Pienso que es bueno salirse de las lecturas más habituales de nombres conocidos para encontrar obras que nunca esperábamos que nos fueran a impactar. Es por esta razón que decidí darle una oportunidad a The Seven Moons of Maali Almeida, esperando una historia con algo de fantasía, pero Shehan Karunatilaka utiliza este recurso solo para mostrarnos la convulsa historia política de Sri Lanka el siglo pasado, sin ahondar mucho en la parte no realista de su historia.
Maali Almeida es un reconocido fotógrafo de guerra que muere en circunstancias que no se aclararán hasta muy avanzado el libro. Según le informan en la ajetreada sala de espera de la muerte, dispone de siete lunas para arreglar sus asuntos pendientes y pasar al más allá. No es muy original el planteamiento, parece un poco la secuela de Ghost aunque sí que me parece divertido las trabas burocráticas que conforman gran parte de las escenas de Maali en la antesala de su futuro definitivo.
Maali no sabe quién le mató si es que lo hicieron, pero sospecha que está relacionado con las fotografías de guerra que ha hecho a lo largo de los años donde expone las corruptelas y la crueldad de aquellos que están en el poder o de los que luchan por arrebatárselo. Afortunadamente, hay unos cuantos párrafos dedicados a explicar la sopa de letras que conforman todas las siglas de las distintas facciones enfrentadas.
Para una total desconocedora de la historia de Sri Lanka como soy, The Seven Moons of Maali Almeida sirve para conocer un poco los tejemanejes de las grandes potencias en la isla, que tras sufrir su pasado colonial tampoco salió muy bien parada tras los acuerdos de 1948. El hecho de tener tan cerca un vecino tan poderoso como India tampoco sirve para su “tranquilidad espiritual”.
Hay otro aspecto que define al protagonista de la obra, su homosexualidad encubierta. Es algo que le define intrínsecamente, pues tener que ocultar su naturaleza le obligará a mantener tan solo relaciones esporádicas con la inestabilidad que conlleva.
La novela está bastante bien escrita y resulta interesante, pero como digo su encuadre en el género fantástico es poco más que casual, por la necesidad de tener un instrumento que le permita relatar los sucesos de su vida pasada. Si en vez de hablar de fantasmas nos refiriéramos a viajes en el tiempo o alguna otra añagaza del estilo, el libro tampoco sufriría demasiados cambios.
En cuanto a la narración en audiolibro, obra de Shivantha Wijesinha, me parece correcta, pero tampoco me ha entusiasmado. Es cierto que el libro se me ha hecho un poco largo aún sabiendo que solo iba a extenderse durante siete lunas, porque mi capacidad de absorber horrores de la guerra tiene cierto límite.