera novela de Ferrán Varela, así que tras la buena experiencia con La danza del gohut tenía buena predisposición para su lectura.

Lo primero que llama la atención es el cuidado lenguaje que nos muestra la novela. Por su ambientación y su clara inspiración en el imperio romano, se podía esperar unos giros un tanto arcaicos en los diálogos y descripciones pero no es eso lo más llamativo, si no la cuidadosa elección de cada palabra, unida a un vocabulario culto que se adapta muy bien al personaje protagonista de El arcano y el jilguero.

La novela es una historia de redención, si es que esto es posible para una figura casi mitológica como es el Arcano del Tormento famoso en todo el Imperio y sus aledaños por las torturas que inflige y su capa de rostros de víctimas de sus malas artes. Pero el mal absoluto no existe en la fantasía moderna y a lo largo del libro vamos descubriendo las verdaderas motivaciones de Mezen y en algún momento llegamos a empatizar con su causa. La idea sobre la que gira toda la narración es dilucidar si el fin justifica los medios. Un debate moral llevado con maestría por el autor, mostrándonos tanto el lado tierno de Mezen (por ejemplo en su relación con Susurro) como el más cruel y despiadado (cualquiera de sus escenas de tortura).

Me gustaría también hacer hincapié en el discurso sobre la ley y su aplicación que delata un poco la deformación profesional del autor y que me ha resultado muy interesante. Seguramente algún lector con más conocimiento del medio (no es que te esté mirando a ti, @mertonio, ¡no, qué va!) podría sacarle más provecho a estos comentarios pero en mí ha conseguido despertar la curiosidad.

Uno de los aspectos que menos me ha gustado durante la lectura es la gestión del tiempo, especialmente algunas elipsis brutales que no llegan a ser deus ex machina pero que se acercan peligrosamente a ese extremo.

El tratamiento de los protagonistas y secundarios que vamos conociendo a lo largo de la historia es muy complejo, dando lugar a personalidades profundas y polifacéticas. Me temo que se recurre demasiado a la violencia ejercida sobre las mujeres en forma de violación y sinceramente, preferiría que no se abusara de este recurso en la novela, ya que quizá haya otras formas de forjar la personalidad de los personajes femeninos.

Recomiendo sinceramente la lectura de El arcano y el jilguero para cualquier aficionado a la fantasía.

Luna: Moon Rising

Es difícil escribir una reseña sobre la tercera parte de una trilogía, caminando sobre el fino alambre del spoiler sin desvelar nada de la trama de los libros anteriores. Si a esto añadimos que los libros de Luna no destacan precisamente por su brevedad, el ejercicio resulta incluso más difícil. Así que me perdonaréis si hablo un poco de generalidades, podremos entrar en más detalle si así lo queréis por alguna red social.

La primera entrega de Luna me impactó mucho, no solo por la calidad de McDonald como autor, algo que no creo que nadie ponga en duda, si no por el mundo apasionante que había creado. Una sociedad en la que tienes que pagar hasta por el aire que respiras y una plétora de personajes profundos y tridimensionales que contaban una historia épica en el espacio. Imposible resistirse.

La segunda entrega, quizá por las expectativas generadas, por el síndrome del segundo libro o por una combinación de factores no me llenó tanto, aún siendo una lectura muy recomendable.

Con la lectura del tercer libro me encontré en la tesitura de decidir si alcanzaba las cotas del primero o se quedaba a la altura del segundo. Y lo cierto es que como final de trilogía es perfecto, aunque desgraciadamente no ha logrado la fascinación que ejerció sobre mí Luna sí que corrige algunos errores de Wolf Moon.

Hay algunos personajes nuevos y entornos que no conocíamos o de los que no se hablaba en profundidad en los otros dos libros que resultan tener un papel relevante en este libro, como la Universidad de Farside y sus descubrimientos científicos. Pero el libro sigue siendo el relato de una lucha de poder entre distintas facciones, una historia de venganza y de enfrentamiento de proporciones astronómicas.

De las cinco grandes familias (los Dragones de la Luna) queda claro que la favorita del autor o al menos la que más foco consigue son los Corta. De hecho, gran parte del hilo conductor del libro gira sobre la custodia de uno de los vástagos de la familia, por la que luchan distintas facciones con intrigas, complots, abogados… y cuchillos si hace falta. Resulta muy interesante ver cómo se desarrolla este “Juego de Tronos”, con peones que se van moviendo en una estrategia compleja y peligrosa.

Y sin embargo, lo más importante siguen siendo los personajes y sus relaciones. No existe ningún personaje que sea esencialmente bueno, pero sí que los hay malos, tan estigmatizados por sus acciones pasadas que el autor les busca un final ignominioso acorde al sufrimiento que han causado. Este es uno de los pasajes más duros de la historia, por lo que ocurre y por lo que representa.

