El último asesinato en el fin del mundo

Siempre es un placer leer algo nuevo de Stuart Turton, el escritor que se hizo un hueco en estante de favoritos con The Seven Deaths of Everlyn Hardcastle y lo amplió con The Devil and the Dark Sea. Además en esta ocasión he podido leer la versión en castellano, traducida por Marta Rebón y publicada por Ático de Libros, con una edición física preciosa.

En este novela Turton abraza definitivamente la ciencia ficción, con la que ya coqueteó en su primera novela. El libro se sitúa en un escenario postapocalíptico, la población mundial ha caído víctima de la Niebla, una extraña amenaza que destruye todo lo que toca y que se ha expandido por la Tierra a velocidad de vértigo. Solo quedan supervivientes en una isla griega que antaño cobijó un laboratorio de ultimísima tecnología. Los que allí habitan se dividen en dos categorías, los Ancianos que sobrevivieron a la catástrofe y que gracias a sus modificaciones genéticas y nanobots son extremadamente longevos y los lugareños, que no poseen estas ventajas. En esta tesitura, sucede un acontecimiento que puede acabar con lo que resta de la humanidad.

El último asesinato en el fin del mundo es un libro del que no resulta fácil hablar sin destrozar el argumento y las sorpresas con las que el autor ha plagado su obra. Pero se puede decir sin problema que es un misterio de habitación cerrada, si entendemos como habitación cerrada toda la isla rodeada por la Niebla, claro. En este sentido Turton utiliza el mismo modelo que en sus otras novelas, pero con grandes cambios.

El primero es el narrador omnisciente pero no confiable con el escoge exponer la situación. Con este comodín en su mano, es capaz de dosificar la información de manera magistral para que lector no pueda ir nunca por delante suya, acelerando o ralentizando la investigación a su antojo.

El segundo es la inquietante cuenta atrás hacia el fin de la humanidad que se desencadena al principio del libro y que nos traerá en vilo durante todos los capítulos.

El tercero es la introducción de la tecnología más puntera que modifica las que serían las normas del juego más tradicionales en una investigación de asesinato.

El libro tiene algunos detalles que me han gustado menos, como la frialdad con la que se desarrollan los acontecimientos, probablemente justificada por las circunstancias y los implicados, imponiendo una distancia empática entre el lector y los personajes. Pero son detalles que no me han impedido disfrutar de una obra estupenda, que recomiendo encarecidamente.

The Devil and the Dark Water

Me encantó Las siete muertes de Evelyn Hardcastle, así que en cuanto pude ponerme con The Devil and the Dark Water no dejé pasar la oportunidad.

En esta ocasión Stuart Turton cambia bastante de registro, ofreciéndonos de nuevo un misterio pero con una ambientación muy alejada a la de su primera novela. Se podría definir la novela como un “misterio de habitación cerrada” (cambiando habitación por barco, pero al fin y al cabo refiriéndonos a un entorno restringido) con tintes sobrenaturales.

Hay varios elementos que muy atractivos en la novela. Para empezar, la ambientación naútica y el momento temporal en el que está situada, escogiendo una época en que los Países Bajos controlaban con mano férrea la llegada de mercancías a Europa. También es especialmente interesante la plétora de personajes que se despliegan ante nuestros ojos, con un proto-investigador privado, su guardaespaldas, el cruel gobernador de Jakarta y tantos y tantos otros que desarrollarán un papel fundamental en la historia.

Pero sin duda, el elemento principal sobre el que gira la novela es el miedo. Miedo a la maldición que parece pesar sobre el viaje, miedo a la ruina, miedo a los espacios cerrados o al hambre. Cada personaje que es víctima de la maldición la personaliza según cuáles sean sus fortalezas y debilidades mentales, lo que hace que la caracterización de los personajes por parte del autor cobre aún más importancia, pero es que Turton consigue que cada individuo tenga su luz propia.

