At the Stroke of Midnight

Cada uno tenemos nuestras preferencias a la hora de leer y si a mi me pones delante una historia de viajes en el tiempo es bastante complicado que la deje pasar, en especial cuando se recurre al tropo del bucle temporal del que parece imposible salir, entonces ya me tienes totalmente ganada. Lo malo de esto es que tras haber leído la maravillosa The Seven Deaths of Evelyn Hardcastle, es muy difícil encontrar algún libro que siquiera se le acerque en cuanto a complejidad de trama e inmersión en la lectura. Es por esto que aunque At the Stroke of Midnight es una buena novela, palidece en la comparación.

El principal problema de At the Stroke of Midnight es un comienzo bastante lento que lastra el desarrollo de la historia. Tanto la situación geográfica, con un misterio de “mansión cerrada” por llamarlo de alguna manera como el momento temporal en que Jenni Keer sitúa su historia son muy acertados para un relato de este tipo, pero quizá se demora demasiado en los detalles preliminares antes de llegar al meollo del asunto. El año es 1923, como buen misterio con toques a lo Agatha Christie, y la protagonista es Pearl Glenham, una joven apocada que siempre ha estado al servicio de su frío y distante padre. Todo esto cambiará cuando los inviten a una retirada mansión sin una causa clara y sobre todo cuando empiece el bucle temporal al que se ve abocada por enigmáticas causas.

Pearl vivirá un rito de madurez tras otro de forma muy acelerada en cada una de las iteraciones del día que le toca revivir, algo que la autora nos muestra de una forma concisa e inteligente, partiendo de la confusión inicial al disfrute de la libertad sin compromisos ni consecuencias y finalizando en la reflexión y madurez. En este aspecto, Pearl Glenham es el sujeto perfecto de anodino presente que va desarrollándose gracias a esta oportunidad para florecer en su vida adulta.

El casting mental que realizó la autora para los personajes no llega a sorprender tanto, quizá por lo escaso de su número o por lo estereotipado de algunos de ellos. Cumplen perfectamente su función, pero quizá son un poco bidimensionales si los comparamos con Pearl. Aún así, cumplen perfectamente su papel como figurantes en el misterio.

Respecto al misterio en sí, las causas de la repetición del día y también cómo salir del atolladero no son excesivamente originales, pero si que son funcionales y plausibles (dentro de cierta suspensión de la incredulidad) y dan a la novela cierto toque de verosimilitud que ayuda mucho a disfrutar de la lectura, ya que son coherentes dentro de la lógica interna del propio libro.

En resumen At the Stroke of Midnight es una novela agradable para leer, que no viene a revolucionar el género pero que tampoco lo pretende.

The Words of Kings and Prophets

Es un placer volver al mundo que Shauna Lawless ha creado en su saga Gael Song y que comenzó con The Children of Gods and Fighting Men y que ahora continúa con las mismas protagonistas y con algo más de magia, que era algo que eché de menos en la primera entrega.

Es una historia muy enraizada en la mitología y la historia irlandesa, con un ritmo pausado que se centra mucho en las intrigas políticas de los vikingos y los irlandeses, lo cual nos puede recordar a la fantasía de corte más clásico. Pero es muy importante el cambio de perspectiva que nos ofrecen las dos protagonistas de la novela, que aunque siguen siendo ninguneadas por ser mujeres vemos cómo poco a poco se van empoderando y tomando decisiones que no son las que esperan sus familiares varones, aunque tengan que hacerlo de tapadillo.

La autora también concede gran importancia a la controversia del tráfico de esclavos, generalizada entre los vikingos y supuestamente prohibida entre los irlandeses, pero cuando se centra la visión en el motor económico de los reinos es cuando se resquebrajan las costuras de la falsedad en la que están instalados estos últimos. Lawless ha decidido dejar un poco de lado el conflicto entre paganos y cristianos en esta segunda entrega, sigue estando presente pero no juega un papel fundamental. Digamos que ahora todo gira alrededor de quién se podrá proclamar rey de reyes, con las nuevas generaciones pisando fuerte.