En ocasiones he comentado que algunas de las grandes familias están un poco desaprovechadas y creo que el autor ha intentado repartir más el protagonismo en algunos pasajes, aunque los Asamoah siguen siendo prácticamente desconocidos.

Me resultan muy atractivos los distintos proyectos que se van presentando para el futuro de la Luna, aunque en el fondo lo que se está discutiendo es el futuro de la Humanidad. El hecho de que se recurra a la violencia para imponer un criterio u otro haría sonrojar a Asimov pero resulta tan terrible como realista.

Luna: Moon Rising es un final muy digno para una gran trilogía de ciencia ficción de futuro cercano, uno de los más complicados de escribir sin quedar desfasado enseguida.

The True Queen

The True Queen es la secuela de la novela Sorcerer to the Crown, que tuvo muy buena acogida en su momento. El estilo de la segunda entrega es bastante continuista, por lo que sería bastante fácil afirmar que si te gustó el primero te pasará lo mismo con el segundo.

No obstante, Zen Cho también introduce algunas variaciones. En vez de seguir con el camino seguro utilizando como protagonistas a los mismos Zacharias y Prunella desplaza el foco a otro personaje exótico, aprovechando para hablar un poco sobre el colonialismo del Imperio Británico. Quizá lo que más me ha llamado la atención ha sido la descripción de una magia atípica en contraposición con la occidental, probablemente más conocida para alguien versado en la lectura de fantasía basada en la Regencia o en la época Victoriana.

También resulta interesante su reivindicación del papel femenino en la magia y por ende, en la sociedad. A través de la Escuela para Magas (traducción libre) se hace una crítica nada velada a la posición de la mujer como garante de la estabilidad del hogar y poco más. El libro está repleto de personajes femeninos mientras que la aparición de personajes masculinos es prácticamente testimonial.

Sin embargo, la historia tiene poca profundidad. Desde el principio se ve muy claro cuál es el “misterio” que “envuelve” a las hermanas Muna y Sakti, a pesar de que se pasen el libro intentando desvelarlo. El libro puede interesar más por el tránsito que se lleva a cabo que por desvelar la incógnita sobre la que gira la trama, pero no por ello deja de ser bastante previsible.

La comparación con Jonathan Strange y el señor Norrell que resultó inevitable con la publicación de Sorcerer to the Crown aquí se puede desdeñar, ya que Cho ha creado un mundo similar en algunos aspectos al de Susanna Clarke, pero ha conseguido reforzar las diferencias para seguir un trazado distinto.

En resumen, The True Queen es un pasatiempo agradable y poco profundo que convencerá a quienes les gustara la primera entrega.

Children of Ruin

Uno de los lanzamientos más esperados de este año era sin duda alguna la continuación de la maravillosa Children of Time, como ya se comentó en el último episodio del año pasado de los VerdHugos.

Adrian Tchaikovsky ha decidido ofrecernos una obra muy ambiciosa, que eleva a la enésima potencia la estructura que utilizaba en la primera entrega. Si lo que buscas es especulación sobre el desarrollo de razas alienígenas y su interrelación con los humanos este es sin duda tu libro, aunque no puedo decir que sea una obra perfecta.

El autor vuelve a dividir la narración entre el presente y el pasado, pero en esta ocasión con un gambito muy arriesgado, ya que las acciones del pasado influyen mucho en el futuro, condicionando gran parte de la narración a las acciones de la otra línea temporal. El autor sale bastante airoso de esta apuesta con una mezcla de ocultación de información y audacia, así como con oficio narrativo.

Pero hay otro problema añadido y es la dificultad intrínseca derivada de un primer contacto con una civilización alienígena. Y aquí Tchaikovsky no termina de conseguirlo. Porque no estamos hablando solo de uno, o de dos contactos y la complejidad de las interacciones a veces se le va de las manos. La falta de unas referencias en las que basarse para entender estas interacciones dificulta mucho el proceso lector. A pesar de que hay bases comunes que tienden puentes entre culturas, las diferencias intrínsecas de cada especie exigen mucho para el disfrute del libro. Estas diferencias también hacen que la empatía en ocasiones brille por su ausencia, no solo en el libro si no también por parte del lector.

Me ha gustado mucho la especulación científica que muestra Children of Ruin. De especial importancia son la biología y la lingüística, pero no se limita a desarrollar estos dos campos. No quiero ni imaginar la ingente cantidad de documentación que ha tenido que manejar el autor para ofrecernos esta novela tan compleja.

