Last First Snow

Max Gladstone ha sido nominado al nuevo Hugo a la mejor serie por sus novelas de la Craft Sequence, así que decidí celebrar este hecho leyendo una de las dos novelas que me faltaban de la serie, también para prepararme para la nueva entrega que se va a publicar este año.

Last First Snow es una novela de mecha lenta y tarda mucho en alcanzar su potencial. Esto puede resultar un grave problema durante la lectura, porque hasta la mitad del libro no sucede nada relevante. Se están preparando las bases para un final trepidante, pero es demasiado lento en su desarrollo.

El principal motor de la narración es la dualidad entre el deber hacia la familia y hacia la comunidad. ¿Es más valiente quien deja a atrás a los suyos por defender un ideal o el que renuncia a la gloria para proteger a sus seres queridos?

Me gustan ver a los personajes varios años antes de los hechos que se desarrollan en Two Serpents Rise, pero Gladstone acaba jugando con fuego. Sabemos que los personajes van a sobrevivir porque los hemos visto en historias posteriores, así que se pierde parte de la emoción. No obstante, hay cierto interés también en conocer los orígenes de las relaciones de Temoc, Caleb, The Red King… Pero lo que creo que me gustaría más leer, la propia Guerra de los Dioses, sigue siendo una incógnita.

Los mitos en la que se basa el autor para esta novela no están muy explotados. Se me ocurren autoras como Aliette de Bodard y T.L. Morganfield pero la mitología mesoamericana sigue siendo todavía un terreno inexplorado en el mundo fantástico (si sabéis más ejemplos, me gustará conocerlos).

La curiosa aproximación del autor a la magia, relacionando el poder con los contratos entre los seguidores y los dioses, recibe aquí otra vuelta de tuerca cuando se introducen en la ecuación las compañías de seguros. Desde una perspectiva claramente mercantilista, los consorcios juegan con el alma de las personas (la moneda de uso común) para enriquecerse. No es nada sutil el mensaje que lanza el escritor en contra de las corporaciones, pero es adecuado. También hay ciertas referencias antibelicistas, pero son contadas.

Creo que esta es la novela más floja de las que he leído hasta ahora de Gladstone, pero aún así me sigue interesando el mundo creado por el autor. Leeré Four Cross Roads a no mucho tardar.

Destellos de luna. Pioneros de la ciencia ficción japonesa.

Hay muchas cosas de la cultura japonesa que me fascinan, supongo que por la lejanía con nuestra propia idiosincrasia. No cabe duda sobre su influencia audiovisual sobre el mundo de la ciencia ficción, así que cuando mi buen amigo Miquel me dejó Destellos de luna. Pioneros de la ciencia ficción japonesa, comencé a leerlo con mucho interés.

Para empezar, la edición del libro es preciosa. Es un libro que entra por los ojos y que cuenta con mucho material gráfico para apoyar la exposición. A pesar de sus más de 400 páginas, se lee muy rápido.

El recorrido que realiza Daniel Aguilar enlaza el devenir de histórico del país nipón con las obras de género publicadas. Aunque me hubiera interesado más conocer la obra escrita de los autores mencionados, el libro deriva y mucho hacia el apartado audiovisual, quizá el punto fuerte del autor.

Es cierto que Destellos de luna. Pioneros de la ciencia ficción japonesa,recoge tres relatos de Jizzo Unno para que nos hagamos una idea de las obras de la época. El tono es marcadamente pulp, y hay que leerlo situando en contexto los cuentos, pero no dejan de resultar curiosos los paralelismos con otras historias anglosajonas de la época.

El militarismo galopante que caracterizaba al país del sol naciente se ve reflejado en la literatura, ya que desde el gobierno se fomentaba la idea de la superioridad tecnológica y armamentística del imperio. También se tomaba la ciencia ficción como un género menor pero que podría servir para inculcar el cariño por la ciencia en su público objetivo, fundamentalmente infantil.

Aunque su desvío hacia el terreno audiovisual ha resultado ser excesivo para mi gusto, no se puede negar el valor de un trabajo de estudio hecho desde el cariño y la admiración.

United States of Japan

Hace ya tiempo que tenía interés por leer la obra de Peter Tieryas, de la que tantos y tantos cantaban alabanzas. Quizá debido a esto United States of Japan no ha conseguido entusiasmarme como esperaba, lo cual no quiere decir para nada que sea un libro malo.