También ha sido todo un acierto por parte de la escritora los nuevos personajes que va añadiendo a la saga y sobre todo la madurez que van alcanzando las voces principales, se nota una evolución causada por los acontecimientos en los que se ven envueltos y por su propia personalidad, generando una auténtica saga en el sentido más estricto de la palabra.

El tratamiento de las relaciones interpersonales y del amor juega un papel importante en la saga, desde matrimonios de conveniencia a amor verdadero por el que se está dispuesto a sacrificar incluso la inmortalidad. No es una novela romántica, pero el amor también está dentro de la balanza en la que se mide la valía de cada historia. Recomiendo esta lectura para quien esté buscando una fantasía pausada y feminista, no se arrepentirá.

The Silverblood Promise

Ya lo dije en su momento, hay cubiertas que captan tu atención de una manera inmediata y The Silverblood Promise tiene una de esas, obra de Jeff Brown.

La primera novela de James Logan es una fantasía bastante convencional en cuanto a su premisa, con un antihéroe que en contra de lo que le aconsejan sus instintos de supervivencia indaga en la misteriosa herencia que le legó su padre. Lukan Gardova es una personaje muy atractivo, con un pasado oscuro, un presente comprometido y un futuro desolador, con una personalidad arrolladora y muy bien arropado por los personajes secundarios que Logan pone a su servicio. Además la premisa de investigación en torno a la que gira toda la narración consigue mantener el suspense y la intriga durante todas las páginas del libros, que no son pocas. Si además a todo esto añadimos la llamativa narración del audiolibro a cargo de Brenock O’Connor, aunque un tanto cortante, nos encontramos sin duda ante uno de los debuts del año.

La pareja o trío protagonista tiene una química envidiable, con una relación que comienza de la nada pero que a base de pullas y diálogos se va cimentando de una forma muy creíble e incluso entrañable. Por supuesto, el trabajo de construcción de mundo es bastante completo como el cualquier fantasía que se precie, pero cabe destacar que Logan muestra tan solo una parte de lo que ha creado, porque está clarísimo que se ha dejado muchas cosas para la siguientes entregas, que leeré (o me leerán, ¡vivan los audiolibros!) en cuanto me sea posible.

¿He dicho que hay pruebas de fe sobre objetos arqueológicos mágicos? Ese toque a lo Indiana Jones tampoco te creas que le sienta mal a la novela.

The Silverblood Promise tiene recorridos por los bajos fondos y tiene magia, tiene lucha de clases y contrabando, tiene extraños seres con poderes incomprensibles y objetivos incognoscibles, tiene humor y ternura… todo mezclado de una manera que resulta muy agradable disfrutar de su lectura. Yo no dejaría pasar la oportunidad.

The Wings Upon Her Back

Samantha Mills nos ofrece una historia futurista sobre abusos y creencias religiosas, muy pero que muy conseguida en el aspecto desasosegante de ser testigos del maltrato psicológico de las figuras de poder, pero no tanto respecto a la propia historia en sí.

La acción se sitúa en una ciudad cuya población está dividida estrictamente en castas según indicaron en su momento los dioses a los que idolatran pero que ahora se han retirado de la escena. Los guerreros, los ingenieros, los agricultores… todos desempeñan una labor clara y no hay apenas movimientos entre grupos, aunque sean posibles. Una sociedad bastante rígida y dividida en estratos que respeta más las tradiciones antes que mirar al futuro, en la que Zenya abandonará a su familia de estudiosos para cumplir su sueño de pertenecer a la casta guerrera y volar con sus propias alas.

