Tlotlo Tsamaase, además de tener un nombre impronunciable para mí, tiene una grandiosa capacidad para mezclar ciencia ficción, fantasía, terror y denuncia social, algo que demuestra sobradamente en su novela Womb City.
El futurista mundo en que se desarrolla la novela, una Botswana donde los cambios de cuerpo están a la orden del día, le sirve a la autora para mostrarnos como las lacras de la sociedad se perpetúan en el tiempo a pesar de los avances tecnológicos.
La protagonista de la novela, Nelah, aparentemente lleva una vida envidiable. Dinero, fama como arquitecta, un marido con buena posición, un cuerpo joven en el que se ha reencarnado… Pero todo esto es solo el barniz que disimula una vida coartada por el microchip que lleva su cuerpo, constantemente supervisada por su marido y sin posibilidad de escapatoria. La demanda de cuerpos es cada vez mayor y esta es una de las incongruencias que le encuentro a la novela, que habla de reencarnaciones y de longitudes de vida determinadas, pero a mí al menos no me cuadra la cantidad de almas pendientes de reencarnar y la disponibilidad de cuerpos con los años de vida que se conceden a cada reencarnación. Es una de las pocas pegas que le he encontrado al libro, partiendo de la base de que a pesar de ser un escenario de ciencia ficción tiene trazas de folklore y mitología inextricables del propio desarrollo de la narración.
Sin querer entrar más en la trama de la novela por dejar que sea el futuro lector el que se encuentre lo que le presenta la autora, me gustaría hacer hincapié en las influencias, con una fortísima conexión con Ursula K. Leguin y su celebérrimo relato de Omelas. También me recuerda en algunos aspectos a Dientes rojos de Jesús Cañadas aunque no creo que sea un influencia directa, pero el uso de los mitos como modelo de reafirmación femenino e incluso de venganza conecta estas dos obras poderosamente.
La opresión de las mujeres simplemente por serlo es algo que empapa cada página del libro. Se las presupone culpables, son las que tienen en su gran mayoría los chips de control, son las víctimas propiciatorias que permiten la mejora de la sociedad… Tsamaase hace un relato tan descarnado como creíble de una sociedad tecnológicamente avanzada, pero lastrada por siglos de patriarcado y corrupción. Y, como pasa en algunas ocasiones, son casi peores las mujeres que han conseguido salir de esta situación que los propios opresores. El mensaje no necesita ser sutil, es contundente y directo al estómago.
La narración del audiolibro por parte de Christel Mutombo está muy bien pero hay un detalle que me enerva y son los chasquidos que hace con la boca, que no sé si son representaciones de las onomatopeyas del propio libro o una adición personal.
Recomiendo encarecidamente la lectura de Womb City, por el mensaje que lleva implícito, por la prosa que utiliza la autora y por ser una obra tan acongojante como recomendable.