Una ucronía bien planteada me gusta como al que más y aunque la Segunda Guerra Mundial es el mayor exportador de puntos Jonbar de la historia, no hay tantos libros sobre un Japón triunfante como de un Tercer Reich eterno. Así que por esta parte, punto de originalidad para el autor, con permiso de Philip K. Dick.

La novela se centra en el régimen aplastante impuesto por el emperador y sus acólitos. La vigilancia de las múltiples policías secretas, la posibilidad de cometer un crimen por descuido y pagar las consecuencias y en general, un ambiente malsano y opresivo sirve para ponernos en situación. A todo esto se le añaden elementos nada despreciables de cyberpunk, dando lugar a un futuro estremecedor.

El punto fuerte de la narración son los diálogos, muy ágiles y que dan mucha información sin tener que recurrir a ningún artificio. La pareja protagonista tiene esa química especial que resulta de unir polos opuestos que tan bien funciona en muchas historias y esta no es una excepción.

Si. Hay luchas de mechas y aunque no son fundamentales están narradas de una forma muy cinemática, muy atractiva. Supongo que en las siguientes entregas (se rumorea sobre una segunda parte) estas máquinas cobrarán más importancia.

Sin embargo, la trama tiene algunos huecos que parecen venir de cierta precipitación en la narración. Aunque es totalmente creíble el nivel de adicción a los juegos patente en toda la sociedad, no es consecuente que un estado opresor de rienda suelta a un software malicioso que socava sus pilares. La explicación para la seguridad de las llamadas telefónicas es irrisoria y la utilización de cierta arma como medio de tortura es, simplemente, ridícula. No hay problemas de conectividad en ningún momento, sean cuales sean las circunstancias y la programación es algo tan simple como chasquear los dedos para desencriptar los archivos. Me creería mucho más que es estado tuviera puertas traseras en todas partes y, en consecuencia, hackear los terminales fuera cuestión de coser y cantar.

Demasiadas expectativas para una novela que aunque muy entretenida exige demasiada suspensión de la incredulidad.

Estados Unidos de Japón está publicado en español por Nova con traducción de José Heisenberg.

Sins of Empire

Hace poco escribí una lista sobre libros que se podían traducir a nuestro idioma y que podrían tener buena acogida. El primero que se me vino a la mente fue Brian McClellan, cuya fantasía flintlock viene avalada por el mismísimo Brandon Sanderson.

Con Sins of Empire, McClellan amplía el universo que ya empezó a presentar con Promise of Blood y sus continuaciones, pero consigue hacerlo puliendo algunos defectos que había presentes, aunando acción a raudales con tramas políticas.

Si no habéis leído los libros anteriores, Sins of Empire es de lectura “medianamente” independiente. Es perfectamente disfrutable como entidad individual, pero como comparte algunos de los personajes de la obra anterior, el lector neófito se perderá algunas referencias. Algunas, pero no muchas. La acción se sitúa en otro lugar y diez años después.

La novela está estructurada con tres puntos de vista diferentes, y de nuevo McClellan acierta al dar voz a los personajes protagonistas. Cada una tiene sus propios objetivos y personalidad. Desde Michel Brevis (espía perteneciente a la policía secreta) a Ben Styke (antiguo héroe de guerra que comienza el libro en prisión) pasando por Vlora Flint, a quien ya conocíamos con anterioridad.

Me gusta mucho Michel como personaje sobre todo por una peculiaridad, los constantes soliloquios a los que asistimos. Aunque podrían interpretarse con cierto punto jocoso, realmente son una representación de algo tan humano como son las dudas morales que todos tenemos. Además, que su madre sea aficionada a las novelas de a duro también le imbuye de cotidianidad, en contraste con el resto de personajes, que sin ser héroes arquetípicos si son más habituales en una novela de fantasía.

Los personajes principales, por lo tanto, son todo un acierto. Pero es que los secundarios tampoco les van a la zaga. A pesar de que sus apariciones sean puntuales, también son perfectamente reconocibles.

