La premisa de esta novela es muy atractiva. El hombre ha decidido, por voluntad propia, habitar bajo tierra. La superficie no es radiactiva ni inhabitable, pero, por causas que no quedan muy claras a lo largo de la narración, los humanos prefieren desarrollar su vida en ciudades subterráneas.
La novela se ha publicitado como steampunk, pero creo que no le hacen ningún favor encasillándola en este subgénero, al que claramente no pertenece. Quizá tenga algún toque, pero el grueso de la novela es policíaco, ya que hay que resolver un asesinato que se produce entre los más privilegiados de la sociedad.
El que podría ser el punto fuerte de la novela, que es esa interesante ciudad subterránea, parece un poco difuso, incluso desaprovechado. No hay agorafobia como en las Bóvedas de Acero de Asimov, algo que podría ser explotado por la autora. Los protagonistas, aunque han desarrollado prácticamente toda su vida bajo tierra no sienten ninguna incomodidad si tienen que salir a la superficie. La ciudad es espaciosa y en ningún momento se nota diferencia alguna con una ciudad en superficie. No se hace mención a la climatología y no hay problemas de iluminación, ya que convenientemente existen unas rocas que retienen la luz.
Los personajes principales de la obra son dos mujeres, una policía (Liesl) y una lavandera (Jane), que se ven envueltas en la conspiración política que puede salir a la luz a tenor del asesinato que ha de investigar la primera y que descubre accidentalmente la segunda. Los personajes son bastante arquetípicos, y he de decir que mi preferido es el detective novato asignado al caso, que me recuerda poderosamente al Drury Lane de Ellery Queen. Me hubiera gustado algo más de desarrollo en los personajes, pero quizá veamos esto en Cities and Thrones.
La novela acabó de fallar para mí en lo que yo denomino su momento Fallout, o cuando se hace un descubrimiento ante el que todos debemos asombrarnos y que cambia el devenir de la historia. Desgraciadamente, a mí no me ha resultado sorprendente y tampoco parece tan definitivo como para significar el punto de inflexión en la narración.
No todo son puntos negativos. Para ser una primera novela, me parece bien concebida y creo que con un poco más de trabajo en el desarrollo podría haber mejorado bastante. La prosa es fluida y la última parte de la novela va remontando el vuelo. Me ha dejado con curiosidad por leer la siguiente entrega, para saber si Patel ha pulido estas aristas y nos deja ver la joya que puede haber en su interior.