Llegué a The Crimson Court por casualidad, atrapada por una cubierta cautivadora y una sinopsis atractiva. The Crimson Court es una novela de fantasía como múltiples puntos de vista, con magias poderosas, criaturas extrañas y conspiraciones sin par. Si te dejas llevar por sus personajes, la disfrutarás mucho.
Lo primero que llama la atención del libro es la cuidadísima edición digital, con ilustraciones interiores, mapas, leyendas, blasones… un libro que da un poco de pena leer en el kindle porque se pierde gran parte de la gracia del objeto en sí.
En cuanto a la historia, aunque la definen como flintlock-fantasy no sé si yo la encuadraría en esta categoría, pero más por mi forma de dividir los géneros que por el libro en sí, aunque sí definimos este tipo de fantasía más por la semejanza con el periodo histórico siglo XVI que con la tecnología que es desarrollada en la historia me cuadraría más. Si hubiera una palabra para definir un libro fantástico donde la trama política es la que tiene mayor relevancia, como fantapolítica, sin duda The Crimson Court entraría de lleno en el casillero.
Brendan Noble aprovecha toda la novela, que para nada es corta, para la crítica social hacia las sociedades más anquilosadas en estructuras de poder deficitarias. La oligarquía que nos presenta es tan frágil como cruel, pero está sustentada en el acceso a la magia de las clases superiores, algo que limita y mucho las posibilidades de actuación de los estamentos inferiores.
El sistema mágico es complejo, con diversos reinos de los que se extrae el poder aún a riesgo de quedar marcado para siempre o de caer en la locura. La reencarnación de las almas de los poderosos en sus descendientes también es otra manera de que el poder se perpetúe en las mismas manos de manera inexorable, pero me interesa especialmente la presencia de las almas de los difuntos que no abandonan este plano de existencia y que a veces se “despiertan” para atacar a todo lo que haya con vida a su alrededor. La creación de una orden específica destinada a repeler estos ataques es inevitable, como también lo es que se le corten los suministros cuando la amenaza parece estar bajo control. Nada nuevo bajo el sol.
A pesar de que el autor reconoce la influencia de sus raíces polacas en la obra, no me ha parecido que le de especial importancia al folklore o a los mitos eslavos, aunque quedan varios libros para seguir indagando en los orígenes tanto de los poderes mágicos como de la presencia de los espíritus en el mundo.
Lo que me parece que flojea del libro son las interacciones entre los personajes, que a veces parecen demasiado azarosas para resultar creíbles. Quizá resulta un tanto difícil empatizar con los personajes a los que solo mueve la sed de venganza y en algún momento de explicación el ritmo decae, algo que en un libro con casi 700 páginas puede parecer inevitable. No obstante, creo que merece la pena acercarse sin prejuicios a esta obra.