En cuanto al entorno, la ciudad se define basándose en sus contrastes. La prosa de McClellan, que sigue evolucionando, es capaz de describir con pocas palabras desde la zona más hedionda al palacio más elegante sin que se note impostura. Dentro del mismo orden, las escenas de acción (desde duelos de espada a asedios pasando por escaramuzas) son trepidantes, aunque la magia continúa siendo un elemento demasiado desequilibrante en el mundo imaginado por Brian. Realmente, este es el principal problema del libro, pero es fácilmente olvidable mientras estás disfrutando de la historia.

El misterio que se nos presenta en las primeras páginas del libro parece no tener importancia hasta la última parte, pero es que el escritor ha ido preparando las piezas poco a poco para sorprendernos aún más.

Creo que son Sins of Empire Brian McClellan consigue afianzarse como un autor de fantasía muy importante al que seguir. ¿Conseguiremos verlo algún día publicado en español? Yo pienso seguir con mi campaña de promoción.

Traveler of Worlds : Conversations with Robert Silverberg

No acostumbro a leer muchos libros de no ficción, aunque debería. Hay algunos divulgadores que me parecen bastante buenos, como James Gleick pero por norma general doy mucha más importancia a la ficción que a la no ficción. Quizá por eso he tardado bastante en leer Traveler of Worlds : Conversations with Robert Silverberg.

Este libro no es un ensayo. Son las transcripciones de una serie de entrevistas (casi charlas) entre dos personas. Pero claro, cuando una de esas dos personas es Robert Silverberg, historia viva de la ciencia ficción, mi interés gana muchos enteros. El otro interlocutor es Álvaro Zinos-Amaro, que consigue entablar un diálogo muy atractivo, con preguntas certeras y guiadas para el lucimiento del Gran Maestro de la Ciencia Ficción.

No hay un hilo que conecte las preguntas unas con otras, aunque si se nota cierta consistencia de temas: la pasión de Silverberg por la comida, su increíblemente inmensa colección de libros, su decisión de dejar de escribir, su visión de futuro… Resulta aleccionador ver cómo se expresa una persona realmente culta, capaz de hablar sobre ópera o civilizaciones antiguas sin despeinarse.

También me gustan especialmente las pequeñas anécdotas que pueblan las páginas del libro, aunque en sus más de ochenta años de vida seguro que ha vivido muchas más. Con la suerte y la capacidad de poder dedicarse desde muy joven a escribir y conseguir una remuneración considerable por ello, Silverberg ha podido viajar a lo ancho del mundo.

Aunque no hace mucho hincapié en su extensísima obra, resalta algunos libros y relatos por encima de los demás, bien porque les tenga más cariño, bien porque le parezcan más redondos. Con una producción tan abultada, la simple gestión de los derechos y de las traducciones requiere mucho tiempo.

Me gusta que esta obra esté nominada a los premios Hugo de este año, creo que el trabajo realizado por Álvaro Zinos-Amaro es encomiable y recomiendo la lectura a cualquier interesado en la ciencia ficción.

The Best Science Fiction and Fantasy of the Year Vol. 11

O el año pasado fue muy irregular en cuanto a relatos cortos, o Strahan y yo ya no conectamos como antes. Esta antología ha resultado ser un tanto decepcionante, con pocas aunque honrosas excepciones.

The Future is Blue, Catherynne M. Valente

Aunque es demasiado surrealista para mi gusto, entiendo los puntos positivos de este relato. La tendencia actual a tratar el cambio climático encuentra aquí una nueva iteración. Me resulta interesante la idea de un viaje iniciático para encontrar tu propio nombre.

Mika Model, Paolo Bacigalupi

Es imposible leer este relato y no acordarse de “Casas Rojas” de Nieves Delgado. Es una aproximación parecida al tema de los robots sexuales, superior en prosa pero menos especulativa.

Spinning Silver, Naomi Novik

Un relato que parece ir por los cauces habituales en cuanto a relaciones con el mundo mágico y las hadas pero con algún que otro cambio intermedio que le permite salirse de lo corriente.

Two’s Company, Joe Abercrombie

Divertidísimo este relato de @LordGrimdark quien de una cosa tan común en la fantasía como cruzar un puente y encontrarse alguien en el camino es capaz de sacar oro.

You Make Pattaya, Rich Larson

Mezclando realidad virtual y filtros a lo que se ve muy del estilo de Crashing Heaven con algún que otro toque de The Wind-Up Girl de Bacigalupi, Larson nos ofrece una historia cyberpunk muy bien llevada.