Mills nos ha ofrecido una historia incómoda de leer y quizá ese sea su mayor mérito, porque el resto del libro no deja de ser bastante convencional, con dos narraciones situadas en distintos momentos en el tiempo, cuentos de revolución y agitación y luchas de poder tanto internas como externas. Pero la relación de Zenya con su superior, cómo la moldea desde la juventud para adaptarla a sus necesidades como si fuera arcilla en sus manos, cómo se refleja esa situación de abuso de poder es tremendamente realista y, por lo tanto, difícil de aguantar estoicamente. Me costó mucho trabajo seguir leyendo ciertos pasajes cuando vemos que la pupila es capaz de recurrir a drogas para seguir contentando a la maestra, en una espiral descendente hacia los infiernos de la abstinencia y de la necesidad extrema de aprobación por parte de la figura maternal y de superioridad a la vez. Es tremendamente retorcida la forma en que Zenya va madurando, abocada a una vida de servidumbre y constante entrega a quien no lo merece.

También es importante el tratamiento de los fanatismos religiosos en The Wings Upon Her Back, con la salvedad de que los dioses SÍ estuvieron presentes en el origen de la ciudad, pero es su retirada posterior lo que deja sin guía ni consuelo a sus seguidores. Un poco como en “El infierno es la ausencia de Dios” de Ted Chiang, salvando las distancias, por supuesto.

Lo que falla es la historia que cuenta la autora, no los medios utilizados para mostrarla. Y es que las conspiraciones y los planes de sublevación son demasiado inocentes y los personajes bastante banales en sus conversaciones y motivaciones. Es una lástima porque The Wings Upon Her Back tenía los mimbres para ser una mejor novela de lo que ha acabado siendo.

The Ministry of Time

No negaré que leí este libro impulsada por la polémica que se desató en redes cuando se anunció tanto su publicación como su adaptación televisiva. Lo cierto es que a pesar de lo desafortunado del nombre, el libro no se parece a la serie española homónima por lo que al menos parte de esas críticas eran infundadas. Nada de viajar al pasado para ir cambiando cosas y mantener la línea temporal, toda la novela se narra en el mismo futuro cercano asediado por el cambio climático y los refugiados. Otro cantar es que ojalá se pareciera, porque la obra de Kaliane Bradley es muy mejorable en diversos aspectos.

La idea de la que parte la novela es que tras “descubrir” (en una forma muy en línea con la tendencia británica a quedarse con lo que se encuentra) una máquina para viajar en el tiempo, el gobierno británico decide extraer a cuatro personajes del pasado cuando están a punto de morir y traerlos al presente para ver si sobreviven, si influyen en el continuo espacio-temporal y en general, para experimentar con ellos. Estos cuatro personajes tendrán asignado un enlace, un bridge encargado de ir enseñándoles el mundo actual y algo de historia, pero de una manera sosegada y medida para no provocar crisis.

Aunque los viajeros en el tiempo como digo son cuatro, el libro está muy centrado en solo uno de ellos, un explorador del ártico llamada Graham Gore, del que se nota a la legua que la propia Kaliane Bradley está enamorada. Todo el libro gira alrededor de la relación de Gore con su bridge y aunque en principio podríamos pensar en la novela como una comedia romántica con los típicos malentendidos de una pareja que se atrae pero que no se conoce, la autora no deja de lado las conspiraciones y las luchas de poder.

Por desgracia, el conjunto no acaba de cuajar. La trama amorosa es tan previsible que clama al cielo y en cuanto a los viajes en el tiempo, brillan por su ausencia. Hay una parte dedicada al espionaje y al robo de secretos, pero no os engaño si os digo que se basa más en la inocencia y en la inutilidad de los funcionarios asignados al departamento correspondiente que a la perseverancia y la astucia de los saboteadores.

No negaré que el choque cultural entre los cuatro expatriados (por no decirle extiempados), sobre todo al principio del libro, tiene cierta gracia, como por ejemplo la difícil asimilación de la caída del Imperio Británico, la liberación de la mujer y muchas otras temáticas, pero este recurso del chiste facilón se desgasta con demasiada rapidez como para aguantar toda la novela.

