Hace ya algún tiempo que quería leer algo de Myke Cole, pero nunca acababa de decidirme a leer alguna de las novelas de su serie Shadow Ops, por eso de que la ciencia ficción militarista no me acaba de convencer. Cuando supe que el autor cambiaba de tercio y en una longitud mucho más asumible con The Armored Saint, vi la oportunidad clara.
The Armored Saint es una primera parte y se nota. Aunque el autor establece algunas nociones sobre el mundo secundario donde se desarrolla la historia, en realidad la narración está muy comprimida espacialmente, siendo así que todo ocurre en una pequeña aldea y sus alrededores. Asumimos que el mundo será más grande, pero apenas tenemos atisbos de este escenario. Esta concisión espacial es aprovechada por el autor para centrar el relato. No nos distraemos con las vistas exteriores así que nos centramos en los personajes.
Heloise, que es la joven protagonista, es capaz de despertar nuestra empatía. En un mundo medieval (aunque con toques importantes de “tecnología mágica”, si me permitís la expresión ) no acaba de sentirse cómoda con el papel que tiene asignado para el futuro, supeditada a un hipotético matrimonio. No llega a ser rebelde, pero si vemos la lucha interior entre lo que debe y lo que quiere hacer. Porque además, Heloise está descubriendo su sexualidad y no acaba de entenderla.
Este aspecto de autodescubrimiento está narrado de una forma cuidada, sorprendentemente tierna. El contraste con las escenas de acción, que son sangrientas y verosímiles es muy acentuado, provocando una reacción visceral. En este sentido, el tono utilizado por el autor me parece todo un acierto.
El trabajo de ambientación realizado, aunque meritorio, me recuerda demasiado al Dragon Age y sus secuelas, con el Velo que se rasga para dejar pasar el mal. La presencia de un brazo religioso armado, una especie de Inquisición que se dedica a “tejer lo que se ha rasgado” (traducción libre), proporciona un enemigo con el que es fácil enfrentarse. La inspiración en la figura de Juana de Arco tmapoco es algo que se escape al lector. Esta parte del libro me parece demasiado convencional, pero lo cierto es que queda mucho por desarrollar, así que todavía hay tiempo para enderezar la ruta hacia caminos menos trillados.
Dejando de la a la protagonistas, lo que más me llama la atención es esa “tecnología mágica” a la que me refería con anterioridad. No llega a ser un toque steampunk, pero sí que se puede entrever la influencia de Powers o Blaylock al insertar una tecnología que no corresponde con el resto de la ambientación en el libro. Estoy segura de que en la siguientes entregas Cole ampliará estas aplicaciones, y sin duda estaré interesada en leerlas.