You’ll Surely Drown Here If You Stay, Alyssa Wong

Una fantasía demasiado oscura para mi gusto. En este western se mezclan las danzas de los muertos con la búsqueda de un futuro.

A Salvaging of Ghosts, Aliette de Bodard

Un relato sobre la nostalgia por los seres queridos que quedaron atrás y cómo superar el dolor. No me parece de los más redondos de la autora, aunque tiene una belleza inherente.

Even the Crumbs Were Delicious, Daryl Gregory

Lisérgico relato en el que no he conseguido entrar. Para mí, un fallo en la selección.

Number Nine Moon, Alex Irvine

Poco que destacar de un relato muy clásico de supervivencia en el espacio.

Things with Beards, Sam J. Miller

Un retrato distorsionado sobre como intentar encajar en una vida que no reconoces como tuya y la aceptación de nuestro monstruo interior. Me interesa más la parte realista que la fantástica.

Successor, Usurper, Replacement, Alice Sola Kim

Un poco fuera de lugar en la antología ya que este relato parece más de terror que de fantasía. Un grupo de amigos reunidos que no pueden salir de un recinto cerrado, una extraña visita…

Laws of Night and Silk, Seth Dickinson

Dickinson busca la respuesta a la pregunta de si merece la pena el sacrificio de los hijos por el bien de los padres, como ya hizo en su momento LeGuin.

Touring with the Alien, Carolyn Ives Gilman

Con un giro final que no me esperaba para nada, una historia sobre la autoconciencia y la comunicación con una entidad totalmente ajena a nosotros. Invita a la reflexión.

The Great Detective, Delia Sherman

Delicioso pastiche holmesiano, mezclando steampunk y fantasmas. Una original aproximación al canon, que podría haber tenido cabida perfectamente en 221 Baker Streets.

Everyone from Themis Sends Letters Home, Genevieve Valentine

Inquietante relato sobre los peligros de la realidad virtual.

Those Shadows Laugh, Geoff Ryman

Ryman utiliza la biología para inventarse una especie “humana” aparte pero la protagonista de la historia falla a varios niveles. Una historia incompleta.

Seasons of Glass and Iron, Amal El-Mohtar

Con un tono marcadamente de fábula, Amal versiona cuentos antiguos para dejar un mensaje feminista. Interesante.

The Art of Space Travel, Nina Allan

Nina Allan es una escritora que mima cada palabra y esto se nota también en este relato, que se sitúa en un futuro no muy lejano, jugando con la percepción de una mente debilitada. Por desgracia, el final un tanto abrupto no le hace justicia.

Whisper Road (Murder Ballad No. 9), Caitlín R. Kiernan

Del mismo estilo “Interstate Love Song (Murder Ballad No.8)” pero con peor resultado. No llega a interesarme esta road movie truculenta.

Red Dirt Witch, N.K. Jemisin

Aunque entiendo y comparto el mensaje antirracista del relato, me ha parecido flojo.

Red as Blood and White as Bone, Theodora Goss

Revisión de un cuento infantil pero modernizado. No me acaba de convencer.

Terminal, Lavie Tidhar

Un relato muy lírico sobre la colonización de Marte. El riesgo y la aventura atraen a almas muy dispares hacia el mismo destino.

Foxfire, Foxfire, Yoon Ha Lee

Aunque me suele gustar el trabajo de Yoon Ha Lee y la premisa de mezclar leyendas antiguas con tecnología moderna me parece interesante, el resultado final es un relato un tanto precipitado. Me gustaría saber más sobres los zorros cambiaformas.

Elves of Antarctica, Paul McAuley

En la introducción Strahan hablaba de la tendencia de la ciencia ficción actual a hablar sobre el cambio climático, pero me parece excesiva la cantidad de relatos sobre el tema que ha incluido en la selección. Este es otro más, que quizá en otro contexto hubiera resultado interesante, pero que tras leer varios me ha parecido más de lo mismo.

The Witch of Orion Waste and the Boy Knight, E. Lily Yu

Yo creía saber hacia dónde se dirigía Yu con este cuento, pero o se queda a medio camino o la idea era otra. Adaptar lo que sería un típico cuento medieval con brujas y caballeros no es excesivamente original, pero según cómo se haga puede dar buenos resultados.