No es menos cierto que el escritor se guarda información fundamental para el desarrollo del “caso” y que la va suministrando con cuentagotas, de forma que aunque hay algunas pistas a lo largo del libro resulta complicado resolver el misterio hasta que él mismo decide exponer todas las cartas. Esto también lo hizo en la primera novela, aunque pienso que con un resultado mejor.

The Devil and the Dark Water es una lectura absorbente y no hace sino confirmar que Stuart Turton es un autor al que seguir de cerca. Además, tendremos la suerte de verlo en español relativamente pronto, según se anunció en redes sociales, de la mano de Ático de los Libros.

Anunciada la nueva novela de Stuart Turton

Me entero a través de Borja Bilbao que Stuart Turton publicará una nueva novela en octubre de 2020, aunque no sé si seguirá los pasos de The Seven Deaths of Evelyn Hardcastle.

Sabemos que la novela la publicará Bloomsbury y que tendrá 400 páginas, incluso cuál será el título: The Devil and the Dark Water. Pero no tenemos muchas más información, así que habrá que seguir esperando algún dato más. De momento, ya ha entrado en mi radar, porque creo que Turton es un autor muy interesante al que seguir.

The Seven Deaths of Evelyn Hardcastle

Hace tiempo que no hacía reseñas conjuntas con Antonio Díaz y eso es algo que podía dejar que siguiera ocurriendo. Aquí os traemos nuestros comentarios sobre The Seven Deaths of Evelyn Hardcastle, publicada en castellano como Las siete muertes de Evelyn Hardcastle con traducción de Lorenzo F. Díaz. Como entretenimiento, también podéis intentar averiguar quién ha escrito cada párrafo, aunque creo que no resultará demasiado difícil.

En ocasiones, la mejor estrategia de marketing para una novela es el boca a boca, sobre todo si el libro es bueno. En este caso, la obra de Stuart Turton está haciéndose hueco poco a poco entre los lectores españoles gracias a esta labor de zapa y a su propia calidad.


Parte del éxito se debe sin duda a la curiosa mezcla de géneros que contiene: parte novela de misterio al más puro estilo Arthur Conan Doyle o Agatha Christie, parte drama victoriano y parte ciencia ficción. Una fusión muy exitosa donde las diferentes influencias se combinan pero no se pelean.


¿Pero estamos realmente ante una novela de ciencia ficción? El lector comienza la novela con información muy escasa y no es hasta que avanzamos por sus capítulos que empezamos a vislumbrar algo de la verdadera historia tras los personajes. Su adscripción al género se debe a detalles que no todos podrían interpretar como características de la ciencia ficción.


Es difícil adentrarse en las particularidades de la novela sin destripar nada. Incluso el título da más información de la que me gusta tener antes de empezar a leer un libro. Baste decir que el protagonista inicial se despierta en medio del bosque completamente amnésico y con sólo un nombre en la mente, Anna, y un miedo terrible de que algo le haya pasado.


Esta situación de partida nos servirá para hacernos una idea de lo oculta que mantiene la información relevante el autor. Cual tahúr, mantiene sus cartas pegadas al pecho, imposibilitando cualquier especulación válida hasta bastante avanzado el libro.


Sin embargo cuando llegan las explicaciones, y llegan, dejan al lector pegado a sus páginas mientras los diferentes giros se van desarrollando. Todas las pistas dejadas durante la historia quedan enlazadas sin ningún cabo suelto, lo que evidencia el genio del autor y el trabajo de planificación y revisión del texto.


Se trata de una novela en la que no es fácil adentrarse pero que compensa este esfuerzo con creces. Se disfruta tanto intentando desentrañar la madeja de relaciones entre los personajes secundarios como especulando sobre las causas que han podido derivar en este escenarios.

Especialmente destacable es el hecho de que es la primera obra larga de Turton y demuestra un grado de control sobre el ritmo narrativo muy notable. Personalmente estoy deseando saber en qué se encarga a continuación.

Para hacer más llevadera la espera, nada mejor que leer Las siete muertes de Evelyn Hardcastle, seguro que no os arrepentiréis.

Muchas gracias a @mertonio por dejarse liar de nuevo para estos experimentos.