Me alegro de haber perseverado en la lectura de esta serie de comics, ya que aunque la primera entrega no era muy prometedora, las siguientes están mereciendo la pena.
En este caso solo con el título, Secret Service ya sabemos que nos vamos a encontrar un juego de desinformación entre las distintas potencias enfrentadas en la guerra. Aunque, como buena historia alternativa, los equilibrios de poder son distintos de los que conocemos. La Alemania nazi sigue aliada con los comunistas rusos, EE.UU. todavía no ha entrado en guerra de forma definitiva…
En el Reino Unido sospechan de la presencia de infiltrados en sus servicios secretos (MI5 y MI6), ya que los bombardeos sobre su territorio son cada vez más certeros. Como medida desesperada, Churchill envía a su mejor analista (X) a terreno ruso con una máquina Enigma, pero lo que no se espera es que X tenga sus propios planes.
La trama es bastante compleja y parece resuelta de forma un poco apresurada para ceñirse al formato de álbum europeo. No obstante, una segunda lectura nos permite apreciar mejor el complejo mecanismo de relojería que Mathieu Gabella nos expone, si bien es cierto que hay que tener algún que otro conocimiento sobre el espionaje en la Segunda Guerra Mundial para disfrutar por completo de la historia, como ese giño en la última viñeta del tebeo.
El guionista también aprovecha para que veamos algunas pinceladas de las purgas estalinistas y de cómo el poder en el NKVD estaba basado en la acumulación de información sensible sobre todo hijo de vecino para su uso en extorsiones en el momento oportuno. Una pena que la Abwehr solo salga mencionada de pasada.
En el apartado gráfico Vicent Cara cumple con su tarea pero sin florituras, salvo algún plano cenital muy conseguido el resto de los dibujos son funcionales pero algo fríos.
Pronto comentaré el siguiente tomo de W.W.2.2 sobre la figura del francotirador ruso Vasili Záitsev.