Seven Birthdays, Ken Liu

En una nueva muestra de la amplitud de su capacidad creativa, Liu nos regala una historia con un marco temporal casi inalcanzable capaz de aunar las preocupaciones familiares con el futuro de la humanidad. Espléndido.

The Visitor from Taured, Ian R. MacLeod

Me parece interesante la idea de la narración lineal como algo en decadencia, por que se ve realista en un futuro no muy lejano. El resto de la historia, sin embargo, no me llama la atención.

Fable, Charles Yu

Relato muy muy duro sobre la enfermedad de un hijo, de nuevo envuelto en el manto de un cuento tradicional.

Este año la selección de Strahan no me ha acabado de convencer. A pesar de algunos cuentos brillantes, hay otros que no quedan en la memoria.

Seven Surrenders

Os volvemos a ofrecer una reseña conjunta con el gran conocedor de la ciencia ficción que es Elías Combarro.

Me confieso fascinada por la obra que está publicando Ada Palmer. Si ya con Too Like the Lightning me rendí ante la autora, he de decir que Seven Surrenders es incluso mejor.

Como dice la propia autora, mientras que en la primera entrega se dedicaba a preparar el escenario, con la consecuente curva de aprendizaje y dificultad lectora, en Seven Surrenders recogemos el fruto de todo lo que habíamos sembrado.

En los primeros capítulos del libro empezamos a recordar a todos los personajes y facciones que se presentaban con anterioridad, pero sin necesidad de apartado dedicado a ello, integrándolo exitosamente en la propia lectura. Esto, lejos de ser una tarea fácil, vuelve a darnos un atisbo de la gran capacidad expositiva de la autora.

Los temas sobre los que gira la novela son muy variados. ¿Es una lucha de poder? Indudablemente. ¿Se tratan temas de género? Por supuesto. ¿Queréis un poco de filosofía? Aquí no os faltará. Incluso podríamos establecer un debate sobre si se trata de una obra distópica, ya que los habitantes del mundo creen vivir en una utopía que quizá no lo sea tanto (casi casi la definición de distopía). De hecho, son tan variadas las perspectivas sobre las que se habla que resulta dificilísimo encuadrar el libro en un solo estante.

He oído voces discordantes sobre el tratamiento del género en la saga, ya que aunque la historia se sitúa en un futuro donde no se utiliza un lenguaje sexuado (se supone que no hay diferencias entre masculino, femenino o LGBT) el narrador “fuerza” esta asignación de rol dependiendo de la actitud del personaje, no de sus meras características físicas. No sé si esto es un error o no, pero creo que es especialmente interesante el esfuerzo que realiza la autora sobre el tema. Es una apuesta mucho más arriesgada que la de Ann Leckie en Ancillary Justice, por ejemplo.

El libro, que no es ligero, es sin embargo mucho más asequible que Too Like the Lightning, algo que se agradece. Y consigue evitar el famoso síndrome del segundo libro a base de ideas y una trama muy bien pensada. El protagonismo está repartido entre bastantes personajes y detalles de la entrega anterior juegan un papel importante en esta. Sniper es un atleta olímpico, pero es que la disciplina que practica tiene sentido más adelante. Mycroft Canner es un asesino, pero ¿por qué decidió tomar ese camino? No quisiera seguir adentrándome en estos detalles, por no caer en el espinoso asunto de los spoilers, pero si os puedo decir que te encuentras bastantes momentos pendiente-de-Vin como yo los llamo en la lectura. ¡Y es solo el segundo volumen!

También hay algún problema que considero menor. La utilización tan inteligente del narrador no confiable que tuvo lugar en la primera entrega se diluye un poco en esta segunda, no sé si por que se pierde el factor sorpresa o por que hay que ir aclarando los misterios poco a poco a la vez que se van sembrando nuevas dudas. Se trata de una lectura muy comprimida, pasan muchas cosas en un espacio de tiempo muy corto y a veces hay que mirar atrás para asegurarnos de que lo hemos comprendido bien. (O no, ¿quién sabe?)

¿Y sabéis qué es lo mejor? Que la siguiente entrega The Will to Battle ¡también sale este año!

Ether. La Muerte de la Última Llama Dorada

Ether ha sido una de mis pocas adquisiciones en el Salón del Cómic de Barcelona, pero he de reconocer que estoy muy contenta con haberla comprado.

