No me gustó nada la primera entrega de esta duología, The Fireborne Blade, pero decidí darle una nueva oportunidad a Charlotte Bond sobre todo porque The Bloodless Prince era una lectura cortita que tampoco me robaría mucho tiempo. Y no ha conseguido redimirse, pero también es cierto que la historia completa ha dejado un mejor sabor de boca que la primera parte, que no había por dónde cogerla.
Lo primero que mejora significativamente son las entradillas de cada capítulo, donde veremos los orígenes de distintos mitos religiosos desde distintos puntos de vista, algo que resulta atractivo y que sirve también para cimentar la historia que transcurre en el presente.
Saralene y Maddileh deberán visitar el inframundo tres años después de los sucesos acontecidos en The Fireborne Blade, para librarse de una maldición. Lo harán acompañadas de una dragona gata (Mienylyth) cuya presencia mejora bastante el ritmo de la historia, que no acaba de decantarse ni por el romance ni por la fantasía más mitológica, quedándose a medio camino de todo sin llegar a ser un relato completo. No sabría decir si es que a la narración le falta sustancia o si es que a Charlotte Bond le falta oficio, pero es una novela que se escapa entre las neuronas sin dejar ningún poso tras la lectura y sin terminar de despertar el interés durante ella. Tampoco creo que la longitud de la novela haya ayudado mucho en este caso porque gran parte del libro está acelerado innecesariamente.
Me interesaba mucho más la historia de los dos hermanos que comparten el gobierno del inframundo que no lo que le pudiera pasar a las dos protagonistas y eso no es bueno. En general, las historias secundarias deberían ser eso, secundarias, y Charlotte Bond no lo ha conseguido en esta novela corta. No me arrepiento de haberla leído, pero tampoco puedo recomendarla realmente, así que creo que no le dará mas oportunidades a esta autora.