Esta novela corta entró en mi radar por su nominación a los premios Nebula y me alegro de que haya sido así. Se trata de una historia situada en Nueva Orleans, pero en una corriente de tiempo alternativa realmente atractiva, que muestra menos de lo que en realidad se puede atisbar y que me deja con ganas de seguir explorando este mundo, si es que el autor vuelve a escribir algo con esta localización.
Aunque en principio la narración puede parecer un poco manida, con una huérfana que subsiste en los intersticios de la sociedad robando lo que puede, lo que realmente me fascina es el tapiz que se teje con las distintas naciones que han surgido de la desintegración de los Estados Unidos tras la guerra de Secesión. En esta mezcolanza de culturas, idiomas y razas, se puede notar la energía pulsante de una ciudad llena de vida.
También la presencia de dioses que intervienen en las vidas de los personajes es un añadido importante aunque no sea demasiado original. Lo cierto es que el autor, P. Djèlí Clark, ha tomado referencias bastante clásicas, como lo que he mencionado anteriormente o las aeronaves que navegan a sus anchas por los cielos pero ha añadido una salsa cajún personal que hace de The Black God’s Drums un aperitivo delicioso.
Me han gustado especialmente las menciones a distintas mitologías, especialmente africanas y caribeñas, con su plétora de divinidades veleidosas y vivarachas.
No es una lectura especialmente fácil porque algunos diálogos están escritos fonéticamente y tenemos que imaginarnos cómo se oye lo que está escrito para desvelar el verdadero significado. Esto solo ocurre en algunas ocasiones, pero al menos a mí me ha costado algo de trabajo desentrañar lo que se referenciaba en cada momento.
Quizá lo de menos sea la trama, con un desarrollo bastante previsible pero que deja abierta la puerta a nuevos relatos con los mismos protagonistas, donde quizá se podría profundizar en el delicado equilibrio de poderes que se ve entre bambalinas entre las distintas naciones libres del Caribe. Un autor al que habrá que seguir.
Una respuesta a «The Black God’s Drums»