La colaboración entre David Rubín y Matt Kindt da lugar a un tebeo vibrante y muy animado, aunque no sea excesivamente original en su concepción. ¿Es fantasía, es ciencia ficción? Hay que leerlo para formarse una opinión.

El protagonista es Boone, un explorador interdimensional obsesionado con aplicar el método científico a sus investigaciones de otro mundo, el famoso Ether. Como todo buen multiverso, hay aspectos que nos recuerdan a la Tierra y otros que le son completamente ajenos. En este aspecto, Kindt da rienda suelta a su imaginación, y ante nosotros veremos un desfile de seres extraños pero no por ello menos atrayentes. Es inevitable que vengan a la memoria otros exploradores (en este caso, espacio-temporales) como Valerian y Laureline, pero creo que Kindt consigue separarse de esta y otras ideas, aunque parta del mismo punto. Pero el escenario, aunque atrayente, no es lo más importante de la historia. Todo gira alrededor de la investigación de un asesinato, aplicando el método científico en un mundo mágico.

La paleta de colores utilizada en la parte gráfica para crear el necesario contraste entre la Tierra y Ether es acertada. Mientras que en el mundo alternativo todo son colores muy vivos, en la Tierra predomina la escala de grises. También es importante el hecho de que el tiempo no transcurre de forma similar en ambos mundos, lo que da lugar a desfases que son importantes para la narración. Esto, unido a cierta cantidad de flashbacks, ofrece una historia dilatada en el tiempo y, por tanto, compleja.

Me encanta el trabajo desarrollado por David Rubín, con una estética desenfadada por momentos que recuerda a los años mozos de Hércules en El Héroe, pero en la que se nota una evolución. Me parece muy acertada la inclusión de blueprints (por llamarlo de alguna manera) de algunos de los inventos o seres que aparecerán a lo largo de la historia.

A modo de curiosidad, en las notas finales se incluyen distintos bocetos conceptuales sobre los que Rubín trabajó el apartado gráfico, siempre teniendo en cuenta que Matt Kindt también es dibujante. Es apasionante tener acceso directo al proceso creativo de una obra de esta envergadura, me encantan sus comentarios sobre la simplificación de la imagen para no tener que estar dibujando detalles en cada momento, sobre todo teniendo en cuenta lo completas que resultan las escenas y los personajes. La capacidad de síntesis gráfica del autor es espectacular.

¿Se nota mucho que estoy deseando adquirir el siguiente tomo?

Esta obra ha sido traducida por Santiago García.

The End of the Day

Me he llevado una tremenda decepción con este libro. Creo que he leído y comentado gran parte de la obra de Claire North, incluso escribí un artículo en Supersonic sobre ella y tenía muchas esperanzas puestas en The End of the Day, pero me he encontrado con un libro cansino y que vaga sin rumbo.

Para empezar, la sinopsis del libro es engañosa. Dice que el protagonista, Charie, conoce a todo el mundo, pero solo una vez. Pues va a ser que no, porque anda que no se los vuelve a encontrar. Esto es una menudencia, pero es un granito de arena más en el zapato.

El problema del libro es la falta total y absoluta de trama. No voy a exigir mucho, me basta con un tenue hilo conductor como usó Polansky en A City Dreaming. Pero es que en este caso solo vemos una sucesión de anécdotas y situaciones con intención moralizante, pero muy deslavazada. Durante toda la lectura no sabía adónde quería llegar la autora y lo que es más grave, parece que ella tampoco.

Ante esta tesitura, me quedaba disfrutar de esas imágenes y escenas, algo que tampoco he conseguido. North utiliza muy a menudo la repetición como herramienta de escritura, pero en este caso ha caído en su propia trampa. Para afianzar una idea se pueden utilizar otros métodos, como exponerla desde distintos puntos de vista. En The End of the Day no funciona así, se machaca una y otra vez, como un martillo pilón que siempre golpea en el mismo punto, siendo en este caso este punto la paciencia del lector. Algunas veces llegaba a ser exasperante volver a oir que el personaje llegaba “as a courtesy, as a warning”.

No solo se repiten expresiones, también hay algunas situaciones en las que Charlie se ve envuelto varias veces. No me hubiera extrañado nada verle decir, “¿por qué seré yo tan secuestrable?”.

