The Conductors es el comienzo de una serie de novelas que está previsto llevar a la pequeña pantalla en fechas próximas, pero esto casi que no es noticia porque desde que se abrió la veda de adaptaciones de género fantástico rara es la novela que no ha vendido sus derechos para la televisión o el cine, o está en ello. Y las que no, están deseando hacerlo.
The Conductors está situada temporalmente unos años después de la finalización de la esclavitud en EE.UU., una época muy interesante porque se mezclan los esclavos que consiguieron su libertad al fugarse de las plantaciones o donde fuera que estuvieran y aquellos que fueron manumitidos de manera “legal”. Como en otras ocasiones, se hace referencia al “ferrocarril subterráneo“, la red que ayudaba a los esclavos a huir. La protagonista de la historia Hetty Rhodes y su marido eran maquinistas de esta organización y ahora se dedican a investigar asesinatos y otros delitos cometidos contra la comunidad negra de Philadelphia que no recibe atención por parte de las autoridades pertinentes. A todo este escenario, ya de por sí interesante, le añadimos la magia y nos encontramos ante una historia muy atractiva.
Estos personajes me recuerdan un poco a la de Tommy y Tupence de Agatha Christie por lo del matrimonio de sabuesos, pero salvando las distancias. La investigación que Hetty y Benjy llevan a cabo se basa más en diálogos e intuiciones que en un procedimiento estricto, así que supongo que no es una novela que pueda llegar a satisfacer a los más puristas del género, pero el proceso de descubrimiento es entretenido. El sistema mágico tampoco se explica en profundidad, supongo que para dejar margen de maniobra para las siguientes entregas, aunque el “método” es dibujar las constelaciones bien en el aire bien sobre algún material.
Tiene también su trama sentimental sobre la que prefiero no hablar mucho por no desvelar nada, aunque me parece escrita con respeto y cuidado. Siendo la primera novela de Nicole Glover, hay que reconocer que la prosa está bastante bien y que el ritmo, que quizá es una de las cosas más difíciles de conseguir, se mantiene durante todo el libro. No es que lleve una velocidad endiablada, pero tampoco decae. Digamos que es una novela de mecha lenta.
Es importante también destacar el sentimiento de culpabilidad que tiene Hetty por haber perdido a su hermana en su huida. Esto se explica a base de flashbacks pero influye en el presente de la historia.
Se trata de una novela entretenida aunque no está destinada a cambiar el género. Tiene una continuación a la que supongo que en algún momento daré una oportunidad, aunque no está entre mis prioridades actualmente.