En una conversación reciente definíamos a Brandon Sanderson como “palomitero”. En ningún caso se trata de una definición despectiva, si no elogiosa hasta cierto punto. A veces es un gustazo coger un libro que no te cambiará la vida, pero que te hará pasar un buen rato.
Sanderson había creado un escenario espectacular para su trilogía Nacidos de la Bruma, con unos sistemas de magia que daban mucho juego. Sin embargo, con la última entrega, la historia quedaba cerrada. ¿No era un desperdicio haber creado tanto para solo tres libros? Pues eso debió pensar el de Nebraska, porque al poco tiempo escribió The alloy of law.
Dando un importante salto en el tiempo de unos trescientos años, la acción de este libro se sitúa en el mismo mundo que la trilogía anteriormente mencionada, pero con cierto aire western. La tecnología se ha modernizado, la energía eléctrica comienza a desplegarse por las ciudades y las armas de fuego son moneda cotidiana. Sin embargo, aún queda una estructura feudal de grandes casas con alianzas políticas.
Es este contexto donde conocemos a Waxillium Ladrian y Wayne, dos justicieros cuya labor es hacer cumplir la ley en las zonas más salvajes de la frontera. Wax ha de volver a la ciudad y dejar su vida como defensor de la justicia para hacerse cargo de su título nobiliario, heredado tras una catástrofe familiar. Pero el hábito no hace al monje y las fiestas de sociedad le aburren sobremanera. Menos mal que ahí está su compañero Wayne para involucrarle en una nueva investigación.
El propósito de este libro según el propio Sanderson era servir de introducción para nuevas entregas en el mundo de la alomancia y es por esto que el argumento es bastante simple, aunque deja abiertas algunas puertas para las continuaciones. Del mismo modo, introduce algunas interesantes combinaciones en el uso de la magia, tan bien explicadas como siempre acostumbra el autor, para dotar de contenido a una obra de transición.
Lo mejor, las muchas escenas de acción que pueblan las páginas, donde se ha dado más importancia a estas peleas que al desarrollo de la intriga en sí, bastante previsible por otra parte.
Una lectura muy entretenida mientras esperamos las siguientes entregas del Cosmere.