Reconozco que no todo son puntos negativos en el libro. Al principio, antes de caer en un bucle infinito, el estilo de North tiene un punto poético. Y es cierto también que algunas de las denuncias que hace, principalmente de tipo social, son encomiables. Me gusta especialmente el golpe en plena línea de flotación de la homeopatía por ser un tema candente, pero cuando se trata de repartir estopa no queda títere con cabeza. El Ku Klux Klan, el racismo, la inmigración, el cambio climático… aquí no se libra nadie.  Es una auténtica lástima que el envoltorio de estas ideas quede tan pobre.

La Carrera

He disfrutado muchísimo con esta lectura y como pequeño homenaje he pensado cambiar la estructura habitual de mis reseñas para adaptarla a una auténtica carrera. Y encima he tenido el placer de compartir la lectura con Cristina Jurado, que aquí nos comenta sus experiencias.

Calentamiento y estiramientos

Nina Allan no se anda con rodeos en esta novela y nos suelta directamente en una zona de Inglaterra dañada por los problemas medioambientales del fracking. La curva de aprendizaje es sostenida, pero se sigue incrementando, añadiendo niveles de extrañeza en la lectura.

Salida

La primera instancia de la novela, de carácter claramente ciencia ficcional es una de mis favoritas, por la credibilidad de su futuro cercano. La prosa de la autora es tan hipnótica que consigue centrar nuestro interés incluso en la creación de unos guantes exclusivos, deteniéndose tanto en la elección de la tela como en la creación de patrones. Me gustaría pensar que esto es una analogía sobre cómo afronta su trabajo de escritura Allan, disponiendo cuidadosamente los mimbres con los que tejerá su novela, escogiendo la estructura y enhebrando cada hilo argumental como teselas de un bello mosaico.

Esfuerzo sostenido

No todo es fácil en la novela. La constante inclusión de detalles que entran en contradicción con los datos aportados con anterioridad, los personajes que no sabemos si son los mismos o no, los cambios de perspectiva… exigen un esfuerzo al lector que sin duda se ve recompensado.

Avituallamiento

Como en las carreras, no todo es seguir hacia adelante sin mirar atrás. Hace falta también proveer de alimento intelectual al ejercicio estilístico que la autora dispone ante nosotros. Frases tan profundas y cargadas de significado como “vertedero de inmigrantes ilegales” pueblan las páginas de La Carrera. El mensaje ecologista es patente, pero también aparecen otros temas como la futilidad de la guerra o las dificultades de las relaciones familiares, tanto en un escenario realista como en otros que no lo son tanto.

Sufrimiento

Hay una escena especialmente dura que me ha costado mucho trabajo leer. Creo que es importante para el desarrollo de los personajes de la novela y no sé si se podría haber eliminado de la narración, pero me ha provocado tal repulsa que tuve que dejar la lectura a un lado durante un tiempo, buscando una justificación o al menos intentando entenderla en el contexto.

Sprint final

El final de la novela es aún más espectacular cuando la autora ya no se constriñe a la realidad per se.

Recuperación y estiramientos

Por si fuera poco, los anexos al libro añaden más complejidad y misterios a lo narrado con anterioridad, utilizando estructuras menos habituales pero también manejadas con maestría, como notas periodísticas, comentarios a una exposición… Hubiera sido una hermosa adición al artículo sobre estructuras inusuales de hace unas semanas.

Como bonus especial, también voy a contestar a unas preguntas que me ha hecho Cristina Jurado sobre este libro en el que hemos compartido la lectura.

¿Qué te parece la estructura de La Carrera?

Simplemente me encanta. Creo que se adapta perfectamente a las distintas ideas que tenía Nina Allan en mente y le aporta un grado más de originalidad, por si le hiciera falta.

¿Consideras que se trata de una novela de ciencia ficción?

Para mí, sí. Cierto que tiene algunas partes que se pueden considerar realistas pero creo que tanto el principio como el final de la historias son la parte importante, las que se llevan la parte de león en cuanto a interés. Pero en esto no soy nada imparcial.

La Carrera ha sido traducida por Carmen Torres y Laura Naranjo.

¡Gracias a Ediciones Nevsky por el ejemplar! Y gracias a mi compañero Manuel Urquízar por hablarme sobre las fases de las carreras. Cualquier error, por supuesto, es mío.