Algo que no me ha terminado de convencer tampoco es el final de la historia, no sé si llamarlo ingenuo o excesivamente optimista. Pero me ha encantado cómo se habla sobre los problemas inherentes al desarrollo de la civilización y la tecnología (sobrepoblación, contaminación…) desde otra perspectiva. Es un gran valor añadido a la novela.

A pesar de no ser plato de mi gusto, también hay algunas escenas de terror horriblemente inquietantes de esas que vas leyendo con el corazón en un puño, algo que añade tensión a un libro que en ocasiones no tiene un ritmo excesivamente acelerado.

No puedo dejar de recomendar este libro, aunque eso sí, primero hay que leer Children of Time porque Children of Ruin no se puede considerar una lectura independiente.

A Big Ship at the Edge of the Universe

Por utilizar un símil gastronómico que se ajusta bastante a la opinión que tengo de esta obra, A Big Ship at the Edge of the Universe es un libro palomitero. No puedes pasarte la vida alimentándote a base de palomitas, pero son fáciles de tomar y satisfactorias hasta cierto punto.

La obra de Alex White requiere del lector que suspenda su incredulidad, porque desde el principio mezcla magia con “ciencia ficción”, una combinación algo arriesgada si se quiere ser riguroso, pero que puede dar mucha diversión si se acepta el juego. En su universo, casi todas las personas tienen un poder mágico determinado que depende de su “glifo”. Casi todas, porque una de las protagonistas, una buscadora de tesoros venida a menos sufre una extraña enfermedad que le impide utilizar la magia. La otra “protagonista”, aunque luego la novela se vuelve más coral, es una intrépida corredora de carreras de algo parecido a la Fórmula 1 a punto de conseguir el Campeonato Pangaláctico.

El ritmo es bastante acelerado y trepidante, algo que le viene bien a una aventura que mezcla arqueología espacial con grandes conspiraciones y que adereza el resultado con batallas espaciales y combates cuerpo a cuerpo. Como ya digo, es muy divertida e incluso tiene algunos momentos más reflexivos sobre los horrores de la guerra, pero la verdad, son una línea en el agua. Aquí lo que queremos son carreras, explosiones y magia a raudales.

La prosa es bastante funcional y no se detiene en grandes alharacas. Los personajes no están especialmente bien definidos, aunque la trama de los veteranos de guerra le da algo más de empaque al trasfondo que tampoco es que sea un edificio de hormigón armado.

Si te dejas llevar por la montaña rusa de emociones que provoca el libro, podrás perdonar los agujeros en la trama y las casualidades que la hacen avanzar. Incluso la resolución es un tanto precipitada y tramposilla, pero se lee en un suspiro.

The Hod King

He de reconocer que siento un debilidad especial por los Libros de Babel. Las dos primeras entregas me encantaron y los he ido leyendo prácticamente seguidos, tanta era la curiosidad por saber cómo continuaba la historia. Ahora que tengo que esperar por lo menos hasta el año que viene para finalizar el relato, quizá dejando reposar las sensaciones se atenúen un poco, pero lo cierto es que la serie me está maravillando.

The Hod King continúa donde terminó Arm of the Sphinx. La desaparición de uno de los personajes principales (quizá el menos importante, pero parte de la cuadrilla de todas formas) no afecta para nada a la novela. Josiah Bancroft divide la narración en varias subtramas que se van pisando en el tiempo y juega a dejar cada parte en un momento culminante, para luego retomarlo cuando la siguiente trama estaba también en lo más interesante. Es un método muy bueno para que la tensión vaya creciendo, pero algunas veces parece que abusa de él, como cuando incluye un flashback muy interesante, pero quizá excesivamente largo.

El libro ha perdido algo de la frescura que tenían las entregas anteriores, en parte por el desgaste propio de la historia y en parte por verse restringido prácticamente a un solo ringdom. Lo que pierde originalidad, lo gana en sentimiento. Es imposible no haberse encariñado ya con Senlin, Edith y demás compañía, así que asistiremos a sus desventuras con el corazón en un puño. Además, también hay un ingrediente de “salseo”, si me permitís la expresión, que hace que tengamos aún más interés en ver qué les depara el futuro a los personajes. Supongo que el autor lo tendrá todo preparado, porque ha ido sembrando en cada capítulo las semillas del conflicto de los siguientes, pero el desenlace puede ser explosivo.

El ringdom de Pelphia le sirve a Bancroft para hacer una crítica acerada a la vanidad de la sociedad. Llevando temas tan fútiles como la moda hasta el extremo, desnuda una estructura social banal y despreciable, reflejo grotesco de la nuestra. Aunque parece claro que la principal intención de Bancroft es entretener con una aventura alocada, no deja pasar la oportunidad para criticar la vanidad del mundo, dándole algo más de empaque a la novela. Si es que le faltaba algo.

