Creo que hace falta algo de optimismo en mis lecturas. Con esa idea en mente, me dispuse a adentrarme en The Long Way to a Small, Angry Planet una obra recomendada por mi buen amigo @mertonio.
Esta es una novela coral. La narración se desarrolla durante el viaje de una nave “tuneladora” a un destino inquietante. Este viaje es así de largo para dar oportunidad a la autora de explayarse en la descripción de los variopintos personajes que conforman la ecléctica tripulación de la Wayfarer.
El libro es sin duda deudor de una serie fundamental en la ciencia ficción como es Star Trek. Los paralelismos de la Federación de Planetas Unidos y la unión planetaria de Becky Chambers son tan evidentes como comprensibles. No obstante, estas similitudes no suponen un impedimento para el disfrute total de la lectura.
Y es que lo que enamora de este libro son los personajes. Mira que los alienígenas son extraños, pero es que los humanos no les van a la zaga en cuanto a “particularidades”. Chambers aprovecha cada parada del viaje y cada situación para ir añadiendo datos del pasado de los miembros enrolados en la nave. ¡Y qué pasado! Nadie está libre de culpa o de problemas y las desgracias ocurren, pero siempre se encuentra el camino hacia delante. A esto me refería con el optimismo en la ciencia ficción, tal vez un poco pulp, pero no por ello menos adorable.
Las razas extraterrestres también son curiosas. Bien es cierto que existe cierto antropomorfismo en su definición, algo que la propia autora justifica en uno de los capítulos (una lectura muy interesante sobre la posible existencia de naves seminales) pero luego las diferencias son palpables (en el sentido literal de la palabra). Me encanta la forma en que Chambers expone las relaciones interespecies, la exposición de los géneros como no binarios y, en definitiva, el amor que emana de la lectura.
Si nos ponemos a buscar algún defecto, es bastante previsible el derrotero que tomarán las aventuras de la Wayfarer, pero no me parece importante, porque hemos disfrutado del viaje como se merece.