Los tres frutos

lostresfrutosHace poco descubrí al guionista Zidrou, y como me entusiasmó su labor, decidí darle otra oportunidad con la adquisición de Los tres frutos.

Lo primero que he de decir es que se trata de una obra tan diferente de la anterior que había leído que casi se podría creer que es de un autor distinto. Lo cual dice mucho de la versatilidad del belga, que volviendo a los orígenes del cuento fantástico más descarnado y cruel (nada que ver con las edulcoradas versiones de Disney) nos brinda esta espectacular fábula con componentes quizá típicos pero bien utilizados.

El temor a la muerte es quizá lo único que todos los humanos compartimos y en este relato vemos como hay personas dispuestas a cualquier sacrificio, por horrible que parezca, para dar esquinazo a la que nos espera a todos.

El contexto medieval de la historia, el enfrentamiento de los herederos por conseguir el favor del padre, la presencia malévola de que orquesta todo entre bambalinas… son temas muy utilizados en toda historia fantástica. Quizá esta historia adolece de escasa originalidad en sus bases, pero merece la pena leer estan nueva aproximación a la tradición cuentista europea.

Uno de los detalles que más me ha gustado es la influencia femenina en la obra, concediendo un papel de vital importancia a dos mujeres que en otro momento podrían pasar como  atrezzo de la historia, pero que aquí cobran una mayor dimensión de la destinada habitualmente a los personajes femeninos.

En el aspecto gráfico, la obra de Oriol Hernández se complementa perfectamente con el guión. Los juegos con el color y el aspecto deliberadamente difuso de la mayoría de las expresiones faciales e incluso de los fondos provee de una mayor trascendencia al relato. No me extraña que ganara en Barcelona el premio a autor revelación por La piel del oso, de hecho creo que seguirá consiguiendo más premios en su carrera.

Espero seguir pronto con mi exploración de la obra de Zidrou. Afortundamente, hay bastantes obras suyas esperando en la estantería.

Lydie

lydieTengo mucho que agradecer a la persona que me regaló este tebeo, es una pequeña joya que de otra forma me habría pasado desapercibida.

Lydie es el nombre de una niña que nace de padre desconocido y madre con no muchas luces en el “callejón del bebé con bigote”. A pesar de los esfuerzos del médico, no consigue sobrevivir. La vida en los años treinta del siglo pasado era dura.

Sin embargo su madre a los pocos meses anuncia a todo el barrio que su bebé ha vuelto. Los vecinos, para no destrozar su ilusión, deciden montar una farsa alrededor de la existencia de Lydie, llegando a bautizarla o a dejarla asistir a clase.

Una idea simple que sin embargo consigue conmover al lector. El personaje escogido como narrador no es otro que la virgen que habita en una hornacina del barrio, dando un toque fantástico a una historia que necesita contarse a través de un espacio dilatado de tiempo.

La labor gráfica de Jordi Lafebre se adecúa excepcionalmente a la emotiva narración de Zidrou. El uso de tonos sepia para reforzar los enfoques casi fotográficos de las viñetas, la extraordinaria expresividad de los personajes que nos hace sentir sus emociones como si fueran nuestras… todo se une en este conmovedor tebeo.

El principal mensaje que yo extraigo de su lectura es la capacidad para hacer el bien, aunque solo sea con pequeños gestos. También se desprende cierta nostalgia y melancolía por los tiempos pasados, quizá más sencillos, cuando los vecinos eran realmente amigos que se ayudaban los unos a los otros en tiempos de necesidad. Algo que con nuestra ajetreada vida moderna quizá ya no sea posible.

Os aseguro que no será lo último que leeré de Lafebre y Zidrou.