A expensas de conocer cómo será la adaptación, he de decir que la novela basa más su fama en la polémica creada que en sus virtudes intrínsecas, pues no deja de ser una más del montón.

The Last Phi Hunter

Salinee Goldenberg nos ofrece la mezcla perfecta de fantasía con raíces en el folklore tailandés, acción y diversión en The Last Phi Hunter, una obra muy cinematográfica y entretenida que gana bastantes enteros con la interpretación en audiolibro de David Lee Huynh.

El protagonista es Ex, un joven cazador de demonios obsesionado con cazar a  Shar-Ala, un ser de leyenda al que hace tiempo que no se le ve. Ex vende los restos de sus presas para subsistir, ya que son valiosos recursos en el mundo mágico. Sin embargo, Ex no es invencible y cuando Arinya, embarazada de nueve meses, le salva de una buena tunda, no puede negarse a acompañarla y protegerla en su periplo hacia su destino.

Las principales bondades de la novela son una construcción de mundo muy atractiva con la existencia de criaturas mágicas fuera del bestiario más conocido en occidente. Aunque el desarrollo de los personajes y sus relaciones podría mejorar, sobre todo el principio de la novela es muy divertido con las constantes pullas que se lanzan. Tiene su parte de romance, pero no es un eje fundamental de la novela o al menos no me lo parece.

Aunque la trama no es excesivamente intrincada, es innegable que los tejemanejes de los poderes en las sombras sorprenden en más de una ocasión a los lectores. Sí que algunos de los elementos de la historia parecen un poco acelerados, quizá huyendo de la pérdida de ritmo que podría suponer un exceso de exposición entre escenas de combate. No le hubiera venido mal algo más de equilibrio en este aspecto.

Otro de los personajes, no mencionaré cuál, tiene un arco de redención cautivador, negándose durante décadas a saciar su hambre en pos de la salvación. Un concepto budista cuya filosofía empapa cada página del libro, sin menoscabo alguno de escenas violentas y sangrientas.

Es posible que la historia por momentos nos recuerde a Geralt de Rivia, por su tarea de acabar con monstruos por dinero, pero Ex es mucho más joven y bisoño, sin el poso de amargura del Brujo.

Aunque el libro no se presenta como parte de una saga y tiene una conclusión satisfactoria, no me extrañaría que la autora volviera a este universo con una nueva entrega, ya que tiene los elementos necesarios para continuar contándonos historias de Ex.

Can’t Spell Treason Without Tea

Está claro que hay alguna relación indisoluble entre la fantasía cozy y el té, porque no hay libro que no se encuadre en este subgénero que no esté regado con litros y litros de infusión. Esto de por sí no tiene que ser malo, pero me gustaría que aparte de eso sucediera algo más en la novela y es algo que en Can’t Spell Treason Without Tea se echa mucho en falta. Un conflicto, algo que nos haga tener más interés por la historia, porque tanto buenrollismo altera menos la tensión que un vaso de agua destilada a palo seco.

Can’t Spell Treason Without Tea es la historia de una pareja un tanto inverosímil, una guardia real y una poderosa hechicera, que sueñan en secreto con huir y montar una librería con servicio de te. Porque claro, cuando eres capaz de derrotar dragones con el chasquido de dos dedos o vas aniquilando amenazas que penden sobre tu soberana, es muy normal pensar en pastitas de té.

En un mundo poblado de dragones y con intrigas palaciegas variadas, lo mínimo sería que hubiese algo de tensión, pero es que todo les sale rodado a las protagonistas. La guardiana que no debería dejar su puesto bajo pena de muerte se escapa del palacio con una facilidad apabullante, la hechicera ultrapoderosa que debería estar defendiendo el reino tiene tiempo para tratar las impermeabilidades del granero que convierten en librería, y las situaciones más conflictivas y peligrosas a las que se enfrentan son una herida infectada y una caída en altura (el PRL de la fantasía deja bastante que desear).