Por favor, que alguien hable con Orbit para que publiquen ya la última entrega.

Atlas Alone

Esperaba con mucha ilusión el final de la tetralogía de ciencia ficción de Emma Newman con obras tan destacadas como Before Mars, Planetfall o mi preferida After Atlas.

Al principio de la lectura cuando vi que volvían a aparecer Carl y Travis, dos personajes tan importantes en After Atlas mis expectativas aumentaron, pero fue tan solo un espejismo. Siguiendo la lógica interna de la serie, que va concediendo el protagonismo a distintos personajes y situaciones, Carl y Travis solo son personajes muy secundarios en Atlas Alone. Prácticamente todo el peso de la narración recae sobre Dee en el periplo de Atlas, la nave espacial que ha dejado atrás la Tierra en busca de un nuevo planeta en el que asentarse.

El juego de la autora para conseguir que cada libro sea de lectura independiente cronológicamente se viene abajo en este último volumen, porque parte de la importancia de la trama destripa el final de After Atlas. Era una apuesta muy interesante, pero casi imposible de seguir manteniendo conforme iba aumentando el número de volúmenes de la serie.

Sin embargo, el principal problema con el que me he encontrado en esta novela ha sido la previsibilidad. Los giros de guion que deberían sorprendernos no lo consiguen en absoluto. No me molesta que la mayor parte de la novela se narre desde la inmersión en una realidad virtual u otra, ya que es el futuro al que parecemos estar abocados, pero los detalles escabrosos de estos juegos inmersivos me parecen superfluos y más que añadir carga psicológica al libro se la restan.

Los cuatro libros que conforman esta laxa tetralogía tratan la perspectiva psicológica de los personajes de una forma respetuosa y concienzuda y Atlas Alone no es una excepción. Uno de los pilares fundamentales en torno a los que gira la novela es cómo afrontar la pérdida y seguir adelante, aunque el tratamiento del duelo quizá sea menos acertado que en las otras entregas.

La crítica a los extremismos religiosos es extremadamente dura, rozando el esperpento, porque el hecho de que los “malos” sean tan recalcitrantemente malvados entra en conflicto con las que se supone son sus propias creencias. Pero, viendo lo que los extremismos han conseguido a lo largo de la historia de la Humanidad, lo mismo la autora se queda hasta corta.

La prosa de Emma es tan melodiosa como nos tiene acostumbrados, así que no deja de ser una lástima que esta última entrega de la serie no alcance el nivel de las anteriores.

PD: me indican que no es el último libro de la saga, así que leerá gustosa las siguientes entregas para ver con qué nos sorprende la autora la próxima vez.

Permafrost

Me encantan las historias de viajes en el tiempo. Me gusta como los autores van buscando las soluciones a las posibles paradojas temporales o toman el atajo de las realidades alternativas que colapsan cuando los viajeros las abandonas o alguna de las otras posibilidades que van surgiendo.

Es por eso que cuando supe de la publicación de Permafrost por parte de uno de mis escritores favoritos, supe que tenía que leerla cuanto antes. Además, su escasa longitud la hacía un aperitivo delicioso entre lecturas que me iban a consumir más tiempo.

Lo primero que destaca es su ambientación en Rusia, un escenario algo atípico, ya que por suerte o por desgracia estamos acostumbrados a que TODO pase en Estados Unidos. Se agradece un pequeño cambio de localización geográfica, aunque salvo por algunos detalles, no es que influya especialmente en la trama.

Debido precisamente a las pocas páginas que utiliza Reynolds para Permafrost, es difícil de analizar sin caer en el spoiler, algo que siempre me gusta evitar. Podríamos decir que la “teoría del tiempo” no es especialmente novedosa, pero que su solución para las paradojas es coherente con el entramado que crea.

A veces el autor se pone trampas a sí mismo, como con la mención de un aparato que no tiene sentido hasta que, mucho más adelante en la lectura, descubrimos que es imprescindible para que uno de los viajeros en el tiempo se pueda comunicar. Pero si nos habíamos fijado en este detalle, la “revelación” relacionada con este viajero ya no es tal.

También merece especial atención el escenario preapocalíptico en el que comienza el libro, terriblemente verosímil y la causa de que se preparen estos viajes en el tiempo para buscar una solución en la que no parecen tener mucha confianza pero que es su única posibilidad. Este inicio da el grado de tensión suficiente para desencadenar toda la aventura y justificar muchas acciones moralmente reprochables.

De lo que no cabe duda es de que si te gustan los viajes en el tiempo, Permafrost no te defraudará.