Las relaciones interpersonales que también deberían ser un pilar en este tipo de libros se dan por supuestas. Llegamos al pueblo y ya son todos amigos para siempre cual canción de Los Manolos. Y los dos supuestos gerifaltes del pueblo al que van a parar, enfrentados por el poder, ya sabemos cómo van a acabar desde el minuto uno. Cero desarrollo de personajes.

Mira que la narración de Jessica Threet intenta arreglarlo, pero el material de partida es bastante pobre. Me temo que Rebecca Thorne no va a estar entre mi lista de autoras que seguir.

Song of the Huntress

Leí hace poco que es el tema de los retelling de fábulas clásicas no es una moda pasajera, si no que es la forma natural de que estos relatos se vayan adaptando al paso del tiempo. La primera novela de Lucy Holland, Sistersong, ya seguía estos derroteros, por lo que no nos sorprende que en Song of the Huntress también utilice el mismo método.

La novela comienza en Bretaña en el año 60 DC, pero solo para que conozcamos el origen de Herla, condenada a vagar eternamente a la cabeza de la Cacería Salvaje. Acto seguido avanzaremos en el tiempo para conocer a la reina guerrera Æthelburg, que comanda las tropas de su reino mientras el rey legisla en la corte. Este papel guerrero y no sumiso, unido a su falta de descendencia sitúa a Æthelburg en una posición muy insegura en un mundo en el que el valor de las mujeres está constantemente en entredicho . Cuando Æthel y Herla se conocen, cambiará el destino del reino.

Una de las primeras cosas que llaman la atención en la novela de Holland es el amplio espectro de representación sexual en el que se sustenta, con personajes bisexuales, lesbianas, aces… todo tratado desde el respeto y dando luz a la problemática que estas opciones provocaban en el pasado y siguen provocando en el presente. Este es quizá el mayor logro del libro, que por otra parte adolece de cierta falta de ritmo y quizá una prosa demasiado florida.

La narración de Kristin Atherton hace que el audiolibro sea bastante entretenido, incluso aligerando alguno pasajes más morosos de lo necesario.

Esta obra recuerda en algunos momentos The Children of Gods and Fighting Men de Shauna Lawless, sobre todo por el enfrentamiento entre paganos y cristianos y cómo la magia se ha ido desvaneciendo del mundo con la hegemonía de los discípulos de Cristo, con más presencia del mundo mágico, aunque tampoco excesiva.

Como obra autoconclusiva, Song of the Huntress es de la fantasía más tradicional por el entorno medieval que podemos encontrar, pero tiene esos toques feministas e inclusivos que la hacen distinta a lo tradicional. Y también es autoconclusiva, algo que se agradece en estos tiempos de sagas inabarcables.

Play of Shadows

Sebastien de Castell es un autor que había entrado y salido de mi radar en varias ocasiones pero al que no había leído todavía, por lo que Play of Shadows, una novela nueva situada en un universo donde ya había desarrollado toda una saga parecía una oportunidad estupenda para darle un tiento a su escritura. Si me gustaba, había más material del que tirar y si no, pues no pasaba nada. Es por esto también que puedo asegurar que Play of Shadows se puede leer perfectamente sin conocer las otras entregas, aunque aparezcan algunos personajes que son famosos por razones desconocidas para el neófito.

La idea de la que parte es muy atractiva, ya que un joven que huye de un duelo en el que no tiene ninguna posibilidad de victoria solicita una especie de derecho de acogida, pero en vez de en una iglesia en un teatro, por que la ley impide que los actores puedan luchar. Tras una serie de casualidades, consigue su objetivo y le veremos un año después ya totalmente integrado en la compañía de actores. Otra característica muy curiosa de este mundo es que algunos actores son poseídos por los espíritus de los protagonistas de los hechos históricos que representan en el escenario, dotando a la obra de mucha más credibilidad e intriga. O al menos, eso es lo que se dice, porque ya hace mucho tiempo que no parece ser muy cierta esta afirmación. El mundo tras las tramoyas es muy divertido y el comienzo de la novela es entretenidísimo, sobre todo por la impresionante capacidad interpretativa del lector de audiolibro, Joe Jameson , que realmente se pone en el papel de cada farsante y timador que pasa por las páginas de la novela.

Por desgracia, el resto de la novela no llega a ser tan atractiva. La idea de descubrir una conspiración en el presente gracias a los sucesos acontecidos en el pasado y mezclar las dos líneas temporales como imágenes superpuestas me parece bastante atractiva, pero ciertamente limitante, ya que solo podemos ver del pasado el punto de vista del espíritu que posee al actor, dando lugar a una percepción solipsista y engañosa. El libro se alarga, creo que innecesariamente, en estos juegos de sombras (guiño, guiño, codazo, codazo) del pasado para intentar encontrar las raíces de la conspiración, pero la resolución me parece un tanto burda.

Los personajes principales están muy bien definidos, pero en la segunda fila de los secundarios creo que el autor se ha esforzado menos o al menos no ha conseguido que sean tan perfectamente distinguibles. La mayoría de los actores de la compañía, salvo honrosas excepciones, son un conjunto en el que cuesta discernir la individualidad. Se podría decir que estos figurantes tienen líneas de diálogo olvidables. Es posible que en las siguientes entregas de la serie este error se subsane, si de Castell va dando más importancia a otros personajes para dotar de más profundidad al mundo.

Play of Shadows me parece un libro entretenido, con un comienzo más fulgurante que lo que acaba ofreciendo al final, así que no ha conseguido dirimir mi duda sobre si seguir con el autor o no. Ya se verá en un futuro.

The Will of the Many

No sé si os habéis fijado en la cubierta del libro, pero no es nada casual que recuerde a la ilustración clásica de la Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano de Gibbon. Y es que Islington se inspira mucho en la Roma clásica para crear el mundo de la serie The Hierarchy. Quizá solo por eso este libro ya tendría una legión de seguidores, pero es que además le añade un poco de dark academy, tan en boga últimamente, y un mucho de crítica social, algo que nunca pasa de moda.

La novela está protagonizada por Vis Telimus, un huérfano peculiar que tiene la suerte de ser adoptado por un alto cargo de la Jerarquía, para inscribirlo en la renombrada Academia y utilizarlo como espía. El origen real de Vis se va aclarando conforme vamos avanzando la lectura y entra en el juego de poder existente dentro de la propia Jerarquía y las amenazas del exterior. Vis tendrá que ejercer de agente doble mientras procura ascender en las clases de la Academia, investigar un asesinato, mantenerse con vida y desvela los misterios entretejidos en la magia que se utiliza diariamente en el mundo. Mucha tela que cortar.

El libro está narrado desde el punto de vista de Vis, en una primera persona que interesa desde el primer momento, sumergiendo al lector en un piélago de intrigas y misterios. El sistema mágico, aprovechándose de la voluntad de los inferiores en un esquema piramidal que requiere crecimiento constante para seguir operativo, es una crítica nada sutil al capitalismo exacerbado de nuestra época. El juego de alianzas y traiciones en el que se ve envuelto el protagonista es apasionante, aunque adolezca un poco del Deus Ex Machina de las tragedias griegas.

La prosa del libro está también influida por los clásicos, con cierta pompa y alharaca, pero en general es de fácil lectura. En momentos el ritmo decae, bien por que el autor se demora mostrando algunos elementos de la construcción del mundo bien por la propia longitud del libro, que tiene más de seiscientas páginas. También advierto que queda mucho por contar en las siguientes entregas, así que aunque tiene un final aceptable, no es completamente satisfactorio. No me extraña que sea uno de los libros de fantasía mejor valorados del año y sí que llama la atención que no haya más reseñas en la bibliosfera, o al menos yo no las he encontrado. Muy pero que muy recomendable.